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Notícies :: corrupció i poder : educació i societat |
La Liga �rabe condena el servicio de Internet inalambrico que tendrá Jerusalem
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per estupidez medieval |
25 ago 2004
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La llamada Liga de Estados �rabes se reune bastante seguido para eventualmente tratar temas que afectan al mundo árabe. Aunque como es sabido, una parte importante de sus discusiones en vez de centrarse en los graves problemas que tienen los paises árabes, como ser: dictaduras, pobreza y hambre, analfabetismo etc... se ocupa en condenar a Israel por cualquier motivo.
Este es el caso que traemos aquÃ, la Liga condenó esta vez la red de internet inalambrico que estará disponible en Jerusalem el año que viene y que permitirá que en muchos lugares los portadores de una computadora portatil puedan conectarse sin necesidad de cables.
Para la Liga �rabe este proyecto ‘liquida la identidad árabe de Al Quds (Jerusalem) y cambia su caracteristica histórica y arqueológica’.
Es asà que la organización dijo que este proyecto ‘contradice no solo las leyes internacionales sino también reflejan el no deseo de llegar a una paz justa para toda la región’.
http://elreloj.com/plog/
VOLVAMOS A LA EDAD MEDIA !!! (coño no , que la Liga Ararbe ya lo está ) |
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Re: En otro post ya te han dicho que leas mas hombre, imaginación!!!!
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per LEE_MAS |
25 ago 2004
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Carta del jefe indio al Gran Jefe Blanco
¿Cómo se puede comprar o vender el firmamento,
ni aún el calor de la tierra? Dicha idea nos es desconocida. Si
no somos dueños de la frescura del aire ni del fulgor delas aguas
¿Cómo podrÃan ustedes comprarlos?.
Cada parcela de esta tierra es sagrada para mi pueblo. Cada brillante
mata de pino, cada grano de arena de las playas, cada gota de rocÃo
en los oscuros bosques, cada altozano y hasta el sonido de cada insecto
es sagrado a la memoria y al pasado de mi pueblo. La savia que circula
por las venas de los árboles lleva consigo las memorias de los
pieles rojas.
Los muertos del hombre blanco olvidan su paÃs de origen cuando
emprenden sus paseos por las estrellas; en cambio, nuestros muertos nunca
pueden olvidar esa bondadosa tierra, puesto que es la madre de los pieles
rojas. Somos parte de la tierra y asà mismo, ella es parte de nosotros.
Las flores perfumadas son nuestras hermanas; el venado, el caballo, la
gran águila; estos son nuestros hermanos. Las escarpadas peñas,
los húmedos prados, el calor del cuerpo del caballo y el hombre,
todos pertenecemos a la misma familia.
Por todo ello cuando el Gran Jefe de Washington nos envÃa el mensaje
de que quiere comprar nuestras tierras dice que nos reservará un
lugar en el que podamos vivir confortablemente entre nosotros. El se
convertirá
en nuestro padre y nosotros en sus hijos. Por ello consideramos su oferta
de comprar nuestras tierras. Ello no es fácil, ya que esta tierra
es sagrada para nosotros.
El agua cristalina que corre por los rÃos y arroyuelos no es solamente
agua, sino, también, representa la sangre de nuestros antepasados.
Si le vendemos nuestra tierra deben recordar que es sagrada y a la vez
deben enseñar a sus hijos que es sagrada y cada reflejo
fantasmagórico
en las claras aguas de los lagos cuenta los sucesos y memorias de las
vidas de nuestras gentes.
El murmullo del agua es la voz del padre de mi padre. Los rÃos
son nuestros hermanos y sacian nuestra sed; son portadores de nuestras
canoas y alimentan a nuestros hijos. Si les vendemos nuestras tierras,
ustedes deben recordar y enseñarles a sus hijos que los rÃos
son nuestros hermanos y también lo son suyos y, por lo tanto, deben
tratarlos con la misma dulzura con la que se trata a un hermano.
Sabemos que el hombre blanco no comprende nuestro modo de vida. El no
sabe distinguir entre un pedazo de tierra y otro, ya que es un extraño
que llega de noche y toma de la tierra lo que necesita. La tierra no es
su hermana, sino su enemiga, y una vez conquistada sigue su camino, dejando
atrás la tumba de sus padres sin importarle. Le secuestra la tierra
a sus hijos. Tampoco le importa, tanto la tumba de sus padres como el
patrimonio de sus hijos son olvidados. Trata a su madre, la tierra, y
a su hermano, el firmamento, como objetos que se compran, se explotan
y se venden como ovejas o piedras de colores. Su apetito devorará
la tierra, dejando atrás solo un desierto.
No se, pero nuestro modo de vida es diferente al de ustedes. La sola visita
de sus ciudades apena los ojos del piel roja. Pero quizá sea por
que el piel roja es un salvaje y no comprende nada.
No existe un lugar tranquilo en las ciudades del hombre blanco, ni hay
sitio donde escuchar como se abren las hojas de los árboles en
primavera o como aletean los insectos. Pero quizá también
esto debe ser porque soy un salvaje que no comprende nada. El ruido solo
parece insultar nuestros oÃdos. Y después de todo, ¿para
que sirve la vida si el hombre no puede escuchar el grito solitario del
chotacabras no las discusiones nocturnas de las ranas al borde de un estanque?.
Soy un piel roja y nada entiendo. Nosotros preferimos el suave susurro
del viento sobre la superficie de un estanque, asà como el olor
de ese mismo viento purificado por la lluvia del mediodÃa o perfumado
con aromas de pinos.
El aire tiene un valor inestimable para el piel roja, ya que todos los
seres comparten un mismo aliento, la bestia, el árbol, el hombre,
todos respiramos el mismo aire. El hombre blanco no parece consciente
del aire que respira; como un moribundo que agoniza durante muchos dÃas
es insensible al olor. Pero si les vendemos nuestras tierras, deben recordar
que el aire nos es inestimable, que el aire comparte su espÃritu
con la vida que sostiene. El viento que dio a nuestros abuelos el primer
soplo de vida también recibe sus últimos suspiros. Y si
les vendemos nuestras tierras, ustedes deben conservarlas como cosa aparte
y sagrada, como un lugar donde hasta el hombre blanco pueda saborear el
viento perfumado por las flores de las praderas.
Por ello, consideramos su oferta de comprar nuestras tierras y si decidimos
aceptarla yo pondré una condición: el hombre blanco debe
tratar a los animales de esta tierra como a sus hermanos.
Soy un salvaje y no comprendo otro modo de vida. He visto a miles de
búfalos
pudrirse en las praderas, muertos a tiros por el hombre blanco desde un
tren en marcha. Soy un salvaje y no comprendo como una máquina
humeante puede importar mas que el búfalo, al que nosotros solo
matamos para sobrevivir.
¿Qué serÃa del hombre sin los animales? Si todos
fueran exterminados, el hombre morirÃa de una gran soledad espiritual;
porque lo que suceda a los animales también le sucederá
al hombre, todo va enlazado.
Deben enseñarles a sus hijos que el suelo que pisan son las cenizas
de nuestros abuelos. Inculquen a sus hijos que la tierra esta enriquecida
con las vidas de nuestros semejantes a fin que sepan respetarla. Enseñen
a sus hijos que nosotros hemos enseñado a los nuestros que la tierra
es nuestra madre; y que todo lo que le ocurra a la tierra le ocurrirá
a los hijos de la tierra. Si los hombres escupen en el suelo, se escupen
a si mismos.
Esto sabemos: la tierra no pertenece al hombre; el hombre pertenece a
la tierra.
Esto sabemos: todo va enlazado, como la sangre que une una familia. Todo
va enlazado.
Todo lo que le ocurra a la tierra le ocurrirá a los hijos de la
tierra. El hombre no tejió la trama de la vida; él solo
es un hijo. Lo que hace con la trama se los hace a si mismo.
Ni siquiera el hombre blanco, cuyo Dios pasea y habla con él de
amigo a amigo, queda exento del destino común. Después de
todo quizá seamos hermanos. Ya veremos. Sabemos una cosa que
quizá
el hombre blanco descubra algún dÃa: nuestro Dios es el
mismo Dios. Ustedes pueden pensar ahora que El les pertenece, lo mismo
que desean que nuestras tierras les pertenezcan, pero no es asÃ.
El es el Dios de los hombres y su compasión se comparte por igual
entre el piel roja y el hombre blanco. Esta tierra tiene un valor inestimable
para El, y si se daña se provocarÃa la ira del Creador.
También los blancos se extinguirán, quizá antes que
las demás tribus. Contaminan sus lechos y una noche perecerán
ahogados en sus propios residuos.
Pero ustedes caminaran hacia su destrucción rodeados de gloria,
inspirados por la fuerza de Dios que os trajo a esta tierra y que, por
algún designio especial, les dio dominio sobre ella y sobre el
piel roja. Ese destino es un misterio para nosotros, pues no entendemos
por qué se exterminan los búfalos, se doman los caballos
salvajes, se saturan los rincones secretos de los bosques con el aliento
de tantos hombres y se atiborra el paisaje de las exuberantes colinas
con cables parlantes. ¿Dónde está el matorral? Destruido.
¿Dónde está el águila? Desapareció.
Termina la vida y empieza la supervivencia.
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Re: La Liga �rabe condena el servicio de Internet inalambrico que tendrá Jerusalem
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per Mateu |
25 ago 2004
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Sionistes aneu a cagar |