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El PsoE y las mentiras sobre la retirada de Iraq
22 mar 2004
Rodríguez Zapatero apuesta por una invasión controlada por la ONU .
Cogido de la web rebelion .

El equipo de Exteriores del PSOE está trabajando a marchas forzadas para reconducir la situación diplomática en Irak hacia un escenario que le permita mantener las tropas españolas allí desplegadas más allá del 30 de junio y no tener que cumplir su promesa de retirarlas, lo que pondría las relaciones entre Washington y el nuevo Gobierno en una situación muy comprometida. Por mucho que el general Sánchez diga que la salida de nuestras tropas no afectará al sistema de seguridad de los aliados, políticamente Washington ha mandado mensajes más que inequívocos a través de Colin Powell («no es hora de que los aliados salgan corriendo de Irak») o del propio George Bush sobre la «inconveniencia» de una retirada unilateral.

Fuentes cercanas a la Ejecutiva socialista han explicado a ABC que el escenario que busca Rodríguez Zapatero es un complejo tablero en el que hay que mover muchas fichas para lograr que los norteamericanos acepten una resolución de la ONU que «maquille» la autoridad en Irak y recomponga, de paso, las relaciones con Alemania y Francia, deterioradas desde los meses previos a la guerra.

Empezar a retirar tropas de EE.UU.

La Administración Bush pretende, el mismo 30 de junio -fecha límite fijada por Zapatero para hacer volver a las tropas españolas de Irak- realizar una ceremonia para dar realce a la retirada de una división completa (30.000 hombres) que tiene estacionada en Kirkuk. Bush pretende así empezar a dar fuste a su campaña electoral en materia de política exterior, transmitiendo la sensación de que la situación se está normalizando en el país árabe y los soldados comienzan a volver a casa. Si los americanos empiezan a salir de Irak, parecería lógico -piensa la fuente socialista consultada por ABC- que para entonces ya hubiera una resolución de la ONU que distribuyera el peso militar de la operación en aquel país hacia otros hombros, no sólo los norteamericanos, y en Ferraz están convencidos de que Estados Unidos no pondría reparos a esa nueva resolución.

Para ello, el PSOE ha empezado a tantear a los países iberoamericanos que forman parte del Consejo de Seguridad, Chile y Brasil. Ambos países tienen en estos momentos gobiernos socialistas y las relaciones de Rodríguez Zapatero con Ricardo Lagos y con Luiz Inacio Lula son muy estrechas y a ambos visitó en las semanas previas al comienzo de la campaña electoral. La posición de Chile ya quedó clara el pasado año, en los días de las eternas reuniones del Consejo para aprobar las resoluciones contra el régimen de Sadam Husein, y el voto de Brasil es simbólicamente muy importante por su peso demográfico y su situación de liderazgo en Iberoamérica. La posición de Lula es meridiana en cuanto a la guerra de Irak y la necesidad de una nueva resolución que legitime la presencia allí de las tropas Zapatero, además de Brasil y Chile, contaría con el apoyo explícito de Francia, miembro permanente, y de Alemania, ambos vehementes opositores a la operación en Irak, y con la posible connivencia de Gran Bretaña, cuyo primer ministro necesita -después de los problemas que le causó el caso Kelly- un gesto para intentar congraciarse con su opinión pública. A este respecto, la semana próxima llegará a Madrid para entrevistarse con Rodríguez Zapatero el representante especial para Irak de Tony Blair, Jeremy Greenstock. En la reunión los socialistas españoles intentarán convencer al Gobierno británico de que apadrine una nueva resolución que sirva al mismo tiempo para no decepcionar a sus electores y para convencer a Estados Unidos. Londres sería el interlocutor idóneo -y quizá el único- que Washington aceptaría.

El texto de esa nueva resolución establecería una fórmula según la cual la Administración civil de Irak estaría bajo control de Naciones Unidas. En el PSOE ya se han barajado incluso posibles nombres para el cargo de representante de la ONU en Bagdad, como el de la italiana Emma Bonino, ex comisaria europea, que asumió un papel central en la crisis de Kosovo y que sería bien vista por los norteamericanos. La elección de un líder iraquí se presenta como un asunto más complejo y algunas fórmulas, como Brahimi, «se han descartado por la oposición frontal que presentarían los chiíes», dicen en la Ejecutiva socialista.

El problema llega al consensuar el mando militar, donde se abren dos opciones. La primera, que la ONU encomendara la dirección militar a un solo país, como hizo con Australia en Timor Este; en este caso, serían los norteamericanos los que se hicieran cargo de la operación. Esta opción tendría pocas posibilidades de prosperar ya que Washington seguiría soportando el peso y gasto humano de la misma, con las elecciones muy cercanas y supondría en términos políticos legitimar la situación actual. La segunda, por la que se inclina el PSOE, intentaría que fuera la OTAN la que llevara el peso de la operación, siguiendo el modelo desarrollado en Afganistán.

Lo que no parece posible es que la Alianza Atlántica sustituyese directamente al mando polaco en el sector centro-sur de Irak donde están las tropas españolas, puesto que, como ya advirtió la ministra de Defensa francesa, Aliot-Marie, en la reunión de Munich de febrero, es jurídicamente imposible que una misión de la Alianza esté sometida al mando militar de uno de sus países miembros. La solución afgana consiste en dos misiones diferentes: una que realiza de forma bilateral Estados Unidos y otra que abandera la OTAN (ISAF), pero bajo patrocinio de la ONU y con mando propio. Pero para ello se necesita un gobierno local como ya existe en Kabul, o en su defecto que la administración provisional civil sea transferida a las Naciones Unidas.

Ventajas para todos

Esta opción permitiría a Francia y a Alemania incorporarse formalmente a la reconstrucción de Irak, como ya es posible en Afganistán, y a Estados Unidos repartir el coste militar y humano de la reconstrucción, además de evitar que cunda el ejemplo y la coalición internacional se resquebraje en beneficio de los que buscan la inestabilidad en Irak. En cuanto a Zapatero, podría mantener las tropas sin incumplir formalmente su promesa electoral.

Ésta es la «cuadratura del círculo iraquí» que pretende escenificar de aquí al 30 de junio el PSOE. Trabaja en ello a toda máquina, y Zapatero deberá responder a las llamadas de Condolezza Rice, la asesora de Seguridad de Bush, que ha intentado conversar con el líder socialista desde el jueves mientras ZP se hallaba «perdido» en Lanzarote con su familia cumpliendo una promesa a su esposa. De momento, ya han hablado, en un tono positivo, Colin Powell y el futuro ministro de Exteriores, Miguel �ngel Moratinos.


http://www.rebelion.org/spain/040322abc.htm
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