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Ciclo de Antón Tapia, novela *
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per Patricia Iezzi Correu-e: patiezzi ARROBA tin.it (no verificat!) |
21 mar 2004
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Comentario sobre la novela de Julio Carreras (h), publicada por primera vez en 1995 por Quipu editorial, Argentina. Edición en internet: http://ciclo.galeon.com |
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Patricia Iezzi (en Argelia)
Una clase parasitaria
Además de su sentido literal, los hechos y los personajes de este libro son simbólicos. (El símbolo es una manera de expresar, con apariencia circunstancial, problemas o tendencias psicológicas del conjunto de la sociedad.)
Antón y su familia representan a una clase social de gran protagonismo en la historia argentina: la de los Patricios Provincianos. Compuesta por individuos que mayormente debían sus fortunas a manejos más o menos astutos de los bienes heredados, a diferencia de los inmigrantes europeos, quienes conquistan el bienestar económico en base al esfuerzo productivo.
Los Patricios provincianos presentan rasgos complejos. Aristocráticos y refinados, practican una forma de vida sensual e indolente, centrando sus esfuerzos "productivos" en desarrollar "buenas transacciones"; en esto se parecen de algún modo a los modernos "yuppies" y no en balde han provisto de ellos a la Argentina de hoy. Esta clase social influyó esencialmente sobre el plano cultural de la sociedad. Hombres como Roca, Vélez Sarsfield -pertenecientes a esta oligarquía provinciana- gravitaron extraordinariamente sobre el sentido del desarrollo -o no desarrollo- de esta nación.
Culpa y motivación
Antón se siente culpable de estas acciones de su familia, e imposibilitado de purgar de alguna manera esas culpas.
¿De qué se siente culpable?
a) Del atraso de la patria. A diferencia de otros países, en donde el aprovechamiento ordenado de los recursos ha producido un nivel de existencia próspero, aquí, con riquezas naturales inmensas, la mayor parte de la población vive en la pobreza.
Como familia, y como clase, Antón ve que han cumplido un rol parasitario respecto de la sociedad. Y se siente doblemente responsable ya que, como clase dominante, deberían haber velado por el bienestar de su pueblo de quien además obtiene sus riquezas.
b) De la indolencia y deformación estérilmente aristocrática de su cultura, ya que toma conciencia de que el único hombre que justifica su existencia sobre la tierra es aquel capaz de producir para su mantenimiento económico y el de su familia con su propio esfuerzo.
c) De los crímenes, corrupción y frivolidad de sus antepasados, en quienes sólo encuentra la bestial voluntad de satisfacer sus propios deseos, aunque hubieran aprendido a recubrirla de un barniz de refinamiento.
Hasta aquí el plano histórico, pasemos al biográfico.
Antón Busca:
1) La paz interior, que espera encontrar emprendiendo el trabajo de construir una sociedad nueva, por lo cual cree deshará las estructuras injustas y criminales ayudadas a establecer por sus padres. Considera que esto es un requisito necesario para acceder a un plano superior -luego de la muerte física- en el cual firmemente cree.
2) El amor ideal: se siente incompleto y cree que puede hallar su alma (un aspecto faltante en su yo interior, del cual siente insoportable nostalgia). Por ello busca en una y otra mujer que se le acerca esta verdadera unión. Hay que apuntar que Antón no es "un seductor" (la etimología de seductor lo haría sinónimo de "engañador") que busque usar para su placer a las muchachas que conoce. Por el contrario, de cada una de ellas él queda prendado sinceramente y es capaz de arriesgar su seguridad por tal afecto.
La novia ideal
En la novela cada mujer tiene un sentido:
Beatriz = el ideal inalzanzable.
La Ñaña = la madre eterna (Pachamama: Madre Tierra).
Amanda = la intensa atracción de lo exótico.
Carmen = la cándida actitud política comunista.
Eugenia = el cruel esquematismo guerrillero.
Diana y Celia son dos manifestaciones de la misma mujer: la esposa, la anhelada "compañera".
Por otra parte hay que señalar que Antón se mueve constantemente entre situaciones y personas que existen y no existen; entre quienes viven y están muertos, o sea, en la mayoría de los casos está pasando la frontera artificial entre el mundo de la materia y los espíritus.
Otro punto importante es que este argumento se desarrolla -durante su acción central- en el periodo de los años 60 y 70, tal vez uno de los más importantes de la historia argentina y donde se gestan muchas de las cuestiones que conservan una vigencia permanente.
«Pero el libro de Julio Carreras (h) está recorrido por una tensión entre la tragedia y el drama. La tragedia es el ámbito del destino fatal y de la repetición, representada en la idea de un "ciclo": período de tiempo que, acabado, vuelve a empezar.
«El perdón y el amor pueden desobturar posibilidades cerradas del pasado. Se las asume para liberarlas: eso es la redención.
Así también la línea redime al ciclo: se vuelve hacia atrás, no para cambiar los hechos del pasado, sino para abrirles un sentido hacia el presente. En última instancia lo que busca Antón es "no morir negándome a mí mismo": "Me di cuenta que el camino de mi vida consistía en llegar vivo al momento de la muerte" (P. 109)» (1)
Sobre el autor
Conocí a Julio Carreras (h) y a Gloria Gallegos en el Congreso Internacional de Artes comparadas que reunió a todos los inistas del globo en Italia. Fue como un "re-encuentro". Compartimos momentos asombrosos, otros simplemente lindos, con la sensación de cononcernos desde siempre.
Idea genial del fundador del Inismo, Gabriele-Aldo Bertozzi, este congreso duró una semana, en la que compartieron sus talentos intelectuales ingleses, norteamericanos, portugueses, españoles, franceses... y Julio Carreras (h), de Argentina. Cada poesía, carta, postal, poema o publicación se metamorfoseaba en algo vivo a cada minuto que transcurrió de este congreso denominado "L´Idea di Visionario". Al final no hubo despedida, sino un saludo y una sonrisa cómplice. Esta escena del adiós se desarrolla a bordo de la poderosa coupé roja del creador de esta INIciativa singular, quien con guantes de piloto y gafas azules despegó como un avión. Julio y Gloria saludaban, sentados, quietos, atrás con el EKEKO. Este el INIcio de nuestra amistad.
Luego tantas flechas al cielo, sin lenguaje ni bandera... Y recibir como respuesta las cartas de Julio con el sabor y el perfume de su tierra, que es también la mía (2); con esa sencillez medulosa que le permite hacerme vivir una mañana lluviosa en Santiago, cuando la tierra, cansada del sol, pide a gritos esa lluvia que se transforma en bendición. O los metafísicos periplos del fuego, que no alcanzo a comprender racionalmente pero me llevan a un plano misterioso para mí desconocido poco antes. Mientras lo leo, lo veo. Se ceba unos mates y mira la lluvia con esa paz interior que lo envuelve como un aura y pienso que pueden poseer sólo aquellas personas que han vivido tanto e intensamente, o bien, que han entendido el SENTIDO DE SU PROPIA VIDA. Es así, entre mate y mate que me llegan algunas de sus reflexiones, y se confunden en espiritual simbiosis, mientras analizo los párrafos de su novela Ciclo de Antón Tapia.
(1) Dr. en Filosofía Luis Alejandro Auat (UNT). "Llegar vivo al momento de la muerte". Análisis semántico de la novela Ciclo de Antón Tapia. 1995.
(2) Patricia Iezzi nació en Buenos Aires, actualmente vive en Italia, se doctoró en Lengua Straniera en la Universidad de Pescara, con una tesis sobre la obra de Julio Carreras (h).
* Artículo publicado originalmente en Bérenice, Rivista Quadrimestrale di Studi Comparatte e Ricerche Sulle Aganguarde. C.U.S.M.A.R.C. (Centro Universitario di Sviluppo Multimediale Applicato alla Ricerca e allo studio della Creatività). Número especial de 333 páginas. Marzo-Luglio 1996. |
Mira també:
http://ciclo.galeon.com |
Re: Ciclo de Antón Tapia, novela *
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per Manu manu ARROBA riseup.net |
22 mar 2004
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Interesante comentario. |
Re: Ciclo de Antón Tapia, novela *
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per Porteño |
22 mar 2004
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lo unico que la mina parece medio cholula |