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Notícies :: immigració : guerra
LAS DIMENSIONES INTERNACIONALES DEL CONFLICTO DEL SAHARA
23 abr 2004
Recibido de "poemario por un sahara libre"
Es un texto un tanto largo, pero si teneis un rato para leerlo os puede servir para mucho


_______________________


Análisis del conflicto del Sahara a cargo del
representante saharaui en Naciones Unidas, Ahmed
Bujari. Es muy interesante y sobre todo se basa en las
negociaciones en la ONU, que tan bien conoce Bujari,
ya que ha sido protagonista en casi todas ellas.

A destacar el estupendo trabajo de difusión e la causa
saharaui que se está haciendo a través del Sahara
Info: sahara-info ARROBA yahoogroups.com

REAL INSTITUTO ELCANO DE ESTUDIOS INTERNACIONALES Y
ESTRATÉGICOS
http://www.realinstitutoelcano.org/documentos/99.asp
LAS DIMENSIONES INTERNACIONALES DEL CONFLICTO DEL
SAHARA OCCIDENTAL Y
SUS REPERCUSIONES PARA UNA ALTERNATIVA MARROQUÃ? (DT)
WP 16/2004 -- Documentos
Ahmed Boukhari ( 19/4/2004 )
[11 PÃ?GINAS]
Introducción

La cuestión del Sahara occidental es actualmente uno
de los temas
inscritos en las agendas del Consejo de Seguridad y de
la Asamblea
General de la ONU, en espera del encauzamiento
definitivo del proceso de
paz por ahora estancado. Los observadores coinciden en
considerar que la
persistencia del conflicto prolonga una situación de
injusticia para el
pueblo de dicho territorio, afecta seriamente a la paz
y a la seguridad
de la región del Maghreb y, en consecuencia, repercute
profundamente en
las relaciones de ésta con su vecindad europea.

Cualquiera de estas dimensiones tiene, por sí sola,
suficiente peso para
motivar no solo una decidida implicación de los
organismos
internacionales sino también el interés de los
expertos en temas de
política exterior, ya sean del mundo académico o
diplomático.

En España, existen formidables obras (1) y trabajos
analíticos de
autores sobre el tema, siendo el extenso articulo del
profesor de la
Universidad de Santiago de Compostela, Carlos Ruiz
Miguel, publicado por
el Real Instituto Elcano en octubre de 2003 (2), las
obras del Profesor
Juan Soroeta (3) y de José Ignacio Alguero Cuervo (4)
los más
actualizados. Para España, el asunto del Sahara
occidental, “no es un
tema cualquiera�. Antigua potencia colonial, miembro
actual del Consejo
de Seguridad, España fue a la vez parte en y del
problema en sus
orígenes y debe ser cuanto menos parte en su solución.

En este sentido, la exitosa transición democrática le
ha proporcionado
al país un “estatus internacional� de gran peso que le
permite jugar un
papel significativo en la solución justa y definitiva
del conflicto en
su antigua colonia, pieza clave en la configuración
futura de una región
con enormes recursos, que tiene una “cornisa� próxima
a Cádiz, otra a
Almería y un flanco a poca distancia de Canarias. Las
oportunidades de
una solución justa en el ex-Sahara Español abiertas
hoy en la ONU, ya
sea con el Plan de Arreglo o con el Plan Baker de
julio de 2003, ofrecen
una convincente justificación –la legalidad
internacional–
complementaria para el desempeño de ese papel. Esto es
posible y
altamente deseable. En este trabajo, forzosamente
limitado por el
espacio disponible, intentaré mostrar también que una
solución justa y
definitiva al conflicto ofrece alternativas más
viables y más atractivas
a la monarquía marroquí que la fijación obsesiva en el
llamado “Gran
Marruecos�.

Una descolonización pendiente

Es obligado empezar diciendo que los Acuerdos de
Madrid de 14 de
noviembre de 1975 no constituyeron una salida
honorable para la potencia
administradora del Sahara Español. Después de haber
hecho una
“impresionante presentación del caso� (5) ante el
Tribunal Internacional
de Justicia de la Haya en defensa del derecho del
pueblo saharaui a la
autodeterminación, que influyo en el dictamen (6), el
gobierno
efectuaría pocas semanas después “una impresionante
volte face� en la
posición mantenida previamente ante el Tribunal.

El diario americano The New York Times, en su edición
de 31 de octubre
de 1975, anticipaba de forma diáfana que el desenlace
del viraje iba a
ser no solo el abandono del territorio sino también su
“reparto� entre
Marruecos y Mauritania:

“In Marrakesh an official said that negotiations
between Morocco,
Mauritania and Spain were well along toward a peaceful
division of the
colony between the two claimants.�

Diego Aguirre sostiene convincentemente en su libro
que la decisión del
abandono (Operación Golondrina) fue tomada mucho
antes, el 15 de
octubre; es decir, 24 horas antes de la publicación
del dictamen de la
Haya: “La decisión del Gobierno, que llega hasta
Capitanía General de
Canarias, es abandonar, antes de que se produzca el
dictamen del
Tribunal de la Haya y de que surja desde Marruecos la
Marcha Verde...�
(7).

El desenlace representado por los acuerdos de Madrid
desencadenaría un
conflicto armado y una inerrable tragedia humana para
el pueblo
saharaui, que perduran hasta nuestros días, sin
garantizar siquiera a
España, y más tarde a Mauritania, el goce de lo que
fue estipulado en
los diferentes pliegos de la transacción. Lejos de
ello, las relaciones
hispano-marroquíes fueron caracterizadas por una curva
de creciente
tensión que, tras la no prorrogación de los acuerdos
pesqueros –ilegales
para los saharauis– en 1999 y el incesante arribo de
pateras,
alcanzarían su punto mas critico en el incidente de
Perejil, del verano
de 2002, que puso fin a un modus vivendi geopolítico
implícito o
subyacente en los acuerdos de Madrid.

Dada su naturaleza, contenido y propósitos, los
acuerdos constituyeron
una violación clara de un principio cardinal de la
Carta de la ONU: el
derecho a la libre autodeterminación de los pueblos.
La OUA, al admitir
como Estado miembro, en el año 1984, a la Republica
Ã?rabe Saharaui
Democrática les niega valor jurídico y político. Por
su parte, la ONU,
en un dictamen especifico sobre el Sahara Occidental,
remitido por el
Secretario General Adjunto para Asuntos jurídicos, Sr.
Corell, al
Presidente del Consejo de Seguridad en carta de fecha
29 de enero 2002,
ahonda en esta dirección al considerar que:

“Los Acuerdos de Madrid no han supuesto una
transferencia de soberanía
sobre el Territorio ni han concedido a ninguno de los
firmantes el
estatus de potencia administradora, calidad que España
no podía haber
unilateralmente transferido. La transferencia de
autoridad
administrativa sobre el Territorio en 1975 no afecta a
su estatus
internacional en tanto que territorio no autónomo.�

El Frente Polisario, que había confiado en la
perspectiva de los
contactos iniciados en septiembre de 1975 con el
ministro de Asuntos
Exteriores, Sr. Cortina Mauri, se vio francamente
sorprendido por lo que
ocurrió en Madrid aquel mes de noviembre de 1975.
Siendo la invasión
inminente, no quedaba más alternativa que preparar la
resistencia contra
los nuevos colonizadores.

La invasión del Sahara Occidental en noviembre de 1975
provocó un éxodo
masivo de la población civil. La larga travesía del
desierto, sin
suficientes alimentos ni agua, en pleno invierno
desértico, se hizo con
un tremendo coste social para la población civil,
particularmente niños,
mujeres lactantes o embarazadas y ancianos. Parte de
esas poblaciones,
ubicadas sobre la marcha en campamentos de frágiles
tiendas, sería, en
febrero de 1976, blanco de la aviación marroquí que
hizo uso de bombas
de napalm y de fragmentación, armas internacionalmente
prohibidas, en la
localidad de Umdreiga.

El análisis realizado en aquel entonces, corroborado
por la
retrospectiva que brinda el paso del tiempo, apuntaba
al hecho de que
los trágicos acontecimientos que tuvieron lugar en el
Sahara Occidental
a finales de 1975, fueron el resultado de varios
factores. En primer
lugar, la situación interna marroquí. El rey Hassan II
de Marruecos veía
su trono amenazado por una aguda y prolongada crisis
interna que condujo
al ejército en 1971 y 1972 a protagonizar dos intentos
de golpe de
Estado. La reclamación territorial del Sahara
Occidental intentada por
el recurso a la fuerza ofrecía un pretexto para
desviar la atención
interna. Recordemos el caso de la junta argentina en
el asunto de las
Islas Falkland/Malvinas. También la invasión iraquí de
Kuwait, que
“habría sido ilícita incluso en el supuesto de que
tales
reivindicaciones hubiesen resultado justificadas� (8).

En segundo lugar, el fácil asalto al Sahara Occidental
no podía tener
lugar sin la anuencia de la potencia colonial. España
estaba dispuesta,
desde los primeros momentos de la tensión, a abandonar
la partida y sus
obligaciones de potencia administradora. En tercer
lugar, la coyuntura
internacional, dominada por la ecuación de la guerra
fría, permitió que
dos potencias occidentales con influencia en la
ecuación y en los
asuntos de la región, EEUU y Francia, otorgaran su
bendición no solo a
la anexión del Sahara Occidental sino también al
planteamiento
subyacente en la estrategia de la Marcha Verde. El
blanco mediato era
Argelia mientras que el inmediato era el acceso del
Sahara Occidental a
la independencia. Al servicio de este planteamiento,
un Estado saharaui
fue, antes de ver siquiera la luz, catalogado de
potencial satélite, por
si solo o por refracción vía Argelia, de la Unión
Soviética, cuando ni
en aquel entonces, ni durante todo el conflicto, la
URSS había tenido
contactos o permitido la apertura de una simple
oficina del Frente
Polisario en Moscú. Lo mismo se puede decir de China.

La evolución sobre el terreno

No es aquí el lugar apropiado para extenderse en el
aspecto militar del
conflicto del Sahara Occidental. Cabe, no obstante,
señalar que iba a
ser la primera vez en la historia colonial que una
guerra anticolonial
se libraría sin el apoyo de una gran potencia y en un
terreno totalmente
llano y desértico. La experiencia militar saharaui
puede ser calificada
de primera doctrina en el arte de la guerra prolongada
en un medio
desértico.

En Junio de 1976, los mandos militares saharuis, bajo
la dirección de un
líder de talla excepcional, El Uali, estaban listos
para una respuesta
al fait accompli. El ataque a la capital mauritana el
8 y 9 de junio de
1976 y a la fortaleza marroquí de Tantan en junio de
1979, seguida de la
caída en octubre de la base de blindados de Leboitrat,
representaron
grandes batallas con que se inicio la primera etapa de
la contraofensiva
saharaui en los frentes sur y norte.

Mauritania, tras tres años de enfrentamiento bélico,
llegaría a la
conclusión de que la guerra en que se vio implicada
estaba minando los
cimientos de su propia existencia. Los refuerzos
enviados por Marruecos
y la implicación directa de la aviación de combate
francesa –los
celebres Jaguar exhibidos en la primera guerra del
Golfo– desde sus
bases en Dakar, no cambiaron de manera significativa
el curso de la
guerra ni la percepción mauritana. El 10 de julio de
1978, el ejército
derrocó al Presidente Uld Daddah. Tras unos meses de
vacilaciones, los
nuevos gobernantes firmarían, el 5 de agosto de 1979,
un acuerdo de paz
con el Frente Polisario en virtud del cual, pusieron
“fin a toda
reivindicación territorial actual o futura sobre el
Sahara Occidental� y
a su participación en la “injusta y fratricida
guerra�. En 1984,
Mauritania reconoce formalmente a la República �rabe
Saharaui
Democrática (RASD).

A raíz del acuerdo de paz del 5 de agosto, Marruecos
responde
extendiendo en septiembre de 1979 su ocupación al
territorio evacuado
por Mauritania, poniendo fin al reparto del territorio
firmado en abril
de 1976. Este hecho le acarrearía nuevos problemas:
militarmente, el
aumento de la carga del conflicto y la extensión de su
campo de batalla,
y diplomáticamente, el inicio de un severo desgaste
diplomático en
�frica y la reactivación del interés dormido de la
ONU. Ese mismo año,
la Asamblea General de la ONU “condena vigorosamente
la ocupación
militar marroquí y su extensión a la zona evacuada por
Mauritania�
(resoluciones 3437 /1979 y 3518/1980).

A principios de los años 80, los combates contra las
tropas marroquíes,
caracterizados por grandes y prolongadas batallas
tanto en el Sahara
Occidental (Guelta, Bir Enzaran, Mahbes, Tifarirti,
etc.) como en el
interior de Marruecos (Tantan, Lemseyid, Ras el
Janfra, Leboirat, Zak,
etc.) alcanzarían su máxima intensidad. Tras el
limitado éxito de una
contraofensiva (Operación Iman), comandada por el
General Dlimi al
frente de tres grandes unidades mecanizadas (Zalaka,
Uhuud, y Badr),
Marruecos daba la impresión de haber llegado a la
conclusión de la
imposibilidad de una victoria militar. En reflejo de
ello, procedió a la
construcción por etapas de un muro defensivo de una
extensión de 1.200
kilómetros, hecho de terraplenes de arena y piedra de
dos a tres metros
de altura, rodeado de 25 millones de minas, con
alambradas y flanqueado
de una sofisticada red de vigilancia electrónica para
proteger a sus
posiciones y tropas (120-180 mil soldados), exhaustas
por una guerra
cuya intensidad y prolongación habían profundamente
sorprendido al
Gobierno marroquí.

La estrategia defensiva sorprendería a los mandos
militares saharuis. La
cadencia e intensidad de los combates se redujo entre
1986 y 1988. Las
minas causaban estragos. Una primera respuesta estribó
en el uso masivo
de artillería pesada contra las posiciones fijas del
adversario. Los
efectos no fueron significativos. Tras adaptarse a los
hechos y estudiar
más de cerca los pilares básicos de la nueva
estrategia introducida, en
particular el papel del amplio sistema de radares
instalados a lo largo
de la extensión de los muros o terraplenes, llegarían
a la conclusión de
que tenían algunos puntos débiles.

La reimplicación de la ONU

Simultáneamente, los esfuerzos mediadores de la ONU,
impulsados por la
resolución 4050 de diciembre de 1985 de la Asamblea
General, se habían
iniciado en 1986, a través de las negociaciones
indirectas o “proximity
talks�, ante la negativa marroquí de aceptar las
“negociaciones
directas� requeridas por las resoluciones 4050 de la
ONU y 104(XIX) de
la OUA. El 30 de agosto de 1988, el Secretario General
de la ONU, Javier
Pérez de Cuellar, lograba, sin embargo, un primer
avance al obtener de
las dos partes su “aceptación de principio� a un
proyecto de plan de paz
para la celebración de un referéndum de
autodeterminación en el
Territorio.

En la primera semana de enero de 1989, y en vísperas
de la creación de
la Unión del Maghreb �rabe (UMA), tuvo lugar el primer
encuentro entre
Hassan II y una alta delegación saharaui en Marrakech.
Una gran primicia
“sans lendemain�. A petición del rey, el Frente
Polisario decretaría una
tregua unilateral en el teatro de operaciones como
gesto conciliatorio
de apoyo a la continuación del dialogo, cuya segunda
ronda estaba
prevista para el 4 de febrero de 1989. En realidad el
rey no tenía
intención de proseguirlo. Así se lo había comunicado a
varios Gobiernos
europeos, entre ellos el español, como pudimos deducir
del encuentro del
día 2 de febrero entre Bchir Mustafa Sayed y el
ministro Francisco
Fernández Ordóñez. Se produjeron, no obstante, varios
intentos de
reanudarlo entre febrero y septiembre de 1989; pero
cada vez que se
acercaba la fecha propuesta, Marruecos se echaba
atrás. El juego duraría
hasta Octubre de 1989, cuando las fuerzas saharauis
penetran, en un
frente de 50 kilómetros, mas allá de los muros, en la
localidad de Um
Dreiga. Con esta batalla, se consideraba superada la
situación creada
por los muros defensivos y sus radares.

A pesar de los éxitos militares, los dirigentes
saharauis percibían que
la solución del conflicto tampoco podía ser militar.
Históricamente, las
victorias militares, fueron más bien el resultado de
alianzas contra uno
o dos ejércitos. Estas conclusiones suponían que las
dos fuerzas habían
llegado a un empate estratégico sobre el terreno.
Técnicamente hablando
era cierto pero, a la larga, podría conllevar un lento
desequilibrio
desfavorable a Marruecos, ya que junto al volumen de
demandas
socio-económicas de una población de cerca de 30
millones de habitantes,
el país no podría hacer frente con facilidad a las
enormes necesidades
logísticas y de intendencia de un numeroso ejercito en
posiciones fijas
y esparcido por grandes extensiones de un tórrido
desierto, sin
mencionar la financiación de un costoso despliegue
diplomático que
navega contracorriente tras el fracaso en la OUA y las
subvenciones para
mantener a una población civil de colonos transferida
al territorio tras
la Marcha Verde. El 2% del salario de cada funcionario
marroquí va
directamente hoy a las cajas de la subvención para el
Sahara Occidental.

El Plan de arreglo de la ONU-OUA de 1990-91

La perspectiva de una solución política empezaría a
despuntar en el
horizonte del fin de la década de los ochenta y
principios de la noventa
a la sombra de una nueva coyuntura mundial.

Los cambios en el panorama internacional tras la
primera fase del fin de
la guerra fría –caída del muro de Berlín en octubre de
1989– abrirían
posibilidades nuevas para que la ONU saliera del largo
letargo y mediara
en conflictos regionales, particularmente aquellos
que, como el Sahara
Occidental y Namibia, eran más fáciles de manejar en
la medida en que
son cuestiones de descolonización susceptibles de ser
solventadas
mediante la aplicación del principio de
autodeterminación de la Carta de
la ONU.

Como se dijo mas arriba, la Asamblea General de la ONU
había adoptado en
diciembre de 1985 la resolución 40/50, que incorpora
el dispositivo de
la resolución 104(XIX) de la OUA adoptada en 1983 por
la XIX Cumbre de
Addis Abeba. La resolución africana instaba a las dos
partes en el
conflicto a iniciar, antes de diciembre de ese año,
(a) negociaciones
directas con el fin de alcanzar (b) un alto el fuego y
(c) convenir las
modalidades de un referéndum de autodeterminación para
el pueblo
saharaui. Marruecos se había opuesto a la aplicación
de esta resolución,
oposición que precipitó la admisión, al año siguiente,
de la RASD como
Estado miembro de la organización africana. Una vez
convertida en
resolución 4050 de la ONU, Marruecos no tenía energías
para oponerse.

La adopción de la resolución 40/50 permitió que las
dos organizaciones
–ONU y OUA– emprendieran al mas alto nivel una misión
conjunta que
culminaría en la elaboración de unas Propuestas
Conjuntas de Arreglo
que recibieron en agosto de 1988 la “aceptación de
principio� de las dos
partes. A principios de enero de 1989, como ya se
indicó más arriba,
tuvo lugar el encuentro de Marrakech, que no tuvo
continuación
inmediata. El Secretario General, que estaba
interesado en resolver,
antes del fin de su mandato en 1991, las cuestiones de
El Salvador y el
Sahara Occidental, como se refleja en sus Memorias,
Pilgrimage for
Peace, llenó el vacío yendo al Consejo de Seguridad
donde presentó en
junio de 1990 un Plan de Arreglo detallado para la
aplicación
(S/21360/1990) de las mencionadas propuestas. El Plan
recibió la
aceptación plena de Marruecos y el Frente Polisario y
el aval final del
Consejo de Seguridad a través de las resoluciones 658
(690) y 690
(1991). La primer guerra del golfo retrasaría su
puesta en práctica. No
fue sino en abril de 1991 cuando el Consejo autorizó
el envío al
territorio de una Misión de las Naciones Unidas para
el Referéndum del
Sahara Occidental (MINURSO).

El primer proceso de paz posterior a la invasión
marroquí de 1975
iniciaría su marcha el 6 de septiembre de 1991, con
(a) un despliegue
parcial en el Sahara Occidental de personal civil y
militar de la
MINURSO integrado por efectivos pertenecientes a mas
de 50
nacionalidades, entre ellas y por primera vez las de
los cinco países
miembros permanentes del Consejo de seguridad, (b) la
entrada en vigor,
el mismo 6 de septiembre de 1991, del alto el fuego, y
(c) el inicio de
la identificación de los potenciales votantes sobre la
base del último
censo realizado en el territorio por las autoridades
españolas en 1974.
El Secretario General y el Consejo de Seguridad
fijaron para la
celebración del referéndum del pueblo saharaui una
fecha situada no más
allá de febrero de 1992.

Obstrucción de Marruecos

La fecha programada no pudo ser respetada. Marruecos
quería ahora una
modificación substancial de la cláusula relativa a los
votantes del
futuro referéndum, que por disposición del Plan de
Arreglo contenida en
el párrafo 61(S/21360) eran aquellos saharauis “cuyos
nombres figuran en
el ultimo censo poblacional realizado por España en
1974�, integrado por
cerca de 75.000 personas.

La presión ejercida por Marruecos dio resultado al
obtener de Pérez de
Cuellar, pocos días antes de abandonar su cargo, la
introducción
unilateral de nuevos criterios de identificación de
votantes diferentes
al censo español de 1974, contenidos en el informe
S/23299 de 19 de
diciembre 1991. Como dijo el diario El País, en su
edición del 7 de
enero de 1992, “es difícil conocer los motivos que
empujaron a Pérez de
Cuellar a cambiar de un plumazo la anterior postura de
la ONU�. Estos
hechos coincidieron con el desmoronamiento de la Unión
Soviética y su
reemplazo por la Federación Rusa en el Consejo de
Seguridad de la ONU.

Debido a ello, el Consejo de seguridad no estaba en
condiciones de
aprobar o rechazar los criterios. En su resolución 725
(1991) de 31 de
diciembre pasa la “patata caliente� al nuevo
Secretario General, Boutros
Boutrous Ghali, que toma posesión del cargo al día
siguiente, 1 de enero
de 1992. La polémica quedó, sin embargo, abierta y con
ella la primera
herida en el Plan de Arreglo.

La prensa internacional se haría eco, a finales de
febrero de 1993, de
la designación de Javier Pérez de Cuellar como miembro
de la ejecutiva
del holding de empresas marroquí ONA. Muchos vieron en
ello, incluidos
los saharauis, la respuesta a la pregunta formulada
por el diario El
País arriba citada. En una entrevista con Isabel San
Sebastián aparecida
el 7 de marzo de 1993 en el diario ABC, Pérez de
Cuellar negaría este
extremo. “Soy el chivo expiatorio del Frente
Polisario. Es injusto.� El
País, en su edición de 4 de febrero de 1993, escribe
que “fuentes de ONA
en Casablanca expresaron su sorpresa por el desmentido
de Pérez de
Cuellar�.

En realidad, el Frente Polisario no tiene nada que ver
con la noticia.
El asunto de la designación del ex-Secretario General
en la directiva de
ONA, fue primeramente publicado, por error o
deliberadamente, por la
agencia oficial de noticias marroquí, MAP, en un
despacho de fecha 29 de
enero de 1993 (9).

La etapa de Boutros Ghali

El periodo de Boutros Ghali al frente de la Secretaría
General de la ONU
entre 1992 y 1997 sirvió a Marruecos para consolidar
la modificación
unilateral del Plan de Arreglo que había introducido
su antecesor. En
sus relaciones con el Frente Polisario, Boutros Ghali
no ocultaba su
vieja inclinación pro-marroquí que, años anteriores,
en calidad de
Secretario de Estado egipcio, le había llevado a un
duro intercambio con
el ministro de Exteriores saharaui, Omar Mansur, en
una reunión
ministerial de la OUA.

Pocas semanas tras su toma de posesión, mantuvo, el 26
de febrero de
1992, un encuentro en Nueva York con el Presidente
Mohamed Abdelaziz.
Boutros Ghali se irritó sobremanera cuando Abdelaziz
se negó a aceptar
al ex-General Vernon Walters como representante
especial para el Sahara
Occidental, dados los muy conocidos lazos casi
paternales que unían al
general americano con el palacio real marroquí. “De
entre 300 millones
de americanos, no encontró Usted mas que a Vernon
Walters?� le dijo.

La irritación aumentó cuando el candidato alternativo,
el general y
ex-ministro de Exteriores de Pakistan, Yacoub
Sahebzada Khan, fue
también objeto de protesta por parte del Frente
Polisario por las mismas
razones. A pesar de ello, y prueba de la continuidad
de la tensión en
las relaciones, el paquistaní fue “impuesto� en el
cargo.

En el curso de una reunión en Ginebra, celebrada en
junio de 1992,
Yacoub Khan solicitó un tete-a-tete de “cinco minutos�
con el jefe de la
delegación saharaui, Bachir Musta Sayed. “El rey
Hassan me manda decirte
que si necesitas algo personal, que me lo digas�. El
intento era más o
menos una proposición indecente, en la que Yacoub Khan
volvería a caer
en otra ocasión más solemne.

En marzo de 1994, el Frente Polisario dejó de tener
confianza en él,
enviándole una carta en este sentido, cuya copia fue
remitida a los
miembros del Consejo de Seguridad. Khan fue mas tarde
“apartado� de la
escena, probablemente por consejo de miembros
influyentes del Consejo de
Seguridad.

Durante la época de Boutros Ghali, la MINURSO pudo sin
embargo iniciar,
en agosto de 1994, la primera fase de la
identificación de votantes del
referéndum, gracias al esfuerzo y tenacidad del Sr.
Jensen, Presidente
de la Comisión de Identificación. No obstante, dicho
proceso fue
paralizado poco tiempo después, ante la insistencia
marroquí de incluir
a miles de personas pertenecientes a las llamadas
tribus contestadas.

Pocos meses antes de abandonar la Secretaría General,
en su informe de
mayo 1996, Boutros Ghali alertaba al Consejo de
Seguridad sobre la
inminencia de la vuelta a la guerra en el Sahara
Occidental ante “la
visible preparación al combate de las fuerzas de las
dos partes�.

La etapa Kofi Annan-James Baker

La elección en diciembre de 1996 de un nuevo
Secretario general de la
ONU en la persona de Kofi Annan, quien designa como
su enviado personal
para el Sahara Occidental al antiguo Secretario de
Estado de EEUU, James
Baker III, permitió darle un impulso al proceso. La
importancia del
mediador y su enorme experiencia, puestas al servicio
de la tarea
encomendada por la ONU, permitieron el inicio de
negociaciones directas
a alto nivel entre el Frente Polisario y Marruecos,
que culminarían en
los acuerdos de Houston de 16 de septiembre de 1997.

Estos acuerdos fueron ciertamente de una gran
importancia, como lo
subraya Kofi Annan, Secretario General de la ONU, en
su informe al
Consejo de Seguridad S/1997/742 de noviembre de 1997:
“Con estos
acuerdos así como la buena voluntad y espíritu de
cooperación mostrados
durante las conversaciones, las principales cuestiones
contenciosas que
habían impedido la aplicación del Plan de Arreglo han
sido
satisfactoriamente resueltas… Estos logros crean las
condiciones para
avanzar hacia la plena aplicación del Plan de Arreglo,
comenzando con la
reanudación del proceso de identificación� (Pár. 26 y
27).

Tras Houston, la MINURSO pudo desbloquear en diciembre
de ese mismo año
y finalizar, en enero 2000, el proceso de
identificación de votantes. De
entre casi 200 mil solicitudes de participación al
referéndum, cuya
mayoría eran solicitudes rellenadas por el Gobierno
marroquí, la ONU
había concluido que 86 mil demostraron ser saharauis a
los efectos del
referéndum. Era una cifra próxima a una actualización
científica del
último censo español de 1974.

En febrero de 2000, la MINURSO publicó la lista de las
86 mil personas y
abría, al mismo tiempo, para las que creían que debían
haber sido
incluidas en esa lista, y no lo fueron, la posibilidad
de ejercer un
recurso de apelación si consideraban que tenían
“pruebas suplementarias
convincentes� que no habían presentado antes. Los
recursos de apelación
son una práctica legal inherente a todo ordenamiento
jurídico, siempre y
cuando se interpongan de buena fe. No obstante, la
parte esencial del
trabajo de identificación había sido realizada con
éxito. Ello hacía
posible fijar para finales de 2000 una fecha concreta
para la
celebración del referéndum en el marco del calendario
revisado por Kofi
Annan a raíz de los acuerdos de Houston.

Obstrucción y ruptura de Marruecos

Una vez más, Marruecos reincidió en la actitud de
obstrucción al
interponer, en nombre de sus colonos, 130.0000
recursos de apelación
contra la lista de votantes publicada por la ONU. Era
un número
excesivo.

El Consejo de Seguridad había advertido a las partes
en las resoluciones
1238 y 1263 de mayo y septiembre de 1999 contra la
tentación de usar
abusivamente el recurso de apelación.

Si bien era un obstáculo serio, de naturaleza técnica,
la ONU podía sin
embargo superarlo sin mayores dificultades, aumentando
los efectivos de
la Comisión de Identificación para acelerar la
tramitación del
inesperadamente alto número de recursos.

Esto implicaba armarse de voluntad política para
avanzar. Sin embargo,
tal voluntad brillaría por su ausencia, iniciando la
Organización un
giro, anunciado ya tímidamente pero con suficiente
nitidez en el párrafo
28 del informe del Secretario General (S/1999/1219) de
6 de diciembre de
1999. Tal giro la llevaría muy lejos en dirección
contraria a los
objetivos del Pan de Arreglo y de la propia
descolonización. Era la
faceta sorprendente del lado oscuro de la burocracia
al mando de la ONU.

Las causas de este giro copernicano que conduciría un
año mas tarde, en
mayo de 2001, al Proyecto de Acuerdo Marco, se pueden
rastrear hoy con
ayuda de un análisis retrospectivo. Las informaciones
y elementos de
juicio a nuestro alcance indican que, tras el
fallecimiento el 25 de
julio de 1999 de Hassan II, la diplomacia francesa
alertaba a Baker y a
Kofi Annan, a Madrid y a Washington, sobre los riesgos
de una
“desestabilización� –el viejo argumento– que podría
acarrear la
descolonización efectiva del Sahara Occidental para el
nuevo rey Mohamed
VI.

Francia, en pleno siglo XXI, seguía amarrada a la
vieja visión. El
Presidente Chirac iría públicamente mas lejos en esta
línea cuando en el
curso de su visita a Marruecos efectuada en diciembre
2001 llamaría al
Sahara Occidental “las provincias del Sur�. Su más
reciente visita de
Estado, el 9 de octubre de 2003, no ocultaría esta
fidelidad al empeño
marroquí de anexionarse el Sahara Occidental, aun en
contra de la
resolución 1495 del 31 de julio de 2003 por medio de
la cual, el
Consejo, con el voto de Francia, había otorgado su
pleno respaldo al
último plan de paz de Baker. La actitud en el caso del
Sahara Occidental
no casa con la adoptada en el tema de Irak.

La falta de respuesta de la ONU a la obstrucción
marroquí de los
recursos de apelación puede ser explicada por el hecho
de que tal vez
Baker, ante el obstáculo, quiso probar la idea
sugerida por Francia y
Marruecos, explorando lo que se conocería bajo el
atractivo nombre de
“tercera vía�.

En efecto, tras el estancamiento generado por la
cuestión de los
recursos de apelación en febrero de 2000, Baker
convocaría a las partes
a dos reuniones en Londres, que se celebraron en mayo
y junio de 2000. A
la capital británica habían acudido también las
delegaciones de Argelia
y Mauritania. La delegación marroquí la integraban los
nuevos ministros
de Exteriores, Mohamed Benaissa, e Interior, Ahmed
Midaoui (hablador y
agresivo).

El papel desempeñado por Baker en estas reuniones
difería del
desempeñado en las anteriores reuniones que condujeron
a los acuerdos de
Houston. El problema planteado por los recursos de
apelación
interpuestos por Marruecos, era perfectamente
superable sobre la base de
los detallados acuerdos que las dos partes y la ONU,
representada por el
brillante Secretario General Adjunto, el francés
Bernard Miyet,
acordaron en mayo de 1999, en previsión precisamente
de los recursos de
apelación. Mas Baker no quiso presionar a Marruecos
para que cumpliera
con lo acordado.

El 29-30 de septiembre de 2000 nos volvimos a reunir
en Berlín, donde
quedaría bastante claro para la delegación saharaui
que estábamos en
vísperas del giro copernicano en la conducta de la
ONU. Más tarde, Baker
y Kofi Annan reconocerían de forma explícita que la
razón fundamental,
como era de suponer, no era las supuestas divergencias
sobre los
recursos de apelación sino el hecho de que “Marruecos
no estaba
dispuesto a continuar con el Plan de Arreglo� (párrafo
48 del informe
S/2002/178 de 19 de febrero de 2002).

En el curso del encuentro celebrado en la capital
alemana, Marruecos
declara abiertamente que consideraba el Plan de
Arreglo inaplicable y
que estaba dispuesta a considerar solamente, a través
de “un dialogo
franco con la otra parte�, una solución que reconozca
de antemano su
soberanía sobre el Sahara Occidental. El jefe de la
delegación saharaui,
Mahfud Ali Beiba, rechazó in situ la “oferta�e
insistió en que todo
dialogo directo debería encuadrarse en el marco del
Plan de Arreglo,
cuyo objetivo es la celebración de un referéndum de
autodeterminación, y
no fuera de él. El camino estaba pues expedito para la
primera versión
de la “tercera vía�, el Proyecto de Acuerdo Marco,
cuyos pormenores se
contienen en el informe del Secretario General al
Consejo de Seguridad
S/2201/601 de fecha de 20 de junio de 2001.

El Proyecto de Acuerdo Marco preconizaba básicamente
lo siguiente:

(a) Un periodo transitorio de 5 años (en lugar de los
seis meses del
Plan de Arreglo) durante los cuales el Territorio
permanecería bajo la
soberanía marroquí al tiempo que diferentes cuerpos
electorales, que
incluirían a la propia población de colonos
marroquíes, elegirían un
Consejo Legislativo y un Consejo Ejecutivo con
funciones de orden local.

(b) Al final de dicho periodo, un referéndum decidiría
el futuro del
Territorio en el cual “tendría derecho de voto toda
persona que haya
residido en el territorio durante el año que precede
al referéndum�
(párrafo 5 del Proyecto de Acuerdo Marco). Esta
disposición, que es la
clave de todo el proyecto, abre la puerta a la
confección de un cuerpo
electoral integrado en su mayor parte por ciudadanos
marroquíes para
decidir el futuro de un Territorio que les es ajeno.

La inviabilidad del Proyecto

Como lo había desmenuzado el Frente Polisario en un
memorando dirigido a
principios de julio de 2002 al Consejo de Seguridad,
contenido en el
documento S/2002/749, tres fueron los argumentos
fundamentales que
fueron esgrimidos en los informes del Secretario
General desde diciembre
de 1999 hasta mayo de 2001.

(1) El primer argumento sostiene que completar el
procesado de los
130.000 recursos de apelación interpuestos por
Marruecos en febrero del
2000 requeriría al menos dos años, lo cual hacía
improbable la
celebración del referéndum antes de 2002. Es decir, un
retraso de dos
años.

Ahora bien, el Proyecto de Acuerdo Marco propone la
celebración de un
“referéndum� no solo de una cuestionable legitimidad
sino además en
cinco años. Mostrar “impaciencia� con dos años e
“indulgencia� con cinco
rompía las reglas de la coherencia. De otro lado, si
el Consejo de
Seguridad le hubiera dado instrucciones a la MINURSO
de iniciar en
febrero de 2000 el procesado de los recursos de
apelación tal vez habría
podido finalizar la operación en un año y el
referéndum de
autodeterminación habría podido ser organizado incluso
antes de finales
de 2002.

(2) El segundo argumento sostiene que la ausencia en
el dispositivo del
Plan de Arreglo de “mecanismos de coerción� para
imponer los resultados
del voto permitiría a la parte perdedora no respetar
los resultados del
referéndum. Esta circunstancia militaría pues a favor
del abandono del
Plan de Arreglo.

No obstante, el Consejo de Seguridad tiene, en virtud
de la Carta,
plenos poderes para afrontar esta posibilidad y
asegurar el respeto y
carácter vinculante de los resultados de un referéndum
que se organiza
bajo su autoridad, incluido el recurso al capitulo VII
de la Carta, ya
que el no respeto de los resultados del referéndum
generaría una
situación de violencia y podría constituir “una
amenaza potencial a la
paz y seguridad internacionales�.

(3) El tercer argumento invocado considera que el
referéndum de
autodeterminación previsto en el Plan de Arreglo es
una solución cuyo
inconveniente estriba en el hecho de que el “vencedor
se lleva todo� o
en su conocida versión inglesa winner takes all.

El argumento traslada el centro de gravedad a las
partes involucradas y
a sus ganancias en lugar de conservarlo donde debe
estar, que es el
interés del pueblo saharaui. Las partes, Marruecos y
el Frente
Polisario, aceptaron voluntariamente el Plan de
Arreglo y con ello la
fórmula del referéndum que conlleva inequívocamente
dos opciones claras:
la independencia del Territorio o su integración en
Marruecos. En toda
elección democrática, en todo ejercicio electoral
creíble, como es un
referéndum, hay siempre una opción vencedora. Ello no
debe ser visto
como un inconveniente, sino como una regla básica,
elemental, del juego
democrático.

La incoherencia del argumento emerge con mayor nitidez
cuando se sabe
que el Acuerdo Marco le permite a Marruecos, ocupante
de facto,
“llevarse todo�, to take all, al final de un periodo
de cinco años a
través de un “referéndum� de dudosa legitimidad.

El Consejo de seguridad y el Proyecto de Acuerdo Marco

El Frente Polisario, parte directamente implicada, y
Argelia, parte
observadora, rechazaron el Proyecto de Acuerdo Marco
el mismo día, el 5
de mayo de 2001, en que Baker se lo entregó. El Frente
Polisario decidió
no revelar públicamente su oposición, pensando que así
facilitaría a
Kofi Annan y a Baker una reconsideración de la
situación y, tal vez,
desistir de la idea. No dio resultado. El 20 de junio
de 2001
presentaron al Consejo el Proyecto en el Informe
S/2001/613 como la
“última oportunidad� para la solución del conflicto.

Al considerar el Informe del Secretario General que
contenía la
propuesta del Acuerdo Marco, la primera escisión
dentro del Consejo tuvo
lugar a nivel del “Grupo de Amigos� (Rusia, EEUU,
Francia y el Reino
Unido) más España, grupo tradicionalmente encargado de
la elaboración de
los proyectos de resolución sobre el Sahara
Occidental. Rusia y España
mostraron su desacuerdo, mientras los tres restantes
dejaron traslucir
un evidente interés en intentar sacar adelante la
formula.

La Resolución 1359 (2001)

Tras intensas negociaciones entre sus miembros y con
las partes
implicadas, el Consejo adoptaría la resolución
1359/2001 de 29 de junio
de 2001 que no aprueba el Proyecto ni el Informe del
Secretario General,
mitigando su impacto al decir simplemente que “lo ha
examinado�. El
Consejo se limitó a “alentar a las partes a discutir
el Proyecto y a
negociar las modificaciones que consideren necesarias
para hacerlo
aceptable así como cualquier otra propuesta de las
partes para llegar a
una solución mutuamente aceptable�. El Consejo mostró
también su acuerdo
a que se “examinen las propuestas efectuadas por el
Frente Polisario
para reiniciar la aplicación del Plan de Arreglo�.

Baker convocaría el 31 de agosto de 2001 a las partes
–excepto
Marruecos– para que acudieran al pueblecito de
Pinedale, en el Estado de
Wyoming, donde tiene su rancho a fin de discutir el
Proyecto de Acuerdo
Marco.

Marruecos no acudió al encuentro. En una entrevista
concedida por el rey
Mohamed VI al diario francés Le Figaro, publicada
pocos días después, el
4 de septiembre de 2001, revela en cierto modo la
razón de la ausencia
de la delegación marroquí, al decir: “He resuelto el
problema del
Sahara, después de conversaciones confidenciales que
duraron ocho
meses...�. De Berlín a la fecha de la presentación del
Proyecto de
Acuerdo Marco al Frente Polisario en mayo de 2001
habían transcurrido
exactamente ocho meses y cinco días.

Las conversaciones de Wyoming habían durado dos días.
Baker nos había
dado la impresión de que había comprendido que la
formula no podía
avanzar. No obstante, el daño causado al proceso de
paz original fue
bastante serio y sus consecuencias se proyectan a
nuestros días, en la
medida en que el giro operado le permitió a Marruecos
no solo salir
“airoso� de la obstrucción al Plan de Arreglo de
1990-1991 sino oponerse
de ahora en adelante a toda solución que no se dirija
de antemano a
reconocerle la “marroquinidad� del Sahara Occidental.

Pocos días después del fin del encuentro, tuvo lugar
la terrible
tragedia del 11 de septiembre. Y, con ella, un nuevo
orden internacional
que hace de la lucha contra el terrorismo
internacional una de sus
prioridades absolutas.

Las cuatro opciones

Baker, tras Wyoming, hizo un nuevo replanteamiento del
tema, devolviendo
la “pelota� al Consejo de Seguridad. El 19 de febrero
de 2002, el
Secretario General de la ONU entregó su informe sobre
el Sahara
Occidental al Consejo. El informe, tras resumir los
hechos y el
contenido de las negociaciones acontecidos en los
últimos diez años,
recomienda al Consejo escoger una de entre las cuatro
opciones
presentadas por Baker, que son en este orden: (a)
aplicación del Plan de
Arreglo; (b) Proyecto de Acuerdo Marco potencialmente
revisado; (c)
partición del territorio invocando el precedente
mauritano-marroquí de
1976; y (d) proclamar el fracaso de la ONU retirando
la MINURSO del
Sahara Occidental.

La Resolución 1406(2002)

Marruecos rechazó todas las opciones excepto la numero
dos, el llamado
Proyecto de Acuerdo Marco. El Frente Polisario puso de
relieve que el
Plan de Arreglo es la única formula aceptada por las
partes y por el
Consejo. La opción numero dos era totalmente inviable.
Al mismo tiempo,
dejó constancia de que seguiría cooperando con los
esfuerzos del
Secretario General y de su enviado personal, mostrando
prudencia y
flexibilidad en relación a la tercera opción, en
espera de ver más en
claro las sugerencias especificas que pudieran
provenir de James Baker,
si el Consejo le otorgara un mandato en ese sentido.

El Consejo se reunió en abril de 2001. El día 26, y
contra todo
pronóstico, la delegación americana, con el apoyo del
Reino Unido y
Francia, pero sin el de España y Rusia, miembros del
Grupo de Amigos,
hizo circular un proyecto de resolución basado en la
opción preferida
por Marruecos. El proyecto de resolución no iba a
lograr los 8 votos
mínimos. La presidencia rusa del Consejo, contraria al
proyecto como la
mayoría de las delegaciones, entre ellas las de
México, Irlanda,
Noruega, Singapur, China e Isla Mauricio, presentaría
un proyecto
alternativo que se convirtió en la resolución técnica
1406(2002) de 30
de abril de 2002, que difería el debate para julio de
2002.

La resolución 1429(2002)

Entre abril y julio, Marruecos lanzaría una de sus más
grandes ofensivas
diplomáticas hacia las capitales de los países
miembros del Consejo de
seguridad en preparación de la batalla de julio, con
la esperanza de que
el Consejo “aceptara� el polémico Proyecto de Acuerdo
Marco, que figura
todavía como la opción numero dos. Fue en esas semanas
cundo se produjo
el incidente de Perejil. El presidente del Consejo, el
embajador Jeremy
Greenstock, del Reino Unido, viendo que el proyecto
marroquí, a pesar
del visible apoyo de tres países (EEUU, Francia y el
Reino Unido), no
podía obtener el respaldo de la mayoría, trabajó en
contacto con las
partes y con Baker para llegar a una resolución
alternativa, la 1429,
del 30 de julio de 2002. Por medio de esta resolución,
el Consejo
“subraya la validez del Plan de Arreglo�; constata que
“no pudo escoger
una de las alternativas u opciones� planteadas en el
informe de 19 de
febrero de 2002. El Consejo decide solicitar a Baker
que “prosiga con
sus esfuerzos con las partes con vistas a una solución
mutuamente
aceptable�, enfatizando que “el Consejo estaría
dispuesto a considerar
una propuesta que permita la autodeterminación del
pueblo del Sahara
Occidental�. Baker, tras Wyoming, había ido al
Consejo; el Consejo
reenvió el tema a Baker.

El Plan Baker II. Resolución 1495(2003)

Baker, tras un periodo de distanciamiento, volvería de
nuevo a la región
en enero de 2003, con una “nueva� fórmula, el llamado
“Plan de paz para
la autodeterminación del pueblo del Sahara
Occidental�. Es, según él,
una síntesis resultante de la combinación de elementos
del Plan de
Arreglo y del Proyecto de Acuerdo Marco. Reflejo de su
perseverancia
pero también de cansancio, la presenta a las partes
como un todo no
susceptible de renegociación, take it or leave it, “lo
toma o lo deja�.

En la primera semana del mes de marzo de 2003, el
Frente Polisario
comunica a Baker su oposición implícita al Plan, al
presentar una
propuesta dirigida a facilitar a la ONU la reanulación
del Plan de
Arreglo, única formula, conviene recordarlo, aceptada
por las dos partes
y por el Consejo. Dicha propuesta consiste en que la
MINURSO ponga en
marcha el procesamiento de todos los recursos de
apelación presentados
por Marruecos sin más condiciones procesales que las
que decida la ONU.
Es una propuesta que tiene el mérito de facilitar la
reanudación de la
aplicación de un Plan de paz existente en lugar de
buscar otro. Por su
parte, Marruecos le transmite a Baker una rotunda
oposición a su plan,
al tiempo que intenta hacerle retroceder hacia el
polémico Proyecto de
Acuerdo Marco que, como se vio, nunca fue aprobado por
el Consejo ni
aceptado por la otra parte.

En julio de 2003, el Consejo se reúne para considerar
el Plan de Paz a
la luz de la repuesta de las dos partes. El día 7, el
Frente Polisario,
en un movimiento que sorprende incluso a Marruecos,
comunica por escrito
a Baker y después, verbalmente, al presidente del
Consejo, el embajador
español Inocencio Arias, la disposición de explorar la
propuesta de
Baker con vistas a su aplicación. Muchos se interrogan
todavía sobre las
motivaciones de este cambio de posición. Además de
Argelia, varios
gobiernos de países con los que había una comunicación
de confianza,
entre ellos los de España, México y Sudáfrica, venían
aconsejando una
reconsideración de nuestra posición inicial. Por los
contactos de la
delegación saharaui en Nueva York, constatamos que el
movimiento fue
recibido positivamente por la mayoría del Consejo, con
la excepción de
Francia, preocupada por la situación en que quedaba
Marruecos. Kofi
Annan, en carta, de fecha 28 de julio de 2003,
dirigida al Secretario
General del Frente Polisario, le expresa “haber tomado
con mucha
satisfacción de la adhesión del Frente Polisario al
Plan de Paz para la
autodeterminación del pueblo del Sahara Occidental�.

Esta vez es la delegación americana quien, a pesar de
Marruecos,
presenta un proyecto de resolución encaminado a
obtener “la aprobación�
del consejo al Plan. Tras más de dos semanas de
intensas negociaciones y
contactos al mas alto nivel, el Consejo adopta la
resolución 1495 del 30
de julio de 2003, por medio de la cual el Consejo
otorga strong support
al Plan, extiende el mandato de la MINURSO hasta el 31
de Octubre de
2003 e invita a las partes (en realidad a Marruecos) a
que lo “acepten y
apliquen�.

El Consejo, en reflejo de la preocupación de la
mayoría de sus miembros,
y a fin de “tranquilizar� a Marruecos, recuerda en el
preámbulo de la
resolución que está actuando en el marco del capitulo
VI de la Carta de
la ONU, significando con ello que el Plan no será
“impuesto� por la
fuerza. Marruecos considera esta referencia como un
éxito. En realidad,
el Consejo ha estado siempre actuando en el marco del
Capitulo VI desde
el inicio del proceso de paz en el año 1990. Pero ello
no quiere decir
que sus resoluciones sean papel mojado. Aún dentro del
Capitulo VI,
constituyen una enorme presión diplomática que no se
puede ignorar.

Tras la adopción de la resolución 1495, el mandato de
la MINURSO es
extendido hasta finales de octubre de 2003. A finales
de septiembre de
2003, Baker recibe una delegación marroquí en Houston,
en previsión de
dicho informe. Según las informaciones de que
disponemos, ofrecieron
ideas sobre el periodo transitorio a cambio de que se
eliminara la
opción de la independencia en todo proyecto de
referéndum. Baker no
acepta.

La argumentación del mediador americano frente a la
insistencia marroquí
había sido por él adelantada ya en el informe de mayo
de 2003,
(S/2003/565). En el párrafo 51 de este informe dice:�
La objeción
principal de Marruecos al Plan de Paz para la
autodeterminación del
pueblo del Sahara Occidental parece ser que en el
referéndum para
determinar la condición final del Sahara Occidental,
una de las opciones
es la independencia. Sin embargo, la independencia
también es una de las
opciones que se plantean en el Plan de Arreglo (de
1990-1991), que
Marruecos había aceptado�. En el párrafo siguiente
introduce más
racionalidad en la argumentación al decir: “Es difícil
plantear una
solución política que, como requiere la resolución
1429 (2002) del
Consejo de Seguridad, prevea el derecho a la
autodeterminación pero que
excluya, sin embargo, la posibilidad de la
independencia como una de las
preguntas del referéndum�.

Ante estos argumentos, la delegación marroquí le pide
que les conceda
mas tiempo para formular una respuesta definitiva al
Plan. Baker
consiente a una extensión del mandato de la MINURSO
hasta finales de
enero de 2004, no antes de efectuar a través del
informe del Secretario
General al Consejo de Seguridad (S/2003/1016) un
solemne llamamiento al
Gobierno marroquí. Así, en el párrafo 27 dice
expresamente: “El Plan de
paz representa un enfoque justo y equilibrado a la
cuestión del Sahara
Occidental... La aceptación del Plan por el Frente
Polisario ahora da un
respiro para resolver la controversia de larga data.
Insto a Marruecos a
que aproveche la oportunidad y participe en forma
positiva… aceptando y
ejecutando el Plan�. En el párrafo 28 dice: “Abrigo la
sincera esperanza
de que para esa fecha el reino de Marruecos esté en
situación de
participar en forma positiva en la ejecución del Plan.
De no ser así,
volveré a dirigirme al Consejo de Seguridad en enero
con mis opiniones
sobre el futuro del proceso de paz en el Sahara
Occidental, al igual que
sobre el mandato de la MINURSO�. Muchos observadores
interpretaron el
llamamiento como un “ultimátum diplomático�. En enero
de 2004 no hubo
respuesta positiva de Marruecos. El Consejo extendió
el mandato de la
MINURSO hasta finales del mes de abril.

Las autoridades saharauis, que habían aceptado el Plan
Baker para
facilitar una perspectiva de solución pacífica al
conflicto, seguían con
creciente preocupación el estancamiento derivado de la
persistencia de
Marruecos en la vieja táctica dilatoria.

Una delegación dirigida por el propio Secretario
General, Mohamed
Abdelaziz, llega a Nueva York, siendo recibida por
Kofi Annan el 24 de
marzo de 2004. Tras un tránsito por Washington, donde
se entrevista con
algunos congresistas y senadores americanos, Mohamed
Abdelaziz y la
delegación que lo acompaña llegan a Houston, donde el
30 de marzo
mantienen una larga reunión con Baker.

En dicha reunión, el ex-Secretario de Estado dijo no
tener información
sobre la posición definitiva de Marruecos y que estaba
a la espera de
reunirse pronto con una delegación marroquí el 2 de
abril. Si traerá con
ella la respuesta o no, es algo que a la hora de la
redacción de estas
líneas se desconoce.

Aun cuando la prudencia es aconsejable, caben dos
posibles escenarios.
Uno, que Marruecos siga jugando el juego táctico hasta
ahora desplegado
y Baker y el Secretario General, por razones
indeterminadas, que pueden
ser incluso pertinentes, se lo permitan. Ello
implicaría una firmeza de
los dos en la defensa del Plan pero al mismo tiempo
una nueva extensión
técnica del mandato de la MINURSO, en espera de
“milagros� o
“presiones�en el interregno. Dos, que Baker y Kofi
Annan acepten las
condiciones marroquíes, eliminando del referéndum de
autodeterminación
la opción de la independencia. De resultar, supondría
un serio y
definitivo revés a la credibilidad de todo lo que se
ha venido haciendo
hasta ahora. Esta eventualidad, difícilmente aceptable
para la mayoría
del Consejo, con la excepción quizá de Francia,
conduciría a un rechazo
categórico del Frente Polisario y, posiblemente, a una
nueva división
dentro del Consejo de Seguridad.

Alternativas para Marruecos

De la lectura de lo que precede, resulta evidente que
las posibilidades
de una solución definitiva de la cuestión del Sahara
Occidental aparecen
y desaparecen en un vaivén cíclico provocado por una
serie de factores
de los cuales, el más visible, radica en la continua
oposición de
Marruecos a las diferentes propuestas presentadas
desde 1975 hasta
ahora, que van desde el Plan Waldheim de noviembre de
1975, pasando por
el Plan de Arreglo, posibilidades de un acuerdo
territorial creíble,
hasta el reciente Plan Baker II.

Con una situación interna caracterizada por serios y
crecientes
problemas del que, lamentablemente, uno de ellos ha
salpicado de forma
trágica a Madrid el 11 de marzo pasado, Marruecos
corre el riesgo de
dirigirse hacia un escenario tipo Indonesia, al seguir
obstruyendo una
solución justa al conflicto colonial. Sinceramente, no
deseamos ese
escenario. Creo con la misma sinceridad que hay
caminos alternativos más
razonables, más atractivos y más viables para
Marruecos, aun sabiendo
que nadie debe dar lecciones a nadie. Para ello, es
necesario que
nuestros amigos marroquíes procedan en la serenidad a
una revisión
crítica de la situación en la que les ha empujado la
fijación obsesiva
en un sueño de grandeza territorial. En este marco, no
seria
constructivo negar ciertas evidencias.

En primer lugar, para la Comunidad internacional, el
caso del Sahara
Occidental es un caso de descolonización que debe ser
resuelto en
conformidad con el principio de la autodeterminación
consagrado por la
Carta de la ONU. Las soluciones contrarias a este
principio no han
conducido muy lejos salvo a enormes perdidas humanas y
materiales que
han debilitado tanto al pueblo saharaui como al
marroquí. Sin legalidad,
no hay legitimidad.

En segundo lugar, el discurso oficial marroquí,
repetido de forma
excesiva, sostiene que:

(a) Los saharauis han expresado ya su “marroquinidad�
a través de
“elecciones locales� y se sienten felices de ello. Si
esto es así,
resulta difícil de entender que Marruecos se oponga a
que los saharauis
expresen esa “felicidad� ante la ONU en un referéndum
de
autodeterminación.
(b) El conflicto es un conflicto “artificial�
fabricado por Argelia que,
a través de la independencia saharaui, busca una
salida al Atlántico.
Argelia ha apoyado todos los pueblos en lucha por la
autodeterminación.
En cuanto a la salida hacia el atlántico, encajaría
este argumento si
estuviéramos ante una situación tipo Bolivia. Seria
también “vendible�
si Argelia viera en Senegal un objetivo comercial
estratégico vital para
su supervivencia. Argelia tiene una costa de
centenares de kilómetros en
el Mediterráneo desde donde parte y entra todo su
comercio
internacional, incluido el gas y petróleo, del que se
benefician muchos
países, incluido Marruecos.
(c) Si se “pierde el Sahara Occidental� se entraría en
un periodo de
deestabilización del trono. Nadie “pierde� lo que no
es suyo. Dicho
esto, jugar con fuego y derramar gasolina no es una
política de
seguridad aconsejable. Marruecos ha provocado, desde
1975, la tensión,
el desorden y el rearme en la región, sin obtener más
cuotas de
seguridad ni mayor estabilidad interna.

En tercer lugar, están las nuevas circunstancias. El
asalto al Sahara
Occidental fue posible en un contexto internacional
definido en términos
de la guerra fría. Esta época esta felizmente
superada. Nuevos
parámetros y paradigmas gobiernan el mundo en la
actualidad que
requieren, como mínimo, la salvaguarda de la
credibilidad y capacidad de
la ONU, inclusive en una cuestión de descolonización.

A mayor abundancia, la globalización en sus términos
económicos y de
seguridad, no permite hoy que el futuro y la
configuración de la región
maghrebí se efectúe sobre la base de la visión de un
solo Estado en
detrimento de la legalidad internacional y del punto
de vista de otros
actores claves en esa región. Así, por ejemplo,
ignorar hoy como lo
quiere Marruecos, el punto de vista de Argelia sobre
el Sahara
Occidental y la región en el momento en que EEUU la
considera (10) en
una sólida posición para “jugar un rol de leadership
en el siglo XXI�,
es irreal. Complementariamente, dada la densidad de
sus relaciones con
la Unión Europea, en materia de energía y seguridad, y
teniendo en
cuenta su avanzado proceso democrático, Argelia no
puede ser
sencillamente ignorada porque así lo pida Marruecos en
asuntos que ella
considera de principio y de seguridad regional en su
propio entorno
geoestratégico. Igualmente, nadie debe menospreciar a
Mauritania, pieza
importante en el equilibrio geopolítico regional.

El nuevo contexto mundial y el imperativo de la
legalidad internacional,
deben facilitar a las potencias que ayer estuvieron
detrás de la
operación militar marroquí en el Sahara Occidental una
implicación
positiva para la paz en la región. No creo que esta
implicación, a tenor
de las declaraciones de Armitage, sea algo imposible
para EEUU. Esta
potencia estaría en principio interesada en el éxito
de la misión de
Baker. Tampoco para España, salvo las dudas que puedan
generar las
recientes declaraciones no matizadas aun del nuevo
ministro español de
Exteriores, Miguel �ngel Moratinos, al diario francés
Le Figaro (11).
Creo que la dificultad esta mas bien en la Francia
actual, que permanece
prisionera de viejos compromisos con Marruecos.
Existe, desde luego, una
reconocida capacidad gala para la imaginación, que “la
complicidad� a
que se refiere el Sr. Moratinos podría incitar. Dicha
revisión, así como
un examen crítico y sincero por nuestros amigos
marroquíes del pasado,
facilitaría en grado sumo la alternativa a Marruecos.
Las pateras y el
conflicto permanente con los vecinos no es un futuro
que merece el
pueblo marroquí.

Conclusiones
Los elementos de la alternativa podrían configurase de
la siguiente
manera:

• -El desencadenamiento de un verdadero proceso de
democratización
interna cuya credibilidad estaría ligada a una reforma
constitucional
hasta donde sea dignamente posible, que permita a las
fuerzas políticas
democráticas y a la sociedad marroquí participar en la
gestión y
resolución de la complicada situación económica y
social acumulada.
• -Los países vecinos del Maghreb, incluida la RASD,
estarían
interesados en coadyuvar con sus enormes
potencialidades en recursos, en
el éxito de dicho proceso.
• -Un Maghreb asi configurado, con un mercado interno
de cerca de
ochenta millones de consumidores y abierto al
intercambio con el
exterior, puede encontrar respuestas reales al
subdesarrollo que
servirían de poderoso incentivo al proceso unitario.
Así emergió la
Unión Europea tras largos periodos de conflicto, sobre
bases
democráticas y voluntarias, no sobre la ampliación de
las fronteras por
la fuerza.

El catalizador de este proceso posible seria una
reconciliación marroquí
definitiva, sin reservas mentales, con sus vecinos,
permitiendo antes
que nada la culminación del proceso de paz que dirige
la ONU. El apoyo
resuelto de España, primera potencia europea
interesada específicamente
en la descolonización de su antigua colonia, de la UE
y de EEUU, así
como de Rusia y otros países interesados, a una
dinámica de esta
envergadura y propósitos, haría ciertamente posible a
Marruecos
emprender el camino hacia nuevos horizontes, hacia
nuevas alternativas
diferentes a la fijación en el pasado.

Ahmed Boukhari
Licenciado en Derecho, ex-embajador de la RASD en
Venezuela, Panamá y
México. Representante actual del Polisario ante la ONU
y miembro del
equipo negociador ante James Baker.

Notas:
(1) Las obras de Francisco Villar, El proceso de
autodeterminación del
Sahara, Editorial Fernando Torres, Valencia, 1982, y
de José Ramón Diego
Aguirre, Historia del Sahara Español. La verdad de una
traición, Kaydeda
Ediciones, Madrid, 1988, constituyen referencias
obligadas para el
conocimiento del proceso de descolonización del Sahara
occidental.
(2). Carlos Ruiz Miguel, El largo camino jurídico y
político hacia el
Plan Baker II. ¿Estación de termino?, DT/WP, Real
Instituto Elcano, 13
de octubre de 2003.
(3) Juan Soroeta Liceras, El conflicto del Sahara
Occidental, reflejo de
las contradicciones y carencias del Derecho
Internacional, Universidad
del País Vasco, Servicio Editorial, 2001.
(4) José Ignacio Algueró Cuervo, El Conflicto del
Sahara Occidental,
desde una perspectiva canaria, Colección La Diáspora,
Gobierno de
Canarias, 2003.
(5) Maurice Flory, L’ Avis de la Cour Internationale
de Justice sur le
Sahara Occidental, Annuaire Français de Droit
Internacional, p. 266.
(6) CIJ, Sahara Occidental. Opinión Consultiva, 1975:
“... Los
materiales y elementos de información presentados a la
Corte no
establecen, sin embargo, la existencia en el pasado de
ningún lazo de
soberanía territorial entre el territorio del Sahara
Occidental y el
Reino de Marruecos o la entidad mauritana. La Corte no
ha encontrado
pues lazos legales cuya naturaleza pueda afectar la
aplicación de la
resolución 1514(XV) de la Asamblea General respecto a
la descolonización
del Sahara Occidental, particularmente, del principio
de
autodeterminación, a través de la libre y genuina
expresión de la
voluntad de las poblaciones del Territorio�.
(7) José Ramón Diego Aguirre, Historia del Sahara
Español. La verdad de
una traicion, Keydeda Ediciones, Madrid, 1988, p. 739.
(8) Maurice Mendelson y Susan C. Hulton, La
revendication par L’Irak de
la souveraineté sur le Koweit, Annuaire Français de
Droit Internacional,
XXXVI, 1990, Editions du CNRS, Paris, pp. 195-227.
(9) MAP/149/mapex, Casablanca, “Le conseil
d’administration de la
compagnie OPTORG (spécialisée dans la distribution et
le négoce
international) s’est réunie le 29 janvier 1993, après
l’acquisition le
28 janvier 1993 par ONA (OMNIUM NORD AFRICAIN)
international d’une
participation de 50.23% dans la compagnie. En
remplacement de MM.
Salomon, Doumeng, Varda, Chavanel et Pellerin,
démissionnaires, ont été
cooptes comme administrateurs M. Javier Pérez de
Cuéllar, M. Fouad
Filali, président directeur Général de ONA... .M.
Javier Pérez de
Cuéllar, ancien secrétaire général de l’ONU est nommé
vice-président�.
(10) “L’Algérie est dans une position imprenable pour
jouer un rôle de
leadership au 21e siècle�, Richard Armitage,
Secretario de Estado
Adjunto en la ceremonia de confirmación del embajador
de EEUU ante
Argelia, El Moudjahid, 13 de julio de 2003.
(11) “Les relations avec le Maroc sont une question
prioritaire pour
l'Espagne. Il est lamentable que l'on ait laissé se
créer une crise
permanente avec le Maroc. Notre priorité va être
d'établir avec le Maroc
une relation privilégiée. Plus que jamais, il faut
qu'il y ait une
complicité entre l'Espagne et le Maroc, entre la
France, l'Espagne et le
Maroc et entre la France, l'Espagne, le Maroc et le
Maghreb…�,
entrevista del Sr. Moratinos con Le Figaro, 5 de abril
de 2004.
© Fundación Real Instituto Elcano, Madrid, 2004.
Mira també:
http://www.quesevayantodos.net

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