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Comentari :: corrupció i poder : pobles i cultures vs poder i estats
Elecciones europeas: Una lección que no debe olvidarse
15 jun 2004
A pesar de la Ley de Partidos, la izquierda abertzale se mantiene en Hego Euskal Herria por encima de los 113.000 votos.
Dos años después de que se decretara la Ley de Partidos con el fin de hacerla desaparecer del escenario político y en medio de la inusual abstención que marcó los comicios de ayer, la izquierda abertzale se mantiene en Hego Euskal Herria por encima de los 113.000 votos. Su electorado dio ayer una enorme lección a Europa, al Gobierno español y al resto de formaciones políticas.
A pesar de que durante tres comicios seguidos se han visto obligados a optar por una papeleta que oficialmente se declararía nula, los independentistas de izquierdas han demostrado una férrea firmeza en sus ideas y una gran fidelidad.

Hay que tener en cuenta que los votos anulados fueron ayer el 11,2% de los emitidos, lo que se sitúa por encima del 9,5% del voto que supusieron en las elecciones forales de hace un año y supera ampliamente el 7,05% de las pasadas generales. Ese es el dato sustancial que arrojaron ayer las urnas en los cuatro herrialdes al sur del Bidasoa. Y si los resultados en Hegoalde son excepcionales, los cosechados por Herritarren Zerrenda en Zuberoa, Lapurdi y Nafarroa Beherea resultan prácticamente inimaginables, puesto que en los primeros comicios a los que se presenta se convierte en candidatura de referencia para los abertzales de izquierda.

Lo ocurrido ayer en las urnas debiera ser detenidamente analizado por los rectores del Estado, pues se constata la derrota de su estrategia en contra de la izquierda independentista. Pero también habrá de ser tomado en consideración por el tripartito que gobierna en la CAV, por cuanto buena parte de su estrategia estaba basada en el desmoronamiento de la izquierda abertzale antes de las próximas elecciones autonómicas. El lehendakari Juan José Ibarretxe debe reflexionar sobre si considera factible que se llegue a la primavera del 2005 con un sector social tan fuerte en situación de ilegalidad oficial y colocado fuera del Parlamento en una legislatura que se adivina muy importante. Y, en definitiva, es preciso una reflexión global y común sobre si se pueda avanzar hacia la normalización de Euskal Herria manteniendo la estrategia de segregación política.


UE sin ciudadanía

La abstención ha sido la opción claramente mayoritaria en estas primeras elecciones de la Europa de los 25. Los desesperados llamamientos a la ciudadanía para que acudiera a las urnas no han resultado eficaces. Porque no se trata de mera falta de identificación social con las instituciones de la Unión, sino del resultado de un proceso en el que los estados se imponen en detrimento de la ciudadanía. Este resultado, aunque acentuado en los nuevos miembros de la Unión, se ha dado de forma casi uniforme en todos los estados, incluidos a los que se supone una mayor vocación europeísta, como Alemania y Estado francés, donde la participación no ha ido mucho más allá del 40%.

Las políticas estatales han primado en las urnas. Los varapalos a Schröeder y Chirac, en respuesta a unas políticas económicas que acarrean importantes recortes sociales, se unen al suspenso cosechado por los laboristas de Blair en su primer examen en las urnas tras el inicio de la guerra de Irak. Mientras, en el Estado español el PSOE ha superado a duras penas al PP, a pesar de contar con la inestimable ayuda de un PSC en clara curva ascendente.

El altísimo nivel de abstención de estas jornadas electorales, muestra que la UE está en crisis entre la ciudadanía y arroja serias dudas sobre el inminente proceso de ratificación de la Constitución y en general sobre el proceso de construcción europea.
Mira també:
http://www.esfazil.com/kaos/noticia.php?id_noticia=3492&PHPSESSID=725b1ba0abb4bedea1705565d39888c6

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Comentaris

Re: Elecciones europeas: Una lección que no debe olvidarse
15 jun 2004
i les CUP 9000 vots....
Re: Elecciones europeas: Una lección que no debe olvidarse
15 jun 2004
LO QUE SE VOTA

A.G.T.

Considero a la abstención como el modo coherente de vivir en la realidad política, la manera útil de estar presente en la ciudad, la forma digna de participar, críticamente, en la oposición a lo público, cuando los gobernados, por la condición antidemocrática del Régimen que los gobierna y domina, no pueden intervenir en la cuestión decisiva de la libertad: la formación del Poder. La naturaleza y el alcance del poder político están decididos de antemano en el Estado de partidos. El control administrativo de lo público pertenece en exclusiva al consenso oligárquico de los partidos. Y el dominio privado de lo público, al consenso de la oligarquía financiera y mediática de la comunicación. La disputa por la hegemonía entre ellos no tiene la trascendencia de una verdadera acción política, no es una contienda civilizada sobre el modo de gobernarse a sí misma la sociedad civil. Aunque se llamen legislativas, si las juzgamos por su función y sentido, las elecciones son administrativas. La política se disuelve en «las» políticas, en las medidas o providencias que se ofrecen al criterio administrativo. Las elecciones para designar a los jefes administrativos del Estado, pues de eso se trata con el sistema de listas de partido, son un asunto burocrático. De ellas resulta que gobierna, legisla, juzga y administra... la administración.
Los ciudadanos acuden gozosos a las urnas porque, en ellas, se hacen funcionarios por un día. El sueño de las clases medias. Se integran en la máquina administrativa del Estado, se olvidan de sí mismos y de la sociedad. Y eligen pirámides de burócratas de partido, con un jefe absoluto en la cúspide, que aspiran a estar detrás de la ventanilla en todas las manifestaciones externas del Estado, incluida la judicial. Mientras que los resortes del poder interno del Estado, los que otorgan privilegios y concesiones al gran capital, ni se rozan en las elecciones ni en los programas de los partidos gobernantes. No hay izquierda o derecha que osen oponerse, desde el Gobierno y en defensa de la libertad, a las grandes concentraciones de poder financiero y mediático. El dato es suficiente para deducir que la corrupción es inseparable del Estado de Partidos y que la naturaleza del Régimen es la propia de una oligarquía. Pero la democracia institucional es posible. Basta con cambiar el sistema electoral y separar los poderes del Estado. Basta con dar a los ciudadanos el derecho de elegir a sus representantes de distrito y el de nombrar o deponer directamente a sus gobiernos. Basta con prohibir el escandaloso cinismo de que hombres o mujeres de un mismo partido, y de una misma elección, sean a la vez legisladores, gobernantes, jueces, administradores, consejeros jurídicos y auditores del Estado. Dictadura plural.
Los electores votan pero no eligen. Refrendar una de las listas de partido no es elegir. Los integrantes de lista no son elegidos por los votantes, sino por los jefes de partido. No representan, pues, a los electores ni a la sociedad civil. El Régimen político resultante tampoco. La distribución de cuotas electorales entre partidos sólo puede representar a la sociedad política costeada con fondos públicos, es decir, a la sociedad estatal. No se vota a diputados de los electores, del pueblo o la sociedad, sino a puros delegados de los partidos estatales. Esta realidad formal, que todos pueden ver sin emplear apenas la inteligencia, se tapa torpemente con impúdicos velos de propaganda democrática. Todos, gobernantes y gobernados, apuntalan la colosal mentira de llamar legislativas a estas burocráticas elecciones administrativas para cubrir puestos de relieve en el Estado; de llamar representantes del pueblo a simples delegados de partidos; de llamar separación de poderes a la simple separación de funciones públicas entre personas de una misma obediencia de partido; de llamar democracia representativa a esta degenerada oligarquía estatal.
Sindicato Sindicat