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PALESTINA - Contra al Muro: Regreso a Tulkarem
12 jun 2004
International Womens (iwps@palnet.com)

Es obvio que el gobierno Israelí no quiere que ni los extranjeros ni tampoco su propia gente vean la realidad de lo que está pasandole a la vida de los Palestinos en estas zonas cercadas por el muro.

Recuerdo el puesto de control en Jbarra desde el año pasado y el gran tajo sobre el paisaje para acomodar la cerca eléctrica aún brillante como una herida expuesta. Ahora la cerca eléctrica está terminada y para llegar a Tulkarem hay que ir por otro pequeño camino al oeste. Había un puesto de control pequeño y un par de soldados pidieron ver nuestros pasaportes. Había un aviso diciendo que no se permite a ningún Israelí pasar al otro lado desde este punto. Al principio los soldados no querían dejarnos pasar, pero nuestros pasaportes no eran de Israel, y después de hesitar un rato, nos dejaron pasar, informándonos en voz grave que era muy peligroso entrar a Tulkarem.

(foto: Jbarra checkpoint, Julio, 2003)

Después, una de nuestras colegas quería juntarse con nosotras, pero los soldados no la dejaban pasar, diciendo que fue un error habernos dejado pasar.

Es obvio que el gobierno Israelí no quiere que ni los extranjeros ni tampoco su propia gente vean la realidad de lo que está pasando a la vida de los Palestinos en estas zonas cercadas creadas por la muralla.

Llegamos a la oficina de un sindicato y pasamos un rato escogiendo artículos de artesanía para regalos. Nos juntamos con varias mujeras cuyas vidas han sido alteradas por la muralla. Un habitante de Nazlat ‘Isla, una pequeña aldea con una población de 1,500, nos contaron de la casa de un novio que fue demolida la noche antes de su matrimonio para construir la muralla. La pareja vive ahora en un cuarto en la casa de su mamá. En total, cuatro casas fueron destruídas, junto con mas de 200 tiendas. Ahora el pueblo está completamente cercado por la muralla y el acceso para entrar y salir del pueblo está a merced de los soldados.

Visitamos el pueblo de Al Jarushiya, población 1,400, a tres km de Tulkarem. Visitamos a la familia Sultan, que antes tenía 400 dunams de tierra donde crecieron árboles de citrus. 300 dunams ya están aisladas al otro lado de la muralla, 50 metros fueron confiscados por la construcción de la muralla misma, y la familia queda con solamente 50 dunams de su tierra. Nos contaron como el ingeniero hizo un “error� de 30 dunams, y más de 1,000 árboles de olivo fueron desenterrados “por error�, muchos de ellos enterrados bajo tierra de la excavación de su tierra para la muralla. No ofrecieron ninguna compensación para la pérdida de los 1,000 árboles de olivo.

(fotos: Tierra vacía en Al Jarushiya donde antes crecieron los arboles de olivo, muchos enterrados debajo de la tierra. Cerca eléctrica en el fondo. Algunas casas aisladas al otro lado de la cerca.)

Ahora la muralla está terminada y está ubicada aproximádamente a 100 metros de la casa. (Vea foto a la derecha – la vista desde la ventana de la casa de la familia Sultan.) Nos contaron cómo los soldados patrullan la cerca durante la noche, tirando bombas de sonido, anunciando toque de queda, tocando música por los parlantes y cantando para no dejarles dormir. Los residentes del pueblo piensan que es una manera de forzarles a abandonar su tierra, una forma de “traslado voluntario� mas sutil que simplemente sacarles de su tierra.

Los campesinos ahora tienen que caminar 5 km a un portalón en la muralla llamada “Bawab al Kawak� en el pueblo de Deir Ghusun para entrar a sus tierras que están solamente a 100 metros de su pueblo. No les permiten entrar por vehículo. Además, cada familia necesita obtener un permiso, que solamente es válido por un mes. De 120 personas que pidieron permisos, solamente 10 fueron otorgados. El abuelo y la abuela recibieron autorización, pero no pueden caminar los 20 kilómetros para llegar a su tierra y volver. Los soldados les dijeron que necesitan otro permiso para su burro. Aunque hay horas oficiales que se deben abrir los portones, en realidad abren las rejas a la hora que les da la gana a los soldados, a veces haciendo esperar horas a los campesinos.

Hace cuatro años, antes del comienzo de la Segunda Intifada, 70% a 80% de los residentes del pueblo trabajaban en Israel. Ahora la mayoría de la gente no tiene trabajo y dependen exclusivamente de las cosechas de su tierra para sobrevivir. Las familias ganaban suficiente de sus tierras para pagar la educación de sus hijos, casarse, y construir casas. 25 familias compartieron la riqueza de la tierra ganando aproximadamente 45,000 shekels por familia.

Previamente, los agricultores exportaban sus productos al resto de la Cisjordania y a Israel. Recibieron entre 2 y 5 shekels por kg de tomates. Ahora se puede comprar una caja de 15 kg de tomates en el mercado for 3 shekels. Se les prohibe a los Palestinos en Jerusalem importar productos de la Cisjordania. La multa por violación de esta prohibición es 48,000 shekels. De cualquier manera se empobrece a los Palestinos.

Una fábrica de cocer con alrededor de 30 empleados estaba cerrada. Antes, los trabajadores hacían los productos finales usando pedazos traídos de Israel, pero con el comienzo de la segunda Intifada, había largos períodos de toque de queda completa y toda la gente tenía que quedarse en sus casas por semanas completas y solamente les permitían a salir de sus casa por dos o tres horas a la semana a comprar comida. Eso significaba el fin de la fábrica de cocer porque no podían recibir y mandar materiales.

También visitamos a Irtah, un pueblo ubicado al lado de la “Línea Verde� (1967 frontera entre Israel y Cisjordania). Durante el último año, el pueblo ha recibibido muchas delegaciones de muchos países, incluyendo un asistente a Kofi Annan, según los pobladores. A pesar de todo, la muralla fue construida. Preguntamos a un campesino cómo se siente ahora, un año después. Nos contó cómo antes no se había dado cuenta del grado total del crimen cometido contra ellos. Ahora los agricultores no pueden llegar a sus tierras. Han perdido su fuente de sustentación. Israel ha creado esta separación entre los agricultores y sus tierras y los controla por medio de los permisos requeridos para pasar por la cerca. En algunos lugares, Israel quitó aún más tierra que lo que mostraba en los mapas. Quitaron 400 dunams simplemente porque no había ningún edificio contstruido en la tierra. Este pedazo de tierra fértil claramente no fue tomado por razones de seguridad.

(foto: 400 dunams al lado del camino principal al este de la Línea Verde ahora queda en el lado de Israel, julio, 2003)

(foto: la misma tierra bajo construcción, mayo, 2004)

Antes de la construcción de la muralla, la cesantía en Tulkarem ya era muy alta, alrededor de 75%. Ahora es 88%-90%. El campesino nos preguntó, “ ¿Cómo podemos vivir ahora sin ninguna esperanza? Siempre teníamos esperanza y pensábamos que las cosas no eran tan malas porque aún teníamos nuestra tierra, pero ahora ya no podemos llegar a nuestra tierra�.

Cuando la muralla esté terminada, Israel tendrá todo el agua y 53% de la tierra de Cisjordania, con lo que queda divido en cantones. “¿Cómo podemos creer que Israel quiere la paz?� nos preguntó. Nos dijo que él no cree que la violencia es la manera de resolver las cosas y asi ha enseñado a su hijo. Pero ahora su hijo le responde que su manera no ha resultado y muestra las fotos de los mártires. Piensa que Sharon ha cambiado la forma de pensar de su hijo, que Sharon no quiere la paz, quiere la muralla y la división de la Cisjordania en “Bantustans�. Siente que están forzando a los Palestinos a abandonar su tierra o morir lentamente.

Hubo 26 manifestaciones contra la muralla, con la participación de miles de personas, pero sin resultado. “Antes habían algunos recursos legales, pero ahora el mundo está dominado por la fuerza.�

Luego fuimos a visitar a Qalqilya, pasando por la entrada angosta en forma de una botella que es la única entrada y salida de Qaliqila, y que también es controlada por un “checkpoint� militar al lado de una base militar. Muchas personas de Qalqilya se han ido a otros países para poder sobrevivir. Qalqilya antes era una ciudad próspera, donde muchos Israelíes venían en los fines de semana a comprar verduras. Ahora es una ciudad que está muriendo.

Desde el lado de Qalqilya, uno puede ver la altura completa de la muralla, de 8 metros, y las dificultades que trae a los Palestinos. Desde el lado de Israel, uno puede pasar rápidamente en auto y ver nuevas plantaciones de árboles, flores y arbustos. La muralla parece un metro de alto, y uno no puede imaginar las penurias que crea para los Palestinos.

Texto y fotos por Barbara

Mira també:
http://colombia.indymedia.org/news/2004/06/13852.php
http://www.womenspeacepalestine.org/spanishfront.htm

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