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Anàlisi :: corrupció i poder : fòrum 2004 |
Tarannà , Larra y el Fòrum
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per Eva Serra/ Patrizia La Daga Correu-e: evaserra1@yahoo.es |
10 mai 2004
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Con motivo de la inauguración del Forum Universal de las Culturas, las aquí firmantes, nos hemos propuesto colaborar con un pequeño grano de arena: la recuperación del brillante articulista Mariano José de Larra adaptado a nuestros tiempos. Esta es nuestra humilde contribución durante los cinco meses de duración del evento.
Para refrescar memorias, Larra proponía en sus artículos un cambio social e individual. Sus textos, siempre didácticos, versaban en torno a la gestión pública, entonando a través de la sátira nobles causas como el progreso y la tolerancia, con una aguda crítica al conservadurismo absolutista de su época: fanático, ignorante e inmobilista. Nada que ver con la nuestra. ¡A Dios gracias! Pero no por ello, dejaremos que su prosa brillante y su espíritu agudo no se recuperen en un acto donde todas las culturas tienen cabida.
Próxima entrega: "Lo que no se puede decir, no se debe decir." |
Tarannà , Larra y el Forum
“Gran persona debió de ser el primero que llamó pecado mortal a la perezaâ€?. Estas reflexiones hacÃa yo casualmente no hace mucho tiempo, cuando se presentó en mi oficina una italiana de estas que, en buena o en mala parte, han de tener siempre de nuestro paÃs una idea exagerada e hiperbólica; de estas que, o creen que los hombres aquà son todavÃa espléndidos, francos, generosos y caballerescos (…).
Verdad es que nuestro paÃs no es de aquellos que se conocen a primera ni a segunda vista, y si no temiéramos que nos llamasen atrevidas lo compararÃamos de buena gana a esos juegos de manos sorprendentes e inescrutables para el que ignora el artificio, que estribando en una grandÃsima bagatela, suelen después de sabidos dejar asombrado de su poca perspicacia al mismo que se devanó los sesos por buscarles causas extrañas.
Acostumbrada mi vecina mediterránea a la actividad que vive en su paÃs, me aseguró formalmente que pensaba presentar un proyecto en el Forum Universal de las Culturas esperando pronta respuesta. Llena de lástima traté de persuadirla a que volviese a su casa cuanto antes.
-Mirad -le dije-, signora La Daga, que asà se llama; venÃs decidida a presentar un proyecto esperando respuesta en quince dÃas.
-Ciertamente -me contestó-. Quince dÃas y es mucho. Mañana por la mañana nos presentamos en la calle Llull, por la tarde miran nuestro asunto, lo debaten esos ilustres señores y por la noche, habrán tomado buena nota. Al tercer dÃa se juzga el caso y soy dueña de mis ideas. Serán buenas o malas, y admitidas o desechadas en el acto; en el sexto, séptimo y octavo (dÃa) veo lo que hay que ver en Barcelona, descanso el noveno y el décimo tomo asiento en mi avión, si no me conviene estar más tiempo aquà y me vuelvo a mi casa; aún me sobran de los quince, cinco dÃas.
Al llegar aquÃ, traté de reprimir una carcajada que me andaba retozando ya hacÃa rato en el cuerpo.
-Permitidme, signora La Daga, le dije entre socarrona y formal- permitidme que os convide a comer para el dÃa en que llevéis quince meses de estancia en Barcelona.
-¿Cómo?
-Dentro de quince meses estáis aquà todavÃa.
-¿Os burláis?
-No por cierto-
-¿No me podré marchar cuando quiera? ¡Cierto que la idea es graciosa!
-Sabed que no estáis en vuestro paÃs activo y trabajador.
-¡Oh!, los catalanes que han viajado por el extranjero han adquirido la costumbre de hablar mal (siempre) de su paÃs por hacerse superiores a sus compatriotas.
-Os aseguro que en los quince dÃas con que contáis, no habréis podido obtener respuesta siquiera de una sola de las personas cuya cooperación necesitáis.
-¡Hipérboles! Yo les comunicaré a todos mi actividad.
-Todos os comunicarán su inercia.
Amaneció el dÃa siguiente y salimos ambas a presentar el proyecto en el Forum, lo cual solo se pudo hacer preguntando de amigo en amigo y de conocido en conocido; encontrámosle por fin, y el buen funcionario, aturdido de ver nuestra precipitación, declaró francamente que necesitaba tomarse algún tiempo; instósele, y por mucho favor nos dijo definitivamente que nos diéramos una vuelta por allà dentro de unos dÃas. SonreÃme y marchámonos. Pasaron tres dÃas: fuimos.
-Vuelva usted mañana -nos respondÃo la secretaria- porque el directivo andaba reunido.
-Vuelva usted mañana -nos djijo a la semana siguiente- porque hablaba con la CNN.
-Vuelva usted mañana -nos respondió el otro- porque el responsable del canal Forum no sabÃa nada.
-Vuelva usted mañana -nos respondió al mes siguiente- porque hoy se ha ido a Estados Unidos.
- ¿Qué dÃa, a qué hora da un catalán una respuesta? VÃmosle por fin y Vuelva usted mañana -nos dijo, porque se me ha olvidado. Vuelva usted mañana porque ahora hay elecciones.
A los seis meses ya estuvo; pero mi amiga retrasando la fecha de su billete de avión preguntome si el señor funcionario habÃa entendido que se le habÃa entregado un proyecto para rechazar o admitir, nada dije a mi amiga, desesperada ya de marcar ese número de teléfono móvil.
-Es indispensable -dijo finalmente el funcionario con voz campanuda- que este proyecto lleve un presupuesto detalladÃsimo. A más tardar esta misma tarde.
Hubo que hacer otro. ¡Vuelta a los empeños! ¡Vuelta a la prisa! ¡Qué delirio!
No paró aquÃ; un director de comunicación sumó su honor y palabra asegurando una respuesta llegadas al séptimo mes. El nuevo actor público le obligó con su tardanza a un nuevo retraso para el retorno a casa de mi incrédula amiga. El escribiente hizo después otro tanto con las copias del proyecto.
-¿Qué os parece de esta tierra de diversidad, signora La Daga? Le dije al llegar a estas pruebas.
-Me parece que son hombres singulares…
Al octavo mes volvimos a saber el éxito de nuestra pretensión.
-Vuelva usted mañana -nos dijo una nueva secretaria- En Xavier está nuevamente reunido.
-Grande causa le habrá detenido -dije yo entre mÃ.
-Es imposible verle hoy -espeté a mi compañera- su señorÃa está, en efecto, ocupadÃsimo, se acerca la inauguración.
-¿Para esto he echado yo viaje tan largo? ¿Después de ocho meses no habré conseguido sino que me digan en el Forum Vuelva usted mañana? ¿Y cuando ese dichoso mañana llega, en fin, nos dicen redondamente nada? ¿Y vengo a traer ideas de solidaridad? ¿Y vengo a contribuir con mi trabajo? Preciso es que la intriga más enredada se haya fraguado para oponerse a nuestras miras.
-¿Intriga, signora La Daga? No hay hombre capaz de seguir dos horas una intriga. La pereza es la verdadera intriga; os juro que no hay otra (mentà para ocultar motivos mayores) ésa es la gran causa oculta: es más fácil ignorar a las personas que ser correctos con ellas.
¿Tendrá razón, perezoso lector (si es que has llegado ya a esto que Larra escribió hace dos siglos), tendrá razón la buena signora La Daga en hablar mal de nosotros y de nuestro tarannà ? ¿Será cosa de que vuelva el dÃa de mañana con gusto a visitar nuestros hogares? Dejemos esa cuestión para mañana. Pero ¡ay de aquel mañana que no ha de llegar jamás!
(El Pobrecito hablador, enero de 1833-mayo de 2004) |
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