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Civilizacion, No Gracias
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per Anticivilizacion Correu-e: anticivilizacion@hotmail.com (no verificat!) |
27 gen 2004
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Civilizacion, No Gracias,
Por Anton FDR
Difunde: Re-Evolucion! www.anticivilizacion.tk |
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Civilización. NO Gracias
Antón FDR
“Hay pruebas circunstanciales que tienen mucha fuerza, como cuando encuentras una trucha en la leche�. Henry Thoreau
Voy a empezar mal mi artÃculo: NO VOY A DECIR NADA NUEVO. Pero por lo menos es un comienzo sincero. Las siguientes muchas lÃneas son como puzzles, pedazos de pensamientos de mucha gente, sacados del contexto o contextualizados, unidos con lo que yo pienso, para deciros una cosa: Por qué creo que deberÃamos acabar con la civilización. Puede ser una excentricidad, pero viendo como está el panorama… Para caminar en otra dirección a la marcada, ¿vas a esperar a encontrarte una trucha en la leche?
Me considero anarquista, concretamente anti-civilización. No es que me encanten las “etiquetas�, pero sà las comunidades y eso de tener ideas, defenderlas, difundirlas, no ocultarlas y sentirte a gusto con ellas. Nada que esconder. Como anarquista, soy contrario a todo tipo de dominación. Enemigo del Sistema, no busco su caridad o ayuda. Postulo la abolición del trabajo asalariado, y más aún: la (re)evolución social en términos antagónicos a las mentiras del Progreso y del Productivismo (1). Mis ideas no son nada originales, no son fruto de una mente aislada, sino de un individuo y su interacción con el contexto. Es por esto que me he decido hacer poco menos que un librillo de citas… Que no deja de ser lo que pienso.
Asà creo que Claude Kamoouh tiene razón cuando dice que la revolución sólo puede ser definida en términos contradictorios a los del Progreso. Y, de esta forma, debo posicionarme hacia una (re)evolución que acabe con el proceso de creciente división del trabajo que “erosiona la totalidad y fragmenta al individuoâ€?, como apunta John Zerzan en Malestar en el Tiempo. Pues esta nos condena a dolorosos y fatigantes niveles de alienación tanto en el tiempo de trabajo como en el de consumo/ocio. Me posiciono por un proceso revolucionario que paulatinamente mine la división del trabajo, fomentando la comunalidad (tal como la define Paul Goodman) o convivencialidad (en palabras de Ivan Illich). Creo que la manera de conseguirlo es creando nuevas formas de organización social horizontales, igualitarias, ecológicamente focalizadas. De forma que la simplicidad organizativa haga posible gozar en su plenitud de la complejidad de las relaciones humanas y grupales. Acepto conscientemente el grado de destecnologización que sea necesario para que pueda ser abolido el Trabajo(2), de forma que la actividad productiva pueda ser convertida en algo antiautoritario, trocable, dinámico, no impuesto, y cuando menos algo no frustrante y mayoritariamente lúdico. Como lo fue durante el 99% de la existencia del género Homo , al cual pertenecemos. Estoy de acuerdo con Bob Black en que el problema del Trabajo no sólo es un problema de Lucha de Clases y explotación como decÃa Karl Marx (que también lo es, pues aunque las clases sean difusas la explotación es bien visible). Pero la cuestión va mucho más allá: “el trabajo es la fuente de casi toda la miseria en el mundoâ€?, y “casi todos los males que puedas mencionar provienen del trabajo, o de vivir en un mundo diseñado para el trabajoâ€?. Me declaro contrario a ello. No quiero estar en venta. Quiero tener el derecho a poder no ser mercancÃa.
Yo, con Henry Thoreau me digo a mi mismo: “que ganarte la vida no sea tu trabajo sino tu diversiónâ€?, sentencio que “si vendiera mis mañanas y mis tardes… estoy seguro que no me quedarÃa nada por lo que mereciera la pena vivirâ€?; y me pregunto, en base a que “no basta con ser laborioso; también lo son las hormigasâ€?, ¿a que queremos realmente dedicar nuestra laboriosidad? ¿Qué precio, medido en felicidad y ecologÃa, estamos dispuestos a pagar por nuestros productos?
Por otro lado, pero estrechamente ligado a esto, soy contrario a tecnologizar por tecnologizar… Eso no sólo es que requiera Trabajo, sino que, como decÃa A.Abbey, “el crecimiento por el crecimiento es la ideologÃa de la célula del cáncerâ€?. Esta ideologÃa nos ha llevado a domesticar toda la vida, quitándole lo que tiene de espontáneo y salvaje. Violando la madre Tierra contaminando agua, aire y tierra, deforestando los bosques tropicales, agujereando la capa de ozono, desertizando millones de hectáreas, etc. No, las ideas de Francis Bacon que ven a la naturaleza como “una ramera que debe ser domadaâ€? no me convencen. Tampoco la de Galileo Galilei, que en nombre de la Ciencia exhorta a medir “todo aquello que sea mesurableâ€? y convertir “en mesurable todo aquello que no lo seaâ€?. Estoy en contra de todo lo que reduce a la vida (humana y/o no-humana) a números, cálculos, estadÃsticas, recursos a explotar. No, no estoy de acuerdo con Galilei cuando nos dice que “el Libro de Vida está escrito en lenguaje matemáticoâ€?. El ciego lenguaje matemático sólo nos sirve para saber que ciertamente vivimos el Holocausto más grande desde la extinción de los dinosaurios; pues podemos contar las 44.000 especies vivas que extinguimos cada año… cavamos asà la tumba de nuestra propia especie. Muy por el contrario me uno a Alain Tourine en su sentencia de que “la modernidad no es una fuente de liberación, sino más bien una fuente de subyugación, opresión y represión.â€? La ciencia es una aplicación de la tecnologÃa, más que la tecnologÃa una aplicación de la ciencia (Jacques Ellul, La Sociedad Tecnológica). Claro testimonio de para que sirve la Ciencia nos deja el paÃs adalid de la misma: EE.UU, un imperio donde 40.0000 de personas toman Prozac, donde cada 18 minutos se suicida un joven… El siglo XXI es el Siglo de las Depresiones, nos dice la ciencia médica. Los rÃos contaminados, o sepultados bajo el cemento de nuestras ciudades, o parados por presas, testimonian el precio del progreso. Que cada segundo sea viviseccionado en Europa un animal en los laboratorios, con el fin obtener datos empÃricos con los que crear armas que nos maten, o cosméticos que maquillen la realidad de nuestras caras, nos da una buena muestra de que es la ciencia antropocéntrica. “Nada de lo humano me es ajenoâ€?, decÃa la Biblia en boca de Pablo de Tarso. Quiero hacer la frase mÃa, pero sin pensar el ser humano como ombligo del mundo. ¿Qué dios tan estúpido podrÃa haber dicho a los humanos “creced y multiplicaos, y serviros de las plantas y animales que para vosotros he puesto sobre la tierra? Hacer dioses a nuestra imagen y semejanza, es un vicio un tanto egocéntrico, pero peor lo es apoderarnos de lo que no es nuestro. Asà quiero reescribir la pregunta formulada por el jefe indio Seattle al Imperio de Washigton en 1855: “¿Qué es lo que quiere el hombre blanco? ¿Cómo se puede comprar el Cielo, o el calor de la tierra, o la velocidad del antÃlope? ¿Cómo vamos a vender todo esto y cómo vais a poder comprarlo?…Si nosotros no poseemos el frescor del aire, ni el resplandor del agua, ¿cómo vais a poder comprarlo? Es que, acaso, ¿podéis comprar los búfalos cuando ya hayáis matado al último?â€? Se que Hobbes nos mentÃa; que no es cierto que el “hombre sea lobo para el hombreâ€?. Sé en cambio que el ser humano está siendo ser humano para el lobo… Pero que eso no le es innato. Sé también que el mito del “buen salvajeâ€? no es más que eso: un mito. Un mito individualista y antisocietario, que pensaba que la humanidad vivió feliz… Estando los individuos solos (Rosseau, Discurso sobre los orÃgenes de la desigualdad entre los hombres). Nada benévolo es el mito del “buen salvajesâ€? con el “estado naturalezaâ€? real del ser humano, que la antropologÃa y arqueologÃa ahora nos muestran: una existencia saludable, igualitaria, sin violencia organizada, pacÃfica, sin la tiranÃa del vivir para el futuro, durante cientos de miles de años antes de que incluso apareciese el lenguaje… Datos e hipótesis, lo sé. Pero lo que también sé, es que la civilización es alienación, opresión y destrucción. Sé que el hombre blanco mata al siux, que el español al azteca, y que otanista al iraquÃ, afgano, servio, bosnio, croata, nigeriano, somalÃ, etc.etc. que el homo civilizado compra la tierra que no es suya, la impone barreras con centinelas, inventa naciones y estados, y nos llama patriotas o extranjeros... Pero que se puede esperar de quien sólo crea en la tecnologÃa, el progreso, el leisser faire leisser passe, la autoridad, dominio y domesticación. ¿Qué se puede espera de seres que a base de civilización cuando alguien señala la luna, miramos el dedo? “¿Qué clase de vida tiene el hombre que no es capaz de escuchar el grito solitario de la garza o el diálogo nocturno de las ranas en un estanque?â€? (Jefe Seattle).
No quiero decir que sea la sociedad lo que nos hace ser asÃ. Tampoco quiero caer en el tópico de la psicologÃa acrÃtica, que ve los problemas de las personas sólo dentro de las personas. La cual nos quiere hacer creer que si chirriamos en el engranaje somos nosotros mismos el único problema. La cuestión es tanto que somos “engranajes redondos para piezas cuadradasâ€? (George Orwell, 1984) en un sistema neo-esclavista, como que no somos lo suficiente valientes y/o fuertes para afrontar y vencer nuestras esclavitudes personales. No soy ni materialista ni idealista: soy las dos cosas. Soy antideterminista. “Yo soy yo y mis circunstanciasâ€?, decÃa Ortega y Gasset, y no se equivocaba. Es asà que, alejados de la naturaleza, el dominio se materializa mediante la jerarquÃa, la explotación, junto con el mundo hecho a medida de la tecnologÃa y sus máquinas, para desquiciar nuestras mentes y mutilar nuestro cuerpo. Nuestra sociedad es una Megamáquina (Lewis Mumford, El mito de la Máquina), donde los engranajes somos gestionados bajo las directrices de la eficiencia tecnocrática. De las revueltas ludditas debiéramos sacar enseñanzas. El jefe samoano Tuiavii, allá por los 1920 escribÃa: “Mi cabeza no es lo suficientemente fuerte para deciros que es una máquina: lo único que sé es que come piedras negras y a cambio da poder, un poder tan grande como imposible es para un hombre tenerloâ€?. Y el poder corrompe. Y el poder nos ha cegado y jugamos con los genes como si la naturaleza fuese nuestro Lego, ejemplo clarividente de que ciertamente “los sueños de la razón engendran monstruosâ€?, y que los monstruos van más allá de la máquina: nanotecnologÃa, informática, ingenierÃa genética… El fracaso de la especie humana, de no cambiar el rumbo está asegurado .
Aún asÃ, la máquina “es el garrote más pesadoâ€? de la civilización (Tuavii, Los Papalagui). Pero sólo eso: un garrote que mueve la mano invisible. La mano “invisibleâ€? del mercado que mueven los poderes fácticos, y la “mano invisibleâ€? de la tecnologÃa. Mumford nos alertaba sobre la máquina: “algo antisocialâ€? que “tiende por su carácter progresivo a la forma más aguda de explotaciónâ€?. Pero en algo fallaban los ataques de los destructores de máquinas que firmaban bajo los nombres colectivos Nedd Ludd, Capitán Swing… Hay que atacar las manos que mueven las marionetas del guiñol: detrás de la máquina está el Sistema Tecnológico. Asà hago mÃas las palabras de Jacques Ellul en su obra La Sociedad Tecnológica: “la técnica integra la máquina dentro de la sociedad. Construye el tipo de mundo que la máquina necesita e introduce orden cuando el incoherente golpeteo de la maquinaria ha amontonado ruinas.â€? La técnica es pues lo que justifica el dolor de una vida maquinal, de usar-y-tirar, envasada al vacÃo, adornada con atrezzo espectacular de papel-piedra y neón. La técnica “clarifica, arregla y racionaliza; hace en el dominio abstracto lo que la máquina hizo en el dominio del trabajoâ€? (Ellul, ibid). Este fue el fallo luddita: no apuntar al sistema. Y no puedo estar de acuerdo con los socialistas, antiautoritarios o cientÃficos, Mijail Bakunin o Karl Marx, cuando reducen el problema a una cuestión de clases, algo meramente económico. De acuerdo con Ellul hay que ir más allá del capitalismo, pues “el capitalismo no creó nuestro mundo, lo creó la máquinaâ€?, el capitalismo no es si no “un efecto del trastornoâ€? creado. Un mundo donde “la técnica convierte todo en máquinaâ€? (Ellul, ibid). Asà los civilizados, los papalagui, el Mundo de las Máquinas, todo lo que hacemos debemos convertirlo en profesión, como engranajes, con nuestras caras grises… Repetimos una y otra vez la misma tarea, como resortes automáticos. Asà desquiciados por la máquina, explotados por el capital, enajenados en el medio, debiéramos romper la fragmentación de la vida que produce la extrema división del trabajo, para recuperar nuestra autonomÃa despreciada y olvidada. O en palabras de Tuavii: “el hacer-solo-una-cosa [la Profesión, el Trabajo] es un grave peligro y una limitación, porque puede llegar el dÃa en que nadie sepa remar una canoaâ€?.
Es por todo esto que no lo oculto: soy algo asà como un Neo-Luddita. Lloraban en la pelÃcula: “Nos tienen separados para que la mano izquierda no sepa lo que está haciendo la derecha. Para que nadie descubra el cerebro... Todo es la misma máquina. El Pentágono, las empresas multinacionales, la policÃa…â€? (The Cube). No, no estamos en Matrix, no hay una computadora malvada que dirija este caos. Bienvenid@ a la realidad: nosotr@s mism@s nos estamos haciendo este daño. Pero no sólo a nosotr@s: ningún “desarrolloâ€? es sostenible. Miente la propaganda del Ministerio de Medioambiente español cuando dice: “duchándote en vez de bañarte puedes salvar el planetaâ€?. SÃ, está en nuestras manos. ¡Intransigentes en la defensa de la Tierra! –grita el ecologismo radical. Hará falta algo más que reducir el consumo de agua para “salvar el planetaâ€?. La destecnologización es una cuestión de compromiso ético. Pero es tan ético como estético: no sólo se trata de preservar la biodiversidad, no es tanto salvar vidas como RECONECTAR CON LA VIDA… Eso seguro que nos sienta mejor que cualquier traje de Armani. Vuelvo a lo mismo: abolición de la Sociedad de Masas; cambio de la cultura burguesa Consumista por la más punk del “Hazlo tú mismoâ€?; levantemos el asfalto de las avenidas para que crezcan bajo las ruinas de los rascacielos robles, manzanos, patatas, y bellotas de las que coman las ardillas; liberación del yugo tecnológico mediante la radical disminución de la división del trabajo. ¿Cuánto Trabajo más podrá soportar los ecosistemas? ¿Cuánto Trabajo queda para la próxima guerra? ¿Cuánto para tu próxima pesadilla? ¿Se encontrará Un Mundo Feliz (A.Huxley) en el 1984 (G.Orwell), o están los dos muy superados? ¿Esperaremos a ver nadar truchas en la leche para actuar? Sin vergüenza, en cualquier situación, delante de quien sea defiendo que la abolición de las técnicas de escala no-personal. Tenemos tanto que aprender/recuperar como de desaprender/superar. Esta renuncia no es tipo alguno de ascetismo, ni sacrificio. Reconozco que la tecnologÃa puede divertirnos, pero creo que mucho más divertida es su destrucción. La vida puede convertirse en juego, arte, sensualidad, sexualidad y creatividad, librándonos de los caprichos que requiere de nosotr@s la Civilización.
“Debes estar preguntándote si bromeo o hablo en serio. Pues bromeo y hablo en serio.â€? “La vida lúdica es totalmente incompatible con la realidad existente.â€? (Bob Black, La Abolición del Trabajo) Quiero destruir el concepto de Tiempo sobre los que se asienta: destrozar la bipolarización tiempo de trabajo/tiempo de ocio generalizada por el capitalismo industrial durante el siglo XIX que corta nuestras vidas en dos pedazos. Quiero destrozar la maldita puntualidad del tiempo matematizado, que ha hecho posible la estandarización y homogeinización de la sociedad, mecanizándola, mecanizándonos; sonando el látigo al ritmo del frÃo segundero del Gran Reloj. Ser tan regular “como un relojâ€? es el ideal burgués. El “tiempo es oroâ€? sólo cuando el individuo es máquina. La consideración del tiempo “no como una sucesión de experiencias, sino como una colección de horas, minutos y segundosâ€?, como ha señalado Lewis Munford en Técnica y Civilización, es lo que ha hecho aparecer “los hábitos de acrecentar y ahorrar tiempo.â€? El vivir para el futuro es una condena de la Sociedad Tecnológica que se derrumbarÃa si todos viviésemos en el presente. Pero sólo en el presente está la vida: cuando follamos, cuando nos partimos a carcajadas, cuando sentimos, cuando descubrimos, exploramos, jugamos… es cuando realmente somos felices, cuando realmente vivimos, porque VIVIR ES PRESENTE. ¡Carpe Diem! ¡Muerte al Reloj! “El reloj… es la clave de la moderna edad industrialâ€? (Munford, ibid), por eso el regicidio del Gran Hermano tecnológico es tan divertido: nos posibilita reconectar con la vida.
La vida es demasiado preciosa como para perderla haciendo el civilizado. Prefiero hacer el indio. Dice el refrán que “no hay nada nuevo bajo el solâ€?. El refrán miente, pero sin duda lo escrito aquà no es muy original. No soy yo quien está fascinado por la novedad. La caracterÃstica de esta sociedad superindustrial es la novedad y la transitoriedad, como apunta Alvin Toffler (El shock del futuro). Las situaciones cambian y se suceden a ritmo vertiginoso. “Todo cambia para que nada cambieâ€?. Mi propósito no es otro que aprender de nuestra historia (más aún de nuestra prehistoria), enlazar unas ideas con otras, y sacar conclusiones constructivas. Que sirvan para algo, por supuesto dentro de un contexto colectivo, algo mucho más que personal. Puede que no cambiemos el mundo, pero nos cambiaremos a nosotr@s mism@s por el camino. Puede que no cambiemos el mundo, pero lo intentaremos. Nos hace falta un movimiento que transcienda el individualismo anti-social y el totalitarismo anti-personal. Anarquismo, ecologismo radical y luddismo es una buena mezcla para mi. La cuestión es superar el estadio civilizado: que sólo sea un mal recuerdo.
Vivimos en la Sociedad del Espectáculo, “toda la vida donde rigen las condiciones modernas de producción se manifiestan como una acumulación de espectáculos. Todo lo que antes se vivÃa directamente, se aleja ahora como representación.â€? (Guy debord, La Sociedad del Espectáulo) Si algo aprendà estando en colectivos anarquistas, es que la convivencia nos basta para ser plenamente felices. Todo lo que la haga imposible debe ser abandonado, pues ella, si es libre, por si sola es mucho más rica, compleja, cambiante y divertida que cualquier pelÃcula que puedas ver en la tele, al salir de la jornada de trabajo, mientras comes fast food. Toda institución que nos haga vivir las situaciones de una forma indirecta es un lastre: la vida no debe entender de intermediarios, gestores, estadistas, diplomáticos, aseguradores, legistas, etc. ¿Te imaginas que toda esa corte rigiese nuestra vida sexual? ¿Te imaginas el echar un polvo como una experiencia indirecta, alejada por la representación, mediada por intermediarios? Por suerte aún queda algo salvaje en nuestras vidas… Que no nos lo arrebaten. Sólo a partir de ello, más de sensaciones que de ideas, podemos reconstruir este mundo artificial y macabro... ¡Hay que romper su realidad!
Y, sÃ, estamos locos, enajenados, alienados por la representación (técnica) en un mundo autómata (máquinas)… de todas formas no aceptarÃamos la normalidad que la ciencia nos quiere imponer… Queremos ser libres y salvajes. Queremos la utopÃa. Nada de reformas. Somos cazador@s de anhelos, recolector@s de sueños. No queremos reformas ni migajas. Lo queremos Todo.
¡Enajenad@s del mundo, unámonos contra la tiranÃa de la civilización y la mercancÃa!
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(1) La idea de Progreso es un producto de la Ilustración. Sostiene un punto de vista lineal de la Historia y evolución humana. Para sus apologistas la sociedad humana –inevitablemente- hacia situaciones humanas de bienestar, haciéndolo intelectualmente más refinado, todo esto mediante los mayores niveles de dominación de la naturaleza. El productivismo es su ideologÃa económica consecuente: a mayor producción, más bienestar. Estas tesis son, simplemente insostenibles. La antrolopogÃa crÃtica y la arqueologÃa, nos han dado muestras evidentes de que las sociedades salvajes anteriores a la domesticación eran sin lugar a dudas más igualitarias, saludables y pacÃficas, y que desde el punto de vista del bienestar económico no pueden ser catalogadas como “pobresâ€?, la pobreza y la mayorÃa de las catástrofes sociales y ecológicas son, irónicamente, producto de la civilización y del Productivismo. Véase The Afluent Society de Marshall Sahlins, Los cazadores de Edman Service o Futuro Primitivo de John Zerzan, para una visión antrológica, y Una visión diferente del Progreso de D.Noble o El Estado a lo Largo de la Historia de Gaston leval, para una visión histórica crÃtica de la tradicional visión lineal de la historia.
(2) El trabajo para mi es más una relación social que una actividad en sÃ. El hecho de que una misma actividad, como escribir o cultivar plantas, pueda ser interpretada como hobbie o trabajo dependiendo de las circusntacias que contextualicen la acción, demuestra que el Trabajo es más que el meramente hacer. El hecho de que hoy todo el mundo piense que “sin trabajar no se puede vivirâ€? corresponde a un vicio del lenguaje (que siempre contiene los vicios de la ideologÃa dominante de la sociedad que lo utiliza), asà como a la creencia semi-religiosa de la no existencia de alternativas a lo vigente. De hecho el ser humano es el único animal que trabaja para vivir. De hecho sólo lo ha hecho en los últimos 10.000 años cuando se inician los cambios social-organizativos que darán lugar a las primeras civilizaciones hace unos 6.000 años. Teniendo en cuenta que el ser humano vivió durante la práctica totalidad de su existencia sin trabajo, no parece imposible una sociedad post-trabajo. Hacia ese camino queremos orientar nuestra re-evolución. Véase para una crÃtica al concepto de Trabajo y la sociedad que lo crea y lo necesita: La abolición del Trabajo, recopilación de artÃculos de Bob Black, A.M. Bonnano y Antón FDR publicados por Re-Evolución en Coruña en el 2003.
Véase para un resumen de los peligros de las Nuevas TecnologÃas, Futuro Civilizado de Antón FDR (www.anticivilizacion.tk, 2003). Sobre los peligros de la biotecnologÃa cabe destacar el libro de Jeremy Rifkin (2000), El Siglo de la biotecnologÃa, si bien las soluciones reformistas propuestas son realmente ingenuas. En cuanto a nanotecnologÃa y robótica, mencionar el artÃculo de Bill Joy, fundador de Sun Microsistems, “¿Por qué el futuro no nos necesita?â€? (ww.anticivilizacion.tk), un desesperado grito fatalista, que al no poder transcender las barreras de la “realidad posibilistaâ€? y lo “polÃticamente correctoâ€?, las argumentaciones son radicalmente contradictorias con las reformistas medidas que se aconsejan –sin convencimiento, y previamente rechazadas en el análisis de los problemas. |
Comentaris
Re: Civilizacion, SÃ Gracias
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per sam |
27 gen 2004
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Doncs això. |
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