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Notícies :: amèrica llatina |
TRAGEDIA EN ARGENTINA (RELOADED)
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per Fernando Buen Abad |
13 feb 2004
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Esta tarde será igual. |
AGENCIA INTERNACIONAL DE LETRAS DOCUMENTALES
Y PERIODISMO-POÉTICO
TRAGEDIA EN ARGENTINA
(Reloaded)
§ Una tragedia devastadora recorre toda la Argentina.
§ El número de víctimas se calcula entre 100 000 y 120 000 personas.
§ Los datos oficiales son erráticos. Hasta hoy nadie se hace
responsable por las consecuencias de la tragedia.
Buenos Aires 10 de septiembre de 2001.
Buenos Aires 13 de febrero de 2004. Mientras se negocia con el FMI
Todos los días, cuando el atardecer se rinde ante la magnificencia de las
noches argentinas, las calles de las ciudades se inundan con el hambre, la
desesperación y la rabia de miles de personas. Victimadas por una crisis
irrefrenable (que ha sido una gran negocio neoliberal entre políticos,
empresarios y banqueros Fondo Monetario Internacionalistas), más de 100 000
personas (sólo en la ciudad de Buenos Aires) salen a cazar bolsas de basura
para comer de ellas lo comible. Desechos de todo tipo son dieta cotidiana de
niños, mujeres y abuelos. Vienen por comida, papel, cartón y todo cuanto
pueda ser vendible en una industria de basura que lo es en muchos sentidos.
Vienen desde los cinturones de miseria más apartados para "limpiar" con la
lengua, literalmente, lo que otros tiran a la calle en bolsas de plástico
lustrosas.
Algunos informes (casi como una bofetada) sostienen que Argentina produce
alimentos para 300 millones de personas. Algunos sectores dicen con
jactancia que "este es un gran país lleno de riquezas", y no mienten, pero
desde la mirada del 53% de la población, que esta debajo de la línea de la
pobreza; desde la mirada del desempleo que no baja del 30%; desde la óptica
de quienes alimentan con basura a sus hijos en calles abonadas generosamente
con mierda de perro, la gran riqueza de la Argentina suena a puro cuento o a
puro robo.
Se trata de un asesinato a gran escala. Un genocidio. Las víctimas pasean su
muerte diariamente. Para ellos como para muchos no hay trabajo, no hay
comida, no hay protección sanitaria, no hay escuela. Son personas en agonía
permanente que desfilan como ejércitos de la hambruna destazados por la
crueldad de un sistema que depreda sin dejar de obtener ganancias. Es una
tragedia espantosa.
Nadie acierta en nada. La crueldad infinita de esta masacre tiene incluso
ribetes tragicómicos. Algunos políticos piden que se ponga todo desecho
comestible en bolsas de basura limpias. Hay un tren especial, sin puertas ni
ventanas, para transportar toda esa humillación que desfila
interminablemente ante una ciudadanía que se prepara para las elecciones. No
falta ciertamente, aunque escasa, la solidaridad de algunos vecinos que,
desde su crisis propia, hacen lo que pueden.
Es un asesinato lento. Una canallada desesperante y demoledora. El frío
taladrante de las noches da bofetadas sobre el rostro de los niños y los
ancianos. Y también sobre los nuestros. Nadie se hace responsable aunque la
culpa sea de todos en alguna medida. Vi cómo un perro gruñía a una niña
mientras disputaban por una bolsa de basura en una esquina del barrio
Almagro. ¿Puede uno quedarse callado? ¿Debe?
¿Qué hay de distinto entre estos asesinatos por hambre y los asesinatos en
el puente de Avellaneda? En pocos meses, es decir, desde que el 19 y 20 de
diciembre marcaron la historia Argentina, sopla un viento fétido de crimen
multiforme que nadie, o muy pocos, denuncian o persiguen. No están los
jueces ni los fiscales, los políticos ni los funcionarios, la policía ni el
ejército en búsqueda incansable tras los responsables de este asesinato
masivo por hambre. No parece ser una emergencia nacional. Y lo es.
Más agitación generan los accidentes aéreos, los terremotos, las
inundaciones... y esto no es menor. ¿Cómo hay que decirlo? El proceso de
degradación física, moral, laboral, psicológica... de cada persona que para
"vivir" debe escarbar basura tiene una caída libre de consecuencias
desastrosas. La basura no es el problema. En condiciones de justicia y
dignidad laboral ese trabajo, como cualquier otro, además de sueldos justos,
debería contar con las herramientas y precauciones correspondientes a un
oficio con alto grado de riesgo. En condiciones de dignidad y justicia
laboral y social la basura incluso no sería la misma ni lo mismo.
Cada persona, niño, niña, anciano, joven, adulto... que se lleva a la boca
pedazos de pizza, pan, pasta, verduras o carne sobrantes de una casa,
restaurante o empresa, ahoga en sí un alarido descomunal. Nadie escucha. Son
mártires en una guerra de exterminio que caminan la noche empantanados por
la miseria. Avanzan con firmeza hacia la enfermedad, la derrota del espíritu
y la muerte. Algunos incluso ya están muertos aunque uno escuche que las
bolsas de basura se mueven. Hay que frenar esta tragedia nacional
urgentemente.
No importa cuántos periodistas, dueños de tele emisoras, programas de
concursos, jodas mediáticas, discursos oficiales, caridades multinacionales,
préstamos del FMI, buenas conciencias o mesianismos asistencialistas... usen
para esconder, disimular o lavar tanto crimen impune. El neoliberalismo
imperialista no podrá esconder toda la muerte que ha producido y sigue
produciendo. No podrá convencernos de que ésta carnicería desfachatada de
injusticia y crimen es el precio que debemos pagar para celebrar las
fiestecitas del progreso que ellos saben cobrarnos y muy bien.
La tragedia está viva y empeora.
Fernando Buen Abad Domínguez. |
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