La democracia repugna a nuestros gobernantes. La consideran sucia, una traición. Exigir verdad es cosa de miserables, señalar el apagón sobre la marcha de las investigaciones es cosa de intoxicadores.

Aprovechemos el encuentro de esta tarde para juntarnos, abrazarnos y quedémonos allí hasta que den explicaciones. Que confiesen. Que hablen. Que digan la verdad para que podamos llorar de una vez a nuestros muertos y sólo eso, de una maldita vez. Es el Congreso, no? Congregémonos allí. Es el parlamento no? Vayamos allí a Parlamentar.

Solo eso. Juntémonos, unamos nuestros cuerpos para exigir unánimes una respuesta. Llevemos comida y agua. Llevemos velas, guitarras, libros y mantas para pasar junt@s una noche de cánticos, mantras y oraciones.

No podrán cargar contra las víctimas de los atentados: somos nosotr@s. Y aunque que lo hagan... qué podríamos perder ya? Hagamos valer nuestra dignidad, hagámoslo en nuestro nombre, en el de nuestros muertos, los de todos.

Irán allí las televisiones, primero las de fuera y luego las nuestras. Preguntarán para qué estamos allí. Digámoselo: simplemente, para saber; o más aún: para que nos digan lo que ya sabemos. Lo que nos temíamos. Lo que queríamos evitar cuando salimos a decir NO A LA GUERRA a un gobierno ciego, sordo y ahora mudo. Hablábamos de esta, precisamente de esta guerra.

Qué facil es todo visto desde fuera, lo sé. Y qué bonito sería hacerlo realidad. Por proponerlo, que no quede.

abrazos mil, y tambien lágrimas de ojos que miran ojos emocionados.