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Notícies :: globalització neoliberal
La prioridad de los Veinticinco es aprobar la Construcción Europea
02 mai 2004
La Unión Europea ya está integrada por veinticinco estados, tras la ampliación de sus límites con la adhesión de Polonia, República Checa, Eslovaquia, Lituania, Estonia, Eslovenia, Malta, Eslovaquia, Chipre y Hungría. «Seremos 450 millones de personas confiando los unos en los otros», manifestó la presidenta irlandesa, Mary MacAleese durante el acto oficial celebrado en Dublín. También las autoridades y miles de ciudadanos de los nuevos socios festejaron la entrada en la UE. Sin embargo, la «primera tarea» que se han marcado los Veinticinco, la aprobación de la futura Constitución, sigue teniendo un camino salpicado de difíciles escollos.
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Como no podía ser de otra manera, los mandatarios de los veinticinco estados que, desde ayer, componen la Unión Europea dieron una especial relevancia a la jornada histórica que vivieron en Dublín, dando por sentado que la ampliación supone un paso sin retorno en el camino hacia la unidad política, social y económica del Viejo Continente. «Seremos 450 millones de personas confiando unos en otros», enfatizó la presidenta irlandesa, Mary Mc-Aleese durante el discurso que pronunció en los jardines del palacio Aras an Uachtarain.

«Construiremos una unión más profunda, una democracia más intensa, una mayor igualdad y todavía más prosperidad y bienestar. Este es el legado para nuestros hijos, y para los hijos de nuestros hijos. Y es un legado bueno y noble», replicó el primer ministro irlandés, Bertie Ahern, que ocupa la presidencia de turno de la UE.

Los panegíricos cargados de loas a la ampliada Unión se sucedieron durante toda la jornada en los escenarios preparados en la capital irlandesa para dar la bienvenida a los diez nuevos socios: Chipre (sin la parte turcochipriota de la isla), Malta, Eslovenia, Hungría, Eslovaquia, República Checa, Polonia, Lituania, Estonia y Letonia. La también sirvió de estreno para uno de los representantes de los «antiguos» Quince, el nuevo jefe del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero. La ya inevitable foto de familia se tomó ante el palacio Farmleigh y en ella también ocuparon un lugar destacado los presidentes de la Comisión Europea, el italiano Romano Prodi, y del Parlamento de Estrasburgo, el irlandés Pat Cox.

El acto oficial más destacado, la izada de la bandera azul de la UE junto a las de los Veinticinco, tuvo unos prolegómenos marcados por la imagen de un grupo de niñas y niños que entregaron las respectivas banderas estatales a los jefes de Estado o de Gobierno. A los sones del "Himno a la alegría", un grupo de cadetes del Ejército de la República de Irlanda fueron los encargados de izar las enseñas en los 26 mástiles.

Posteriormente, los mandatarios comunitarios regresaron al palacio Farmleigh, donde se celebró una cena informal sin agenda concreta, aunque se esperaba que se produjera un intercambio de puntos de vista sobre las negociaciones de la Constitución europea.

Precisamente, Bertie Ahern destacó que «la primera tarea» ahora será aprobar el «Tratado constitucional» de la Unión, del que se espera una simplificación de los procedimientos y mayores facilidades para avanzar hacia cotas más altas de integración. A pesar de que la ampliación obligará a realizar un notable esfuerzo para modular las instituciones comunitarias al nuevo escenario, los problemas para alcanzar un consenso definitivo sobre la Constitución no provienen de los nuevos socios.

El proyecto de Constitución que fue preparado durante 18 meses por la Convención que dirigió Valery Giscard d´Estaing no pudo cerrarse en Bruselas en la cumbre de diciembre, debido sobre todo a la disputa entre el Estado francés y Alemania por un lado, y el Estado español y Polonia por otro. El principal escollo se había creado en torno a la reforma del sistema de votación.

«Necesitamos aprobar pronto y bien la Constitución», insistió ayer el presidente de la Comisión Europea. En una rueda de prensa celebrada conjuntamente con Ahern y Cox, Prodi advirtió del riesgo que plantea el mantenimiento de las reglas de decisión actuales: «La consecuencia de mantener la unanimidad es la ausencia de decisiones. El problema para Europa no es el número de miembros, sino sus reglas».

Precisamente, ayer tanto el Ejecutivo de Londres como el de Madrid confirmaron su disposición a convocar sendos referendos para que los ciudadanos de ambos estados den su opinión sobre la futura Constitución de la Unión.

El primer ministro británico, Tony Blair, manifestó en Dublin que sabe que «es una decisión difícil, pero los británicos deben decidir si quieren tener un papel central y con influencia en la nueva UE a 25 Estados miembros, que es lo que necesitamos, o si quieren permanecer al margen». «Yo tengo mi opinión, pero al final son los británicos quienes tienen que decidir», concluyó.

Por su parte, el presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, también anunciaba una consulta popular, siempre que la iniciativa cuente con el respaldo de los principales grupos parlamentarios, ya que quiere evitar el hipotético escenario de un referéndum defendido unilateralmente por el PSOE, que pudiese convertirse ante el electorado como un plebiscito de la gestión de la gestión de su Gobierno. Cabe recordar que tanto el anterior Gobierno de José María Aznar como el PP también se expresaron a favor de la consulta, aunque eso fue antes de la derrota electoral del 14-M.

Por su parte, Giscard d'Estaing considera que para ratificar el texto bastaría con que dos terceras o tres cuartas partes de los europeos la aprobaran, para evitar así que algún estado eche abajo todo el proceso. Indicó que si esa parte de europeos aprueba la Constitución, no haría falta que para su entrada en vigor tuviera que ser ratificada en cada estado. Tampoco faltaron los candidatos

En los actos protocolarios de Dublín no sólo participaron los mandatarios de los Veinticinco, ya que junto a ellos se encontraban los presidentes de Rumanía (Adrian Nastase), Bulgaria (Simeón de Sajonia) y Turquía (Recep Tayyip Erdogan). Estos tres son los más firmes candidatos, pero no los únicos, a protagonizar la próxima ampliación de la UE. Como ocurre con Croacia, Ucrania también desea incorporarse pronto al club de los candidatos. Desde Kiev se recordó que Ucrania espera formar parte algún día de «la familia de naciones europeas» como ha ocurrido con sus vecinos de Hungría, Eslovaquia y Polonia. -
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