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Los orÃgenes de la Tauromaquia, el arte de depravarse.
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per Helena Escoda Correu-e: Helenaitaliaescoda@hotmail.com (no verificat!) |
03 mar 2005
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Desde sus orígenes la tauromaquia no ha sido un arte, ha sido la causa de todo tipo de males. |
LOS ORÃ?GENES DE LA TAUROMAQUIA:
TodavÃa no hay acuerdo por unanimidad sobre los orÃgenes de la tauromaquia. Lo cierto es que, tanto como su génesis, como su llegada hasta nuestros dÃas, se deben a un cúmulo de circunstancias diversas.
Desde la prehistoria paleolÃtica, el ser humano ha cazado toros. De este hecho, conservamos variedad de pinturas rupestres. El toro salvaje, el bos primigenius taurus, fue domesticado en el perÃodo neolÃtico. Era utilizado como animal de tiro para el arado en las actividades agrÃcolas y, en menor medida, como recurso cárnico. Desde nuestras raÃces prehistóricas, este animal ha sido dotado de una compleja simbologÃa. Este rumiante, en diferentes civilizaciones y culturas, ha simbolizado la fuerza, la virilidad, la capacidad para engendrar, la fertilidad, la deidad protectora de la agricultura etc...
En los últimos y decadentes años del Imperio Romano, tenemos documentadas las primeras noticias sobre la participación de toros en espectáculos, cuya finalidad era ofrecer violencia gratuita. Estas prácticas eran llamadas venerationes, luchas en que animales luchaban contra otros animales, hombres luchaban contra animales o hombres y mujeres eran lanzados a las fieras como castigo deshonroso, ya sus muertes, se convertÃan en una diversión para el pueblo. Estos espectáculos duraban horas y se ofrecÃan en diversas modalidades.
Julio César fue quien introdujo los toros de Hispania en las venerationes que se organizaban en el Coliseo de Roma. Un conocido matador de toros fue un tal Karpóforo. Ovidio describe que usaba una tela roja para llamar la atención del animal para que embistiera y luego lo mataba armado con una espada y un escudo. La mayorÃa de estos luchadores, llamados bestiarrii, eran condenados, prisioneros de guerra, desertores del ejército, esclavos condenados o voluntarios de clase humilde, los cuales se sentÃan atraÃdos por la posibilidad de dejar su condición de miserables, ya que los combatientes que conseguÃan salir vivos de las fieras, eran aclamados por el pueblo y gozaban de una gran popularidad.
Organizar estos espectáculos conllevaba grandes costes económicos, en los que participaba muchÃsima gente. Desde los cazadores que organizaban expediciones para capturar animales salvajes, hasta los encargados de hacer publicidad del evento.
La finalidad polÃtica que perseguÃa toda esta faena era entretener al pueblo, y en especial, a la gran masa de desocupados que habÃa en el imperio decadente, que incluso llegaron a ser mantenidos por el propio Estado. De esta manera, se evitaban manifestaciones para reclamar derechos polÃticos, el reparto más justo de la propiedad y los disturbios en la ciudad. Al emperador Nerón le encantaba bajar a la arena de Coliseo a exhibirse matando leones. El historiador Suetónio nos cuenta que antes tomaba la precaución de limarles las uñas y los dientes, y debilitarles sin darles ni agua ni comida y con alguna sustancia aturdidora. El pueblo, que ignoraba tales trampas, aclamaba a su emperador porqué podÃa matar leones desarmado, como si nada. Esta polÃtica se conoce como el pan y circo (panem et circenses).
En la Hispania romana, también existÃan anfiteatros y circos, como los de Mérida, Tarragona, Itálica o Saelices. En la capital de cada provincia se organizaban venationes como las de Roma, según sus posibilidades y recursos.
En 206 a.C, bajo el dominio de Roma, llegó a la PenÃnsula Ibérica, el culto a Mitra. Entre los ritos ceremoniales a este dios, existÃa uno en que se sacrificaba a un toro con un puñal y se bautizaba al fiel con su sangre.
Cuando Roma cayó, se formaron diversos reinos independientes. En Hispania se formó el reino godo. Este cayó bajo la conquista de los árabes, que empezó en 711. En 722, con la victoria cristiana en la Batalla de Covadonga, y en 732, con la victoria en la Batalla de Poitiers, empezó la Reconquista, y la formación de nuevos reinos cristianos.
Durante el perÃodo de formación de los reinos cristianos, el primer espectáculo taurino formalizado que conocemos tuvo lugar en León, en 815, aún bajo dominio árabe, aunque sus organizadores eran cristianos. El primer anuncio público de una corrida, del cual tenemos constancia, es el de la celebrada en Ã?vila, en motivo de la celebración de la boda del infante Sancho de Estrada en 1080. También hubo una corrida en 1107 para celebrar la boda de un tal Blasco Muñoz, en la localidad de Varea (Logroño). Para celebrar la coronación de Alfonso VII (1133), se corrieron varios toros, y en León en 1140, se “festejóâ€? de la misma manera la boda de su hija.
La tradición de correr a los toros (esta es la forma que desde el siglo XIII encontramos en los documentos para referir-se a estas matanzas) se ejecutaba para festejar bodas, coronaciones, bautizos, victorias en batallas, homenajes fúnebres, canonización de santos etc... Cualquier ocasión daba lugar a correr toros. Este entretenimiento, solÃa ser practicado a caballo por la nobleza e imitado a pie por el pueblo llano. En sitios como en la Plaza Mayor de Valladolid y a partir de 1619 en la de Madrid o en el parque de Buen Retiro, se solÃan practicar torneos medievales donde caballeros se enfrentaban entre sÃ, y más tarde, se soltaban toros que si embestÃan eran atacados y muertos con lanzas o eran perseguidos por una cuadrilla de jinetes que les clavaban lanzas (juegos de toros y cañas). En estos torneos, cuya finalidad era embrutecer al pueblo, se valoraba el toreo a caballo, que por definición era como lo realizaban los aristocráticos. La acción auxiliar que podÃan hacer los plebeyos para llamar la atención al toro, no merecÃa ninguna mención por parte de los cronistas oficiales. Cabe tener en cuenta, que en todos estos espectáculos medievales, se mataban toros, pero también se perdÃan muchas vidas humanas.
En la Edad Moderna, empiezan aparecer las crÃticas más severas contra esta práctica tan abominable. Las crÃticas se basan, sobretodo, debido a la gran cantidad de muertes humanas que provocaban. Estas muertes, no eran solamente a causa de las embestidas de toros, torear generaba peleas entre hombres, que acababan clavándose las lanzas entre ellos, asÃ, como muertes debidas a avalanchas para asistir y poder ver de cerca tales espectáculos.
En 1567, el Papa Pio V emitió la bula De Salutatis Gregis Domici, en la cual prohibÃa los espectáculos taurinos, al ser calificados como “cosa del Demonio, ajena a lo cristiano, debido a la gran cantidad de muertos, heridos y lisiados que provocanâ€?. La Iglesia amenazaba con excomulgar a los que desobedecieran al papa y en no enterrar en tierra sagrada a los que murieran en estas prácticas. Sin embargo, se hizo caso omiso de esta orden papal, y por desgracia, su vigencia doró poco. El Papa sucesor, Gregorio XIII, con la bula Nuper Siquidem, en 1575, consentÃa de nuevo correr a los toros, ya que según le habÃa informado el rey Felipe II, correr a los toros era tan beneficioso para sus reinos. En realidad esto no era asÃ, todo esto era debido a su propio vicio y a las presiones que recibÃa por parte de la corte. El poeta Francisco de Quevedo en su epÃstola Contra las costumbres presentes de los castellanos, dirigida al Conde-Duque Olivares, se muestra crÃtico contra la crueldad infligida al animal y porqué estas matanzas descontroladas, tenÃan consecuencias nefastas para la agricultura.
En 1700, llegó a España la dinastÃa borbónica, con el rey Felipe V. En motivo de su llegada, se “festejóâ€? corriendo a varios toros. Felipe V, procedente de una corte parisina mucho más avanzada y refinada que la castellana, consideró el espectáculo una fiesta bárbara, cruel y de mal gusto, que sólo daba mal ejemplo al pueblo. La nobleza castellana pudo acceder a unos nuevos usos y costumbres traÃdos por Felipe V, y de esta manera, los nobles abandonaron el toreo, considerado una costumbre castiza y medieval, y adoptó un comportamiento aburguesado y más refinado.
Entonces, la peble continuó la fiesta a su manera, casi siempre sin caballos, ya que resultaba un animal demasiado costoso para esas gentes. A partir de este momento empezó a configurarse el toreo como hoy lo conocemos, en que el protagonista es un hombre que torea a pie. Aunque la dinastÃa real intentó terminar con estas prácticas, tuvo que ceder y permitirlas debido al fuerte arraigo entre los españoles. Es durante el reinado de Carlos III (1759-1788) cuando se empiezan a construir las plazas de toros, cuyo antecedente arquitectónico es el anfiteatro romano. No todos los españoles veÃan con buenos ojos este desarrollo de la tauromaquia, sobretodo a partir de la construcción de las primeras plazas, las de Ronda, Sevilla, Olot... El liberal José Picón en su obra Pan y Toros alude, directamente, al carácter embrutecedor que tenÃa el circo romano, ya que veÃa en esta actitud taurina una forma de alejar al pueblo de la cultura cÃvica y de la polÃtica.
El cartel de toros más antiguo que conocemos data de 1763, para promocionar la inauguración de la temporada en Sevilla. En 1771 murió, cogido por el toro en la plaza, el primer torero de fama, cuyo nombre conocemos: José Cándido.
El inventor de la corrida moderna fue JoaquÃn RodrÃguez Costillares (1743-1800), empleado del matadero de Sevilla, como toda su familia. Organizó las cuadrillas de toreros, los tercios de la lidia, el toreo de capa y la verónica, mejoró el uso de la muleta para que se clavara mejor en las carnes, inventó la estocada y el volapié, asà como modificó el traje de torear.
El primer tratado de tauromaquia fue escrito en 1796, por José Delgado Guerra “Hilloâ€?, un discÃpulo de Costillares.
Cuando llega el siglo XIX, en toda Europa han empezado a erradicarse las costumbres en que se maltratan animales para entretener. Sin embargo, en España empieza un nefasto siglo taurino. Ahora, el torero que ha hecho fama entre el pueblo, es recibido en las cortes del rey como un héroe. El rey Fernando VII, el último rey absolutista, cerró la Universidad y abrió las escuelas de tauromaquia, desde donde se promocionó la tauromaquia que hoy conocemos. Cabe decir, que la tortura pública de animales humanos (brujas, herejes, delincuentes, etc...) y no humanos era corriente en toda Europa hasta el siglo XVIII, y en el XIX, se suprimieron. Por poner un ejemplo paralelo en Inglaterra eran frecuentes los bull-baitings, peleas entre perros y toros o mutilación de toros por seres humanos. Estas prácticas fueron prohibidas en 1824 y el mismo año se fundó The Royal Society for the Prevention of Cruelty to Animals. Inglaterra fue la cuna de la Ilustración, movimiento que en España casi no existió. La Ilustración no fue tan sólo un movimiento polÃtico e intelectual, fue también un movimiento moral. Los ilustrados siempre se opusieron a la tortura pública, como cosa degradante y embrutecedora, tanto infligida a personas como a animales.
El siglo XIX tiene innumerables ejemplos de lo que conllevaba la barbarie taurina. La ciudad taurina por excelencia, en aquel momento, fue Barcelona, esta ha sido la única ciudad del Mundo en toda la Historia que ha mantenido tres plazas de toros activas a la vez. Hay que tener en cuenta, que Barcelona deviene taurinÃsima paralelamente a su proceso industrialización. Barcelona fue el motor industrial de la España del XIX, por lo tanto, es donde vivÃan la mayorÃa de obreros. Las condiciones de vida de la clase obrera española del XIX, estaban entre las peores de Europa. Sólo en Rusia, la esperanza de vida era más baja que en España. Las vidas de los hombres y mujeres de aquel entonces eran bastante frustrantes. En las fabricas se trabajan unas catorce horas, las viviendas de los trabajadores no reunÃan las mÃnimas condiciones de salubridad, en la ciudad industrial se podÃa encontrar trabajo pero también la pobreza se hacÃa más visible y no se encontraba mejor calidad de vida, podÃa ser el escenario de las peores degradaciones. Como métodos de evasión se consumÃan grandes cantidades de alcohol y se iba a los toros. En 1835, en la plaza de la Barceloneta, El Toril, salieron seis toros mansos, es decir, que no embestÃan y destripaban a los caballos. El público indignado por “la mala calidad de la corridaâ€?, salió a la calle arrastrando un toro y se fue a quemar conventos e iglesias, con lo cual, gran cantidad de patrimonio artÃstico y documentos históricos de la ciudad, se hicieron humo. El dicho dice: Van sortir sis toros, tots sis dolents i aquesta fou la causa d’anar a cremar els convents. Si el toro era manso, y no cumplÃa las expectativas del publico con ganas de ver sangre, se le clavaban banderillas de fuego con pólvora, con lo cual se le causaba todavÃa más sufrimiento. Esta práctica se prohibió en el siglo XX, durante la dictadura de Primo de Rivera. TodavÃa, a principios del siglo XX, la bravura de las reses se medÃa con el numero de caballos que el toro destripaba, los cuerpos de los cuales no se retiraban de la plaza, sino que allà permanecÃan, como parte del espectáculo. Caballos muertos y agonizando destripados, era el reclamo del público, siempre irascible, que lanzaba al coso todo tipo de objetos y animales, práctica que se prohibió, para garantizar la seguridad del torero.
En definitiva, como afirmó Manuel Vicent, si el toreo es cultura, el canibalismo es gastronomÃa. Esta “fiestaâ€? no nos hace mejores, al contrario, porqué nos sociabiliza con estas crueldades, haciéndonos más indiferentes respeto al sufrimiento ajeno.
Helena Escoda |
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Comentaris
Re: Los orÃgenes de la Tauromaquia, el arte de depravarse.
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per kiki |
03 mar 2005
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En resum ke l atauromàkia és una de les grans vergonyes més repugnants de la humanitat encara existents avui en dia!
Mort als toreros!! |
Re: Los orÃgenes de la Tauromaquia, el arte de depravarse.
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per hehe |
03 mar 2005
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O CORNADES !!!! |
Re: Los orÃgenes de la Tauromaquia, el arte de depravarse.
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per Ecce |
03 mar 2005
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Poso uns fragments interessants d'un text q fa temps que tenia pels favoritos:
El libro de D. Virgilio GarcÃa Nebreda, "La cruz de la fiesta" dice que en los últimos 500 años se han toreado unos 4 millones de toros con el resultado de 4 millones de toros muertos y unos 500 toreros; o sea, que por cada torero muerto mueren 8.000 toros. Eso supone que en un enfrentamiento toro/torero, el torero tienen un 99,99% de posibilidades de ganar y el toro tiene un 99,99% de posibilidades de morir (...) No existen en ningún tipo de enfrentamiento ni deportivo ni de ningún tipo un
desequilibrio similar; ni si quiera un enfretamiento del Real Madrid contra un equipo de la ONCE. Y le puedo asegurar que no hay ningún tipo de hecho glorioso en que el Real Madrid le gane a un equipo de la ONCE; en todo caso el honor corresponderÃa al equipo de la ONCE. En un enfrentamiento torero/toro, el único que se comporta con dignidad es el toro.
Quizás me diga que exagero comparando a los toros con un equipo de la ONCE pero ahà están los datos: por cada torero muerto, mueren 8.000 toros, un 0.01%. Y no es que yo quiera que mueran más toreros para equilibrar la balanza; lo que yo quiero es que no existan corridas de toros. La tauromaquia, a parte de la muerte del animal, a parte de la muerte del humano, me avegüenza como me avergonzarÃa un Real Madrid que gana todos los campeoantos del mundo enfrentándose contra minusválidos. Lo que te dignifica no son las medallas, son los adversarios y el toro es un animal que va a la plaza con un 99,99% de posibilidades de perder (y morir)
Si del toreig s'en diu valentÃa... anem arreglats.
Podeu llegir-ho sencer a:
http://www.terra.es/personal/pacocj/cartas/amandodemiguel.htm |
Re: Los orÃgenes de la Tauromaquia, el arte de depravarse.
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per Libertario |
04 mar 2005
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Arriba la Fiesta Nacional !
La tauromaquia es sagrada ! su origen son los cultos a la divinidad solar Mitra, el Toro simboliza el Ego, la Materia, lo femenino, aquello que debe ser purgado, sacrificado, eliminado y purificado para ascender al sol, a la inmortalidad, a la virildiad.
Mientras que la tauromaquia matriarcal de los iberos y cretenses no mataba ni sacrificaba al toro sino que simplemente lo CASTRABA, para demostrar el poder de la Tierra y de la Mujer, dentro del culto matriarcal y telurico, con la llegada de los arios, romanos y persas la tauromaquia pasa a ser un acto sacrificial por medio del cual el toro recupera su dignidad , nunca mas es castrada ni ofrecido a als divinidades d ela tierra, sino a las DIVINIDADES DEL CIELO, por eso como edipo o cristo, muerte virilmente para ser redimido por la sangre purificada en honor del cesar, de mitra y del sol,
arriba la tauromaquia
arriba españa
muerte a la modernidad
ARRIBA CRISTO REY |
Re: Los orÃgenes de la Tauromaquia, el arte de depravarse.
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per Helena Escoda |
04 mar 2005
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Este Animal no ha hecho nada para merecer tal martirio. |
Re: Los orÃgenes de la Tauromaquia, el arte de depravarse.
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per OLE |
05 mar 2005
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QUE VIVA EL TORO
QUE MUERAN LOS EXPLOTADORES QUE ENVENENAN AL PUEBLO CON PAN Y CIRCO
OLE |
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