¿Es
conveniente para los cubanos una transición polÃtica al gusto de EE.UU.?
En
este comentario me propongo analizar qué consecuencias tendrÃa para el pueblo
cubano el hecho de que EE.UU. consiguiera sus propósitos hacia Cuba, que según
se nos quiere hacer creer son en beneficio de la democratización y prosperidad
de la población de la isla. Para ello, no es necesario entregarse al ámbito de
la especulación polÃtico-social, basta buscar un poco en las leyes que el
propio EE.UU. ha emitido a este respecto. Porque dan por hecho este cambio hasta
tal punto que en sus leyes han previsto hasta los últimos detalles. Leyendo
estos textos, al final, uno tiene dudas de si la deseada "transición
democrática" para Cuba debe ser llevada a cabo por los mismos cubanos o
directamente por EE.UU. En este último caso, estarÃamos ante una anexión
"de facto".
El
hecho es que de darse este cambio habrÃa dos grandes beneficiados: los EE.UU. y
los descendientes de la clase alta y terratenientes cubanos exiliados en Miami.
Para el pueblo, un rápido deterioro de los programas de asistencia social,
enseñanza, asistencia sanitaria, vivienda y otros que mantienen su precaria
calidad de vida por encima de la media de lo que podemos encontrar en la
mayorÃa de estados "democráticos" de América Latina(1).
Por
si alguien tiene dudas, la ley Helms Burton, publicada el 1 de marzo de 1966,
deja bastante claro qué es lo que, en el fondo, pretende EE.UU. de Cuba. Por lo
menos, una de sus metas importantes. Si vamos al TÃtulo 2 sección 207 de dicha
ley, podemos leer lo siguiente:
"Sec.
207. LIQUIDACION DE RECLAMACIONES DE ESTADOUNIDENSES PENDIENTES RESPECTO DE
PROPIEDADES CONFISCADAS EN CUBA"
El
tÃtulo es ya de por sà bastante explÃcito, pero no está de más detenernos
en algunos de sus párrafos:
"d)
SENTIR DEL CONGRESO.-- Es el sentir del Congreso que la liquidación
satisfactoria de las reclamaciones de propiedades por parte de un Gobierno
cubano reconocido por los Estados Unidos sigue siendo una condición
indispensable para el pleno restablecimiento de las relaciones económicas y
diplomáticas entre los Estados Unidos y Cuba."
Es
decir, por un lado tenemos que se revertirÃan los efectos de la reforma urbana,
que hizo propietarios al 85% de quienes en la actualidad disponen de vivienda,
que pasarÃan de nuevo a la condición de arrendatarios (en el mejor de los
casos). Por otro lado, la devolución de tierras a los antiguos terratenientes
privarÃa de subsistencia a la casi totalidad de la población campesina, que de
pequeños propietarios pasarÃan a simples jornaleros (la mayorÃa de ellos en
paro, porque seguramente los nuevos propietarios mecanizarÃan la industria
agrÃcola para minimizar el uso de mano de obra). Incluso se desalojarÃan las
empresas europeas, mexicanas y canadienses que operan en Cuba dentro de la
legalidad. SÃ, sÃ, no se lo pierdan:
"Sec.
302. RESPONSABILIDAD POR EL TRAFICO CON PROPIEDADES CONFISCADAS RECLAMADAS POR
NACIONALES DE LOS ESTADOS UNIDOS
a)
RECURSO CIVIL. 1) RESPONSABILIDAD POR TRAFICO. A) A menos que se disponga lo
contrario en la presente sección, toda persona que al término de un perÃodo
de tres meses contados a partir de la fecha de entrada en vigor de este tÃtulo
trafique con propiedades confiscadas por el Gobierno cubano el 1º de enero de
1959 o después, será responsable ante todo nacional de los Estados Unidos que
sea titular de una reclamación sobre dicha propiedad..."
El
rencor que encierra todo este tema en la ley Helms Burton llega a conferirle
extremos de una extravagancia sorprendente:
"TITULO
IV -- EXCLUSIÓN DE DETERMINADOS EXTRANJEROS.
Sec.
401. PROHIBICIÓN DE ENTRADA EN LOS ESTADOS UNIDOS A LOS EXTRANJEROS QUE HAYAN
CONFISCADO PROPIEDADES DE NACIONALES DE LOS ESTADOS UNIDOS O QUE TRAFIQUEN CON
DICHAS PROPIEDADES."
Esta
situación es especialmente grave si tenemos en cuenta que antes de la
Revolución, EE.UU. poseÃa casi el 50% de las plantaciones en explotación en
suelo cubano, casi la totalidad de los servicios públicos, la industria del
ocio y además toda la industria pesada. Imaginen que todo esto haya que
devolverlo... ¿qué queda para el pueblo cubano que vive actualmente en la
isla?
Pero
vayamos por partes. No me voy a entretener a hacer un balance de la situación
de la sociedad cubana antes y después de la Revolución, estudios de este tipo
abundan y son harto conocidos. Baste decir que en educación, sanidad, empleo y
prestaciones sociales se dió un salto enorme. El hecho es que se sigue
presentando a Cuba como un caso flagrante de paÃs que sume en la miseria y la
indigencia a sus habitantes por culpa de un régimen despótico e inhumano. Nada
más lejos de la verdad. Y, para argumentar lo que digo, me remito a estudios
serios sobre la situación.
Echemos
una ojeada al Informe de Desarrollo Humano para 2004, publicado por el PNUD
(Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo) y que puede encontrarse en la
web de Naciones Unidas. En dicho informe, de 175 naciones estudiadas Cuba ocupa
el puesto 52. De hecho, en Latinoamérica solo la superan Barbados, Argentina,
Saint Kitts and Nevis, Chile, Costa Rica, Uruguay y Bahamas. Toda
una sorpresa cuando parece que Cuba fuera el lugar más miserable del mundo al
decir de sus opositores. Y cabe tener en cuenta que los parámetros empleados
por el PNUD no tienen en cuenta el efecto positivo de los eficaces programas de
protección social que se llevan a cabo en Cuba y no en cambio en los siete
estados que van por delante de ella en esta valoración.
Veamos
otro ejemplo. La UNESCO ha realizado esfuerzos para lograr una educación de
mayor calidad y con equidad y fue asà que en coordinacÃon con su oficina
regional para America Latina y el Caribe (OREALC), se constituyó en noviembre
de 1994 el LLECE (Evaluación de la Calidad de Enseñanza), al cual Cuba se
incorporó en agosto de 1995. Hoy integran el Laboratorio 14 paises
latinoamericanos y el resto esta solicitando su ingreso. Pues bien, en el
estudio comparativo del nivel alcanzado en estos paÃses por los alumnos, los
cubanos duplican (sÃ, sÃ, duplican) el nivel del resto de latinoamericanos. Y
esto no hace falta buscarlo en el Granma ni en el Juventud Rebelde. Los
escépticos pueden ver el reporte publicado en el New York Times del 14 de
diciembre del 2001.
También
podemos echar una ojeada a los indicadores sociales básicos que publica
anualmente AmnistÃa Internacional. La esperanza de vida para los varones se
establece en 76,95 años, no igualada por ningún otro estado de Latinoamérica,
ni siquiera por EE.UU. La mortalidad infantil, del 11 por mil, solo es superada
por Chile, con 10 por mil. Podemos ver, en otros indicadores, que el acceso de
la población a agua potable es del 93%, el mayor de Latinoamérica, el Ãndice
de calorÃas diarias ingeridas en la alimentación (del 109% del mÃnimo) es
también el mayor en la zona, y el Ãndice de analfabetismo es solo ligeramente
mejorado por Uruguay.
El
desempleo, por otro lado, se sitúa en torno al 4%. Recuérdese que en la Cuba
de Batista el desempleo era del 33,5%, el analfabetismo llegaba al 24% y la
mortalidad infantil al 60 por mil.
Ante
estos datos, cabe preguntarse qué es lo que EE.UU. pretende
"arreglar" en Cuba. De hecho, llevan varias décadas
"arreglando" el resto de América Latina con sus programas
económicos. Si no, vean el siguiente extracto de un artÃculo de Osvaldo
MartÃnez donde se da cuenta de esa situación:
"Dos
décadas y media de Consenso de Washington no dieron mayor crecimiento económico
ni mayor participación de América Latina en la economÃa mundial ni mayor
bienestar o avance social para los latinoamericanos. Lejos de eso el crecimiento
fue inferior al alcanzado sin neoliberalismo, la región pesa hoy menos en la
economÃa mundial y se hizo más vulnerable a las crisis financieras. Ninguno de
sus paÃses dejó de ser subdesarrollado, pero en cambio, el Consenso de
Washington ganó para América Latina un triste campeonato mundial: el de la
desigualdad e injusticia en la distribución del ingreso, y si bien no logró
aumentar la capacidad productiva regional pues la apertura económica arrasó
con buena parte de la industria, logró producir pobres en gran escala para
tener ahora 227 millones y de ellos 94 millones en la indigencia."
Y
ahora nos salieron con el famoso Informe de la Comisión de Ayuda a una Cuba
Libre, en julio de este año, que en sus 450 páginas establece un paquete de
medidas en virtud del cual se interfiere de forma intolerable en las relaciones
familiares entre cubanos de uno y otro lado del estrecho de Florida. Y si no,
vean una sÃntesis de dichas medidas:
.
Disponer de 59 millones de dólares en los próximos 2 años para financiar las
acciones dirigidas a la destrucción de la Revolución. Este dinero serÃa
utilizado, entre otros propósitos, para:
a)
Crear un fondo internacional para el desarrollo de la "sociedad civil"
en Cuba, que atraiga a personal "voluntario" de terceros paÃses para
que viajen a nuestro paÃs y ofrezcan ayuda a los mercenarios a su servicio en
Cuba. En la práctica, es la organización de un cuerpo de mensajeros para
suministrar apoyo financiero y logÃstico a la contrarrevolución.
b)
Establecer de conjunto con la OEA un "plan de becas" para que
elementos contrarrevolucionarios seleccionados por ellos estudien en
universidades norteamericanas y de América Latina. Es, en esencia, su plan de
formación de cuadros para la contrarrevolución en Cuba.
c)
Financiar programas para apoyar lo que llaman "esfuerzos pro democracia de
los jóvenes, las mujeres y los cubanos de origen africano". Insólito
objetivo, viniendo del paÃs de la discriminación de todo tipo y el Ku Klux
Klan.
d)
Dedicar 18 millones de dólares a las transmisiones de las mal llamadas TV y
Radio MartÃ, a través de un avión C-130 dedicado exclusivamente a ello.
e)
Mantener e incrementar las campañas públicas contra Cuba en el extranjero en
las que se trate sobre las supuestas violaciones de los derechos humanos en
Cuba, el "espionaje cometido contra otros paÃses", la "subversión
contra los gobiernos democráticamente electos en América Latina" y otras
acciones definidas como una amenaza para los intereses de los Estados Unidos; asÃ
como la promoción de conferencias internacionales o nacionales en terceros paÃses
para "diseminar información" sobre las polÃticas de Estados Unidos
para promover la "transición" en Cuba. Es el anuncio de otros 5
millones de dólares para financiar la campaña internacional de desprestigio y
mentiras contra Cuba.
2.
Limitar los receptores de remesas de dinero y paquetes a los familiares directos
de cubanos residentes en los Estados Unidos, definidos estos exclusivamente como
abuelos, nietos, padres, hermanos, esposas e hijos. Significa que, a partir de
ahora, un cubano residente en Estados Unidos será el único inmigrante que
tendrá prohibido enviarle ayuda económica a una tÃa anciana u otro familiar
cercano.
3.
Prohibir a los cubanos residentes en Estados Unidos el envÃo de remesas y
paquetes a sus familiares, si estos son "funcionarios del gobierno o
miembros del Partido Comunista". Una madre, por ejemplo, de 70 años, deberá
renunciar a sus derechos polÃticos para recibir una remesa.
4.
Reducir las visitas a nuestro paÃs de cubanos residentes en Estados Unidos de
un viaje anual como es hoy a un viaje cada tres años. Establece la restricción
adicional de la necesidad, a partir de ahora, de un permiso especÃfico para
cada viaje, en lugar de la licencia general vigente hasta hoy. Limita el
otorgamiento de permiso para viajar a Cuba, sólo cuando se trate de visitar a
familiares inmediatos. A estos efectos, el gobierno de Estados Unidos decreta
que a partir de este momento la definición de familia será "abuelos,
nietos, padres, hermanos, esposos e hijos". Es decir, en lo adelante ya un
primo, una tÃa, u otro familiar cercano no será, según el presidente Bush,
miembro de la familia. Establece, además, que los cubanos recién llegados a
los Estados Unidos sólo podrán viajar a Cuba tres años después de haber
emigrado. Mientras el gobierno de Cuba flexibiliza cada vez más las visitas al
paÃs de los emigrados, el gobierno de los Estados Unidos multiplica los obstáculos.
¿A qué temen?
5.
Disminuir la cantidad de dinero que puedan gastar los cubanos residentes en
Estados Unidos para cubrir sus gastos durante sus visitas a Cuba de 164 dólares
a 50 dólares diarios. Una nueva y arbitraria discriminación contra la
comunidad cubana en Estados Unidos.
6.
Ordenar a las autoridades norteamericanas que realicen "operaciones
encubiertas" contra todo el que traiga dinero a familiares en nuestro paÃs
de cubanos radicados en Estados Unidos. Incluso, se ofrecen recompensas a
aquellos que delaten los envÃos ilegales de remesas familiares.
7.
Continuar restringiendo el otorgamiento de licencias para viajes educacionales y
el intercambio académico a ciudadanos e instituciones norteamericanas a través
de regulaciones más rÃgidas que las actuales. Recordemos que las licencias
para el llamado "intercambio pueblo a pueblo" ya fueron eliminadas por
la Administración Bush.
8.
Realizar un estudio riguroso para que se pueda evaluar si la aplicación del TÃtulo
III de la Ley Helms-Burton es contraria a los intereses norteamericanos o si su
aplicación podrÃa acelerar la caÃda de la Revolución Cubana. En la práctica,
evoca la posibilidad de autorizar la celebración de juicios en cortes
norteamericanas contra empresarios de terceros paÃses que hagan negocios con
Cuba, lo que no se ha aplicado hasta ahora.
9.
Aplicar firmemente las sanciones contenidas en el TÃtulo IV de esa misma ley,
que prohÃbe el otorgamiento de visas para entrar a Estados Unidos a
inversionistas extranjeros en Cuba, e incluso se dedicarán más recursos y
personal para aplicar la Ley Helms-Burton.
10.
"Neutralizar" a las compañÃas cubanas que se dedican a la actividad
económica vinculada con el sector externo. Para ello se crearÃa un Grupo de
Evaluación de Bienes, dedicado a investigar a las compañÃas cubanas y
extranjeras que comercian con Cuba.
11.
Elevar los esfuerzos para involucrar a gobiernos de terceros paÃses en las
campañas contra la Revolución cubana.
12.
Apoyar las acciones en terceros paÃses para desestimular el turismo hacia Cuba.
13.
Continuar negando las visas a funcionarios cubanos que deben viajar a Estados
Unidos.
14.
Crear un puesto de Coordinador para la Transición en Cuba a nivel del
Departamento de Estado, quien se encargarÃa de chequear la aplicación de todas
estas medidas.
Y
esto es sólo la sÃntesis del contenido del primer capÃtulo. Los otros cinco
capÃtulos abordan con desfachatez las medidas que pondrÃa en vigor el gobierno
de Estados Unidos en Cuba una vez que lograsen su sueño de derrocar a la
Revolución cubana. Las medidas que contempla son elocuentes: elaborar una
estrategia de desarrollo económico, hacer otro Banco Central y un sistema
bancario privatizado, confeccionar y manejar el presupuesto, manejar la deuda,
crear una agencia recaudadora de impuestos, diseñar todos los ministerios que
operen sobre la economÃa, reformar el sector público mediante el Programa para
la Gobernabilidad del Banco Mundial, reingresar a instituciones tan amadas por
los latinoamericanos como el FMI, el Banco Mundial y el BID, establecer los
derechos de poseer, alquilar y vender propiedad privada, privatizar todo lo máximo
posible, desarrollar un mercado de hipotecas y por supuesto, para cambiar “las
leyes y el papel del Ministerio del Trabajo para permitir que funcione un libre
mercado laboral�. Y, por supuesto, abolir los programas de asistencia social y
privatizar la enseñanza y la asistencia sanitaria, poniéndola asà al alcance
únicamente de los sectores más favorecidos de la sociedad.
En
vista de todo esto, cabe preguntar: ¿Es realmente conveniente para los once
millones de cubanos que viven en la isla que la ultraderecha de Miami y el
gobierno de EE.UU. se hagan cargo de la situación, para arbitrar una supuesta
"transición" a su gusto y según sus reglas?
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