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News: fòrum 2004
El Periódico parla de la Resistència al Fòrum 2004
Això es lo que publica ElPeriódico avui dissabte dia 8 a les seves primeres pàgines sobre la Assemblea de Resistències al Fòrum de les Cultures. Increïble el cinisme de la redactora. Clarament vol desligitimar l'Assemblea (molt sutilment) i fer veure que són 4 gats. A veure que us semla.
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: altres temes
Constitucion de Europa
CONSTITUCIÓN DE EUROPA

LA RAZÓN. LUNES 23 DE JUNIO DE 2003
ANTONIO GARCÃ?A TREVIJANO

Todo lo que no es producido por la libertad política de los pueblos nace marcado con signos de servidumbre. Se comprende que algo tan difícil de lograr como la unidad política de Europa, en un conjunto de poblaciones dominadas por sentimiento nacionalistas y egoísmos de los Estados, haya tenido que ser iniciado con procesos estatales de unificación de la economía y la legislación civil. Se comprende que los agentes exclusivos de esta unificación previa del mercado y del estatuto de las personas hayan tenido que ser los Estados. Pese a la lentitud del proceso y a las injusticias que necesariamente produce el consenso transaccional entre poderosos, se debe reconocer que la creación del Mercado Común, el euro y la legislación comunitaria ha sido un éxito.
El error comienza cuando se olvida que el método del paso a paso y del consenso de los Estados solo pretendía conducir a la población europea a una situación de homogeneidad económica y civil que le permitiera dar el salto cualitativo hacia su unidad política. Ninguno de los fundadores del camino de la integración económica europea pensó que la meta última, los Estados Unidos de Europa (como decía Jean Monet), pudiera ser alcanzada con el mismo método del consenso de los Gobiernos. Para que el producto final fuera independiente y democrático, en algún momento el protagonismo de los Estados debía ceder el paso al de los ciudadanos, es decir, a la libertad política constituyente.
Ese cambio de método todavía no se ha producido ni hay visos de que se produzca en el futuro. Eso ocurre con frecuencia. La insistencia en el método que ha conducido al triunfo en una batalla particular suele acarrear la pérdida de la guerra. El proyecto de Constitución de la UE, sometido a la decisión de los Gobiernos de los 25 Estados miembros, no ha sido elaborado en un procedimiento democrático, ni su contenido está regido por la regla de la democracia formal. Su texto tampoco se propone la Constitución de los Estados Unidos de Europa. En el mejor de los casos constituye lo ya constituido.
La regla de la unanimidad en materia de Seguridad y Defensa, el veto de cualquiera de los Estados miembros, hace imposible el nacimiento de cualquier forma de Estado Europeo (asociado, confederado, federado) que afirme su independencia y personalidad en la política mundial. Con esta carencia fundamental, la disputa por el número de votos de cada Estado en el Consejo de Ministros resulta intrascendente. Todos quieren formar minorías de bloqueo. Nadie, mayorías de acción independiente.
La ratificación por los ciudadanos de la Constitución que aprueben los Gobiernos, su legitimación popular, no la hará democrática si su contenido normativo no es democrático. En teoría es posible que una dictadura o una oligarquía sean las fuerzas constituyentes de una Constitución democrática que las elimine. Pero es imposible que la soberanía popular haga democrática, por el simple hecho de aprobarla, una Constitución que no esté presidida, sin excepciones, por la regla de mayorías y minorías. Donde hay regla de unanimidad, sea en materia de familia, seguridad social o política internacional, no habrá democracia ni Europa independiente. Y el superministro de Asuntos Exteriores seguirá siendo un enano político.
La población europea es hoy más homogénea que la de EE UU, cuando dejó de ser una Confederación parlamentaria de 13 Estados y aprobó la Constitución presidencial y democrática promovida por Hamilton, Madison y Jay desde «El Federalista». Más de tres cuartos de siglo después, los candidatos a la Presidencia aún hacían su campaña electoral en 16 idiomas diferentes, entre una docena de creencias religiosas. Lincoln presidió un Estado sin Banco Central, un dólar dependiente de la libra esterlina, una estructura social en el Norte incompatible con la del Sur y una cultura moral dividida entre el liberalismo humanista y el patriarcado señorial.
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Commentary: corrupció i poder : guerra
La vida de un iraquí "vale" 2.500 dólares
EEUU ha promulgado una ley por la cual obliga a sus soldados a pagar 2.500 dólares en indemnización por cada iraquí que maten "por error" sin que se impute al asesino ningún otro cargo. El gobernador civil Paul Bremer ha emitido un decreto en virtud del cual queda prohibido que tribunales iraquíes atiendan denuncias [de iraquíes] contra las fuerzas de ocupación o contra los ciudadanos de los países de la coalición.

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News: guerra
Afganistan, las masacres olvidadas
"I shall never forget the sensation as long as i live .
It was the most revolting and most powerful stench you could never imagine: a mixture of faeces, urine, blood, vomit and rotting flesh"




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News: ecologia
Los grandes simios están al borde de la extinción
Los grandes simios, los animales más parecidos a los seres humanos, están a punto de desaparecer y se necesitan acciones urgentes para asegurar su supervivencia, dijo el experto ecologista keniano Richard Leakey.
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News: guerra
mercenarios
echadle un vistazo a esto. Espero que no haya sido publicado ya; he echado un ojo y no me ha parecido verlo.
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News: guerra
La política nuclear de Israel
La liberación del Mordejai Vanunu, tras dieciocho años de prisión en Israel, y toda la repercusión que este acontecimiento ha tenido en los medios de comunicación han hecho que surja de nuevo la cuestión sobre el armamento nuclear que posee Israel. Más allá de las manifestaciones de apoyo al preso, en las que participaron tanto israelíes como ciudadanos de Europa y Estados Unidos, y más allá de las manifestaciones de muchos israelíes expresando su repulsa por el espía liberado, el tema del armamento atómico de Israel exige un comentario sereno y de mayor alcance. Por lo que en vez de ocuparnos de ese tipo algo extravagante, lo mejor es tratar las cuestiones fundamentales en relación con el tema.

Primero, daré algunos datos históricos para aquellos que los olvidaron o que nunca los conocieron:

El establecimiento del Estado de Israel en 1948, tras la resolución de las Naciones Unidas que aprobaba la partición de Palestina en dos estados uno israelí y otro palestino, se encontró inmediatamente con la oposición enérgica no sólo de los propios palestinos sino de todo el mundo árabe. Nada más establecerse el Estado judío, fue atacado por los ejércitos de siete países árabes con el fin de exterminarlo. Pero en el 48, en la llamada guerra de Independencia, Israel derrotó a los ejércitos de Egipto, Siria, Jordania y Líbano, y en 1949 se firmaron los acuerdos de cese el fuego y se establecieron las famosas fronteras marcadas por la llamada Línea Verde, que dividía Israel de los territorios palestinos de Cisjordania y la franja de Gaza cuando estalló la guerra de los Seis Días en 1967.

Pero los países árabes no aceptaron ni consideraron estos acuerdos como una base para un futuro acuerdo de paz, sino únicamente como una tregua temporal durante la cual aumentar su poder militar con el objetivo de intentar por segunda vez vencer y acabar con Israel. Por eso, pese al cese de la actividad bélica, seguían presentes las amenazas para destruir al Estado judío –y en cierto sentido siguen hasta el día de hoy tanto en el plano ideológico como en el de la práctica–. Además, en los preparativos de la guerra siguiente, en 1967, intervino activamente la antigua Unión Soviética, bien con el abastecimiento de armas a los ejércitos de Egipto, Siria e Iraq, bien con el envío de asesores militares a la zona y el apoyo diplomático en los foros internacionales. Así que Israel se enfrentaba no sólo a la oleada de terrorismo palestino procedente de Cisjordania y la franja de Gaza, en manos de Jordania y Egipto, respectivamente, sino también a la amenaza de una guerra global en su contra.

En aquellos años 50 y 60, la actitud política de Estados Unidos hacia Israel era de bastante reserva. El abastecimiento de armamento era mínimo –sólo misiles defensivos contra ataques aéreos– y el apoyo diplomático era escaso. El desarrollo de armamento propio estaba en sus primeras fases en Israel, mientras que los países árabes contaban con una ayuda generosa e incondicional, lo que hacía que el desequilibro de fuerzas entre Israel y los estados árabes fuese tremendo.

David Ben Gurion, uno de los fundadores del Estado de Israel y su primer ministro durante sus primeros quince años, decidió asegurar la existencia de Israel con la creación a escondidas de material nuclear. Con la ayuda de Francia, que en los años cincuenta estaba metida en la guerra de independencia de Argelia y a partir de entonces siguió en conflicto con el mundo árabe y especialmente con Egipto, Israel obtuvo los primeros componentes para construir un reactor nuclear en el desierto israelí y reclutó a científicos israelíes para empezar a trabajar en secreto en la creación de armas nucleares.

El pacto con Francia, país que además le vendió a Israel aviones de combate y armamento sofisticado, dependía a fin de cuentas de la guerra en Argelia y era por tanto temporal. En cuanto Francia se vio obligada a darle la independencia a Argelia y salir de allí, sus relaciones con el mundo árabe empezaron a mejorar, y ya antes de que estallase la guerra de los Seis Días, De Gaulle decretó el embargo sobre los envíos de armamento y piezas de recambio a Israel, lo que sólo reforzó la idea israelí de adelantar el ataque para acabar con el asedio militar que le había impuesto en mayo del 67 el dictador egipcio Nasser.

Por aquel entonces el reactor nuclear israelí ya funcionaba por su cuenta sin necesidad de ayuda de científicos franceses o cualesquiera.

Pero todo se mantenía en secreto. Israel negaba una y otra vez que tuviera armamento nuclear e insistía en la idea ya fija de que no sería el primer país en tener armas nucleares en Oriente Medio, de lo que se desprendía que si algún día algún país llegaba a poseer armamento nuclear –con ayuda de una potencia extranjera, como por ejemplo la Unión Soviética–, Israel inmediatamente podría armarse con armas nucleares. Lo más curioso es que todo el mundo, no sólo occidente y el bloque comunista sino incluso los países árabes, pese a las dudas lógicas que tenían ante las declaraciones de Israel negando que poseyera armamento nuclear, aceptaron que la cuestión se quedase en el aire y no presionaron a Israel para que detuviese su actividad nuclear o siquiera dejara que el armamento fuese inspeccionado.

Fue algo extraño. Era como si hubiera un acuerdo general para no sacar el tema del armamento nuclear israelí en los foros públicos ni para ejercer presión alguna sobre Israel. Como si tanto en occidente como en el bloque comunista de después del holocausto –donde perecieron seis millones de judíos durante los cinco años de guerra–, Israel tuviera derecho moral a desarrollar un armamento cuya misma existencia ya sirviera para apartar a sus enemigos de la idea de exterminarlo una vez más.

Y ya que el mundo no podía garantizar la existencia del Estado judío, lo mejor era dejar a ese pequeño país que tuviera ese armamento tan disuasorio.

La paradoja es que incluso los árabes prefirieron acatar esa ley del silencio con respecto a las armas nucleares israelíes y ello por dos razones. La primera es que si Israel poseía armas de destrucción masiva, no tenía sentido ya seguir con la retórica enfervorizada sobre la posibilidad de exterminar a Israel. Y la segunda es que resulta imposible ignorar la existencia de un armamento como ése capaz de disuadir a las masas que piden el exterminio de Israel y evitar una acción bélica total que provoque un ataque tremendamente destructivo. Y algo de eso hubo en el extraño hecho de que los egipcios y sobre todo los sirios parasen el avance tan exitoso durante los primeros días de la guerra del Yom Kipur, en octubre del 73, tal vez temiendo causar una rotunda derrota a Israel que llevase al empleo de armamento nuclear, ya que ésa era la idea del entonces ministro de Defensa, Moshe Dayan.

En cualquier caso, Israel ya sabía entonces al igual que ahora que poseer armas nucleares disuade sólo en los casos y momentos de riesgo de derrota total, pero que de nada sirve en una guerra convencional y mucho menos para luchar contra el terrorismo. Los tremendos arsenales de armas nucleares de Estados Unidos y la antigua Unión Soviética no les sirvió para evitar ser derrotados en Vietnam y en Afganistán.

Y de este modo, el armamento nuclear israelí ha sido tácitamente aceptado, como si fuera una especie de póliza de seguros disuasoria. De ahí que el mundo esté dispuesto a seguir manteniendo la ley de silencio sobre este tema hasta que no se resuelva definitivamente el conflicto entre el mundo árabe e Israel. Incluso respetaron dicha ley cuando en mitad de los años 80 salieron publicadas en el “Sunday Times� las declaraciones de Mordejai Vanunu y las fotos que había hecho de las instalaciones. En una época tan ansiosa de sacar todo a la luz, especialmente con respecto a aquellos temas relacionados con Oriente Medio, resulta raro y fuera de lo normal que no se quiera escarbar en el asunto de las armas nucleares israelíes. Todo el mundo sabe que las tiene pero nadie quiere sacar conclusiones sobre ello.

Y por otro lado resulta que la existencia de dichas armas refuerza precisamente la posición del bloque pacifista israelí, que argumenta que es posible renunciar a territorios estratégicos en el Sinaí, en el Golán e incluso en Cisjordania dado que el armamento nuclear garantiza que los árabes no intentarán nunca emprender una acción militar global contra Israel, y por tanto no hay necesidad de controlar esos territorios desde el punto de vista estratégico. Ésa fue la postura de Ben Gurion, que tras la guerra de los Seis Días, estando ya fuera de la política, fue rotundo al declarar que había que devolver todos los territorios palestinos ocupados, a excepción de Jerusalén Este.

A su vez, me resultan extraños esos “pacifistas� que vinieron de Gran Bretaña y Estados Unidos para manifestarse a las puertas de la prisión en favor de Vanunu, quien por cierto exigió en una de sus confusas declaraciones que se destruyese el reactor nuclear de Israel. ¿Acaso tenía para ellos más sentido manifestarse aquí que en sus países de origen con arsenales nucleares mucho mayores que el israelí a pesar de que ni Estados Unidos ni Gran Bretaña tienen amenazada su existencia? Si tan deseosos están de manifestarse en contra de las armas nucleares, lo mejor es que empiecen a hacerlo en sus propios países antes de correr primero a Israel.

No obstante, en cuanto se alcance la paz y desaparezca la amenaza árabe sobre el Estado judío, será legítimo pedirle a Israel que deje que su reactor atómico sea inspeccionado por inspectores internacionales y será el momento de romper por fin con la ley del silencio respecto al tema. Sacar todo ello a la luz será importante desde el punto de vista político pero también en lo que respecta a la seguridad, con el fin de que no ocurra una catástrofe como la de Chernobil. Y quizás entonces se recordará la historia de Mordejai Vanunu, ese hombre tan extraño que tanto sufrimiento se causó a sí mismo para nada.

ABRAHAM B. YEHOSHUA, escritor israelí, inspirador del movimiento Paz Ahora
Traducción: Sonia de Pedro
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Commentary: un altre món és aquí
los primeros navegantes de la republica
España
Los primeros navegantes de la República*




Manuel Azaña
España, 17 de julio de 1931.






(…) Esto es, amigos y correligionarios, lo que nosotros podemos anunciar y ofrecer a la opinión republicana en vísperas de comenzar las Cortes sus labores constituyentes. ¿Qué nos reserva el porvenir? No lo sé. Unos partidos crecerán, otros desaparecerán. ¿Qué importa? Navegaremos con la República española que hemos contribuido a crear. Nadie puede alabarse de ser el autor de la República española; la ha traído el pueblo; pero dentro del pueblo, Acción Republicana, sus componentes, sus dirigentes, sus afiliados, han dado el ejemplo de disciplina, de abnegación, de sacrificio cada vez que las circunstancias de la revolución lo han exigido, y estoy seguro de que dará en el Gobierno, en el Parlamento y dondequiera que sea, el mismo ejemplo dado hasta ahora en el Gobierno provisional. Nosotros emprenderemos ahora una navegación difícil; ya nuestra nave republicana ha salido al mar libre; ya tenemos República, ya tenemos libertad política. Quiero decir que ya somos los árbitros y los responsables de nuestra conducta. Ya no podemos echar la culpa al rey de nada de lo que pase en España; ya no podemos echar la culpa a ningún poder extranjero. Tenedlo presente: ya no hay ninguna otra causa que no sea la de nuestro propio arbitrio, nuestro entendimiento y nuestra voluntad.

Ésta es la inmensa responsabilidad que se nos ha venido encima. Miradlo bien, republicanos, que el día de nuestro fracaso no tendremos a mano el fácil recurso de echar la culpa a nuestro vecino. No; si la República española se hunde, nuestra será la culpa. Si no sabemos gobernar, la culpa será nuestra. No hay ya a quién echar el fardo de la responsabilidad. Ved que la libertad trae consigo esta tremenda consecuencia: la de una responsabilidad ineludible, no sólo presente ante nuestros conciudadanos, sino ante la historia, que nos pedirá cuentas de lo que hemos hecho de la confianza, de la admirable ingenuidad con que este pueblo español, maltratado por todas las tiranías, ha puesto en nuestras manos la magnífica ofrenda del régimen republicano español, para que nosotros hagamos de él lo que nuestro patriotismo y nuestro entendimiento nos consientan hacer. ¿Es que no nos damos cuenta de esta responsabilidad que cae sobre el partido republicano? ¿No vamos a tener la inspiración de este elevado patriotismo que late en nuestras almas de deponer ante la ofrenda de España, que nos ha dado su libertad, su confianza, que nos aclama en las calles, no vamos a tener, digo, la abnegación de hacer los mayores sacrificios y de deponer las ambiciones y los egoísmos, sacrificando incluso nuestra vida si es preciso para el mantenimiento de la libertad integrada por la República que el pueblo ha traído con sus votos?

La nave republicana, que no tiene otro tripulante que nuestro amor a España ni otro impulso que este fervor inspirado por la República, donde se cifra la libertad de nuestro país, esta nave ha puesto proa al mar libre. Gobernemos la República serenamente, firmemente, con mano inquebrantable, resueltos a defender la nave contra cualquier amenaza, contra todas las tempestades, y si surge alguna, que surgirá, probemos la destreza y el vigor de nuestro brazo, la dureza de nuestro ánimo y la implacable severidad que estamos dispuestos a desplegar contra cualquiera que intente levantar la voz, no sólo contra la institución republicana, sino contra la más mínima semeja de sus instituciones, de sus creaciones y progresos. Lancémonos a esta navegación, y cuando volvamos a las playas de origen, vencedores o vencidos, nos quedará por lo menos el sabor de haber sido en estos días los portadores de la bandera republicana, de haber sumado nuestro nombre al recuerdo de la instauración de la libertad, de haber sido los primeros navegantes de la República en nuestro país. He dicho.




(*) Palabras finales del discurso pronunciado el 17 de julio de 1931 por Manuel Azaña en el banquete ofrecido por Acción Republicana a sus diputados, tras la victoria de los partidos del Gobierno provisional en las elecciones a Cortes Constituyentes.
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