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El origen del nacionalismo vasco
29 jun 2004
El origen del nacionalismo vasco parte de la rápida industrialización que vivió la sociedad vasca en la década de 1890. Esta transformación conllevó la inmigración de muchos trabajadores del resto del Estado.
La primera consecuencia fue la modificación de zonas donde sólo se hablaba el euskara a zonas donde éste tenía que convivir con el castellano. Además, los nuevos trabajadores se organizaron, para defenderse de la explotación que sufrían, en sus organizaciones de clase (el PSOE y la UGT). Dado el anticlericalismo de éstas, gran parte de la población católica vasca vio a los inmigrantes como una amenaza inmo-ral, aparte de socavar la sociedad tradicional vasca con su lengua.
Hasta ese momento, la singularidad social de las cuatro provincias vascas no había producido conciencia nacionalista alguna, tal y como hoy la entendemos. A pesar de ello, las condiciones existentes, empobrecimiento y perdida de identidad del campesinado vasco por la industrialización y una alta burguesía que favorecía y se aprovechaba del centralismo español, hicieron que las ideas nacionalistas cristali-zaran muy bien debido al desarraigo cultural y religioso que los campesinos y las clases medias temían.
El fundador del nacionalismo vasco, Sabino Arana, tuvo que inventar un nombre, el de Euskadi, para el País Vasco, idear su bandera —utilizando como muestra la de Gran Bretaña—, aprender el euskara y dar forma a una ideología que pudiera justifi-car las pretensiones de independencia de Euskadi del resto de España.
A diferencia de otros nacionalismos del siglo XIX, que fueron inventados para crear un mercado nacional que permitiera a los comerciantes poder tener facilidades económicas, acabando así con los restos feudales, el nacionalismo vasco nació como rechazo a las consecuencias de la industrialización, como un intento de volver a un pasado rural paradisíaco.
A pesar de ello, Arana no condenó el proceso de industrialización ni a los capita-listas que daban empleo a los inmigrantes, sino que cargó contra estos últimos por llevar a cabo una injusta competencia con los trabajadores vascos y, además, por poner en peligro a la raza vasca con su inferioridad racial y sus ideas no católicas y socialistas.

El nacimiento del PNV
Así pues, en 1895 y de la mano de Sabino Arana se fundaba el Partido Nacionalista Vasco (PNV). Su programa consistía, primordialmente, en la exigencia de unos Fueros con más competencias. La carencia de un programa más amplio se resolvía con una gran carga emocional en la que se ensalzaba la superioridad de la raza vasca y se responsabilizaba a los “maketos� (término peyorativo con que se calificaba a los españoles) de los problemas sociales, fruto de la rápida industrialización.
En 1902, cuando aún estaban presentes las secuelas de la guerra de 1898, Arana fue encarcelado por haber enviado un telegrama al presidente de EE.UU. felicitán-dole por haber concedido la libertad de Cuba. Mientras se encontraba encerrado, y tras haber jugado con la idea de establecer una Euskadi independiente bajo el pro-tectorado de Gran Bretaña, el líder del PNV decidió avenirse a razones con el Esta-do español y pedir autonomía en lugar de independencia.
Este hecho, que fue interpretado dentro de su partido de muchas maneras, y su muerte en 1903, dejaron sin aclarar, acaso deliberadamente, cuáles eran sus inten-ciones. En la práctica, la ambigüedad, surgida en torno a si el PNV aspiraba o no a la total separación de España, ha persistido a lo largo de la existencia del partido, dejando el espacio suficiente para que exista la unidad aún teniendo diversas inter-pretaciones de las ideas de Arana.
El nacionalismo vasco estaba representado por el PNV y éste rechazaba todo lo que oliera a izquierdas, más aún, era claramente conservador y reaccionario.
El PNV exigía a los afiliados que sus cuatro abuelos tuvieran apellidos vascos; en 1908, se consideró que con uno ya había bastante.
En 1911 se creó Solidaridad de Obreros Vascos (SOV), un sindicato antisocialis-ta y en el cual sólo se podía ser miembro si los apellidos eran vascos, mostrando así su pureza racial. Muchos empresarios dieron su apoyo a SOV (que más tarde se llamaría STV-ELA) colaborando así a hacer creer que los trabajadores vascos tenían más en común con sus patronos que con los “maketos� de la UGT.
En las elecciones municipales de 1931 el PNV formó lista electoral conjuntamen-te con los carlistas y otras fuerzas reaccionarias. En las cláusulas de su proyecto de estatuto de autonomía aparecía el requisito de haber residido diez años en el País Vasco para poder adquirir la ciudadanía.

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Comentaris

Re: El origen del nacionalismo vasco
29 jun 2004
La guerra civil
Durante el levantamiento franquista de 1936, la reacción del PNV fue distinta en cada provincia. En �lava, el diputado en las Cortes lo acogió con el calificativo de cruzada de la regeneración, en Navarra la sublevación militar triunfó tan rápidamen-te que el PNV no tuvo tiempo de posicionarse y en Guipúzcoa y Vizcaya los partida-rios del nacionalismo vasco corrieron a fortificar las iglesias y sus propios centros contra la imaginaria amenaza de los obreros armados.
La postura de desconfianza hacia la izquierda por parte de los nacionalistas vas-cos socavó la resistencia y no entendió que la represión que se avecinaba no era tan sólo para los «rojos» sino también para los que querían una España «rota».
Miles de nacionalistas fueron asesinados o fueron apresados tras la victoria de Franco. El gobernador militar de San Sebastián emitió una orden prohibiendo el euskara.
El nacionalismo y la cultura vascos sólo podían encontrar expresión en el exilio, y en esa situación la reconciliación del PNV con el gobierno republicano exiliado se hizo más que evidente.
De los 50 en adelante
La recuperación económica de la década de los 50 atrajo a nuevos inmigrantes a Euskadi. Parecía que el viejo racismo de Arana volvía a resurgir. Ceferino de Je-mein, un conocido escritor del PNV, habló de los inmigrantes, en 1957, como una masa de «coreanos» degenerados, indiferentes a su forma de vida y parásitos de Euskadi.
En un contexto de represión hacia todo lo que oliera a vasco, un PNV que no iba más allá de algún acto folklórico, y la experiencia de las luchas anticoloniales de Argelia y Cuba, ETA hizo su aparición, en 1959, en la palestra política y social.
Sus primeras actuaciones fueron las pintadas callejeras y el reparto de ikurriñas en actos sociales. La progresiva solidaridad con los inmigrantes estuvo acompañada por la adopción de ideas socialistas.
En 1962, se publicaba en Buenos Aires Vasconia, el libro que trataba de dar teo-ría al nacionalismo vasco para la situación de ese momento. Su énfasis en la necesi-dad de la estrategia guerrillera y su teoría sobre la espiral acción/represión/acción son partes que se complementan en toda la historia de ETA.
Las manifestaciones de masas, las huelgas generales y el incremento de la movi-lización hizo que en bastantes ocasiones ETA se dividiera por un motivo básico: la importancia de la lucha dentro de la clase trabajadora.
Justo en el momento en que parte de ETA dio más importancia a las ideas marxistas en detrimento de las ideas nacionalistas se socavó su razón de ser y, por tanto, se crearon nuevas organizaciones que hablaban de la necesidad de la unidad de los trabajadores y de los intereses que tienen en común sean de donde sean.
En la década de los 70, el proceso de Burgos y el atentado contra Carrero Blanco, brazo derecho de Franco y sucesor de éste, hacen de ETA una organización muy conocida, hasta internacionalmente, y respetada en gran parte del Estado español. El Partido Comunista de España (PCE) y el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) legitiman el atentado señalando que es el resultado de años y años de represión.
La Transición
En un momento de grandes luchas obreras —en 1969 hubo 491 huelgas, 1547 en 1970, 2009 en 1974, 2807 en 1975 y 3662 en 1976— Euskadi es la punta de lanza del movimiento huelguista: del 30 al 40% de todos los conflictos laborales suceden allí. Además, hay que tener en cuenta que este hecho sucede en un país donde las huelgas eran ilegales y las manifestaciones duramente reprimidas.
En una situación como esta, no es tan sólo la clase trabajadora la que ha dado un cambio cuantitativo y cualitativo a la lucha antifranquista sino que dentro del fran-quismo también se está alterando la visión de futuro. Un régimen como el existente hasta entonces no podía durar demasiado.
Viendo la situación así, sectores importantes que apoyan al régimen ven en la apertura democrática la única salida. La revolución portuguesa del 74 les muestra cual será el otro camino si ellos no dirigen uno propio.
El problema principal que se les presenta es que para dar esa apertura tienen que convencer a los partidos que movilizan, o podrán movilizar, a gran parte de la po-blación de que «su» salida a la dictadura es la mejor de las salidas. El PCE, antes que el PSOE, reconoce las condiciones y acepta como válidas tanto la Monarquía como la Constitución, mostrándose de manera precisa su deserción en cuanto al derecho de autodeterminación de Euskal Herria y, consecuentemente, su naciona-lismo español.
En este caso, el PNV mostró una ambigüedad tanto al abstenerse en el Parlamen-to, que le hacia, por un lado, dejar a sus bases con la idea de que en el fondo busca-ba la independencia y, por otro, abría paso con su abstención a la posibilidad, más que manifiesta, de un Estatuto de Autonomía para el País Vasco, como al pedir la abstención en el referéndum de diciembre de 1978 que obtuvo un 51%, a diferencia de sólo un 35% de votos favorables, que queda muy por debajo del 59% del resto del Estado español.
Re: El origen del nacionalismo vasco
29 jun 2004
Abans ja existia . Pensa en les guerres carlines en agusti de xhaho, en matalàs,....
Re: El origen del nacionalismo vasco
29 jun 2004
Los últimos años
De allí en adelante, y a partir de 1982, bajo un gobierno del PSOE, que no dudó en utilizar, mediante los GAL, «la guerra sucia contra ETA», ni tuvo reparos en crimi-nalizar al Movimiento de Liberación Nacional Vasco continuando con las torturas y los malos tratos de la dictadura, la situación ha ido sucediéndose tanto con el apoyo del PNV al gobierno socialista, que se ha desdicho de sus promesas preelectorales, como con las acciones de ETA, que han ido socavando, cada vez más, las simpatías que parte de la sociedad vasca y española tenia por esta organización.
El nacionalismo vasco tradicional ha mostrado, de manera fehaciente, que no tie-ne ninguno escrúpulo para pactar con la derecha española (PP) que ganó en el 96 las elecciones. Manteniéndose, de esa manera, entre sus propias bases que le exigen mejoras nacionales y el gobierno central que acepta, a regañadientes, algunas conce-siones a cambio de su apoyo parlamentario.
Por su parte el nacionalismo abertzale —HB y su entorno—, bajo la influencia del ejemplo irlandés, trata de reconciliarse con sus compañeros nacionalistas como si esta fuera una solución a largo plazo.
La historia del nacionalismo vasco muestra como un movimiento que nace del más oscuro y repugnante racismo y xenofobia puede convertirse, con los ejemplos internacionales y una situación de dictadura fascista, en un movimiento de izquier-das que habla de los derechos de los trabajadores, contra el racismo y por el derecho de autodeterminación.
De una manera u otra, el «marxismo» de ETA y HB es perdonado por la comuni-dad nacionalista vasca mientras éste no les lleve a renunciar al nacionalismo.
La alternativa, por tanto, no va a venir ni de HB ni de ETA, que encerrados en la lógica nacionalista no tratan de buscar aliados en la clase trabajadora de fuera de las fronteras de Euskal Herria.
El PSOE, por su parte, ya ha mostrado hasta donde quiere llegar. Los catorce años de gobierno sirven para ilustrar su asentamiento en el sistema y en los ataques a los trabajadores que éste siempre impone. Sus bases romperán con él cuando vean como la lucha es una posibilidad real para mejorar.
IU sigue presentándose como la alternancia más de izquierdas, su discurso contra la Europa de Maastricht y los acuerdos entre patronal y sindicatos así lo confirman. La cuestión será ver hacia donde se decanta en el futuro, hacia la lucha o hacia los votos.
Abogar por una lucha unida y conjunta de todos los trabajadores del Estado es-pañol, sin estar subordinada a ninguna organización armada, y, a la vez, defender realmente el derecho de autodeterminación para Euskal Herria es la única alternativa al capitalismo y, por tanto, a la destrucción de esa España «una, grande y libre» que se impone actualmente.
Re: El origen del nacionalismo vasco
29 jun 2004
La tradición obrera vasca
La lucha de los trabajadores vascos dio su primer paso cuando, en 1953, tres mil trabajadores de la empresa Euskalduna van a la huelga para reclamar la gratificación de Navidad. Rápidamente empresas de Vizcaya y Guipúzcoa paran también en solidaridad. Este hecho es una constante en los años venideros.
En Pamplona se declara la huelga general en el 56 y, en el mismo año, los meta-lúrgicos de Vizcaya hacen lo mismo durante dos meses. La represión es salvaje.
La década de los 60 confirma la consolidación del movimiento obrero vasco. 35.000 huelguistas detiene la economía de Vizcaya en los meses de abril y mayo del 62; 10.000 en la provincia de Guipúzcoa.
El conflicto que repercute más en la zona se produce en el 66, durante más de cinco meses los trabajadores de Bandas, en Frío de Basauri, resisten mediante asam-bleas y hojas informativas a los ataques de la dirección mediante la huelga. La soli-daridad se extiende por todo el Estado español.
En 1967 el gobierno decreta el estado de excepción, mientras el conflicto de Bandas sigue pendiente, obligando a muchos a la reincorporación al trabajo y en-viando a los líderes del movimiento obrero vizcaíno al calabozo y al exilio.
En noviembre, el Tribunal Supremo declara ilegales todas las huelgas. La repre-sión y la mala situación económica hacen del 68 un año de reflujo de las luchas obreras.
El proceso de Burgos, en 1970, une la lucha social con la nacional. Miles de tra-bajadores paralizan las empresas en protesta por el juicio. En Vizcaya alcanzó al 60% del total de la plantilla laboral de la provincia. Sin lugar a dudas, el llamamien-to conjunto ETA-PCE fue muy eficaz y movilizador en amplios sectores de la clase trabajadora.
Habrá que esperar hasta 1973 para percibir un cambio cuantitativo de conflictos. La generalización y las huelgas se sucederán hasta 1977. Se inaugura un imparable y sistemático ciclo de enfrentamientos directos dirigidos contra el régimen franquista.
En 1974 se declara la huelga general. En Euskadi, donde estuvo organizada por la izquierda revolucionaria, hubo 200.000 huelguistas. Los trabajadores de la Banca, Comercio, etc. se unen a la lucha.
Desde el 1 de enero de 1976 hasta el 16 de mayo de 1977 se desarrollaron nada menos que 13 huelgas generales en todo Euskadi. Se unen las reivindicaciones laborales con las reivindicaciones políticas.
La lucha de masas fue una pieza fundamental para el fin del régimen. El potencial y la unidad de los trabajadores mostraron las posibilidades que tienen éstos para transformar la sociedad. Su lucha forma parte de nuestra tradición, la tradición obrera.
ETA y la izquierda
A principios de los años cincuenta, un grupo de estudiantes de la Universidad de Bilbao formaban el grupo Ekin. Ekin significa hacer y eso era exactamente lo que reflejaba el alma de la organización.
Según ellos, el PNV se había convertido, con el paso de los años, en algo anti-cuado e irrelevante, no por sus principios o tradición, sino por sus métodos en la lucha contra la opresión de España. A pesar de ello, y por sus propias limitaciones, Ekin se fusionó, en 1956, con Eusko Gaztedi, las juventudes del PNV, para formar EGI.
Los desacuerdos entre los grupos que se habían unido pronto hicieron aparición y, en 1959, fruto de éstos nacía Euskadi ta Askatasuna (ETA).
ETA representaba el odio que durante mucho tiempo se había acumulado contra el Estado represivo y la superación de la impotencia de no poder hacer nada contra esta situación.
En las décadas de 1960 y 1970 , años en que aumentó el número de partidarios de ETA, el País Vasco se politizó fuertemente y esto comportó la radicalización del grupo.
Hubiera sido imposible creer, en esos primeros años, que aquellos devotos nacio-nalistas conservadores fueran a convertirse en un grupo armado que se declararía marxista-leninista.
Re: El origen del nacionalismo vasco
29 jun 2004
Argelia y Cuba
El puente que les llevaría hacia posiciones socialistas fueron las luchas anticolonia-listas de Cuba y Argelia. Este tipo de luchas, donde aparentemente se unían socia-lismo y nacionalismo, marcaron la salida de la ideología antisocialista, reinante hasta entonces, en el movimiento nacionalista.
De allí mismo, surgió el debate que más tarde, y en más de una ocasión, dividiría a ETA. Si bien había una parte, la que ha llegado hasta nuestros días, que veía a Euskadi como una colonia a la que liberar mediante la lucha armada, también se encontraba en su interior una facción que ahondaba más en la teoría socialista y que comprendía que el País Vasco, una de las zonas más industrializadas del Estado español, guardaba escaso parecido con las luchas del Tercer Mundo. Esta postura daba importancia a la clase trabajadora y no a la lucha armada.
Estas posturas cristalizaron, sobre todo, influenciadas por grandes luchas obreras y, en consecuencia, sectores de ETA tomaron un análisis, no sólo de abandono de la acción armada sino de ataque hacia la idea de unidad con la burguesía vasca, que les costó la escisión.
Límites
Si bien la intención de ETA era ser parte del movimiento de los trabajadores, su clandestinidad y su militarismo, hacían imposible un trabajo constante al lado de la clase a la que, supuestamente, representaban.
Según el biógrafo de ETA, Luigi Bruni:
«La lucha armada, por obvias exigencias estructurales y de seguridad, no puede salir del terreno de la clandestinidad y esto es su límite perjudicial; sin embargo la clase obrera no puede delegar a vanguardias clandestinas la gestión del enfrenta-miento de clases y de sus niveles de lucha.»
No es de extrañar pues, que los trabajadores reaccionaran a los secuestros de in-dustriales con sumo escepticismo y discrepancias, ya que el terror estatal, como consecuencia de estos actos, no se hacía esperar.
Esta disyuntiva, que ha sido una constante en la historia de ETA, se ha hecho, con el tiempo y las experiencias internacionales, más grande. La caída del bloque soviético y la cada vez más difícil situación de la Cuba castrista, junto a la desmovi-lización que se ha dado en el Estado español, han hecho que, dentro del movimiento abertzale, se hable, cada día menos, de las pretensiones socialistas y de la revolución vasca y, cada vez más, de la independencia como la panacea a todos los males.
El pesimismo de la izquierda que ponía, más o menos, esperanzas en los países mal llamados comunistas o socialistas también ha afectado a ETA.
La política represiva y de criminalización que se ha dado y se da, tanto en el go-bierno del PSOE como del PP, no va a mejorar la situación. ETA se encuentra en un callejón sin salida.
Las posibilidades parecen pasar por un dialogo entre gobierno y ETA, que por el momento no parece factible, o por un aumento de la lucha que derive en poner más énfasis en la movilización. El tiempo lo dirá.
Re: El origen del nacionalismo vasco
29 jun 2004
a) la millor manera de no xerrar tant i partir d'allo tangible es quantificar (visca la quantificació i l'estadistica a les ciencies socials, sempre que es pugui)
a')immigració al mig de la rapida industrialització basca: que podries quantificar-la si's plau? o ens hem de conformar amb la ciencia-ficcio tal com hem de fer amb els setciencies que situen l'arrencada de l'immigració espanyola al Principat i als Països Catalans fins i tot al 1850(!!!)
b) "el nacionalismo inventado para crear mercados", no te perdua aquesta, es genial, es com tornar a falses lectures falsament pseudomarxistes (usar quatre paraules que sonin a economia i narinant, ala!) que es feien com a minim fa 30 anys
es cert, alguns s'obliden del fet classe per explicar la historia i els moviments politics (quin fart de criticar-los)
ara, per d'altres les cultures són poca cosa més que les tapes del costumari catala o la fabada asturiana: no existeixen processos historics i culturals diferenciats, relacions de poder entre classes dominants de diferents nacions i entre diferents pobles, tabla rasa des de l'austrolapitecus afarensis fins la globalització anglosaxona i sempre tothom tallat pel mateix patró, l'encefalograma pla
i a més sempre fosca i maquiavelicament manipulats per la burgesia, classe recargolada com la que més, encarnació del mal que sempre és complexe i obscur i de malvades intencions (hahaha, quina por el burges amb el puro i el barret de copa, beneit per la sotana del carli ultrareaccionari -que, oh sorpresa! es seguit per importants sectors de la pagesia que pateixen la privatitzacio dels comunals com una sotregada)
d'aqui que el primer dirigent obrer jutjat i executat per l'Estat burgés espanyol a l'any 1850 i pico li haguessin de posar un interpret perque l'home no entenia un borrall de l'espanyol, obcecat com estava en embolicar la troca i fer el joc a la burgesia barcelonina perque crees el seu mercat dels nassos!!!!!
(per cert no sabia que els bascos no fossin obrers, els obrers tots fossin immigrants, ergo els obrers eren espanyols, una utilització molt barroera de la la lògica formal; ah es clar, se m'oblidava de posar-hi una paraula d'economia perque doni el pego de marxista)
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