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Notícies :: amèrica llatina : dones |
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La rebeldÃa es mujer
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per Profresor J
Correu-e: profesor_j@yahoo.com (no verificat!) |
08 mar 2004
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Puede pasar una semana o un año antes de empaparnos de besos humectantes nuevamente |
De vuelta en Chile, sin haber encontrado a mi fantasma, aquella a quien he entregado mi amor, y habiendo dejado de dar palos de ciego, desde la celda de la Cárcel de Alta Seguridad observaba los pájaros y buscaba su presencia. Quizás ella habÃa mirado a alguno de esos seres alados y lo habÃa marcado con el fuego de su mirada.
Viajé por el paÃs observando por la ventana, quizás estaba sentada en una roca mirando el mar, quizás vendÃa fruta a la orilla del camino, quizás se sentaba también en el autobús a ver si me encontraba. Caminé por el desierto y ponÃa mi oÃdo en el suelo escuchando los pasos de los mineros que habÃan bajado de Santa MarÃa de Iquique y ella habÃa bajado con ellos.
Una vez la vi sentada en la arena de la pampa y me senté a su lado. Me dijo “asà que eres túâ€?. La miré al fondo de los ojos y me dejé llevar por su canto de sirena, entré en ella y descubrà que no tiene horizontes, abrà mis alas y me desplegué completo, volé, volé y descendà en una montaña y allà estaba otra vez y miraba la historia. Somos muchos, me decÃa, y me mostraba con un dedo una hormiguita que cargaba una hoja, luego otra que hacÃa lo mismo, y otra, y otra. Miré y admiré. Cuando volvà a mirar a mi lado, ya no estaba.
Otro dÃa la vi en la muchedumbre, me miró y me envolvió en sus ojos tiernos, me acarició con ellos y me mostró con alegrÃa y orgullo como la multitud iba hacia delante, como desfile de hormigas, le sonreà y vi que era feliz, saltaba como una niña.
Luego llegó volando a mi nido y me amó con rara intensidad. Lloraba y se apretaba en mis brazos, me miraba hacia adentro y se desplegaba en mÃ. A veces la sorprendÃa mirando hacia la ventana y la abrÃ. Me miró con ojos tristes y alegres a la vez y se fue.
Otra vez la divisé de lejos comerciando su piel a los buitres ansiosos y solitarios que se la arrancaban a jirones dejando sólo sus ojos que me miraban con altivez.
Después la encontré en el sur acurrucada debajo de un árbol y cuando me vio abrió tanto los ojos que pude entrar en ella, desde allà escribo estas notas.
Asà cuando ando me siento explorándola y al mismo tiempo la siento dentro de mà recorriendo cada recoveco de mi ser. No sé como llamarla, si RebeldÃa o Victoria, o quizás no necesite
llamarla de forma ninguna, pues va y viene y sigue siendo mi fantasma.
No sé si lo soñé o era real, pero una vez nos encontramos en un cerro de ValparaÃso y desde allà sumergimos los pies en el mar. Desde entonces falta un pedazo de mÃ, no sé cual es, pero siento su ausencia. Me llamó su oso tierno y me dio su miel, que era dulce y salada a la vez.
Puede pasar una semana o un año antes de empaparnos de besos humectantes nuevamente, pero ha dejado conmigo también un pedazo de ella y me siento completo, sufro y gozo al mismo tiempo su ausencia y me basta con saberla y sentirla dentro de mÃ. O no me basta.
El viento es nuestro cómplice, pues me trae siempre su voz y le mando la mÃa.
¡Oh! Sagrada RebeldÃa, mujer, multitud, amor, pasión, sed, presencia, ausencia, existencia.
He visto por fin a mi fantasma y siento que me he recogido todo dentro de mi corazón, que palpita al ritmo de la vida y vive al ritmo de sus pasos.
Yo sé que ella viene en cada sonrisa de niño y niña y en cada barricada, en cada semilla y en cada ocupación de tierras o corte de rutas.
Y voy y la abrazo, para sorber su miel, dulce y salada.
Profesor J |
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Re: La rebeldÃa es mujer
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per Pedro Flecha
pedroflecha@yahoo.com |
04 jun 2004
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Jota
O fumaste de la buena o estas enamoradísimo!
Un abrazo |
