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Notícies :: corrupció i poder : educació i societat |
Appartheid en FGC
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per sirocco |
22 des 2003
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La red de trenes de la Generalitat de Catalunya juega a ser un transporte público mientras excluye algunos de sus vagones del uso del común de los ciudadanos, reservándolos a los estudiantes de una escuela privada. ¿Es esto posible en el marco de un servicio que se pretende público? La realidad es que está sucediendo. ¿Es lícito? ¿Por qué permitimos que nos tomen el pelo con tanto descaro? |
La idea de servicio público es, en las sociedades occidentales actuales, poco más que una entelequia. Entendemos por servicio público aquello que el estado (del bienestar, según dicen) ofrece a sus ciudadanos para que tengan garantizadas unas ciertas condiciones de vida comunitaria y personal. El transporte público es uno de estos servicios, aunque de público tiene bien poco desde el momento en que los usuarios tenemos que pagar para utilizarlo... pero ése es ya otro tema.
Existe en Barcelona una red de trenes que pertenece al gobierno autonómico: los Ferrocarrils de la Generalitat de Catalunya (FGC). Al igual que el metro y los autobuses, los Ferrocarrils presumen de ser uno de los transportes públicos que ostenta esta ciudad tan cosmopolita, avanzada, moderna, diversa y plural. Sin embargo, estos trenes (recordemos: transporte público, para todos por igual) protagonizan a diario un episodio de discriminación que dejarÃa atónito hasta al más imperturbable de los humanos.
Cuando un viajero del pueblo llano utiliza los Ferrocarrils un dÃa laborable por la mañana, puede encontrarse con que uno de los vagones del tren al que pretende subir, o incluso con que todo un tren entero, tiene la entrada restringida por estar “reservadoâ€?. ¿Reservado para quién? En la estación de Sant Joan se encuentra el colegio Viaró, de la órbita del Opus Dei, al que acuden todos los dÃas niños de distintas edades unidos, eso sÃ, por un rasgo común: van todos ellos ataviados con pantalones grises, americana azul marino y corbata a rayas rojas y azules. Son como la visión misma de lo angelical, talmente como un rebaño de retoños y adolescentes. Ellos son los afortunados que ocupan los vagones reservados de los trenes que van hacia Sabadell (S2) o hacia la Universitat Autònoma (S55), asà como quienes disfrutan de los trenes cuyo uso está prohibido para el resto de los mortales.
¿Cómo es posible que un transporte público permita el alquiler o la compra (los ciudadanos de a pie no alcanzamos a conocer cuál es exactamente el tipo de chanchullo que hay detrás de este sucio asalto a la propiedad pública) de vagones y trenes para un grupo selecto de personas? ¿Tienen miedo de que los excelsos niños de la pÃa escuela Viaró se mezclen con la gente que va a sus lugares de estudio o de trabajo en ferrocarril? Mientras ellos gozan de varios metros cuadrados por cabeza, el resto de los pasajeros tienen que sufrir el trayecto como si fueran metidos en una lata de conservas, con el codo del desconocido viajero de al lado por montera y la bufanda de la señora de delante por sombrero. Además, por si esto fuera poco, deben padecer también la avalancha de colegiales uniformados que, por alguna razón, no utilizan los vagones y trenes de su propiedad y viajan mezclados con las personas normales.
Es vergonzoso que la Administración pública permita a un ente privado como es la escuela Viaró meter sus zarpas en un transporte que, por ser público, se entiende que es de todos y para todos, sin distinción. ¿O es que existen ciudadanos de primera y ciudadanos de segunda? ¿Acaso no pagan impuestos todos por igual? ¿Y cómo se financian los transportes públicos si no es con los impuestos de todos los ciudadanos? Entonces, ¿pagan todos para tener un tren al que subir y luego una parte de ese tren se reserva para algunos que pagan de nuevo por él, igual que podrÃan (y deberÃan) hacerlo con un servicio de tipo privado?
Ya sabÃamos que los servicios públicos tienden a ser escasos y deficientes pero, tal vez guiados por la ingenuidad, querÃamos creer que estaban hechos en pro del bien común y pensados para todos por igual, e ignorábamos que pudieran darse discriminaciones de este calibre delante de nuestros propios (y pasmados) ojos. Desengañémonos: estas cosas ocurren. La realidad no para de mostrarnos que atropellos como éste suceden a diario y en todos los ámbitos de la vida. Por dignidad, no deberÃamos permitir que esta actitud dudosamente legal y, en todo caso, insultante de FGC hacia sus usuarios en particular y hacia la sociedad en general, se siguiera desarrollando con impunidad. Si hoy nos dejamos arrinconar, mañana nos habrán usurpado hasta el rincón. |
Mira també:
http://www.vivavoz.org |
Re: Appartheid en FGC
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per bluedragon |
23 des 2003
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QUE BARBARIDAD... Pues nada en cuanto empieze el cole, todos a lso Ferrocarriles y a OCUPAR esos vagones con la ley en la mano, la constitucion (todos somos ¿iguales? nada de discrimancion por raza, sexo... bla,bla... Y no es broma. Si dejamos que esto pase que sera lo siguiente. Organizase y a exigir lo que es de TODOS. |