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Notícies :: amèrica llatina |
Afloran los mayas los amores apagados
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per Petul |
19 des 2004
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Los indígenas Mayas defienden con intensidad su cosmovisión, su poesía, sus ritos, y a través de la transmisión del conocimiento oral. Humberto Ak´abal, un indígena Maya-Quiché, narra al periodista mexicano José Luis Castillejos, actual corresponsal de Notimex en Perú sus peripecias para defender su cultura. |
Los mayas empiezan a aflorar los "amores apagados": Humberto Ak'Abal Por: José Luis Castillejos A. (*) La poesÃa Maya rompe el silencio, el temor y el horror de la conquista, el espanto y el pecado. Desde las profundidades de la selva, en las cañadas por donde discurren venas de agua, hasta la Costa Sur y el altiplano guatemalteco, donde se mecen los maizales, los indÃgenas Mayas empiezan a aflorar los amores apagados a través de la poesÃa, el barro, la madera tallada, las telas y los ponchos. Humberto Ak´abal, que nació arropado por la tradición oral del mundo indÃgena nutre su poesÃa en la cultura Maya, en su cosmovisión, los cantos de los pájaros, el hamaqueo de los árboles, el destello del relámpago, la lejanÃa de los cerros y el mecapal. Nacido en Momostenango en 1952, en el occidental departamento de Totonicapán, Humberto es un indÃgena que habla KÃche y que se vino a la ciudad sin que su pueblo se le desprendiera de la piel. Bajito, de mirada tÃmida, lacio el cabello, cetrino el rostro y la nariz aguileña, este hombre pertenece a una estirpe de poetas que antes y después de la invasión española no tenÃan otra cosa en mente que poner su canto al servicio del pueblo. “Pido la palabra, la quiero en mi propia lenguaâ€?, dice el poeta. “La invasión destronó nuestros espantos, pero nos trajeron otros que se llaman pecado. Por eso la gente ahora inconscientemente se vuelve protestante; es una especie de rebeldÃa hacia el catolicismo y hacia muchas cosas que nos laceran el almaâ€?, afirma en entrevista con Notimex. Y defiende a sus siete millones de hermanos: “somos rebeldes y exigimos respeto a nuestras tradiciones porque buscamos recuperar el terreno perdido en los últimos años que nos han traÃdo conflictos y profundas divisionesâ€?. Como una cascada se despeñan sus palabras. El poeta entrelaza los dedos, sacude sus manos, las agita y enfatiza, verso a verso, que “Las lomas, los cerros, los barrancos, los pueblos viejos tienen secretos encantadoresâ€? y de allà su deseo de sacarlos a pasear en hojas de papel. Autor de los libros “El animaleroâ€? y “El Guardián de la caÃda de aguaâ€?, Ak´abal, cuyo apellido en maya-quiché significa “amanecerâ€? recuerda que de niño fue un sencillo pastor, un “patojoâ€? ponchero (tejedor de cobertores). Su poesÃa abarca dos aspectos fundamentales: la comunión del indio con la naturaleza y la vida cotidiana. En la poesÃa de Ak´abal están presentes los árboles, las tempestades, los truenos, el arcoiris, la alegrÃa y el amor y la forma cómo un pájaro enamora a su hembra y como se despeña, cerro abajo, el agua frÃa que brota de las montañas. El poeta que dejó el pastoreo, la tejida y venta de ponchos cargó con los conocimientos de su abuelo Tomás Ak´abal, quien se regÃa por el calendario ceremonial Maya de 260 dÃas, que lo mismo sirve para programar las siembras que para fijar las fechas de matrimonios entre los indÃgenas. Receptor de las tradiciones orales de los sacerdotes Mayas e influenciado por sus abuelos paternos, que tuvieron a fines del siglo pasado la marimba familiar “Los Ak´abalesâ€?, Humberto escribe en lengua Quiché, pero traduce sus poemas al español. “Siento la poesÃa en mi lengua materna, el Quiché, pero luego la universalizo. Eso tiene una doble ventaja: hablo como el resto de mis hermanos para después infiltrarme entre quienes lo hacen en castellanoâ€?, afirma. Conocedor de la poesÃa china, japonesa, inglesa, árabe, americana, mexicana y de la literatura india, el poeta dice que ha salido de su mundo, ha dejado su gente y su pueblo para llevar a la ciudad lo que pasa detrás de los cerros y en las profundas montañas guatemaltecas. “Los indÃgenas tenemos muchos puntos de referencia como son los cerros. Cuando vemos un relámpago detrás de U-muxus Tinamit (ombligo del pueblo) sabemos que la lluvia está a dos o tres dÃas de distancia, pero si el fenómeno se presenta en el cerro Tamancu, los aguaceros se retrasarán un mesâ€?, explica. Y es que todo está relacionado con el entorno, algunos cerros sólo son ceremoniales, sagrados, puntos de partida o ángulos para comprender la naturaleza. Humberto Ak´abal se lamenta que muchos de sus hermanos indÃgenas, influenciados por el alcohol, la radio, y la televisión, adopte manÃas, costumbres foráneas y estén perdiendo su identidad. Miles de indÃgena guatemaltecos que abandonaron el surco, sus siembras, sus aldeas, sus animalitos se van a la ciudad, donde empiezan a ser absorbidos por el atractivo falso de la modernidad. Y al rescate de los valores Mayas, Humberto recurre a la poesÃa, sin perder su identidad. “Debemos luchar contra la influencia religiosa que se registra tierra adentro en donde la gente no está definida porque no sabe lo que está haciendoâ€?, enfatiza. “El indio se invierte en la religión antes que esta lo revierta; más bien busca un refugio ya que en los más de 500 años de conquista no ha sido tomado en cuentaâ€?. Con dolor recuerda cuando un crÃtico de arte le dijo: “No escriba indiadasâ€?. Años después los poemas groseramente criticados son leÃdos en Guatemala y varios paÃses de Europa. De esa forma, los indÃgenas que eran silenciosos, callados empezaron, a través de Ak´abal a romper el temor, el cerco citadino. “Somos unos cuantos los que estamos empezando a hablar; otros lo hacen en sus actividades cotidianas como la siembra del maÃz, la alfarerÃa, la fabricación de ollas y alcancÃas en formas de tecolotes (búhos), pájaros, puercos y conejosâ€?, refiere. Mi poesÃa viene del barro, de la vida del campo, del callado discurso indio, de la borrachera indÃgena, del colorido huipil, del tiempo y del silencio o del quejido de la mujer al parir o moler el maÃz. Se que la poesÃa es la forma más bella de morirse de hambre, la más triste para limosnear un recuerdo, la más pobre entre la miseria. “Hacer poesÃa es acuchillarse verso a verso por amor a la vidaâ€?. El poeta describe la tristeza como “pedazosâ€? que no huelen a nada y en su poema “Y nadie nos veâ€? señala: La llama de nuestra sangre arde, Inapagable a pesar del viento de los siglos. Callados, canto ahogado/ Miseria con alma, tristeza acorralada. Ay, quiero llorar a gritos. El poeta se queja que las tierras que les dejan los ladinos son las laderas, las pendientes, que los aguaceros lavan poco a poco y la arrastran a las planadas, “que ya no son de nosotrosâ€?. “Aquà estamos, parados a la orilla de los caminos, con la mirada rota por una lágrima... Y nadie nos veâ€?. Y en su poema LejanÃa resume lo que pasa en Guatemala: En este paÃs pequeño todo queda lejos: la comida, las letras, la ropa. Ak´abal con un dejo de tristeza afirma a Notimex: “Mis versos tienen la humedad de la lluvia o las lágrimas del sereno y no pueden ser sino asÃ, porque han sido traÃdos de la montaña, en donde para nosotros los indios el cielo termina donde comienza el mecapalâ€?.
(*) Periodista mexicano Copyright © José Luis Castillejos-Notimex 2004 mailto:jlcastillejos ARROBA yahoo.com |
Mira també:
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Comentaris
Re: Afloran los mayas los amores apagados
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per Juan Neftali Yauri |
20 gen 2005
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Excelente crónica la que realiza Jose Luis Castillejos. Rescata el fondo del sentimiento indigena, de como viven los guatemaltecos,. Vayan mis felicitaciones |
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