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Notícies :: laboral |
La cuestión sindical.
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per x |
19 jun 2004
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Un poco de historia.
La cuestión sindical. |
Cuando todos estaban tratando de poner en práctica la nueva orientación, Trotski promovió una discusión sobre los sindicatos que puso de manifiesto la existencia de varias facciones en el seno del Partido.
Para salir del caos de la guerra civil y de la situación extrema de comunismo de guerra era imprescindible industrializar el país, pasar del frente de la guerra al frente del trabajo, como decía Lenin. Esto, a su vez, exigía el concurso de la clase obrera. Había que desplegar una poderosa campaña de movilización y reconstruir los sindicatos de trabajadores, que se encontraban en una situación lamentable como consecuencia de la etapa anterior. Era imprescindible desplegar una campaña de persuasión entre los trabajadores a fin de que prestaran todo su apoyo para cumplir los objetivos de la nueva etapa. Hasta entonces los sindicatos habían estado prácticamente militarizados por imposición de la guerra civil, pero en la nueva etapa no podía continuar esa misma política, que había sido puramente temporal y transitoria. No se podía confundir al ejército con los sindicatos.
El VIII Congreso del Partido había reconocido que el Ejército era una masa heterogénea de personas que se componía fundamentalmente de campesinos y que éstos no lucharían por el socialismo, por lo que se imponía la disciplina en su seno. Pero los sindicatos los forman los obreros, la médula misma del socialismo. En ellos había que desplegar campañas de explicación y de agitación, nunca la imposición. Cuando la guerra civil había terminado, confundir al ejército con los sindicatos era una error gravísimo.
Pero el 3 de noviembre de 1920 Trotski pronunció un discurso en la V Conferencia sindical llamando a seguir con la disciplina militar dentro de los sindicatos. Se mostró partidario de los métodos dictatoriales de dirección, de la mano dura, de sacudir desde arriba y de apretar los tornillos a los obreros, como él mismo decía. Y pasaron de las palabras a los hechos. Aquel año los trotskistas se habían apoderado de la dirección del Tsektran, el Comité Central del Sindicato Ferroviario y de los trabajadores del Transporte Fluvial y Martítimo. En su sindicato los trotskistas habían comenzado a hacer de las suyas, aplicando métodos burocráticos y coercitivos contra los obreros, provocando una oleada de protestas y una polémica en la que los trotskistas pretendían hacer pasar sus propios métodos como los métodos bolcheviques adecuados para relacionarse con las masas.
Los bolcheviques tenían intención de discutir la cuestión dentro del Comité Central pero el asunto se agravó tanto que desbordó el marco de la dirección comunista porque, a finales de diciembre de 1920, Trotski insistió en sus tesis ante los sindicatos y en el VIII Congreso de los soviets. Además tuvo el atrevimiento de publicar un folleto al respecto y promover una de sus facciones, movimiento que dio paso a que además se alzaran también otras plataformas: oposición obrera, centralismo democrático, el grupo de tope, ignatovistas, etc.
Lenin no quería tratar esta cuestión porque pensaba que las tareas económicas eran primordiales. EL IX Congreso del Partido ya había dejado resuelto el papel de los sindicatos y Trotski se empeñaba en retroceder. Además planteaba el problema como una cuestión de principios cuando se trataba de pasar de los principios a la práctica. Ya se había discutido bastante; ya se habían aprobado todos los decretos necesarios. Lo que verdaderamente hacía falta era llevarlos a la práctica.
Pero la confusión creada no dejó otro remedio que volver a hablar de principios. La discusión se prolongó durante más de dos meses. Lenin tuvo que pasar al ataque, centrando sus críticas en la facción trotskista y en sus propuestas sindicales como ejemplo de lo que jamás podía promover el Partido bolchevique.
En marzo de 1921 el X Congreso del Partido analizó esta situación y condenó las tesis trotskistas, afirmando categóricamente que no se podían imponer métodos militares en los sindicatos.
Inmediatamente después, los trotskistas fueron expulsados a del Tsektran, eligieron una nueva dirección y modificaron en profundidad los métodos de trabajo y de dirección, eliminando las imposiciones.
Al desatar el debate sobre la cuestión sindical, máxime en la forma y en el momento en que lo hizo, Trotski puso en grave peligro al Partido. Surgieron varias facciones, se puso en peligro su unidad y su capacidad de dirección política e ideológica. Pudo observarse entonces lo que con el transcurso del tiempo y las dificultades de la construcción del socialismo, aparecería con toda su crudeza: que la llegada en aluvión de gran núumero de militantes procedentes de otras organizaciones había sembrado la confusión; no eran bolcheviques templados y experimentados, sino personas que transmitían al Partido todas sus viejas concepciones. En la cuestión de los sindicatos pudo apreciarse con claridad que esas posiciones -todas ellas extrañas al comunismo- iban desde el anorcosindicalismo hasta el militarismo, desde negar la dirección comunista dentro de los sindicatos, hasta tratar de imponerla a toda costa.
La importancia de este debate radica en que deja al descubierto, por un lado, la falacia de Trotski como crítico de la burocracia soviética, pues él fue quien promovió de la idea de apretar los tornillos a los obreros y de imponer una burocracia sindical que los sometiese por la fuerza. Además, las tesis trotskistas de apretar los tornillos significaban la continuación pura y simple del comunismo de guerra que se trataba de superar. Finalmente, Lenin advertía que el sólo hecho de plantear la NEP modificaba la actitud del proletariado ante el campesinado y la discusión sobre los sindicatos demostró, una vez más, que las concepciones de Trotski sobre el campesinado seguían siendo ajenas a las de los bolcheviques. En esta discusión se decidía, en el fondo, la cuestión sobre la actitud del campesinado, que se alzaba contra el comunismo de guerra, sobre la actitud ante la masa de obreros sin partido; en general, sobre el modo en que el Partido debía abordar a las masas en el periodo en el que la guerra civil estaba terminando.
Fue entonces cuando las divergencias entre Trotski y los bolcheviques aparecieron en todo su abismal significado: mientras Trotski era partidario de imponer una disciplina militar sobre los sindicatos, Lenin era partidario de que se organizaran de manera democrática; Trotski, que preconizaba la libertad de crítica dentro del Partido, no la admitía para el trabajo entre las masas sin partido.
Frente a las tesis trotskistas, Lenin pasó al contrataque el 30 de diciembre de 1920 con un discurso ante los soviets y los sindicatos que se tituló Sobre los sindicatos, el momento actual y los errores del camarada Trotski (1). En su discurso Lenin reconocía que los sindicatos eran una organización obrera imprescindible aún bajo la dictadura del proletariado y que además aglutina a casi toda la clase. Por tanto es una organización de la clase dirigente pero no es una organización del Estado y, en consecuencia, no tiene naturaleza coercitiva: Es una organización educadora, una organización que atrae e instruye; es una escuela, escuela de gobierno, escuela de administración, escuela de comunismo. Los sindicatos están situados entre el Partido y el Estado; sin ellos no puede haber dictadura del proletariado porque ellos crean el vínculo de la vanguardia con las masas y son una fuente de poder estatal.
La dictadura del proletariado -añade Lenin- no se puede realizar a través de los sindicatos aunque éstos abarquen casi a la totalidad de la clase dominante, debido a las lacras en las que el capitalismo deja a los obreros: La dictadura sólo puede ejercerla la vanguardia, que concentra en sus filas la energía revolucionaria de la clase. Lenin equipara la dictadura del proletariado a un sistema de ruedas dentadas: para su funcionamiento son imprescindible varias correas de transmisión que van de la vanguardia a las masas de la clase avanzada y de ésta a otras masas trabajadoras, como los campesinos. Lenin concebía los sindicatos como organizaciones sociales sin partido, sin las cuales es imposible incorporar a las amplias masas populares a la dirección del Estado y la edificación del socialismo. Los errores de Trotski, en consecuencia, eran errores que afectaban a los propios mecanismos de funcionamiento de la dictadura del proletariado.
La reunión del Comité Central de comienzos de diciembre de 1920 en la que se debatió sobre los sindicatos resultó un embrollo y eso es peligroso, decía Lenin: se produjo una división y el grupo de tope que encabezaba Bujarin es el que más daño ha causado. El Partido estaba enfermo y los imperialistas tratarán de aprovechar la situación para una nueva invasión. Había crecido numéricamente y no por eso era más fuerte; la discusión daba muestras evidentes de una extraordinaria fragilidad, de falta de cohesión.
En el debate sobre la cuestión sindical contra ambos extremos, una vez más Stalin adoptó una postura de principios alineada con las tesis leninistas. Apareció en Pravda el 19 de enero de 1921 su artículo Nuestras divergencias (2), en el que sostiene que la discusión no versaba sobre una cuestión de principios, sino de método, lo que no era cierto.
La posición de Stalin sobre la organización de los sindicatos era la siguiente: El democratismo consciente, el método de democracia proletaria en el interior de los sindicatos es el único método que conviene a los sindicatos industriales. Pero el democratismo impuesto no tiene nada en común con ese democratismo. Y respecto a la posición de Trotski añade lo siguiente: Cuando uno lee el folleto de Trotski 'El papel y las tareas de los sindicatos' se podría creer que en el fondo Trotski también está por el método democrático. Es porque ciertos camaradas estiman que nuestras divergencias no versan sobre la cuestión de los métodos de trabajo de los sindicatos. Pero esta opinión es absolutamente falsa. Porque el democratismo de Trotski es un democratismo impostado, bastardo, sin principios y, como tal, no es más que un complemento del método burocrático-militar, que no conviene a los sindicatos. Según Stalin, la democracia en los sindicatos presupone la conciencia de que es necesario elevar la iniciativa, la conciencia y la actividad de las amplias masas, es preciso convencerlas con hechos concretos de que la ruina económica representa un peligro tan real y tan mortal como ayer lo era el peligro militar, es necesario incorporar a los millones de obreros al resurgimiento de la producción a través de sindicatos democráticamente estructurados. Sólo de esa manera es posible convertir en causa vital para toda la clase obrera la lucha de los organismos económicos contra la ruina de la economía. De no hacerlo así es imposible vencer en el frente económico. En los sindicatos debía haber debates y discusiones en los que debían intervenir todos los obreros. |
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Comentaris
Re: La cuestión sindical.
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per ... |
19 jun 2004
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conclusio: els sindicats de l'estalinisme, un model assembleari a seguir, de participació d'abaix a dalt, de poder obrer i popular, vaja, xauxa
(llastima que els obrers de l'Hongria del 56, la Txecoslovaquia del 68 o la Polonia dels anys 80 no ho sabessin) |
Re: La cuestión sindical.
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per . |
19 jun 2004
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i no t'explico la claretat i la transparencia que han actuat sempre a CCOO els seus hereus, quan desmonten sindicats aqui i alla, o en la mateixa transformació del moviment de les comissions obreres en central sindical controlada pel pc, i a qui no li agradi que es foti (pero clar com la per tothom coneguda maxima de cocos, "en casa del herrero, cuchara de palo" y vaja "palo")
o la gran entesa dels hereus de la burocracia serbia amb els sindicats bosnians o kosovars
o... |
Re: La cuestión sindical.
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per Pixi |
19 jun 2004
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"Aquel año los trotskistas se habían apoderado de la dirección del Tsektran, el Comité Central del Sindicato Ferroviario y de los trabajadores del Transporte Fluvial y Martítimo. En su sindicato los trotskistas habían comenzado a hacer de las suyas, aplicando métodos burocráticos y coercitivos contra los obreros, provocando una oleada de protestas y una polémica en la que los trotskistas pretendían hacer pasar sus propios métodos como los métodos bolcheviques adecuados para relacionarse con las masas."
Lo interesante del asunto es que en el año 1920 no existía el trotkismo, ni los trotkistas. Quién ha escrito esto? Y para que lo cuelgas? Y ahora va a resultar que Stalin era el inventor de la democracia directa. Ya había previsto todo. Estaba por delante incluso del movimiento no-global. Alabemos a Dios camarade.
Qué mal me huele la gente que saca textos sin venir a cuento. Si ya lo dicen, mala hierba nunca muere. Esperemos que al menos se seque :) |
Re: La cuestión sindical.
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per Mau mau |
20 jun 2004
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El que habla de CCOO como sindicato controlado por el PCE es simplemente un desinformado.
CCOO esta tan lejos del PCE como tu y como yo si acaso controlada por el PSOE y lña patronal...
Por favor!!! |
Re: La cuestión sindical.
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per jomateixXX |
20 jun 2004
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Els sindicats "representatius" FAN VERGONYA!
La lluita sindical ha de ser independent de partits polítics. Els i les treballadores ens em d'organitzar independentment d'aquells que volen administrar el poder. Sociates, comunistes i fatxes ja han governat a tots els racons de la terra... i tots han explotat la classe obrera... la seva manipulació als sindicats els ha neutralitzat... així que cada cop queda més clar que la lluita anarcosindicalista és l'única que pot acabar amb la nostra condició d'assalariats i assalariades i sustituir el capitalisme per una organització social més justa: el socialisme...però el LLIBERTARI. |
Re: La cuestión sindical.
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per dixi |
20 jun 2004
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oye pixi, vaya noticias de actualida que nos pone el gato jins ... |
per en Mau Mau
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per . |
20 jun 2004
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Fixa't que no parlava de l'actualitat sino del pas de les comissions obreres de moviment a central sindical, cosa que si no m'erro -tenia 13 anys, per tant no ho vaig viure- va ser a la segona meitat dels 70
Es conegut que el moviment de les Comissions obreres era força ampli. De fet tambe hi participaven gent d'altres sindicats com l'UGT o la CNT.
Pero va ser precisament el PC que va fer aquest pas, el de la legalització com a central sindical. Fins i tot, durant cert periode de temps van existir diverses direccions a les Comissions Obreres, entre elles una Coordinadora de Comissions Obreres.
Posteriorment i en virtut de la legalització com a central sindical tambe van apareixer sindicats "rojos" com la CSUT, lligada al PT.
Sobre les burocratades tipiques ja presents en l'epoca d'en Camacho, nomes cal recordar l'existencia a Asturies de la Corrent Sindical d'Esquerra, que, malgrat l'expulsio i demanar reiteradament la readmissio a la central sindical, van haver de transformar-se en sindicat.
Estic segur que en l'entorn que em sembla que et mous hi ha gent que te'n fara cinc centims molt millor que jo.
Salut. |
Re: La cuestión sindical.
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per anarcosindicalista |
21 jun 2004
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Lenin titllava d'incapaços de fer la revolució als sindicats i a part deia que no tenien els i les treballadores prou maduresa per decidir com fer les coses... en definitiva, que les obreres i els sindicats com a organs de lluita havien d'estar supeditades en tot moment a les decisions del comitè central del partit, encara que aquestes anessin en contra dels seus propis interessos.... llavors quina merda de revolució és aquesta?
La CNT va estar a la internacional sindical de la komintern des del 1919 al 1921, i s'en va sortir precisament per la repressió a que sometien els bolxevics contra treballadors/es que no seguien la seva linia... l'antecedent de l'acumulació capitalista per part de la burocràcia o del capitalisme d'estat.
La democracia directa de les assemblees feia anys que es practicava als sindicats anarcosindicalistes (CGT francesa 1895; CNT 1910)... i no era precisament l'estalinisme o el leninisme qui fomentés aquestes practiques, al contrari. |
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