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Notícies :: altres temes |
Jimez Losantos
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per rodric |
26 abr 2004
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No nos engañas |
This work is in the public domain |
l'exemple catalÃ
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per revolució |
26 abr 2004
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els castellans haurien de ser tan expeditius amb aquest paiu com ho van ser els catalans.
canya al feixisme ! |
Re: Jimez Losantos
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per abelinho |
26 abr 2004
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el proper tret no serà a la cama... |
Re: Jimez Losantos
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per bai |
26 abr 2004
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Cada dia kuan es lleva, akest feixista se´n recorda de Terra Lliure i el tret a la cama ke va rebre,
Ara va coix per sempre més!!! |
Re: Jimez Losantos
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per rodric |
26 abr 2004
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Libertad Digital (medio cuyo cacique es Losantos) llama "terroristas" a la resistencia iraqui:
Terroristas iraquíes atacan por segundo día consecutivo a una patrulla española de la "Plus-Ultra"
http://www.libertaddigital.com/./noticias/noticia_1276221103.html |
Re: Jimez Losantos
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per Antoni MarÃn i Segòvia - Cercle Obert de Benicalap |
26 abr 2004
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Aznar: culpable de alta traición, terrorismo, subversión y genocidio. Apoyemos todos su detención y procesamiento inmediato
MAT�AS VALLÉS
http://www.kaosenlared.net
Si en el comportamiento polÃticamente desquiciado de Aznar quedara un hueco para la sorpresa, su llamada a Bush para «lamentar» la decisión del Gobierno español sobre las tropas de Iraq supondrÃa un nuevo colmo del disparate. De paso, pudo solicitarle a su guÃa espiritual que asfixiara económicamente a España, o que la bombardeara directamente. En los tiempos a los que querÃa regresar el aznarismo, ese tipo de gestos se calificaban de alta traición y se castigaban con la pena capital. Dado que el talante ha cambiado, sirven solamente para comprobar que un ex presidente es la mayor maldición imaginable para su partido polÃtico, según demostró con creces Felipe González.
El acto postrero y rastrero de vasallaje de Aznar certifica que las tropas españolas en Iraq no tienen por misión la defensa de los iraquÃes, ni siquiera el valimiento de los intereses estadounidenses. Su presencia en Mesopotamia sirve exclusivamente a los intereses personales de Bush. Ayuno de originalidad, el ex presidente español ha reivindicado su condición de parodia del inquilino de la Casa Blanca. En el momento más negro de su mandato, el lÃder del PP inició su primera comparecencia tras la masacre de Madrid con una referencia al «dÃa que vivirá en la infamia», que su ventrÃlocuo habÃa plagiado previamente a Roosevelt en septiembre de 2001. El 11-S y el 11-M han sido enhebrados como dos capÃtulos sucesivos de la misma tragedia. Sin embargo, un libro recién aparecido en Estados Unidos sobre los atentados de Nueva York ?Against all Enemies, de Richard Clarke?, demuestra que la equiparación se proyecta hacia aspectos más ponzoñosos.
Los atentados de Al Qaeda en Madrid desataron una cascada sin precedentes de mentiras de Estado y manipulaciones, por no hablar del burdo aprovechamiento de la desgracia. Pues bien, ni siquiera el tráfico de falsedades a cargo de ministros y del presidente del Gobierno era novedoso. Cuando Clarke describe el comportamiento del entorno de Bush, en las vÃsperas y en las secuelas del 11-S, da la sensación de volver a caminar por el itinerario de la distorsión que trazó el 11-M. Conviene recordar que el autor de Against all Enemies era el Coordinador Nacional para la Seguridad, la Protección de Infraestructuras y el Antiterrorismo cuando cayeron las Torres Gemelas, y que siguió trabajando para el Gobierno norteamericano hasta el año pasado. Su recapitulación, de una crisis que vivió y gestionó desde la Casa Blanca, disuadirá a los más escépticos de que la invasión de Iraq supone el acto deliberado de barbarie más grave de la historia del Occidente liberal.
En las fechas previas al
11-S ?o al 11-M?, la Administración de Bush ?o de Aznar? desestimaron las amenazas de un atentado islamista en Estados Unidos ?o en España?. Clarke, y convendrá adjuntar que nos encontramos ante un técnico de inclinaciones conservadoras, no logró reunirse con el presidente durante su primer año en el cargo, para confiarle sus temores. La CIA no tramitó al FBI las fichas de los sospechosos que habÃan entrado en Estados Unidos, y que acabarÃan pilotando los aciones suicidas. Simétricamente, cómo no encontrar en ese desdén los ecos de la displicencia del anterior gobierno español, hacia las amenazas explÃcitas de Bin Laden o de su inseparable Al-Zawahiri.
Lo peor vendrÃa inmediatamente después del 11-S ?del 11-M?, cuando Clarke cuenta que «casi con un dolor fÃsico, me di cuenta de que Rumsfeld y Wolfowitz iban a sacar ventaja de esta tragedia nacional para impulsar sus planes contra Iraq» ?para impulsar sus planes electorales?. El 12 de septiembre de 2001, el autor recordó a sus superiores que «bombardear Iraq como respuesta al ataque de Al Qaeda, es como invadir México después de que Japón bombardeara Pearl Harbor». A lo cual, Rumsfeld señaló que «no habÃa objetivos decentes para bombardearlos en Afganistán, por lo que deberÃamos considerar un bombardeo de Iraq, que posee mejores dianas. Pensé que bromeaba, pero hablaba en serio». O sea, ETA sale más rentable que el islamismo. Ese mismo dÃa, Bush agarró personalmente a su responsable antiterrorista, y le dijo «mira si Sadam hizo esto, si está conectado de alguna manera». Obligó incluso a una reunión conjunta de todas las agencias policiales, «que estuvieron de acuerdo en que no habÃa cooperación» entre el dictador iraquà y Bin Laden. En consecuencia, Estados Unidos arrasó Bagdad porque su tirano era socio de los integristas. Quién no recuerda idéntica melodÃa, la misma terquedad con fines oscuros tras la carnicerÃa de Madrid y hasta el 14-M.
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