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POLIC�A ASESINA: «Los conozco, son los que asesinaron a mi marido»
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per Gara Adreça: www.euskalherria.com |
18 jun 2005
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«Los conozco, son los que asesinaron a mi marido». Así comenzó ayer la emotiva declaración, en calidad de testigo, de la viuda de Angel Berrueta, Mari Carmen Mañas, en el juicio por la muerte de su marido. En un testimonio muy emotivo pero en el que mantuvo la entereza, detalló además las amenazas que ha recibido la familia. |
IRUÑEA.- A la pregunta de trámite del juez de si conocía a los acusados, la respuesta de Mari Carmen Mañas, viuda de Angel Berrueta, fue contundente: «Los conozco porque son los que asesinaron a mi marido». Ayer compareció en calidad de testigo en la tercera sesión del juicio por la muerte de su marido el 13 de marzo de 2004. Situada casi a la par de los tres acusados, subrayó que «nos han quitado lo que más queríamos. Lo echamos continuamente en falta». Con la mirada fija en el policía Valeriano de la Peña, María Pilar Rubio y en el hijo de ambos, Mañas concluyó que «no tienen ni corazón».
Durante su declaración, destacó que no había tenido «ningún problema de convivencia» con los acusados. «A Pili la conocía desde que éramos niñas, porque vivíamos en el mismo portal». Años después, «se fueron a vivir al piso al lado de la tienda. Solían comprar en la panadería, y aunque sabíamos que era policía no teníamos por qué negarle el saludo. Valeriano solía estar mucho tiempo hablando con mi marido por la tarde», añadió.
Precisó que a raíz de la detención de dos de sus hijos, que quedaron luego en libertad sin cargos, «nos dejamos de hablar, pero no pasó nada. El por el policía Valeriano de la Peña pasaba por fuera de la tienda tranquilamente, sin ningún miedo ni preocupación».
«Usted irá después»
«Angel mantenía con todos una relación extraordinaria. Formaba parte de la asociación de vecinos de Donibane, era socio de la Agrupación Deportiva San Juan, se involucraba en cualquier actividad del barrio; partidos de pelota, juegos para niños... Nos solían decir que nos habíamos equivocado de oficio y que en vez de un comercio teníamos que haber tenido una guardería», añadió.
Su calvario no ha concluido tras el crimen del 13-M. Relató algunas de las amenazas que la familia ha recibido después. La primera, tal y como detalló, se produjo tan sólo «a los dos o tres días» del fallecimiento de su marido. «Eran las 12 de la noche. Estaba en casa con mis hijos. Sonó el teléfono y me sorprendió por la hora pero como recibíamos tantas llamadas de apoyo y ánimo...», explicó. Al descolgarlo, alguien que posteriormente se identificó como «policía nacional» le dijo «‘su marido es un hijo de puta y un cabrón que debía haber estado muerto hace tiempo, y la siguiente es usted porque es tan cabrona e hija de puta como él. Y detrás irán sus hijos’».
Además de Mañas, en la sesión compareció el portavoz de Gurasoak, Mikel Vázquez, que resaltó la labor realizada por Berrueta y su esposa en la asosiación de familiares.
Por su parte, peritos policiales y judiciales constataron que Valeriano de la Peña efectuó cuatro disparos a una distancia «media-corta» en la trastienda de la panadera. Tras la declaración de los testigos de las acusaciones y de los peritos, el juicio continuará el lunes.
Diari Gara, 18 de juny de 2005
www.euskalherria.com |
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Comentaris
Hablando de vÃctimas
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per Txusa Etxeandia |
18 jun 2005
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Ante la aparición de vientos cruzados que anuncian el cambio del antidemocrático régimen político que padecemos, no han tardado los privilegiados conservadores del mismo en hacer proclamas dirigidas a impedir la modificación de su estatus.
Durante estos días dos personas, con sus aparentes diferencias, un hombre y una mujer a los que separan más de 30 años de edad, se encuentran unidos por el resultado del odio y de la venganza que se palpa de forma clara e inequívoca en sectores muy concretos de nuestra sociedad. Estas dos personas tienen un nombre concreto y un recuerdo cariñoso y solidario en muchos de nuestros corazones: Angel e Irantzu.
Angel Berroeta, un buen hombre, navarro, querido por Mari Carmen, su compañera, por sus hijos y por todos los que a lo largo de los años han o hemos compartido parte de su vida, de sus problemas, de sus angustias y sufrimientos, de sus alegrías.
Pero la demostración más cruda de la miseria humana, permitió durante sus últimos años que por ser un buen padre para sus hijos, por defender sus derechos, por denunciar las barbaridades que se cometían y cometen contra ellos y contra muchos otros jóvenes vascos, fuese criminalizado, señalado como un objetivo contra el que todo es permitido, en un ambiente y en una sociedad donde no sólo se alimentan el odio y la venganza, sino que se consienten y se intentan ocultar sus previsibles consecuencias.
Ha sido por la mentira, la manipulación, por todo ese odio alimentado desde sectores políticos, policiales, judiciales y diferentes medios de comunicación al servicio de todos ellos, por lo que uno de los llamados «defensores del orden y la justicia», un policía nacional y su hijo, decidieron acabar con su vida de manera salvaje y vengativa.
Pero no ha bastado con eso. Se ha continuado amenazando e intentando destrozar, más si es posible, la vida de Mari Carmen y de sus hijos. Se intenta además ocultar, como es habitual, la realidad de un crimen político disfrazándolo de riña entre vecinos.
A los causantes de su muerte no se les considera merecedores del calificativo de «terroristas», utilizado con tanta generosidad hacia cualquiera que discrepe de las conveniencias establecidas. No parece que infundan terror, que sería en definitiva su significado. No se les han aplicado las leyes especiales vigentes para «esos casos» y por lo tanto no han sufrido sus consecuencias: incomunicación, torturas, indefensión e injusticia. No van a ser juzgados en esa Audiencia Nacional, ni les sorprenderán las desmesuradas peticiones fiscales acostumbradas en ese Tribunal de excepción. No han sido dispersados a cientos de kilómetros de los suyos, a prisiones en condiciones de vida infrahumanas.
No. Se les brinda un tratamiento en «justicia», que no refleja sino benevolencia, disculpa, consentimiento. En definitiva, colaboración con la injusticia.
Los 18 años de condena que solicita el fiscal para el responsable de la muerte de Angel, habría sido como mínimo el castigo solicitado para cualquiera de los jóvenes, a los que Angel defendía con su bondad y su fuerza, por haber sido acusados de quemar un cajero automático.
A Jorge, por ejemplo. Compañero de esa segunda persona que he mencionado: Irantzu. Luchando por su vida desde hace días en la cama de un hospital, como consecuencia de ese mismo odio y venganza que llevó a Angel a la muerte. Ese odio que ha diseñado durante años políticas de exterminio contra los que sí son calificados de «terroristas».
La ceguera e incompetencia política, la irresponsabilidad de los componentes de las instituciones de Euskal Herria, o de los estados español y francés, y la ausencia más absoluta de ética o de moral. En definitiva la más clara incompetencia para solucionar un conflicto reconocidamente político y la aplicación de esas medidas de venganza llevaron a que el compañero de Irantzu sí fuese detenido bajo esa legislación especial y que le fuesen aplicadas, hasta conducirle a una celda de la cárcel de Soto del Real.
En aplicación de esas medidas se enfrentaba a una petición fiscal no de 18 años como el causante de la muerte de Angel, sino 40 años de cárcel por imputaciones de dos acciones de la llamada kale borroka, conseguidas en declaraciones bajo incomunicación y con denuncia de torturas, bajo la custodia de la policía autónoma vasca y el Gobierno tripartito de la Comunidad Autónoma Vasca.
El mismo día en que contemplamos la finalización en la Audiencia Nacional de lo que allí se denomina un juicio, contra Jorge y otros tres jóvenes, como espectadores impotentes de una consecución de mentiras, contradicciones, ausencia de pruebas, denuncias de torturas, sin el más mínimo parecido con la aplicación de justicia.
Tras comprobar una vez más cómo se criminaliza y destroza la vida de un joven vasco, tras muchos días de miedos, angustias, nerviosismo y cansancio extremo. Tras el último «cuídate mucho, te quiero», «hasta la visita del domingo», a través de un cristal, en una diminuta cabina del calabozo en un sótano de la Audiencia Nacional, encuentro del que fui testigo tras dos días de verle recluido en la ya famosa pecera durante el juicio, Irantzu recorría junto a su ama Pili y su amiga Ana los 400 kilómetros que como castigo se le ha obligado a recorrer durante meses, como a cientos, a miles de familiares y amigos de los presos y presas vascos.
Una vez más, esa «legalidad» vigente, esa «justicia», esa política de odio y de venganza que mantiene la dispersión de los presos y presas vascos, las arrastró con su coche a una cuneta y como consecuencia hoy esperamos con ansiedad su despertar.
Pero de Irantzu se habla poco, o no se habla, ni en las tertulias, ni en los medios de comunicación. Ni los grandes defensores de los derechos humanos, de los gobiernos autónomos o de Madrid han convocado concentraciones de denuncia. Ni los llamados grupos pacifistas han sacado su pancarta para denunciar el sufrimiento de los suyos, ni la Iglesia y sus valores éticos se han pronunciado, ni ha habido comparecencia del lehendakari en funciones para condenar esta situación, ni siquiera nadie reprocha a nadie que no se condene. Ni una llamada a sus padres, ni una visita. Nada de nada. Silencio absoluto. Excepto a los que se acusa de apoyar la violencia o de no condenarla. Esos sí se han acercado y han trasmitido afecto y solidaridad.
Como en el caso de Angel, se oculta la realidad de una responsabilidad política, se continúa alimentando el odio y la venganza para esconder la incapacidad de dar solución a ese conflicto reconocidamente político y del que Irantzu está sufriendo las consecuencias. A ninguno de los dos se les considera víctimas del conflicto.
Pero muchos y muchas conocemos esa verdad que se pretende esconder. La semilla de la fuerza y la bondad de Angel Berroeta, así como su lucha por defender los derechos de sus hijos y de muchos jóvenes vascos continuará en muchos de nosotros y nosotras hasta conseguir esa auténtica justicia que le costó la vida. Sigue con nosotros y nosotras.
E Irantzu, con sus preciosos 27 años y su melena roja volverá a decir «te quiero» a su compañero. Lo esperamos. Todo esto a pesar de tanto odio y de esta dinámica de venganza de todos los responsables de tanto sufrimiento inútil.
Es un buen momento para terminar con esta situación y explorar soluciones diferentes que terminen definitivamente con el conflicto político existente.
Txusa Etxeandia - En nombre de Gurasoak
Diari Gara, 18 de juny de 2005
www.euskalherria.com |
Re: POLIC�A ASESINA: «Los conozco, son los que asesinaron a mi marido»
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per antifa |
18 jun 2005
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¿qué le vamos a hacer? La culpa la tiene el conflicto. |
Re: POLIC�A ASESINA: «Los conozco, son los que asesinaron a mi marido»
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per Félix felix_historia@yahoo.es |
18 jun 2005
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si, antifa. pero esto precisamente no hace más que alimentar el conflicto ¿ha servido el asesinato de este hombrepara acabar con el pistolerismo de ETA? yo creo que no, sino que todo lo contrario |
Re: POLIC�A ASESINA: «Los conozco, son los que asesinaron a mi marido»
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per *AdG* |
18 jun 2005
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Pues ahora ya queda claro quien tiene voluntad de superar el conflicto y quien no, los mismos que se manifestaron en Madrid exigiendo más violencia y sufrimiento ondeando amenazadoramente sus banderas españolas son los mismos que en Salamanca amenazaban de muerte a políticos catalanes y que ahora se manifiestan en Madrid para imponer una represión sexual talibán también ondeando amenazadoramente sus rojigualdas. Fascistas, eso es lo que son. Pero son el pasado, el futuro es nuestro. |
Re: POLIC�A ASESINA: «Los conozco, son los que asesinaron a mi marido»
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per antifa |
18 jun 2005
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sí, claro, la culpa es siempre de los que no apoyan a la eta. |
Re: POLIC�A ASESINA: «Los conozco, son los que asesinaron a mi marido»
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per joan |
18 jun 2005
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antifa no seria mejor que te llamaras ambiguo, seguro que eres skin, que asco de pavo |
Re: POLIC�A ASESINA: «Los conozco, son los que asesinaron a mi marido»
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per joan |
18 jun 2005
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tu no eres antifa ni eres nada. |
Re: POLIC�A ASESINA: «Los conozco, son los que asesinaron a mi marido»
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per babau |
18 jun 2005
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atemptat
[1696; de atemptar]
m 1 1 Temptativa criminal contra algú.
2 Acte fet amb la intenció de danyar greument alguna cosa.
3 fig Un atemptat contra la moral.
2 DR PEN Delicte consistent en l'ús de violències, d'amenaces i de resistències contra les autoritats, llurs agents i els funcionaris públics quan obren en execució de les lleis o en l'exercici de llurs funcions. |
Re: POLIC�A ASESINA: «Los conozco, son los que asesinaron a mi marido»
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per antifa |
18 jun 2005
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¿lo dices porque no apoyo abiertamente a la eta? |
Re: POLIC�A ASESINA: «Los conozco, son los que asesinaron a mi marido»
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per joan |
18 jun 2005
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*adg* tens tota la raó.
Manifestar-se en contra de qualsevol tipus de diàleg és un acte feixista.
I al policia assassí boig que vagi al talego que ja s'encarregaran d'ell. |
Re: POLIC�A ASESINA: «Los conozco, son los que asesinaron a mi marido»
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per antifa |
18 jun 2005
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No es que lo diga yo. Lo dicen los de la eta,. cuando matan a alguien. que es culpa del conflicto. |
"los conozco"
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per jaja |
19 jun 2005
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A un policia assassí no n'hi ha prou amb titllar-lo de boig i ficar-lo a la presó; cal aplicar-li la llei antiterrorista amb tota la força. Mentre la maquinària de l'estat actuï amb parcialitat també serà culpable. |
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