Imprès des de Indymedia Barcelona : http://barcelona.indymedia.org/
Independent Media Center
Notícies :: altres temes
EH: «Los actos de apoyo a los presos son el alimento para los que están dentro»
22 abr 2004
Gotzon Zabaleta, Xabier Arnaiz y Joxean Kortadi son tres ex presos políticos que han recuperado recientemente su libertad. El primero de ellos ha pasado 17 años encarcelado. Arnaiz y Kortadi, 22 cada uno. Por eso saben de qué hablan cuando se les pregunta por la importancia de marchas como las de este sábado.
Suman entre los tres más de sesenta años de cárcel. Así, saben de lo que hablan cuando se refieren a la situación de los presos políticos en las prisiones. Han conocido en primera persona el progresivo endurecimiento de las condiciones de vida. Pese a todo, aseguran que el colectivo se mantiene firme en sus convicciones políticas, las mismas por las que alrededor de setecientas personas se encuentran presas a día de hoy.

La mayoría en cárceles situadas a cientos de kilómetros de Euskal Herria. O incluso a más de mil. Es el caso de Algeciras (Estado español) o Bapaume (Estado francés), puntos de llegada de los autobuses que pasado mañana partirán de diferentes ciudades vascas para ofrecer a los allí presos unos minutos de calor humano.

Gotzon Zabaleta, con 17 años de cárcel sobre sus espaldas, destaca que estas iniciativas «le dan vida» a quien se halla encerrado. «Puedes estar en cualquier lugar, pero tu cabeza sigue estando en Euskal Herria. Ese es tu alimento, lo que te mantiene. Siempres estás preguntándote qué pasará en Euskal Herria. Las marchas, las encarteladas semanales, todos los actos por los presos tienen una importancia vital», apunta. Durante la charla, las primeras reflexiones hacen referencia a la evolución de la situación en las cárceles durante las dos últimas décadas. Para Joxean Kortadi, 22 años preso, «ha ido a peor. Si nosotros hemos pasado veinte años, los que entran ahora van a cumplir al menos treinta».

«O más de cuarenta años», apunta Xabier Arnaiz, para quien se trata de «una cadena perpetua, de meter a una persona en un agujero y dejar que se pudra dentro poniendo todos los medios para ello».

A juicio de Gotzon Zabaleta, ésa es precisamente la finalidad del sistema penitenciario y de los últimos cambios habidos en el Código Penal español. «En toda esta historia han llevado una trayectoria progresiva ­destaca­, hasta llegar a la situación actual». En este contexto, recuerda las directrices aprobadas a fin de impedir que los presos estudien, los límites impuestos a las visitas de familiares y amigos o la instauración del Juzgado Central de Vigilancia Penitenciaria. Zabaleta remarca que la política carcelaria supone también un castigo para familiares y amigos.

«Tratan de destrozar a los presos a través de sus familiares. Y no sólo eso, sino que también tratan de destrozar a los propios familiares», apostilla Xabier Arnaiz. «Lo utilizan como un chantaje», interviene Joxean Kortadi.

«En su momento, podían utilizar estas cosas para conseguir un arrepentimiento ­continúa Arnaiz­. Pero hoy no buscan eso, sólo quieren ir a machacar al preso». Para Kortadi, «la apuesta por los arrepentimientos no ha dado el resultado que esperaban».

Zabaleta recuerda que «éste fue uno de los objetivos de la dispersión. Aislaban al preso, le presionaban y luego le ofrecían la salida del arrepentimiento. No han conseguido nada. Se les ha terminado ese camino y entonces han pensado: 'vamos a machacarles'».

Arnaiz se muestra de acuerdo y apunta que, a su juicio, esa dureza «no busca objetivos políticos. Es simplemente una venganza. Como no pueden aplicar la pena de muerte, de momento, piensan en aniquilar al preso poco a poco. Se ve en la actitud del funcionario. En su día podía ser un hijo de puta, ser malo o ser medio bueno, pero actualmente es un militante que ya sabe cómo hacer daño a cada preso».

Para Kortadi, ese cambio se refleja también «en los presos sociales. Al fin y al cabo, se informan en sus medios de comunicación y para la mayoría somos unos hijos de puta. Los funcionarios se aprovechan de eso, como se ha visto tras los atentados del 11-M». Gotzon Zabaleta subraya que «no se puede separar la situación de los presos del contexto político que se vive. En este sentido, el colectivo ha realizado una clara apuesta por tomar parte en el debate que se está comenzando a desarrollar. Ellos ­continúa en referencia a los estados­ pueden aprovechar determinadas circunstancias políticas para tomar medidas contra los presos, pero esos pasos responden a un contexto general. Y la respuesta ha de estar en ese mismo nivel, manteniendo la apuesta por ser un sujeto activo del proceso».

«Si algo es evidente desde 1998 es que, para avanzar, es necesaria una mayoría social. Deben participar todos los sectores de la sociedad, es el pueblo el que debe llevar adelante el debate. Y el colectivo de presos, en la medida en que es parte de ese pueblo, también tiene que estar dentro de ese debate. Porque es un grupo de gente secuestrada y lejos de Euskal Herria, que está allí precisamente por la situación que aquí se vive y que sigue siendo parte de lo que aquí sucede», añade.

Xabier Arnaiz denuncia en este sentido los intentos por «hacer desaparecer al colectivo como tal. Se está tratando de arrinconar a ese grupo de gente, poniendo obstáculos a todas las iniciativas de apoyo, acallando su voz, ignorándoles. Pero eso es imposible, porque el colectivo está enraizado en el pueblo».

En este punto de la conversación, es inevitable preguntar acerca del cambio de gobierno en el Estado español. El propio Zabaleta muestra pocas esperanzas al respecto. «A éstos ya les hemos tenido antes, durante catorce años. No trajeron más que corrupción y muerte. Y ahora son los mismos, porque el PSOE actual no lo conforman cuatro elementos recién llegados de Marte».

Mientras tanto, Kortadi y Arnaiz asienten. Este último puntualiza: «Es que no se trata de un tema de partido, es una cuestión de Estado. Es el problema de Euskal Herria y ahí no existen diferencias entre PP, PSOE o IU. Y no olvidemos a los que están por encimaŠ».

Tras los últimos ocho años de «represión salvaje, de ilegalización de partidos, de cierre de medios de comunicación, es lógico que hasta el cambio más pequeño pueda generar una leve esperanza. Pero si analizamos la situación con racionalidad, no hay ningún motivo para pensar que se vaya a producir cambio alguno», subraya Gotzon Zabaleta. «Siempre hay que tener esperanza, porque de lo contrario para qué vas a hacer nada», responde Arnaiz. «Esperanza sí ­le replica Zabaleta­, pero en el resultado de nuestra lucha, no en un cambio proveniente de cualquier otro lado».

Al hablar de la actualidad política aparece, casi sin proponerlo, el plan Ibarretxe. «El PNV está 'perdiendo el culo' por llegar a acuerdos con el PSOE y recoger cuatro miserables competencias», sentencia Zabaleta.

Cuando se le recuerda que la formación jeltzale ha declarado que eso no será suficiente, replica que «también dijeron que no firmarían el Concierto Económico si no se les permitía tener un representante en Europa. Quince días más tarde firmaron». -

DONOSTIA
El derecho de Euskal Herria a decidir como eje del debate

En cuanto a la situación política interna de Euskal Herria, los tres ex prisioneros coinciden en la necesidad de aunar fuerzas para hacer frente a los estados español y francés. «De manera individual no se puede ir a ningún lado, unos por un lado, otros por otroŠ». Pese a todo, destacan que «en los últimos años, aunque se han sufrido duros ataques, se han dado pasos importantes. Hace unos años, el debate estaba centrado en la disyuntiva entre 'demócratas' y 'violentos'. Hoy en día eso ha desaparecido. Tras el proceso puesto en marcha en el año 1998, se puso sobre la mesa el auténtico quid de la cuestión: si Euskal Herria tiene o no derecho a decidir su futuro. No será un proceso lineal y tendrá sus altibajos y sus momentos de ruptura, pero seguirá adelante. Luego habrá que ver que postura toma cada uno de los agentes».


http://www.gara.net/orriak/P22042004/art79061.htm

This work is in the public domain
Sindicato Sindicat