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¿Desde cuándo decir 'árabe' es despectivo?
LA UNIVERSIDAD DE Sydney ha desautorizado el uso de su paraninfo para entregar a Hanan Ashraui el premio Sydney de la Paz

ROBERT FISK - La Vanguardia, 05/11/2003
Se ha convertido ahora también la expresión ³palestino² en un término despectivo? ¿O lo despectivo es decir, simplemente, ³árabe²? Para abordar esta cuestión, empecemos por referirnos al fallecido Edward Said, el brillante y entusiasta profesor palestino-norteamericano autor ­entre otras muchas obras­ de ³Orientalismo², libro innovador que analizó por primera vez nuestras fantasías imperiales occidentales sobre Oriente Medio. Tras su muerte por leucemia el mes pasado, Zev Chafets se burló despreciativamente de él en ³The New York Daily News² en estos términos: ³Como de confesión episcopaliana que soy, no me parece que después de su tránsito tenga derecho a una recompensa de 72 vírgenes; sin embargo, no me sorprendería si le hacen los honores un par de licenciadas universitarias².
Para Chafets, quien (según el ³Post²) ha trabajado 33 años en ³la política, el gobierno y el periodismo², ³ŒOrientalismo¹ descansa en un argumento: los occidentales son radicalmente incapaces no sólo de pensar con acierto, sino ya de simplemente de entender mínimamente el mundo árabe². ³Said ­añadía­ no atacó a los marines en Líbano en 1983 ni estrelló ningún avión contra las Torres Gemelas de Nueva York en el 2001. Se dedicó a provocar interferencias en el radar intelectual de Estados Unidos.²
Cuando leí esta necrológica execrable y malintencionada, recordé haber oído antes el nombre de Chafets, así que investigué en mis archivos y he aquí que apareció en calidad de antiguo jefe de comunicación del Gobierno israelí en 1982. Acababa de publicar un libro en el que afirmaba erróneamente que los periodistas occidentales en Beirut ­yo me encontraba entre ellos­ habían sido objeto de acoso ³terrorista² por parte de grupos organizados palestinos. Llegó incluso a afirmar que un antiguo amigo mío, Sean Toolan ­asesinado por un marido celoso con cuya esposa mantenía un idilio­ fue asesinado por palestinos porque a éstos no les pareció correcto el enfoque de un programa televisivo norteamericano sobre la OLP.
Ahora lo entiendo. Se puede maldecir impunemente a un intelectual ­una vez ha muerto­ si es palestino, y hacer lo propio con un periodista si uno tiene interés en afirmar que fue asesinado por palestinos. Estas mismas fantasías malsanas y repugnantes se están apoderando también de Australia, país donde se advierte una resuelta determinación de los supuestos amigos de Israel para impedir que la intelectual palestina Hanan Ashraui ­quien más merecido lo tiene­ reciba esta semana el premio Sydney de la Paz 2003. Un escritor judío de Sydney la ha defendido valientemente, si no por otra causa porque los grupos de presión israelíes, según todos los indicios, han reproducido intencionadamente de forma errónea el contenido de una entrevista que me concedió hace dos años, tergiversando sus opiniones para dar a entender que ella es favorable a los atentados suicidas. Ashraui no aprueba estos perversos y horribles atentados, sino que se ha pronunciado abierta y audazmente contra estas acciones. Pero la Universidad de Sydney ya ha procedido a desautorizar el uso de su paraninfo para el acto de presentación del premio en tanto que la alcaldesa de la ciudad, Lucy Turnbull, ha anulado todo compromiso de la propia ciudad de Sydney ­patrocinadora del premio­ en relación con el acto oficial de presentación.
Para indicarles únicamente lo que se halla tras todo este asunto ­aparte del hecho de que el marido de Turnbull, Malcolm, persigue actualmente su designación para optar a un escaño de diputado­ atiendan al siguiente diálogo entre Kathryn Greiner, antigua presidenta de la Fundación por la Paz de Sydney, y el profesor Stuart Rees, el director de la fundación.
Kathryn Greiner: ³Debo expresarme con lógica. Hay que elegir entre Hanan Ashraui o la Fundación por la Paz. La elección depende de ti, Stuart. Mi clara impresión es que si insistes en recibirla aquí, ellos acabarán contigo. Rob Thomas, del equipo de gobierno municipal, tiene problemas por apoyarnos. Y ya sabes que a Danny Gilbert (un parlamentario australiano) le han advertido que no se meta². Stuart Rees: ³Debes estar de broma. Ya nos hemos encontrado en situaciones parecidas más de un centenar de veces. Hemos evacuado amplias consultas. Aceptamos en su día ­hace más de un año­ la decisión unánime del jurado, y acordamos que la respaldaríamos en pleno como equipo municipal². Kathryn Greiner: ³Stuart, no razonas con lógica. El grupo bancario Commonwealth Bank muestra una actitud muy crítica en este asunto. Llegado el momento, no podríamos acudir a él en busca de ayuda económica para el premio de la Paz en las escuelas. No nos apoyarán. El mundo empresarial cerrará filas... Ya están diciendo que no somos imparciales, que sólo apoyamos a Palestina².
Es innecesario abundar más en este tipo de diálogos; en cualquier caso, lo cierto es que el profesor Rees resiste, de momento. Y también se muestra firme el periodista australiano Anthony Loewenstein en la revista ³Zmag². Ashraui ­dice­ ³ha afrontado y resistido campañas de odio basadas en la difamación y la mentira durante la mayor parte de su vida, procedentes de quienes tratan de silenciar el discurso palestino...². Pero vamos a ver, ¿cuánto va a durar todo esto? Observo que ahora, por ejemplo, Mark Stein, en primer lugar en ³The Irish Times², llama a Ashraui una ³defensora (sic: que ya va para vieja) del terrorismo por encargo².
Y las cosas van a peor. La obra de Said es objeto de denuncia en los testimonios que presta el congresista norteamericano Stanley Kurz, quien afirma que la presencia de la ³teoría poscolonial² en los círculos académicos ha motivado que haya profesores que se nieguen a ayudar o enseñar a estudiantes interesados en ingresar en el Departamento de Estado o en los servicios de inteligencia norteamericanos. En consecuencia, el Congreso de Estados Unidos ha propuesto la creación de un ³comité de vigilancia² ­compuesto por miembros designados por el Departamento de Seguridad Nacional, el Departamento de Defensa y la Agencia de Seguridad Nacional norteamericana­ que aplicará la financiación de departamentos universitarios dedicados a los estudios sobre Oriente Medio a ³estudiantes que emprendan carreras en las áreas de la seguridad nacional, la defensa y los servicios de inteligencia...²
Como afirma Michel Bednar, profesor de Historia de la Universidad de Austin (Texas), ³la posibilidad de que alguien en el ámbito de la Seguridad Nacional forme en clase a profesores universitarios (...) de acuerdo con libros de texto apropiados, patrióticos y favorables a los puntos de vista de Estados Unidos me asusta y ofende².
Por tanto, ¿habrá que decir adiós a la obra de Edward Said? ¿Y a los premios de la Paz para Hanan Ashraui? ¿Adiós, de hecho, a los palestinos? Ese día, el radar ­efectivamente­ no funcionará por las interferencias.

Traducción: José María Puig de la Bellacasa
© The Independent 2003

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