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Notícies :: globalització neoliberal : laboral |
La necesidad de un fuerte mundo campesino
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per geek |
11 jun 2004
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Maurice Oudet
"Burkina Faso ha perdido su soberanía alimentaria y que no se respeta el derecho de los pueblos a producir sus alimentos básicos"
Hace unos días, recibí a un amigo de Níger. Esto es, poco más o menos, lo que me dijo: Estoy desalentado; hace tres años que tratamos de ayudar a la población rural de nuestra región a salir de su situación de pobreza, y continúan siendo tan pobres como antes. Hemos multiplicado los proyectos pero la miseria no ha desaparecido. |
Le contesté que la situación era semejante en Burkina Faso. Eso significaba quizá que no nos atacábamos al fondo del problema. Cuando un medio ambiental es demasiado difÃcil, sucede que se busca la ayuda para sobrevivir, en vez de buscar un apoyo para desarrollarse. Hace treinta años que observo atentamente el mundo rural burkinabé. He llegado a la convicción de que la población rural no necesita ayuda sino un ambiente nacional e internacional más favorable. Intento ahora compartir algunas de mis observaciones y convicciones.
1 Parte: El sésamo no soluciona los problemas de mi pueblo.
Durante los años 70, los agricultores de la región de Kiembara-Tugán (noroeste de Burkina) ganaban dinero con el cultivo del sésamo. El Organismo Regional de Desarrollo (ORD) comercializaba, en esa época, el sésamo. Ello permitÃa a los agricultores pagar los impuestos. La tina medida tradicional de unos 20 litros, se pagaba 1.800 francos CFA. Después, en dos años, el precio cayó a un tercio de esa cantidad.. El resultado fue que los agricultores cesaron de cultivar el sésamo, perdiendo asà una fuente de ingresos.
Hubo que esperar hasta la devaluación del franco CFA, en 1994, para que la producción de sésamo volviera a empezar. Un ejemplo: la empresa Tropex incitaba al cultivo del sésamo biológico. OfrecÃa a los agricultores semillas de calidad y estos se comprometÃan a seguir ciertas normas. (no utilizar fertilizantes quÃmicos). La empresa prometÃa comprar toda la cosecha a un precio convenido antes entre todos. En 1999, estando de visita en un pueblo que habÃa aceptado ese contrato con la empresa Tropex, un responsable del grupo de productores me enseñó varios carros y arados nuevos y unas casas cubiertas de aluminio y se exclamó: Ahà tiene el sésamo que ha solucionado los problemas del pueblo
El año 2000, los agricultores recibÃan de 5.000 a 6.000 francos la tina. Nació entonces cierta pasión por el cultivo del sésamo. Pero un dÃa, en 2001, los cinco exportadores de Burkina se reunieron en la ciudad de Nuna y se pusieron de acuerdo para no pagar más de 3.500 francos la tina. El resultado no se hizo esperar. En los pueblos, el precio bajó hasta 2.000 francos. Entonces desapareció la "pasión" por ese cultivo. Los precios han subido este año pero ya no se encuentra casi sésamo en Burkina.
¿Qué pensar después de esto? Cuando un producto ofrece de manera estable y permanente ciertos beneficios, los agricultores reaccionan positivamente. Pero cuando caen los precios, los campesinos reaccionan con la misma rapidez, ya que desaparece una fuente de ingresos. Podemos sacar una primera conclusión: No es posible alcanzar un desarrollo durable del mundo rural si no se ofrecen precios remuneradores y duraderos por los productos agrÃcolas.
2 Parte: Pedimos solemnemente a los Estados Unidos y a la Unión Europea que supriman sus subvenciones al cultivo del algodón.
Este es el llamamiento común de los agricultores de algodón de Ã?frica del Oeste. Y continúan diciendo: Pedimos a todos los que quieren construir un mundo más justo y más fraterno que se unan a nosotros para ejercer presiones sobre los Estados Unidos y la Unión Europea afÃn de que supriman esas subvenciones.
¿Cómo no indignarse al descubrir que el cultivo del algodón esta amenazado con desaparecer, en �frica? Y no es porque el algodón africano sea de calidad inferior, ni porque los costes de producción son demasiado elevados, sino sencillamente debido a las subvenciones que reciben los productores americanos de algodón.
La crisis del algodón ha tenido algunos efectos positivos. Gracias a ella han aparecido a la luz del dÃa las distorsiones del comercio internacional y se ha abierto una brecha en la Organización Mundial del Comercio (OMC). Ha demostrado también que organizaciones fuertes de cultivadores, con el apoyo de ONGs de solidaridad internacional, son capaces, al unirse, de hacerse oÃr.
Estos hechos nos permiten añadir dos nuevos elementos a nuestra primera conclusión:
La necesidad de un movimiento campesino fuerte, que esté presente en los pueblos y que sea capaz de hacer oÃr su voz en los foros nacionales e internacionales.
La necesidad de obtener de la comunidad internacional la prohibición de todo dumping sobre los productos agrÃcolas. Entendemos por dumping la prohibición de exportar un producto agrÃcola por debajo de sus costes de producción.
3 Parte: "Luego no tenéis necesidad de los campesinos burkinabés".
Hecho acaecido después de una reunión celebrada en Uagadugu, entre representantes burkinabés de las ONGs de solidaridad internacional, que tratan de apoyar el desarrollo rural en Burkina. HabÃamos hablado, durante la reunión, del comercio justo, en un clima de mutua escucha. Son ya casi las doce del mediodÃa. Me atrevo a hacer ciertas preguntas a los burkinabés.
_ ¿Qué habéis comido esta mañana antes de venir a la reunión?
_ Resp: Un café con leche y un pedazo de pan.
_ ¿Qué cenasteis ayer?
_ Resp: Arroz.
_ ¿Y ayer al mediodÃa? _ Resp: Unos arroz, otros pastas alimenticias
_ Terminé diciendo: Luego no tenéis necesidad de los campesinos burkinabés…
Rostros fruncidos. Al final alguien se atreve a decir: Eso es verdad.. El arroz y el trigo son artÃculos importados. Termina la reunión y todos se van a sus casas. Pero la reflexión tiene que continuar.
Tenemos ahà el resultado de una doble polÃtica:
Una polÃtica mundial: Al imponer la liberalización en el intercambio de los productos agrÃcolas, quedan marginados los agricultores del Sur, ya que estos no luchan con armas iguales. Pero eso no es todo. El Norte concede fuertes subvenciones a sus agricultores y asà el precio de los productos agrÃcolas es inferior a su coste real en los mercados internacionales. Y los paÃses del Sur los compran.
Una polÃtica nacional: Los gobiernos africanos favorecen a la ciudad más que al campo. Los paÃses desarrollados han protegido siempre a los campesinos. Burkina Faso, como tantos otros paÃses africanos, busca siempre a alimentar a la población urbana y al menor coste. Burkina Faso permite que entren ciertos productos, por ejemplo el arroz y el trigo, (fuertemente subvencionados) sin que estos paguen tasas significativas. El pan y las pastas alimenticias, productos desconocidos en el paÃs a principios del siglo XX,, se venden en todo los pueblos.
Un ejemplo para ilustrar esta desastrosa polÃtica liberal sobre la agricultura. Os invito a visitar los campos de arroz de Bama (a 25 Km de Bobo Diulaso). Encontrareis antiguos productores de arroz completamente descorazonados. Algunos han transformado sus parcelas en campos de maÃz o en huertas. Y si señaláis que los campos de arroz están mal cuidados, os dirán que ahora se ocupan en primer lugar del maÃz y después de los campos de arroz. El precio que les proponen por este producto en el momento de la cosecha no les conviene. Ese dinero cubre apenas los gastos de producción. ¿Pero cómo se ha llegado a est situación? Os conducirán entonces al mercado de Bobo y os enseñaran los sacos de arroz. Esta escrito en ellos: Elefante de Ã?frica. ¿Qué tiene ese elefante de africano? Y ¿Qué tiene que ver con los productores africanos de arroz?
Me parece importante que continuemos nuestra reflexión sobre esta situación, porque ilustra, a mi parecer, la evolución de estos últimos años que puede tener graves consecuencias. Muestra que Burkina Faso, como tantos otros paÃses africanos, ha perdido su soberanÃa alimentaria y que no se respeta el derecho de los pueblos a producir sus alimentos básicos.
Si miramos la agricultura de Europa, vemos que se ha desarrollado gracias a las medidas que la protegen. Europa se preocupa más, hoy en dÃa, de su agricultura que de la de los paÃses del Sur. Más aún, es fácil probar que el desarrollo de la urbanización ha favorecido el desarrollo de la agricultura. Las ciudades ofrecen una salida natural a la producción agrÃcola. Las exportaciones africanas pasan raramente del 10%. Si los agricultores del Sur no recuperan "la salida natural" de sus productos, están condenados a la miseria.
De aquà nuestra tercera conclusión: Puesto que los paÃses del Norte no consentirán nunca a suprimir las subvenciones a sus agricultores, debemos protegernos contra los productos que vienen de fuera (por medio de fuertes tasas aduaneras, etc.). Es el apoyo más solidario a los productos agroalimentarios de base que producen nuestros paÃses. El más solidario, decimos, porque es la única forma de la que disponen los paÃses pobres que no tienen el dinero suficiente para subvencionar esos productos. Debemos pues volver a negociar en este sentido el acuerdo agrÃcola de la OMC.
Que se reconozca a todos los paÃses el derecho (que es un deber) de proteger su agricultura por medio de tasas a la importación sobre los productos agroalimentarios de base.
Conclusión:
TendrÃamos que abordar, para completar est artÃculo, las consecuencias que trae consigo el crecimiento demográfico. Si no hemos hablado antes, no es porque sea menos importante. Pero estoy convencido de que si remuneramos correctamente el trabajo de la población rural, ésta aceptará el reto del crecimiento demográfico. En caso contrario, la miseria crecerÃa tanto en las zonas rurales como en las urbanas.
Resumiendo:
Si queremos ofrecer un porvenir a las poblaciones rurales de Burkina Faso (y de muchos otros paÃses africanos), debemos reconocer que no es posible un desarrollo durable del mundo rural si no se ofrecen precios remuneradores y estables por sus productos agrÃcolas. Luego, alimentar al menor coste a la población urbana, aprovechándonos de las distorsiones del mercado mundial, no es una solución. Necesitamos reformas profundas.
Para ello, cada paÃs necesita un movimiento rural fuerte, aliado a la sociedad civil, para obtener de su gobierno, durante las negociaciones sobre el Acuerdo AgrÃcola de la OMC:
Que se reconozca a todos los paÃses el derecho (que es un deber) de proteger su agricultura por medio de tasas a la importación sobre los productos agroalimentarios de base.
Que se prohÃba todo dumping sobre los productos agrÃcolas, precisando que entendemos por dumping la prohibición de exportar un producto agrÃcola con un precio menor al de su coste real de producción.
Maurice Oudet,
Burkina Faso
ArtÃculo publicado en el número 6 de la revista Agridoc, Octubre 2003.
Para más información, consultar ( http://www.abcburkina.net/) |
Mira també:
http://www.rebelion.org/africa/040611burkina.htm |
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