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Anasagasti da cera al rey
22 mar 2004
El artículo concluye:
"Aquí también el que la hace, la debería de pagar.No sólo Aznar"
El que la hace la paga
Deia, 20 de Marzo, 2004
IÑAKI ANASAGASTI OLABEAGA

Con esta afirmación titulé un capítulo del libro ‘‘Agur Aznar’’. En él narro cómo con este grito de guerra, Aznar decidió ir a la confrontación total contra el nacionalismo vasco. Había encontrado la fórmula adecuada para acabar con su pesadilla y creía que quitándonos el oxígeno de la respetabilidad democrática, secuestrando la información sobre lo vasco y uniéndonos a la violencia no sólo subía electoralmente él, sino acababa con nosotros. Y de ahí, que en una sesión tipo ‘‘El Padrino’’, me lanzó esta frase que debía ser nuestro epitafio. Sin embargo ha sido el suyo. Deja la Moncloa sin acabar con ETA y como dice un cartel en una calle de Madrid: ‘‘Aznar, gracias por traer a España la Guerra Santa’’. Y se va en medio del rechazo internacional, del caos dentro del PP, y de la patada que le han dado los electores al activar el voto útil con la única intención de acabar con ese estilo nefasto de hacer política. Su viaje al centro acabó siendo un viaje a la extrema derecha. La manipulación del 11-M se sumó a las mentiras de la guerra, el ‘‘Prestige’’ y el accidente del ‘‘Yakolev’’, el euro de Trillo a la periodista, los pies en la mesa con Bush, la boda real de su hija en El Escorial, el no condenar el asesinato en Irak de José Couso, no recibir a nadie y mucho menos al lehendakari, no contestar preguntas, el desafío permanente, la vergüenza de la televisión de Urdaci, y un famoso pacto antiterrorista que no le ha servido de nada.

Mentir deja de ser gratis

Durante cuatro años hemos sufrido en carne propia que mentir era gratis. Se podía decir la mayor de las barbaridades y aquí nunca pasaba nada. Había que aguantarse a cuenta de que ETA era muy mala y el PNV coincidía en los fines con esta organización violenta.

Pero lo que los vascos sufríamos de manera selectiva, de repente pudo verse con toda su nitidez en 24 horas. Era de verle a Aznar desde La Moncloa asegurar que había sido ETA, cuando tenía información sobre la localización de una furgoneta con versos coránicos. Era de verle a Acebes y al amigo Astarloa mentir descaradamente sobre la autoría de los hechos. Era de verle a Ana de Palacio decir a los embajadores que mintieran diciendo que había sido ETA, era de ver cómo se cambió la programación del sábado por la noche al sustituir ‘‘Shakespeare in Love’’ por ‘‘Asesinato en febrero’’ sobre el atentado de Buesa y Díez. Era de ver cómo le crecía la nariz a Zaplana y a Arenas y no digamos al impresentable de Iturgaiz. Era de ver a toda una máquina tratando de engañar diciendo que era ETA cuando la propia ETA decía que no había sido (‘‘ETA mata, pero no miente’’ en palabras de Oreja) y en las de un Otegi que desesperadamente rechazaba la masacre, lo mismo que ‘‘Gara’’. Y es que la fórmula era sencilla. Si es ETA, la mayoría absoluta estaba asegurada, mucho más tras la entrevista de Carod, y si es Al Qaeda, la culpa era de ‘‘quien nos embarcó en una guerra inmoral’’. Y de repente, lo que veíamos los vascos con nitidez, empezaron a verlo los españoles y le pasaron a Aznar la consabida factura mientras el voto útil hacia lo demás. No se ponga pues el PSOE todas las medallas porque si a alguien ha perjudicado el voto útil ha sido a IU, quien de verdad ha tenido un discurso de oposición al PP y no el partido de los pactos y de los pactitos.

Suelo de hormigón

El PNV ha demostrado tener un suelo de hormigón y un techo de cristal que puede seguir rompiendo en las elecciones sucesivas que de aquí a un año tendremos. No es comprensible el resultado del PNV de no ser por la conjunción de muchas cosas, ya que una feroz campaña bipartidista como la vivida, acaba con cualquiera. Y sin embargo, Euzkadi ha sido una vez más, la piedra en el zapato de los dos grandes partidos españoles y el único lugar en el que no han ganado ni el uno, ni el otro.

Y es que tras este resultado no sólo hay una memoria histórica, sino un trabajo bien hecho y una organización que trabaja con entusiasmo, sino que no se arruga ante el poderoso. Si nosotros en las Cortes hubiéramos llevado adelante la política de CiU, Aralar y EA hubiera crecido a nuestra costa. Y no ha sido así. ¿por qué? Porque hemos sido la verdadero oposición a un odioso PP. Y no nos hemos arrugado ni en el Parlamento vasco, ni en el Gobierno vasco, ni en Madrid donde hemos tenido que tragar carros y carretas, exclusiones de todo tipo y debates extenuantes sin más ayuda que una moral propia del Alcoyano. Cuando la ley de partidos se aprobó, cuando cerraron ‘‘Egunkaria’’, cuando nos sacaron de todos los ámbitos de representación, cuando censuramos la guerra, cuando denunciamos al Rey ante su silencio con la masacre, cuando el lehendakari presentó su Plan para la convivencia, estábamos cimentando ese suelo de hormigón sobre el que se ha podido construir una espléndida victoria que ha sumado la presencia en Nabarra y el haber logrado, casi, un nuevo senador por Araba al que sólo nos ha faltado 468 votos. Y mientras se hablaba de Grupos Parlamentarios a troche y moche, una vez más, el único Grupo Parlamentario Vasco es el del PNV con unos resultados que nos acercan a los de antes de la división del PNV en 1986. Dieciocho años después, misión cumplida.

Los perdedores

Mientras las ratas abandonan el barco, suele ser habitual sólo felicitar a los ganadores. Lo vi el miércoles en un acto en el que para hablar con Caldera había que pedir cita. Afortunadamente no fuimos donde él, sino él vino donde nosotros y nos corroboró eso de que ahora tiene más amigos que nunca, todos han hecho la primera comunión con él y han ido a la escuela en Béjar cuando niños. Miserias. De ahí que me pareció más humano llamar a los momentáneamente perdedores, porque en política no hay victorias eternas ni derrotas irreversibles.

Llamé a Pepe Núñez. Era diputado andalucista y su partido había perdido el escaño. «La polarización nos mató, pero mantuvimos el tipo en el Parlamento andaluz, pero la ola general nos ha arrastrado», me decía resignado.

Me puse en contacto con Felipe Alcaraz, el portavoz de IU en el Congreso y un diputado magnífico. «Iñaki, el Congreso no va a tener ni un solo diputado andaluz de IU. La debacle nos ha arrastrado y eso que hemos metido millones de horas haciendo oposición. Esto de la política es así. Hay que andar con la maleta preparada, pequeña y que no pese mucho. Estoy como Ulises que cuando volvió de su viaje, sólo salió a recibirle su perro». Amarga realidad y toda una pérdida parlamentaria.

Contacté con Manel Silva, de Unió. Era el sexto por Barcelona y había perdido su escaño. Su trabajo de jurista, de zurcidor de acuerdos, no le ha servido para nada. El huracán le ha hecho bajar a CiU de quince a diez escaños y de doce senadores, a seis. Incluso nosotros les ganamos. «El problema es que lo que hacía me gustaba mucho», me comentaba. Su portavoz Trías, ese miércoles, me comentaba: «Iñaki, en estos cuatro años nos hemos equivocado de política, no hemos acertado como vosotros». Su compañero Marimón, el portavoz de CiU en el Senado, no había salido elegido. Todo un drama personal. «Me han faltado 30.000 votos», terminaba Silva.

Le llamé a Carlos Aymerich. En la manifestación del viernes en Madrid estuvimos los dos juntos llevando la pancarta junto al impresentable de Rouco Varela. «Teníamos tres diputados los del BNG ­me decía­ y ahora tenemos dos. Yo no he salido en A Coruña, pero quizás estos dos ahora tengan más juego que el que hemos tenido los tres bajo la mayoría absoluta del PP», comentaba tratando de consolarse de la pérdida de cien mil votos.

Y aunque Coalición Canaria ha sido el gran bastón del PP en esta legislatura en todo, han bajado un diputado. De cuatro a tres y sin saber si podrán formar Grupo Parlamentario. Hablé con Mardones y Paulino Rivero. Habían aguantado bien en Tenerife, pero mal en Las Palmas. El voto útil les había golpeado.

Ese lunes sólo le llamé a un ganador para felicitarle. A José Antonio Labordeta que revalidaba su representación en nombre de la Chunta. Es un tipo entrañable, simpático y buena persona que nos aprecia y que ha estado a punto de conseguir el segundo diputado. El cantante de la mochila, que le cantó las cuarenta al PP, ha visto recompensado su trabajo de buena hormiga y de buena gente.

No les llamé a otros perdedores porque se me hubiera notado la alegría. No le llamé al fantasma de Astarloa que descuidó su trabajo de secretario de Estado de Seguridad, ni a Mayor Oreja que deja Euzkadi con el rabo entre las piernas, ni a Rafael Cámara que ya no podrá seguir haciéndonos la vida imposible con el Concierto, ni a Gustavo Arístegui que se estaba probando su casaca de ministro de Asuntos Exteriores, ni a Javier Rupérez que tiene que dejar de ser embajador en Washington y que ha sido el azote de los vascos de Idaho y que estuvo hasta el sábado diciendo que la autoría era de ETA, ni a Jon Juaristi que comienza a escribir en el ‘‘ABC’’ porque le van a dar la patada en el Instituto Cervantes. A esos no, porque se lo han merecido. ¿Seguirá ahora Carlos Urquijo investigando el nombre de Euskal Herria como nos prometió?

El Rey

Mientras Inocencio Arias pide excusas a la ONU por el inefable comunicado que tuvieron que aprobar deprisa y corriendo acusando a ETA de ser la autora de la tragedia de Madrid, y la BBC echa en cara a la ministra Ana de Palacio sus impresentables declaraciones en el mismo sentido y los corresponsales extranjeros se quejan de la llamada que recibieron el jueves y viernes desde la Moncloa diciendo que había sido ETA y nadie más que ETA la autora de los atentados, aquí el que una vez más sale de rositas porque ésta es una sociedad sin información veraz, es el Rey.

El Rey es tan responsable como Aznar de esta situación, pues fue él quien permitió el envío de tropas a Irak sin debate parlamentario y sin cumplir con una Constitución que ensalzan cada minuto pero que incumplen siempre que pueden.

Nuestro Grupo fue el único que desde la tribuna del Congreso le acusó de dejación de responsabilidades y de incumplimiento del artículo 63-3: «Al Rey corresponde, previa autorización de las Cortes Generales, declarar la guerra y hacer la paz». Pero el Rey no dijo nada cuando unilateralmente y sin acuerdo previo ni debate parlamentario, Aznar envió tropas españolas a Irak. ¿A qué viene ahora que el Príncipe Felipe con cara compungida diga que «tenemos una deuda impagable con todas las víctimas y sus familiares». Que se lo diga a su padre que prefiere esquiar y andar en el ‘‘Bribón’’ que cumplir con sus obligaciones constitucionales y haber evitado que Aznar cometiera la inmensa imprudencia política de embarcarnos en una guerra inmoral, injusta e ilegal. Y el Rey, callado.

Por eso verle ahora dando el pésame a las víctimas y a todos los cortesanos encantados por su visita a los hospitales mientras preparan con fastuosidad la boda del hijo, me parece una auténtica inmoralidad política denunciable, y una farsa propia de países subdesarrollados en los que prima más el espectáculo de la salsa rosa que la seriedad en el manejo de la cosa pública. Es de avergüenza.

Aquí también el que la hace, la debería de pagar. No sólo Aznar

Comentaris

Re: Anasagasti da cera al rey
22 mar 2004
Anasagasti, molt be com sempre.
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