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Notícies :: globalització neoliberal : guerra |
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¿El terrorismo como arte del sistema?
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per Humbert |
07 abr 2004
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"Al terrorismo le sucederá lo que al arte de la modernidad: se volverá mainstream, será asimilado por el sistema contra el cual se erigió".
Bin Laden no era suficiente: por eso la absurda expresión usada, War On Terror, tuvo que buscar enseguida otro villano, otra cara del Mal, Bin Laden-con-Saddam.
"La única manera de volver al terror es producirlo muchas veces de golpe; ser presa --productores y receptores-- de la falta de reacción, del anestesiamiento ante la experiencia misma o incluso su visión". Lo que sucede muchas veces, ya no dice apenas nada, ya sabemos de qué va la película. Los terroristas luchan, en su puesta en escena ciega, contra la caída de Occidente en el pasmo absoluto. |
Terrorismo
Humbert
En un texto de Heriberto Yépez sobre el 11-S o, como él lo llama, siguiendo la lógica norteamericana, de colocar antes el mes y luego el día, 9-11, se dicen cosas que, en un principio --y luego, para las mentes estrechas-- pueden parecen muy fuertes:
Lo que pasó el 11 de Septiembre en USA, en N. Y., es algo que no tiene que ver con la tragedia, sino con el absurdo. Lo propio del acto absurdo, nos dice, es volver a ser (de nuevo la estructura repetitiva), como Sísifo empujando la roca a la cima, infinitas veces. La imagen de un avión estrellándose, una y otra vez, contra un edificio. Perdón, no de un edificio: de 2.
Como una obra visual post, sometida una y otra vez al rewind, el rebobinado fatal de todas las cadenas de televisión. Entonces, cuando sucedió eso, cuando sucedió en directo, no lo olvidemos --la primera tragedia falsa en tiempo real, hay que joderse-- yo acababa de venir del monte, y estaba en un bajón anímico impresionante. Cuando puse la tele aquel día, en realidad ya estaba puesta; y cuando vi aquello, creí que era una película, ni me inmuté, porque la tragedia iba por dentro, y no es retórica. Luego, vi esas imágenes, ya con un poco de más atención, pero eso seguía sin ser algo "real", pues en primer lugar: yo estaba fuera de la realidad, la depresión es algo serio, frente a todos los hechos televisados.
"Cada vez requeriremos mayor violencia para reaccionar, porque la estridencia del heavy metal y el grunge condujeron directamente al sofá en la sala de espera de un reality show. Los ataques terroristas contra Estados Unidos se presentarán cada vez más espectacularmente, porque el espectáculo corresponde a sociedades-de-letargo, y el 9-11 es parte de esta estética del espectáculo absurdo".
"Al terrorismo le sucederá lo que al arte de la modernidad: se volverá mainstream, será asimilado por el sistema contra el cual se erigió".
Bin Laden no era suficiente: por eso la absurda expresión usada, War On Terror, tuvo que buscar enseguida otro villano, otra cara del Mal, Bin Laden-con-Saddam.
"La única manera de volver al terror es producirlo muchas veces de golpe; ser presa --productores y receptores-- de la falta de reacción, del anestesiamiento ante la experiencia misma o incluso su visión". Lo que sucede muchas veces, ya no dice apenas nada, ya sabemos de qué va la película. Los terroristas luchan, en su puesta en escena ciega, contra la caída de Occidente en el pasmo absoluto.
Un apunte sobre el cuento moderno: "Poe presentía que América se volvería incongruente; para contrarrestar ese temor inventó el cuento moderno. El cuento cuyos acontecimientos y causas pueden ser detallados, al igual que los sueños freudianos o el lenguaje según Wittgenstein que, sin embargo, demostró que cuando analizamos al lenguaje, ya sea metafísico, ético o estético, el lenguaje en general, no significa mucho. O es sólo juego".
"El destino del 9-11 es devenir una serie de guerras subsecuentes unidas entre sí por uno --o varios-- delirios".
9-11 como película, como videoarte, una obra planeada al detalle.:
"9-11 tiene varios propósitos. Uno de ellos era asesinar a miles de norteamericanos. Otro, destruir dos iconos de la cultura estadounidense. Aquí comienza su índole estética, que distingue a 9-11 de otras formas de terrorismo: no se trató meramente de una matanza sino de una matanza realizada dentro de un ritual envuelto en símbolos".
Tenían que ser dos, porque uno no basta. Una divinidad insegura, como Estados Unidos. Por eso les dolió tanto a los estadounidenses, porque no sólo se atacaba a su territorio, sino a ese falo inseguro, que sin embargo cayó, uno detrás del otro, el doble y su imagen, el Duplicado, la torre sobre fango. Estados Unidos no puede ser sin-su-imagen: de ahí la importancia del look, de la fotito, la obsesión con la imagen. En nigún otro lugar del mundo hay esa obsesión con la representación de la superficie.
Guerra contra el terror, cuando éste es ubicuo, es no sólo una expresión fallida, sino un pensar tonto. No es posible acabar con el terrorismo cuando el terror es aquello que está en todas partes y en ninguna: Bin Laden, aunque sea encontrado --cosa harto dudosa--, no será el fin del terrorismo islamista (como no lo ha sido en Irak el fin, después de la captura peliculera de Saddam), sino el fin de una película extrema y el comienzo de la serie B...
Pululan últimamente los libros sobre este fenómeno, mientras la paranoia de adueña también de nosotros, europeos cansados, porque hubo una vez dos países que decidieron meterse de extras en la película del Gran Hermano. Lo que suceda a partir de ahora, nadie lo sabe. Pero son risibles las declaraciones de "erradicar esta lacra": no jugamos ya a los barquitos, a los indios, sino que es algo más terrible: es el choque de civilizaciones, pero tampoco. Es la vida contra la muerte, tal vez, desde el momento en que los islamistas radicales no valoran la vida como los demócratas occidentales. Se trata de una lucha por lo Visceral, por el Choque, frente al espectáculo en diferido que domina en nuestras pantallas (véanse los casos de Oscars, etc., después del montaje de la Super Bowl).
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