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Comentari :: corrupció i poder
El Estado narcotraficante - Las drogas y la Globalización
20 feb 2004
"Los propulsores del prohibicionismo suelen sostener que esta falta de resultados se debe a que no se hace lo suficiente y piden más de lo mismo, nuevas leyes y penalidades aún mayores."
"Los propulsores del prohibicionismo suelen sostener que esta falta de resultados se debe a que no se hace lo suficiente y piden más de lo mismo, nuevas leyes y penalidades aún mayores."

sumario extraido de
http://www.ayudaalavida.cl/revista/revista/prohibicionismo_dano.htm

entre otras muchas noticias, estas:
+
El Cartel de Medellín contó con la colaboración de autoridades estadounidenses para despachar vuelos cargados de droga hacia aeropuertos de Estados Unidos
(...)Entre 1984 y 1986, esa agencia de espionaje arregló de 50 a 100 vuelos de aviones de ese Cartel a terminales aeroportuarias norteamericanas, sin que fueran inspeccionados por el Servicio de Aduanas de ese país, como parte de un acuerdo de la CIA y los colombianos, según se asienta en un informe de 410 páginas del inspector general de la CIA en esa época, Frederick Hitz, recientemente desclasificado.
Ese informe confirma la tolerancia de la CIA al tráfico de droga del Cartel a Estados Unidos, a condición de apoyar financieramente a los líderes de la “contra� nicaragüense en su campaña de “intensidad reducida� para derrocar el gobierno sandinista en los años ochenta.
(...)
http://www.argentina.indymedia.org/news/2004/01/166600.php

(...)Noriega fue un infiltrado y soplón de la CIA por casi tres décadas, por ejemplo, entre 1970 y 1976, él recibió de la CIA y el Pentágono más de $100,000 anuales [según la revista Newsweek], aún cuando ya tenían fuertes evidencia de que él estaba involucrado en el tráfico de drogas hacia los EE.UU. Años después Noriega ayudó al tráfico de armas para las operaciones encubiertas de EE.UU. en Centroamérica en los años 1980's.
En el caso de Saddam y sus relaciones tiene admirables paralelos.
(...)
La justicia francesa investiga una trama de sobornos y lavado de dinero cuyos polos son Francia, EE UU y Nigeria, donde Halliburton, petrolera que dirigió Dick Cheney, vicepresidente estadounidense, se asoció con una empresa francesa para construir una gran explotación de crudo.
(...)
http://argentina.indymedia.org/news/2003/12/159343.php


¿QUIÉN HA SOCAVADO LOS GOBIERNOS DEMOCR�TICOS?
http://argentina.indymedia.org/news/2004/01/166273.php


narcoterrorismo
http://colombia.indymedia.org/news/2003/08/5293_comment.php

el narco-estado argentino
http://argentina.indymedia.org/news/2003/04/97803_comment.php#166827
http://argentina.indymedia.org/news/2003/05/111429_comment.php#167348
http://argentina.indymedia.org/news/2004/01/167695.php

no solo el estado argentino es Narco ...
http://argentina.indymedia.org/news/2003/05/110556_comment.php

Mas Estados narcotraficantes
http://argentina.indymedia.org/news/2003/12/163713.php

narcotrafico
http://argentina.indymedia.org/news/2004/01/170987_comment.php

losAntiDroga.com
http://argentina.indymedia.org/news/2004/02/175248.php


Roberto Hernández Montoya, El Estado narcotraficante
Abril de 2003
Publicado originalmente en inglés como “The drug-dealer states� el 14 de julio de 1997, en Latin America: An Impractical Handbook ,
Venezuela, agosto de 2000.

Las drogas sicotrópicas dimanan de las profundidades de lo simbólico, cultural, emocional, dramático, alegre y religioso. Se consumen para celebrar el nacimiento de un niño o comunicarse con las deidades: cuando un sacerdote católico bebe vino en la misa, sigue el mandato de Cristo: «Bebed, que esta es mi sangre». Más sagrado imposible. Sin embargo, en estos años estólidos y seudohigiénicos tendemos a pensar que las drogas fueron creadas por una banda de bellacos, especialmente sudamericanos y asiáticos, que se benefician con la corrupción de la inocente juventud de las inmaculadas sociedades europea y norteamericana.

El discurso oficial sobre las drogas olvida dos esencias:

El consumo de drogas es un fenómeno complejo, que involucra todos los elementos mencionados arriba, aparte de políticos, médicos y económicos.
En las sociedades tradicionales el consumo está sujeto a rigores culturales. Las sociedades modernas no tienen la sabiduría necesaria para regularlo. No es un mero problema policial, que es dimensión de jerarquía lógica inferior. Igual pasa en las sociedades tradicionales con el alcohol, cuando es introducido por gente «civilizada». Las sociedades tradicionales no tienen la sabiduría necesaria para regular ese consumo, salvo cuando ellas mismas producen esas bebidas. Se entregan entonces a la bebida sin mesura, sin ritual, sin cultura alcohólica, sin sabiduría, como Noé, el primer borracho. El vino es una sustancia sagrada creada por Dionisio o Baco. Las drogas son un asunto poético y sagrado.
El discurso seudohigiénico se aprovecha de esta ignorancia estratégica para culpar a las sociedades asiáticas y latinoamericanas que producen drogas ilegalizadas en los Estados Unidos y Europa. El problema está principalmente en la demanda. Si los Estados Unidos no consumieran cocaína, los carteles colombianos no existirían. Raras veces un gran distribuidor de drogas es capturado y encarcelado en los Estados Unidos. Es fácil endilgar toda la responsabilidad en la parte más débil para lavar la mala conciencia, tanto como se lavan los capitales del narcotráfico.

Sirve para el propósito ideológico de convertir sociedades débiles en chivos expiatorios para dominarlas. El discurso seudohigiénico recicla la doctrina de «soberanía limitada» de Henry Kissinger (complemento de la Doctrina Monroe). Ahora que no hay peligro comunista, tenemos, aparte del Eje del Mal, el Apocalíptico Peligro de la Droga para justificar medidas que conduzcan a la tutela. El discurso higiénico produjo la invasión de Panamá para capturar a Manuel Antonio Noriega y la intervención en Colombia para arrestar al narcotraficante Carlos Lehder, aparte del Plan Colombia. La América Latina continúa siendo un menor de edad internacional.

El efecto de la prohibición no es limitar su circulación, sino crear un feroz aparato de cohesión, coacción y coerción para ejercer una represión de amplio espectro. Para detener el consumo sería necesaria una fuerza policial de al menos el tamaño de la sociedad. O crear muchos Estados totalitarios solo para ello. En cambio se ejerce una represión selectiva en el mundo real, sirviendo otros propósitos: «No puedo encarcelarte por tus ideas, pero sí por consumir o traficar drogas».

Las sustancias ilegitimadas se encapsulan en un estado canceroso crónico, aunque no mortal, dentro del Estado, como en Colombia y los Estados Unidos, donde las mafias son aparatos de Estado alternativos para la represión y la administración de la sociedad. La Mafia y Washington se han instrumentado el uno al otro para sus propósitos respectivos. ¿Cómo pudieron los Estados Unidos destruir el nazismo y son ahora impotentes ante la Cosa Nostra? ¿Cómo pueden los Estados Unidos repeler un ataque nuclear y no las avionetas con drogas?

Ver esto como una lucha entre héroes y villanos es colocar el problema precisamente donde no tiene solución. Así se colocó el alcohol durante la Prohibición. En nombre de la represión del alcoholismo, la sociedad toda fue reprimida. Función de la necesidad de cohesión, coacción y coerción en el Estado ya entonces puritano y farisaico —es decir, loco. El combate contra el abuso de las drogas extiende un problema marginal a toda la población, originando una situación en la que

Una necesidad profunda debe ser satisfecha a través de los caminos torcidos del tráfico, esto es, de un modo perverso. Y
Atrayendo la atención general hacia lo que de otra manera sería un asunto marginal o en todo caso de menor importancia.
El narcotráfico entró en el abismo negro abierto por la afinidad obvia entre los zares de la droga y los Estados Unidos. Colombia entregó a Carlos Lehder y mató a Pablo Escobar Gaviria. Al menos. Los Estados Unidos no han hecho nada comparable con un ninguno de sus zares.

El tráfico de drogas es la operación más militarmente disciplinada y coordinada del mundo. Es la organización más innovadora financiera y tecnológicamente. Sin publicidad, ha colocado un producto costoso y dañino en el mundo entero. Trafica a través de los medios más sofisticados y creativos, ideando instrumentos financieros para lavar el capital resultante. Su tasa de innovación es impresionante —en químicos, transporte, electrónica y en la creación de las redes sociales, en liderazgo y en manipulación de los medios de comunicación, la justicia y la política. Ha sido la forma más acabada de resistencia instrumentada por el que J.M. Briceño Guerrero llama ‘discurso salvaje’ (El laberinto de los tres minotauros, Caracas: Monte �vila, 1994).

Parte de este argumento fraudulento es que la legalización de las drogas incrementaría la adicción. El alcoholismo no se redujo por la Prohibición, ni aumentó cuando esta fue abolida. Quizás la gente en general no podía hallar una botella de vino durante la Prohibición, pero los alcohólicos sí —esto es, los que se supone eran sus primeros beneficiarios. La represión impide las drogas solo a los que no están interesados en ellas...

El narcotráfico entró en órbita —concepto de Jean Baudrillard que designa fenómenos amenazadores, incontrolables pero en última instancia inofensivos, como la escalada de armas nucleares o la especulación bursátil (La transparence du mal. Essai sur les phénomènes extrêmes, París: Galilée, 1990). El tráfico de drogas florecerá aún más, pues los Estados no están interesados en reducirlo sino que objetivamente lo protegen. Son Estados narcotraficantes. Los Estados Unidos no podrán imponer una solución unilateral porque la América Latina ya no puede ser manejada como una república bananera.

No es un problema sin solución, pero sí radical. Los medios tradicionales han fallado y seguirán fallando miserablemente, como las campañas bien intencionadas contra el consumo. Cada vez que se transmite un mensaje contra las drogas miles de jóvenes comienzan a usarlas. Los consumidores saben más que nadie el daño producido por las drogas. Prevenirlos contra la cocaína o la heroína es ingenuidad o cinismo. No estamos hablando del uso ocasional, hedonista o religioso. Las drogas son un lujo del espíritu. Los indios, que son sabios, entienden cuándo detenerse. Las sociedades llamadas civilizadas no son tan cultas.

Los niños desatendidos quiebran un plato deliberadamente para llamar la atención. Quince años después entran en una banda de delincuentes juveniles o se matan en una motocicleta a 200 Km/h. Cuestión de escala. La inatención va desde la negligencia hasta el desprecio y provoca un resentimiento que puede conducir a una autoinmolación vengativa. El consumo obsesivo es excelente para ese propósito: un suicido placentero, lujoso y subrepticio.

Este resentimiento se dirige a cualquiera que cumpla un rol parental: padres que perdieron la brújula del afecto; educadores que ignoran lo que enseñan; líderes deportivos que prescriben el abuso de drogas a jóvenes atletas para ganar una décima de segundo. Y en el centro un liderazgo hipócrita que obviamente no combatirá a los zares de la droga en su propio territorio.

Me sacrifico para ver si impresiono al que me trajo a este mundo solo para despreciarme. Un joven atendido y amado difícilmente usará drogas de modo desesperado. Exhortar a los jóvenes resentidos a rechazar las drogas es confirmarles que están alcanzando su objetivo de llamar la atención. Y el joven que no lo sabía se entera a través del mensaje publicitario. He allí por qué los mensajes contra las drogas solo sirven a un liderazgo ruin para lavar su imagen.

El problema individual es clínico y debe ser atendido con los medios clínicos habituales. El problema a gran escala es de Estado: ¿es posible rescatar de verdad a la masa de jóvenes despreciados? En ese caso no hará falta campaña alguna. Fray Ejemplo será predicador más efectivo que todas las campañas hipócritas que dicen a una masa de jóvenes desesperados decir no a la única cosa que les queda para simular la emoción de estar vivos.

Esconder estos hechos es volverse parte del problema.





LAS DROGAS Y LA GLOBALIZACIÓN


Cuando hace casi 100 años el gobierno de los Estados Unidos asumió como objetivo principal que se prohibiera la producción, el comercio y el consumo de ciertas sustancias en todo el planeta, su motivación poco o nada tenía que ver con la salud pública. El interés verdadero era el de romper los imperios coloniales europeos, basados, entre otros pilares, en el comercio de sustancias derivadas de la hoja de coca, el opio y el canabis.

En Europa, durante los siglos XVI, XVII y XVIII, estaban prohibidos el tabaco y el café, y fue el fracaso de esta política lo que produjo un régimen de control de estas sustancias dentro de un marco legal. Ese régimen de control, que luego se fue extendiendo también al consumo del alcohol, se dirige a reducir los daños a los consumidores y al mismo tiempo a generar impuestos para el estado.

Es la prohibición de las drogas lo que hoy genera y multiplica los riesgos relacionados con las drogas. En la actualidad, cientos de millones de ciudadanos de todo el mundo se ven criminalizados, marginalizados, amenazados con perder su libertad, su estatus social y sus ingresos, por el simple hecho de haber elegido por sí mismos sus propias sustancias para desarrollarse, curarse, festejar o vivir. Otros millones de personas son considerados como criminales por el mero hecho de que ellos y sus familias sobreviven gracias al circuito de la producción y suministro de estas sustancias, aunque los riesgos que corren son infinitamente mayores que sus responsabilidades o sus ganancias.

Mientras tanto, los empresarios del tabaco, el alcohol y las medicinas legales no encuentran ningún obstáculo para conquistar más mercados, especialmente en el Tercer Mundo, para sustancias que producen verdaderas catástrofes para la salud pública.

La conclusión es tan simple como dramática. La prohibición y el tráfico de drogas ilegales no son fuerzas que se oponen. Se mantienen mutualmente. Son dos instrumentos del mismo sistema económico y político dominante, de un imperio con dos accionistas principales: la industria criminal y la industria de represión, ambas con profundas raíces en los sectores público y privado.

Por un lado, la industria de la represión garantiza las ganancias criminales. Según la agencia de la ONU encargada de controlar las drogas, la facturación de este negocio asciende a cuatrocientos mil millones de euros por año. Si tomamos en cuenta que alrededor del 1% de las ventas corresponde a los costes técnicos de producción y de transporte, las ganancias que se hacen mundialmente con esta actividad representan más de 12.500 € por segundo.

Gran parte de este dinero sirve como motor de actividades ilegales, incluyendo las que algunos gobiernos, entre ellos los defensores más arduos de la prohibición de las drogas, consideran necesarias a pesar de ser completamente ilegítimas e inmorales, tales como la compra de armas para los contras de Nicaragua. Otra parte se recicla en la economía legal, sobre todo en los países donde las ventas son mayores, es decir, en Europa y Norteamérica. Como también los impuestos de estos países se benefician de este dinero, se puede mantener que son ellos los verdaderos narcoestados.

Por otro lado, el estatus ilegal de las drogas justifica el control sobre millones de ciudadanos, la represión de sus derechos humanos, la militarización de sus sociedades, la dominación de su cultura y la extracción de sus recursos naturales. Todo ello sobre la base de argumentos, como la protección de la salud del individuo y la seguridad de la sociedad global, que a ojos de la opinión pública parecen bien intencionados.


La reducción de riesgos
A pesar de haber firmado la Convención Unica de las Naciones Unidas sobre Estupefacientes en 1961, muchos países y regiones del mundo ya no aplican la prohibición total. Su política de drogas se caracteriza por el enfoque de la reducción de daños o riesgos, que parte del principio de que, en lugar de perseguir a los usuarios se les debe responsabilizar a fin de causar menos perjuicios y daños para sí mismos y para otros. Desde la apertura del primer coffeeshop, pasando por los programas de intercambio de jeringuillas hasta la instalación de salas de consumo y los análisis de pastillas, el concepto de reducción de daños se ha integrado poco a poco en la política de la práctica totalidad de los países de la Unión Europea y de otros muchos países del mundo.

Sin embargo, en los últimos años ha ido siendo cada vez más obvio que la reducción de riesgos y la prohibición de las drogas son dos principios opuestos. El uso de jeringuillas estériles puede evitar que las personas que se inyectan heroína contagien enfermedades, pero no resuelve su necesidad de cometer delitos o de prostituirse para comprar drogas. Tampoco existe ninguna reducción de daños en la política de cara a los países productores, cuyos gobiernos están bajo la presión de la comunidad internacional para destruir las fuentes de ingreso de una población campesina que trata de sobrevivir. Es más, si en los países donde se practican los principios de la reducción de riesgos no se fortalece su fundamento mediante la reforma de la legislación de drogas basada en la prohibición, la reducción de riesgos no dejará de ser un concepto cosmético, un discurso vacío, una legitimación al régimen que aumenta los daños que supuestamente quiere reducir.

Es imposible reducir los daños relacionados con las drogas dentro de un sistema en el que éstas están prohibidas. Lo que se necesita primero son reformas legales para terminar con la persecución de los ciudadanos afectados por la guerra a las drogas en todos los países del mundo. Ello no significa que se pueda simplemente sustituir el sistema universal de prohibición con otro sistema universal de legalización. Cada sociedad debe encontrar sus sistemas de control más convenientes, y es obvio que habrá diferencias entre Suecia y Brasil, entre una metrópolis y un pueblo de 500 habitantes. El consumo de drogas siempre ha sido objeto de un tabú, y en cada familia los tabúes se manejan de forma distinta -depende de cómo lo ven los padres de familia y de cómo se comportan los hijos. Por ello, la reforma de la política global de drogas debe conllevar necesariamente una democratización, una descentralización de competencias, la que se está presentando como una urgente necesidad para solucionar otros problemas globales. Es más, los conceptos en los que necesariamente ha de basarse una nueva política de drogas serían muy válidos para una globalización distinta a la que vivimos hoy en día.


Las drogas en el mundo diferente
El primero es un concepto amplio de los derechos humanos. La base de cualquier política de drogas debe ser el derecho a gozar de todas las condiciones que ofrece la naturaleza para tener salud, condiciones humanas para vivir y desarrollarse. Para definir como criminal un acto que merezca ser reprimido con medidas legales, debe ser evidente el daño que este acto cause a otras personas que no sean el propio individuo. Proteger a los individuos contra sí mismos no debe ser tarea de policías o jueces, sino de instancias sociales y sanitarias.

El segundo es la sostenibilidad del comercio mundial. La producción, la comercialización y el consumo de drogas representan una cadena global con muchos riesgos de manipulación de un sector a otro, debido a la enorme diferencia de potencia financiera entre países ricos y pobres y la dependencia que esta genera. Es necesaria una instancia internacional verdaderamente independiente que controle, tanto la calidad de los productos, como la garantía de precios justos al productor y al consumidor. Tal sistema evitaría automáticamente los daños ecológicos de una sobreproducción en los lugares de origen y los riesgos sanitarios de una disponibilidad de drogas adulteradas en los lugares de consumo. El objetivo no sería eliminar el mercado negro, puesto que esto sería imposible de cumplir, pero sí de reducirlo a un nivel mínimo.

El tercer concepto es el de la racionalidad. En las comunidades indígenas existe una sabiduría en cuanto al uso racional de las sustancias que hay que recuperar. Hace falta mayor investigación e inversión en los usos beneficiosos de las drogas naturales tales como la hoja de coca, el canabis y el opio, usos que sirvan a la humanidad. Por otro lado habría que estimular a los consumidores de drogas en los países occidentales a establecer asociaciones y otras formas de intercambio de información, para que estos conocimientos pasan de un consumidor a otro. Estas asociaciones podrían jugar un papel importante en la prevención del uso irracional e irresponsable, sobre todo entre los que recién empiezan a consumir.

El acceso legal no significa un acceso sin limites, los principios de la moderación en el uso de las sustancias y de otras cosas que pueden resultar dañinas son perfectamente compatibles con la reducción de riesgos. Justamente los mismos consumidores pueden participar en la búsqueda de formas para reducir el uso intensivo que no sean represivas ni paternalistas.

Finalmente, el cuarto concepto es el pragmatismo. Aprender a manejar con pragmatismo los comportamientos que no se consideran normales puede contribuir a humanizar nuestras sociedades. No olvidemos que el consumo de drogas ilegales se considera una desviación en una sociedad en la que el consumo de alcohol, tabaco, prozac y viagra es la norma, e incluso es promocionado. Hoy en día, la normalidad de la sociedad mundial es en realidad la normalidad occidental, la normalidad de una minoría blanca, cristiana, la normalidad del establishment. Muchos de los conceptos que forman esa normalidad se han convertido en instrumentos de poder empleados para ocultar una realidad distinta.


Libertad, egalidad y fraternidad
Dos siglos después de la revolución francesa, la supuesta igualdad de oportunidades es un mito. La guerra de Iraq ha demostrado que la democracia es algo que se impone a otros países por la fuerza, y la libertad individual es una ilusión occidental que no existe a excepción de los que tienen suficiente poder económico.

Una política de drogas que tolere e integre el consumo de drogas, reduciendo sus riesgos de una forma humana, sí pone en práctica los ideales de la revolución francesa : la libertad del ciudadano para elegir su propia forma de vivir, la igualdad entre las personas sin importar su clase social u orígen geográfico, y la fraternidad definida como actitud natural de respeto entre grupos e individuos, dando un nuevo sentido a la palabra solidaridad.

Otra política de drogas es posible. En países como Suiza, Alemania y los Países Bajos, donde algunos de estos elementos han estado ya en funcionamiento durante algún tiempo, los resultados muestran que disminuye el uso problemático de drogas, y la sociedad aprende a vivir con el fenómeno. No todos los problemas se solucionan, pero la comparación con otras partes del mundo, o con la situación de hace diez años, es sorprendente.

Una reforma de la política internacional de drogas que ponga fin a la absurda guerra mundial que no dice su nombre, pero que produce miles de víctimas cada año, significará un paso importante hacia una sociedad más justa. Mejorará las condiciones de vida de millones de personas, y al mismo tiempo será una medida clave para desmantelar el imperio criminal a través del ataque a donde más le duele: los intereses económicos.


Joep Oomen
Miembro del Steering Committee de ENCOD


www.encod.org

Comentaris

Re: El Estado narcotraficante - Las drogas y la Globalización
21 feb 2004
a colacion
Drogas y globalización: una relación equívoca - El Crimen también se Globaliza
http://madiaq.indymedia.org/news/2004/02/4567.php
Re: El Estado narcotraficante - Las drogas y la Globalización
23 feb 2004
2 o tres veces por semana se actualiza,
losAntiDroga.com
http://argentina.indymedia.org/news/2004/02/175248.php
depende de la impunidad.
hay mucha
mas narcotrafico
18 mar 2004
el reconto, asi como el Narcotrafico internazional continua http://argentina.indymedia.org/news/2004/03/180305_comment.php


y las ultimas noticias de esta farsa (actualiza a diario) se pueden encontrar
http://www.cannabiscafe.net/foros/showthread.php?s=3785125c569a43956035c

ahi
Re: El Estado narcotraficante - Las drogas y la Globalización
13 nov 2004
me interesaria q me envien la portada a mi correo, gracias
Sindicato Sindicat