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Notícies :: antifeixisme : corrupció i poder
Calle Legalidad
10 mai 2004
EL ASESINATO DEL CAPITÃ?N NARWICZ EN LA CALLE LEGALIDAD
El diez de febrero de 1938, en Barcelona, hacia las diez de la noche, un joven de unos veinte años vestido con el uniforme de capitán del Ejército había encendido un cigarrillo. Tenía una cita. Era un frío día de invierno. El lugar era solitario y desapacible, las casas más cercanas se encontraban a unos quinientos metros de distancia. Estaba esperando en la calle Legalidad, a la altura de Alegre de Dalt, en una zona despoblada, sin urbanizar, cercana a la casa conocida como Can Compte. Era una calle flanqueada por dos cunetas, que apenas la diferenciaban de las huertas circundantes. Se aproximaron los dos hombres con los que había concertado la cita. En respuesta a su saludo el más cercano, a su izquierda, le disparó, a medio metro de distancia. La bala penetró por el mentón hacia la izquierda de la boca, siguiendo una trayectoria de abajo arriba y de izquierda a derecha que destrozó dos piezas dentarias, parte del paladar y se incrustó en el cráneo, sin provocar orificio de salida. El segundo hombre se aseguró la muerte del capitán disparando dos veces en la cabeza del cuerpo ya tendido en el suelo, decúbito supino. Del cráneo destrozado por las tres balas, se desparramaban los sesos. El cadáver formó un gran charco de sangre que silueteaba su cuerpo. En el suelo se encontraba, a poca distancia, un cigarrillo, una gorra militar y dos casquillos de bala del calibre 9 milímetros, corto.

Hacia las once de la noche Jaime Planella, sereno de la zona, encontró el cadáver de un hombre uniformado, perpendicular a la dirección de la calle. Avisó por teléfono a comisaría. Presentados la policía y el juez de guardia en el lugar del asesinato se registró el cadáver, y por la documentación encontrada se le identificó como León Narwick, o quizás Narwicz o bien Narwich, ya que la última letra del apellido era dudosa y totalmente ajena a la grafía española. Era capitán de las Brigadas Internacionales, primera compañía, cuarto batallón, 13 Brigada, 45 división del Ejército del este. El 14 de febrero el cadáver de León Narwicz fue sepultado en la fosa común del cementerio del Sud-oeste de Barcelona.

El 26 de marzo de 1938 el delegado de las Brigadas Internacionales, capitán Jesús Prados Arrarte se presentó en el juzgado, a requerimiento del juez, para responder a sus preguntas. Declaró altaneramente que el capitán León Narwicz era de nacionalidad polaca, que había sido voluntario en las Brigadas Internacionales y que en la actualidad trabajaba en el Servicio Militar de Investigación (SIM) de las Brigadas Internacionales. Identificó a Narwicz por las fotografías que le enseñaron. El capitán Prados exigió que se permitiera a Kurt Laube, jefe del SIM y de la delegación de las Brigadas Internacionales en Barcelona, que retirara la documentación y los efectos personales del fallecido, que finalmente le fueron entregados el 12 de abril. El recibo firmado por el jefe del SIM en Barcelona detallaba los objetos pertenecientes al difunto: varias fotografías, algo más de doscientas pesetas, una pluma estilográfica de color negro, un reloj pulsera de color blanco, un encendedor, un peine, una carterita con billetes de metro, un pañuelo sin iniciales y, aunque no se detalla en el recibo, cinco hojas numeradas de inscripción del Socorro Rojo del POUM, amén de su documentación personal y una libreta con direcciones.

En la libreta de direcciones aparecía el domicilio de Munis, dirigente de la Sección Bolchevique-Leninista de España (SBLE). El comisario general dictó orden para que se montara un servicio de vigilancia en el piso cuarto de la casa número trescientos ocho de la calle Valencia, con el objetivo de detener a Munis y a sus posibles cómplices o colaboradores. El comisario general seguía las instrucciones que le daba Julián Grimau García. Grimau estaba al tanto de la operación del SIM, preparada por dos de sus agentes, el asesinado capitán Narwicz y otro, conocido como Marx o Joan, que estaban trabajando en el intento de la policía política soviética de infiltrarse en las filas de los bolchevique-leninistas.

A las trece horas del día 13 de febrero de 1938, los policías Antonio Martínez, José del Olmo, Francisco Llobet y Manuel Dayán, al mando de un numeroso despliegue policial se presentaron en el domicilio de Munis para detenerlo. Antes de entrar en dicho domicilio ya habían detenido a Jaime Fernández Rodríguez y Luis Zanon cuando se disponían a visitar a Munis. Al intentar detener a Munis, éste se abalanzó sobre el agente Francisco Llobet, al que arrebató la pistola. Se creó una situación confusa y peligrosa que se resolvió cuando Munis, ante el requerimiento y aviso de Jaime de que la casa estaba rodeada por un enorme despliegue policial, desistió en su resistencia devolviendo la pistola.

Munis, Jaime Fernández y Zanon junto con otros militantes de la SBLE apresados en días posteriores: el italiano Adolfo Carlini, el danés Aage Kielso (que consiguió fugarse de la prisión), el checo Víctor Ondik y Teodoro Sanz, estuvieron detenidos durante un mes en la checa del SIM sita en el número 24 de la Puerta del �ngel, sometidos a toda clase de torturas por un equipo de agentes del SIM, dirigido por Julián Grimau: palizas, simulacros de fusilamiento, cabellos arrancados de cuajo mediante tenazas, varios días sin alimento ni agua, hasta el punto de verse obligados a beber los propios orines, etcétera.

Zanon, que había sido separado del resto del grupo, en los locales de la Brigada Criminal, se derrumbó sicológicamente, absolutamente aterrorizado. Grimau consiguió que Zanon firmara una "confesión" que acusaba a sus camaradas del asesinato de Narwicz, de la que se retractó en cuanto ingresó en la Modelo.

León Narwicz, antes de las Jornadas de Mayo, se había presentado como simpatizante de la oposición rusa, consiguiendo la confianza de Nin, Gorkin, Landau y Andrade. Con su cámara de fotos había recorrido los distintos locales del POUM. El grupo de acción del POUM que mató al capitán Narwicz estaba formado por Albert Masó March y Lluís Puig. Ninguno de ellos fue detenido. Con la muerte de este agente polaco del SIM, el POUM quiso vengar el asesinato de Nin y la represión desencadenada contra el partido desde el 16 de junio de 1937. Las fotos de Narwicz habían jugado un papel insustituible en la identificación y detención de los dirigentes y militantes poumistas por la policía. Puig murió de tuberculosis en la prisión de La Santé en París, en 1939. Masó fue un destacado militante de "Socialisme ou Barbarie" y durante la Transición trabajó en el fracasado intento de reconstrucción del POUM. Munis, autor de destacados libros de teoría marxista, fundó en 1958, con el poeta surrealista Benjamín Péret, un grupo revolucionario (Fomento Obrero Revolucionario), en el que militó también Jaime Fernández. El torturador Julián Grimau, militante del PCE, fue detenido, interrogado, torturado, juzgado, condenado y fusilado en Madrid en 1963. El régimen fascista lo convirtió en un mártir antifranquista.

Todos ellos habían tenido un punto común de referencia: el asesinato de León Narwicz, agente de la policía política soviética y del SIM, en la calle Legalidad, el diez de febrero de 1938.

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Comentaris

Re: Calle Legalidad
10 mai 2004
Podries citar d'on és aquest fragment no et sembla?
Bé, esta tret del llibre que si no recordo malament és diu "la Barcelona rebelde" i ha sortit fa no gaire (potser uns mesos).
Apa salut i llibertat.
Sindicato Sindicat