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Notícies :: especulació i okupació
innocentada de cal suís
per assemblea de cal suís Correu-e: calsuis ARROBA wanadoo.es (no verificat!)	28 des 2003
L’assemblea de Cal Suís ha penjat la popular ‘llufa’ al balcó de l’ajuntament d’Esplugues recordant l’ocupació de la masia. Amb aquest acte es pretén qüestionar el posicionament del consistori respecte l’acció veïnal que reivindica l’espai per a l’ús social i cultural.
¡¡Más vivas que nunca!! Parece que Pilar Díaz seguirá soñando con Cal Suís. Por lo menos en algo coincidimos: l’assemblea de Cal Suís sigue soñando con ese proyecto tan bonito. Por descontado, las mariposas y las ardillas, los piratillas de ciudad y las guerrilleras de ojos saltones seguimos en el camino de construir colectivamente el futuro de Cal Suís. Las mariposas no pueden hacer borrón y cuenta nueva de una historia llena de engaños y acuerdos rotos. La ocupación de Cal Suís tiene muchas explicaciones y muchas empiezan hace 18 años. El ejercicio de memoria histórica es un derecho popular y colectivo que nos enseña a no repetir el pasado y a disfrutar el presente y el futuro con cierta dignidad. Mientras la omnipresente portavoz Pilar Díaz defiende el derecho de recuperación de la memoria histórica referente a las barbaridades cometidas durante y después de la guerra civil, pretende olvidarse de que en Esplugues hay un pasado, y no tan lejano. Es hasta ofensivo que una persona que aparece de un día para otro en las listas del partido que lleva gobernando desde la llamada democracia afirma tan seriamente que no conoce el contexto político y social del pueblo. ¿Acaso la encontraron gracias a una ETT buscando una pacificadora-dialogante? O sea, que nunca le explicaron cuál es su misión en el ayuntamiento de Esplugues y no sabe que está sustituyendo al gran M.A. Nadie le explicó nada de eso y cuál es su función en el equipo de gobierno. Colocan a una persona de primera teniente de alcalde y portavoz del consistorio y nadie le explica el porqué. Pues que dimita o haga un esfuerzo de comprensión en algún cursillo intensivo. Desde l’assemblea de Cal Suís le echamos una mano explicándole todo lo que todavía no sepa y nosotras sí. Las ardillas respiran. Por un momento pensaban que esa gente tan extraña que en un principio les asustó, iban a marcharse ahora que la cosa se ponía interesante. Ya les daba miedo de verdad el anuncio del ayuntamiento sobre la construcción de la zona verde. Pero ahí siguen cagadas de la risa con tanto niño suelto y loca saltimbanqui que se acerca por Cal Suís. Y le guiñan el ojo a los murciélagos que ya se imaginan orgías de amor y caricias. Los piratillas de ciudad no nos rendimos tan fácilmente. Comiendo asfalto cada día se nos endurece la capacidad de resistencia, respirando nubes tóxicas se nos atenaza la conciencia. Gracias a la contaminación y a la eliminación de zonas realmente verdes nuestros cuerpos podrán mutar y transformarse en simulacros de ratón o cucaracha pero nuestros ideales no se rebajan ni una pata de escorpión. Cal Suís es del pueblo, y no como tantos edificios municipales cerrados a la mayoría de la población. Invitamos a todo el mundo a que venga a Cal Suís a pasear, a reir, a soñar. Ese día nos quitamos las capuchas de sádicos violentos y malvadas terroristas para mostrar nuestro rostro amable. Invitamos a café y galletas, o a zumo y naranjas, o a leche y croissants, o a té y tostadas, o a cualquier combinación o a lo que sea. Y las guerrilleras de ojos saltones seguimos agazapadas tras los matorrales de Cal Suís. Nuestra trinchera de sueños la defendemos con la dignidad y la experiencia que nos da el fracaso. Nuestra principal arma es la poesía convertida en sonrisa pero si hay que sacar los dientes los sacaremos. En el espejo de la montaña, a cada caracol que nos adelanta le ofrecemos lo que sabemos y le preguntamos si vamos por el buen camino, si es que existe tal contradicción. En los festivales de la palabra, la razón convertida en sueño nos dice que el elefante de ojos marrones siempre mira de frente. Y así, la transparencia de nuestro caminar se convierte en león, pero no el rey de la selva, sino el de las huellas en el corazón. Cal Suís resiste, y no somos ni más ni menos inocentes que ustedes. Ahí les esperamos, ¡¡más vivas que nunca!! Finestrelles, Esplugues de Llobregat. 29 de diciembre de 2003, un mes ocupadas en Cal Suís.

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