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Palabras de Ricardo Ariel Arédez Márquez, hijo de un Detenido-Desaparecido de la Provincia de Jujuy, en la República Argentina.
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per Ricardo Ariel Arédez Márquez |
21 ago 2004
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Palabras de Ricardo Ariel Arédez Márquez, hijo de un Detenido-Desaparecido de la Provincia de Jujuy, en la República Argentina.
Ante todo quisiera dar un saludo emocionado y agradecer la invitación de la Señora Kristina Hillgren, por darme la oportunidad de compartir mi historia de vida de estos últimos 23 años, y agradecer la posibilidad de conocer Suecia, paÃs que llevo en mi corazón, por ser un paÃs muy solidario con los detenidos polÃticos en la época de la dictadura militar en mi paÃs, organizaciones humanitarias de Suecia implementaron sistemas de padrinazgos, y entre tantos beneficiados se encontraban en ese entonces mis tres tÃos detenidos polÃticos por largos años.
Si ustedes me permiten quiero rendir mi emocionado homenaje al fallecido Primer Ministro Olaf Palmer, amigo de los sufrientes pueblos de Latinoamérica, por último dar las gracias a Suecia – esto es una cuestión muy personal, pero quiero compartirla con ustedes- el ser el paÃs de origen del Grupo musical ABBA, que para mi fueron mis compañeros inseparables en mis horas de lucha, de militancia y de mis grandes angustias, hasta el dÃa de la fecha.
Soy de la provincia de Jujuy, provincia que limita con las hermanas repúblicas de Bolivia y Chile. El 24 de marzo de 1976, fue el comienzo de un cambio en mi vida, creo que empezó el paso de mi niñez a la adultez , fue el dÃa que mi padre -Médico Pediatra, de los Obreros del Sindicato de Ledesma, (Ledesma es una fabrica de azúcar, papel y alcohol, producido desde la caña de azúcar), fue detenido en un móvil de dicha empresa, conducido por un empleado de esa empresa.
Recuerdo haberlo visto subir atrás de la camioneta y unos soldados lo llevaron.
Tardé un tiempo en reaccionar, y darme cuenta de que se habÃan acabado mis amigos, la gente conocida de toda la vida, porque de pronto quedé solo, nada fue igual, con el tiempo comprendà que el comportamiento de ellos, era simplemente miedo.
Siempre observé la reacción de mi madre, si ella lloraba y se angustiaba, yo también lo hacia. Asà al comienzo de 1976, empezamos a organizarnos con los demás familiares de Detenidos por Razones PolÃticas en mi pueblo, y cada dÃa nos dábamos cuenta de que eran detenidos más y más, gente muy allegada a mi familia, y también sabÃamos de la existencia de esa figura del Detenido-Desaparecido, habÃa madres que se acercaban a nosotros para poder empezar a hacer algo, nosotros al no tener la idea de lo que era esa tema de Desaparecidos, la enviábamos a hacer Habeas Corpus. Era lo que hacÃamos todos, por supuesto que la justicia nunca nos ayudó.
Me quedé a vivir solo con mi madre, puesto que mis hermanos se fueron a distintas provincias a estudiar y a prepararse.
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Y empezó la respuesta del poder militar, para con nosotros, amenazas telefónicas, todas clase de amedrentamiento, habÃa gente que nos paraba en las calles y nos decÃan que nos fuéramos de mi pueblo, que serÃa mejor para todos.
En el mes de Octubre en un dÃa determinado nos avisan que junto a los demás detenidos, habÃa sido trasladado en avión, increÃblemente yo la noche anterior , habÃa soñado que lo subÃan en un avión, y al dÃa siguiente le conté a mi Madre, unas horas después se produce su traslado junto a los demás detenidos.
Papá después de un año de detención salió en libertad en la ciudad de La Plata, salió muy distinto, su cara reflejaba una infinita tristeza, pues además de las condiciones infrahumanas de la cárcel, su padre - mi abuelo - habÃa enfermado y muerto, cuando el estaba detenido.
Recuerdo que hubo que ayudarlo a darse cuenta de que volvÃa a vivir en una casa y con parte de su familia. Cuando llegó al pueblo, lo trajeron desde la ciudad de Tucumán lo recibió mucha gente en el pueblo, para esa época creo que fue una gran demostración de afecto hacia su persona, inclusive habÃa también Madres de los Desaparecidos, en muy poco tiempo volvió a trabajar como Médico en el Hospital y en su consultorio, recibÃa a mucha gente que venÃa con el problemas de que sus hijos estaban desaparecidos, nadie podÃa imaginar que al cabo de dos meses, a la salida del Hospital, donde ejercÃa sus funciones como Jefe de PediatrÃa, distante a 15 Km. del pueblo, un 13 de mayo de 1977 a las 12.45 hs. del mediodÃa . no regresarÃa mas.
Mi madre y yo no estábamos en el pueblo, viajamos a la ciudad de Tucumán, donde vivÃa mi hermana Olga que estaba enferma y estudiaba Medicina.
Su secuestro se produjo cuando nosotros no estábamos, la culpa de parte mÃa la llevé hasta hace muy poco tiempo. Siempre pensé que si yo lo hubiera acompañado ese dÃa a lo mejor no le pasaba nada, pero con el tiempo entendà que casi seguro, nos secuestraban a los dos. Pero esa culpa la llevé muchos años, mi madre entendió con el tiempo qué hubiera pasado si yo estaba ese dÃa en el auto cuando regresaba al pueblo y fue secuestrado, bueno nadie sabe lo que hubiera pasado.
Los vecinos muy extrañados de que no llegara, nos avisaron al dÃa siguiente, y allà comenzó una cruel etapa en nuestras vidas, y es el ser un familiar de un Detenido-Desaparecido, que para esas épocas y en Argentina éramos como los eternos condenados por todos los sectores sociales.
Inmediatamente comenzamos con mi madre a hacer muchas denuncias y a juntarnos con las Madres y Familiares para hacer acciones conjuntas.
Un dÃa mi Madre no se pudo levantar, yo me asusté mucho porque vivÃamos solos, fue entonces que pedà por primera vez ayuda, a una gran amiga de mi madre que vivÃa a 50 Km. de nuestro pueblo, en otro Ingenio Azucarero de la ciudad de San Pedro de Jujuy, Lita se llama, ella vino inmediatamente , se instaló en nuestra casa y con una gran dedicación la atendió a mamá y hablaron mucho y se dieron mucha fuerza par empezar esta lucha.
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Unos de los momentos de mayor inseguridad que vivÃ, fue cuando intentaron llevársela a mi madre, fue un Sábado, pasado el medio dÃa, tocaron el timbre de una manera insistente, salà con mi perro a atender, y me paralizó esa imagen de dos autos Ford en la calle, y cuatro hombres de traje y lentes oscuros que pedÃan hablar con mi madre, mi perro se les abalanzó de una manera agresiva, mi madre salió y le dijeron que salga para la calle, mi madre les dijo que ellos entraran, se quedaron parados sin decir nada por un rato y luego se fueron, los vecinos por suerte, ya estaban en la calle viendo este operativo.
Luego me di cuenta de que si a ella se la llevaban también, yo me quedaba solo y la verdad que la sola idea de quedarme solo me atormentaba.
Pasado unos meses llega una gran campaña psicológica contra nuestra familia de parte de los que se llevaron a mi padre y de la gente del pueblo que pensaban igual que ellos.
Las amenazas a toda hora, se incrementaron mucho, amenazas de todas clases, utilizaban hasta creencias populares para lograr que tuviéramos miedo, por supuesto nuestro teléfono interceptado.
A los 6 meses de la desaparición de mi papá me llaman a cumplir el Servicio Militar Obligatorio, por supuesto que no fue nada fácil, mas cuando se empezaba a saber de la desaparición en los cuarteles de soldados como yo.
Recuerdo que en algunas ocasiones, tenÃa que leer en la formación delante de todos los soldados y militares presentes, las crónicas de guerra y los triunfos del Ejercito Argentina contra los grupos de izquierda, también experimentaba el ser despertado a la madrugada con un baldazo de agua muy frÃa en pleno invierno, también de una manera muy miserable me cambiaban la ropa que debÃa ponerme a la madrugada cuando nos levantaban y me ponÃan ropa con sangre, por supuesto que el tiempo pasó y llegó el momento de abandonar mi situación militar, juré la bandera con mucho desgano, porque debÃa jurar por la “Patria hasta perder la Vidaâ€?. Me preguntaba que patria debÃa defender, la patria tomada por los militares o la Patria que yo debÃa construir, por supuesto que en mi interior juré por lo último.
Salà del servicio militar, mamá se puso muy contenta y me fui a vivir con ella, para terminar de estudiar y para ayudarla a seguir en la búsqueda de mi padre, a principios de 1979, en una gira que realiza, un organismo de Derechos Humanos llamado Asamblea Permanente por los Derechos Humanos. Dicho organismo visita la ciudad de San Miguel de Tucumán, es allà donde conocà a una integrante de Madres de Plaza de Mayo y a un destacado dirigente, padre de un conscripto detenido - desaparecido.
La integrante de Madres de Plaza de Mayo se llama MarÃa Adela Gard de Antockoletz y el padre del conscripto desaparecido se llamaba Augusto Conte Mac Donell.
Me quedé muy impresionado con la presencia de Madres de Plaza de Mayo y del integrante de la Asamblea, en esa ciudad del norte de mi paÃs, me gustó la propuesta que llevaban que es la de reclamar en las plazas, frente a las municipalidades -sede del gobierno - .
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Llevé a Jujuy, mi provincia esa novedad e inmediatamente nos ponemos a trabajar. En un viaje a Buenos Aires con mi madre, tomamos contacto formalmente con Madres de Plaza de Mayo, donde mi madre es aceptada como miembro, a pesar de ser ella una esposa de desaparecido.
Mi vida dio un vuelco importante a partir de allÃ, otra propuesta de búsqueda se nos presentaba, y es asà como se logró formar sedes de Madres en Salta, Tucumán y Jujuy.
Siempre con la presencia de Madres de Buenos Aires para dar el puntapié inicial a esta difÃcil tarea.
Digo difÃcil tarea, porque habÃa que crear conciencia en las Madres de mi provincia y las de las demás provincia de salir a las plazas, costó mucho pero al fin se logró.
Fuimos entendiendo el sentido de nuestra lucha, ya no exigÃamos a aparición con vida de mi padre, sino pedÃamos por todos , cada madre que se acercaba, cada padre, cada hermano e hijo, eran incorporados, y asà nos dimos cuenta de que éramos una gran familia, que habÃa mucha gente que pasaba todos los dÃas de nuestras vidas por la misma duda, dolor e incertidumbre, creÃamos que la Iglesia nos ayudarÃa, pero ¿quien dirÃa que nuestra Iglesia en Jujuy terminarÃa siendo cómplice absoluta de los crÃmenes, las torturas y las desapariciones? , pues el Obispo de Jujuy, solÃa visitar el campo de concentración de Guerrero en mi provincia, con nuestros desaparecidos, muriéndose por las torturas y el nada hacÃa, solo instaba a declarar y declarar todo, “decÃa que habÃa que terminar con el comunismoâ€?.
Con el tiempo todo se premia en mi paÃs, este Obispo, fue elevado en épocas democráticas como Vicario Castrense de las Fuerzas Armadas.
Llegamos a la Democracia, sin saber de nuestros desaparecidos, la transición hacia una democracia, entiendo, que siempre es muy débil y con miles de errores y muchos defectos, mas aún cuando vivimos durante 5 décadas de Dictaduras Militares, pero nuestra ubicación en este sistema nuevo tenÃa que ser distinto a lo que peleábamos cuando estaban los militares.
El Gobierno del Dr. AlfonsÃn, crea la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP) y el mundo entero descubrió horrorizado la realidad argentina en épocas de dictadura, los métodos empleados de torturas hacia nuestros desaparecidos fueron iguales a los empleados por los nazi.
Mi vida pasó a ser de tener muchos sobresaltos, de noche no podÃa dormir, pensaba en las tortura, en los gritos de nuestros desaparecidos, soñaba con ellos, empezaron a aparecer muy débilmente algunos amigos, yo cerré toda posibilidad de ser confiado, en la amistad, dudaba cuando alguien se acercaba a mi para hacer amistad.
Pasamos muchos momentos difÃciles en nuestra vida, con mi familia, mis tÃos, la partida de algunas madres, siempre pensamos en las madres que ya partieron, creemos que deben estar junto a sus hijos. Y nosotros acá, trabajando para aportar algo para construir una sociedad, y un pueblo como querÃan nuestros desaparecidos.
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Con el tiempo dejé la casa de mi madre y viajé a Buenos Aires, la gran ciudad me atraÃa siempre, sus luces, sus colores y la idea era olvidar mi pasado. Recuerdo cuando viajaba en un subterráneo – Metro – miraba la cara de la gente y cuando veÃa un hombre mayor muy desvalido me imaginaba que era uno de nuestros desaparecidos o una mujer perdida, pensaba que posiblemente era una desaparecida que no se acordaba ni de donde provenÃa, esa imagen me quedó hasta hoy en dÃa.
Las Leyes de Obediencia Debida y Punto Final, fueron una gran derrota para los familiares de desaparecidos, cambia de presidente Argentina y asume el Dr. Menem, que da un Indulto a los únicos militares procesados y se termina de coronar la Impunidad en la Argentina.
Cuando voy a mi provincia y estoy presente en el acto que realizan las Madres de Detenidos–Desaparecidos del Departamento Ledesma, Jujuy todos los años en la conmemoración de “Las Noches de los Apagonesâ€? que este año será el 27 de Julio, veo tan libres a los mismos que entraron a nuestras casas y se llevaron a los nuestros, los veo sonreÃr, casi burlándose y nosotros marchando junto a las Madres reclamando Verdad y Justicia.
Pienso que desigual es nuestra realidad y me pregunto por qué nuestras democracias siempre perdonan a los genocidas. Pero espero que algún dÃa la historia cambie en mi paÃs, y tengamos justicia y todos los culpables presos.
En la actualidad me doy cuenta, que la gente de mi paÃs tomó definitivamente conciencia de lo que pasó en las Dictaduras Militares y que somos los afectados los que provocamos esa toma de conciencia en la población y sabemos que a la Democracia debemos trabajarla dÃa a dÃa, mejorarla, proponer alternativas viables para perfeccionarla, creo que eso es nuestro deber, creo que es mi deber como hijo de un desaparecido.
Hoy en mi paÃs hay ideas muy opuestas a la construcción de un Monumento a los Desaparecidos, hay gente que está de acuerdo y otra que no y critican mucho, que no debemos permitir la construcción del monumento, ni que aparezcan en la placa de construcción las autoridades Nacionales y de la Ciudad de Buenos Aires, como participando en esa construcción. Cuesta mucho ponerse de acuerdo sobre como construir la Memoria en mi paÃs, porque sencillamente somos un paÃs al que le cuesta rescatar la Memoria, pero creo que tiene que haber un lugar permanente de homenaje a los desaparecidos, como también estoy seguro que ese monumento será atacado por los que piensan como los militares, servirá para intentar destruirlo por esa gente, pero yo quiero que los desaparecidos tengan su Monumento, no me importa si el gobierno actual de Argentina, cuando se iniciaba la democracia voto las Leyes de Impunidad, pero lo importante que ese monumento sirva como lugar de denuncia permanente de lo que se hace mal en la democracia, que sea el parlamento de los desaparecidos, que ellos de alguna manera digan y denuncien las cosas que están mal en esta difÃcil construcción de la democracia.
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Para mà las Madres de Desaparecidos de mi provincia, las Madres del Interior del paÃs, y las Madres de Plaza de Mayo, fueron y son mis maestras en la vida, aprendà a no confundir al enemigo, aprendà a profundizar mi solidaridad con los que menos tienen. De mi madre aprendà a resistir, aunque últimamente me cuesta mucho, pero no puedo dejar de soñar, y esperar que nuestros desaparecidos, desde el lugar que estén, que seguramente están con los grandes elegidos nos ayuden a pensar, a sentir, a esperar un mundo mejor para todos, y que por fin se haga realidad lo que tanto buscamos, Verdad y Justicia.
Para mÃ, recuperar la Memoria no solo pasa por seguir peleando por juicio y castigo a los culpables, Sino también por seguir luchando y construyendo una Argentina justa, donde lamentablemente siguen hoy existiendo desaparecidos sociales, aquellos que no pueden tener oportunidades de una vida digna, amplios sectores condenados a la exclusión y la pobreza.
Recuperar la Memoria, es seguir construyendo el modelo de paÃs que imaginaban nuestros desaparecidos y por la cual pagaron con sus vidas.
Creo que con paÃses como el de ustedes, en este hermoso paÃs anfitrión podemos seguir pensando en nuestras realidades, ustedes pueden ayudarnos a ver con mas claridad nuestras dudas, a entender nuestras culturas y buscando soluciones en conjunto.
Pido a los presentes en este Congreso Internacional que no nos olviden, que no olviden a las Madres de Plaza de Mayo-LÃnea Fundadora, asà como yo los llevo en mi corazón, asà queremos sentirlo a ustedes muy cerca nuestro y ayudarnos, que mucho lo necesitamos
Gracias
Ricardo Ariel Arédez Márquez |
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