|
|
Anàlisi :: educació i societat |
Historia del siglo XX (Hobsbawm). 12: El Tercer mundo
|
|
per (penjat per) Antoni Ferret |
20 des 2003
|
Cuando la mayor parte de los países del mundo, al incidir sobre ellos el desarrollo capitalista, empezaron a disgregarse en varios terceros mundos, con ritmos de crecimiento muy desiguales. |
(Pasajes seleccionados)
Esta explosión demográfica en los paÃses pobres del mundo, que despertó por primera vez una grave preocupación internacional a finales de la edad de oro, es probablemente el cambio más fundamental del siglo XX (...) Una población mundial que se duplicó en los 40 años transcurridos desde 1950, o una población como la de Ã?frica, que se supone que se va a duplicar en menos de 30 años, es algo que no tiene ningún precedente histórico, como no lo tienen los problemas que esto plantea. Sólo hace falta que consideremos la situación socio-económica de un paÃs con un 60 por 100 de sus habitantes con menos de quince años.
La explosión demográfica del mundo pobre fue tan grande porque los Ãndices básicos de natalidad de estos paÃses solÃan ser mucho más altos que los del mismo perÃodo histórico en los paÃses desarrollados, y porque los elevados Ãndices de mortalidad, que antes frenaban el crecimiento de la población, cayeron en picado a partir de los años 40, a un ritmo cuatro o cinco veces más rápido que el de la caÃda equivalente que se produjo en la Europa del siglo XIX. (...) A partir de los años 40, las innovaciones médicas y farmacológicas estuvieron por primera vez en situación de salvar vidas a gran escala. (...) Un efecto secundario de este fenómeno fue el aumento de la diferencia entre paÃses ricos y pobres, avanzados y atrasados, aunque las economÃas de ambas regiones hubiesen crecido al mismo ritmo. (p 347-348)
En teorÃa, pues, el mundo estaba cada vez más lleno de lo que pretendÃan ser repúblicas parlamentarias con elecciones libres, y de una minorÃa de «repúblicas democráticas populares» de partido único.
En la práctica, estas etiquetas indicaban como máximo en qué lugar de la escena internacional querÃan situarse estos paÃses (...) en la mayorÃa de los casos, carecÃan de las condiciones materiales y polÃticas necesarias para hacer viables estos sistemas. (...)
Si dejamos a un lado el núcleo principal de regÃmenes comunistas del Tercer mundo (Corea del Norte, China, las repúblicas de Indochina y Cuba) (...) es difÃcil dar con alguna república que no haya conocido por lo menos etapas de regÃmenes militares desde 1945. (...)
Por eso los estados más ambiciosos decidieron acabar con su atraso agrÃcola mediante una industrialización sistemática, bien fuese según el modelo soviético de planificación central, bien mediante la sustitución de importaciones, basados ambos, aunque de forma diferente, en la intervención y el predominio del Estado. (...)
El funesto balance de los nuevos estados del Ã?frica subsahariana no deberÃa inducirnos a subestimar los importantes logros de las antiguas colonias o dependencia coloniales mejor situadas, que eligieron el camino del desarrollo económico bajo la tutela o la planificación del Estado. (...) Como puede atestiguar cualquiera que conozca mÃnimamente Brasil y México, estas polÃticas generan burocracia, una corrupción espectacular y despilfarro en abundancia, pero también un Ãndice de crecimiento anual del 7 por 100 en ambos paÃses durante décadas (...) (p 349-353)
Es probable que jamás se hayan producido tantas reformas agrarias como en la década que siguió a la Segunda Guerra Mundial, ya que las llevaron a cabo gobiernos de todo el espectro polÃtico. Entre 1945 y 1950 casi la mitad del género humano se encontró con que en sus paÃses se estaba llevando a cabo alguna clase de reforma agraria: de tipo comunista en la Europa del Este y, después de 1949, en China; como consecuencia de la descolonización del antiguo imperio británico en la India; y como consecuencia de la derrota del Japón o, mejor dicho, de la polÃtica de ocupación norteamericana en Japón, Taiwan y Corea. La revolución egipcia de 1952 extendió su alcance al mundo islámico (...)
La reforma agraria, sin embargo, podÃa demostar y demostró que el cultivo de la tierra por los campesinos, sobre todo por propietarios medios de mentalidad moderna, podÃa ser tan eficiente —y más flexible— como la agricultura latifundista tradicional, las plantaciones imperialistas y, ciertamente, como cualquier intento desencaminado de practicar la agricultura con métodos casi industriales, como las gigantescas granjas estatales de tipo soviético (...) Con todo, los mayores progresos que la agricultura del Tercer mundo ha experimentado desde la guerra, la «revolución verde» de nuevos cultivos seleccionados cientÃficamente, los llevaron a cabo agricultores con olfato comercial como los del Punjab.
Pero el argumento económico más poderoso en favor de la reforma agraria no se basa en la productividad, sino en la igualdad. (...) Pero mientras que la disparidad de los ingresos alcanzaba sus cotas máximas en América Latina, seguida por Ã?frica, era muy baja en algunos paÃses asiáticos, donde las fuerzas de ocupación norteamericanas habÃan impuesto reformas grarias radicales (...) Verdaderamente, la gran desigualdad social de América Latina no puede dejar de guardar relación con la ausencia de reforma agraria en tantos de sus paÃses. (p 354-357)
HabÃa dos regiones en las que las tensiones propias del Tercer mundo, sin relación en principio con la guerra frÃa, creaban situaciones de conflicto permanente, que periódicamente estallaban en guerras: Próximo Oriente y el sector norte del subcontinente indio (no por casualidad, herederas de las particiones efectuadas por los imperios). (...)
El principal elemento de disrupción fue Israel, donde los colonos crearon un Estado judÃo mayor de lo que habÃa dispuesto la partición diseñada por los ingleses, expulsando a 700.000 palestinos no judÃos, una cifra probablemente mayor que la de la población judÃa en 1948, y mantuvieron una guerra por década con este fin (1948, 1956, 1967, 1973, 1982). (...) (p 360)
Lo que lo dividió [el Tercer mundo] fue básicamente el desarrollo económico. El triunfo de la OPEP en 1973 [gran aumento del precio del crudo] generó por vez primera un grupo de estados del Tercer mundo, en su mayorÃa atrasados, desde cualquier punto de vista, y hasta entonces pobres, que se convirtieron en supermillonarios a escala mundial (...)
En segundo lugar, parte del Tercer mundo se estaba industrializando rápida y ostensiblemente, hasta unirse al Primer mundo, aunque continuase siendo mucho más pobre. [Se cita a Hong Kong, Singapur, Taiwan, Corea del Sur, India, Brasil, México, Malaysia, Filipinas, Colombia, Pakistán y Tailandia.] (...)
En tercer lugar, en la cola de las estadÃsticas internacionales, emergieron (o, mejor dicho, fueron sumergidos) una serie de paÃses a los que resultaba difÃcil describir incluso con el eufemismo de «en vÃas de desarrollo», ya que su pobreza y su atraso, cada vez mayores, resultaban patentes. (...) un subgrupo de paÃses de renta baja en vÃas de desarrollo para clasificar a los 3.000 millones de seres humanos cuyo PNB per cápita (...) habrÃa alcanzado un promedio de 330 dólares en 1989, distinguiéndolos de los 500 millones de habitantes más afortunados, de paÃses menos pobres (como Guatemala, Rep Dominicana, Ecuador...), cuyo PNB medio era unas tres veces más alto, y de los privilegiados del siguiente grupo (Brasil, Malaysia, México...), con un promedio ocho veces mayor. Los aproximadamente 800 millones del grupo más próspero disfrutaban en teorÃa de un PNB por persona de 18.280 dólares, o sea 55 veces más que las 3/5 partes de la humanidad. (...) los inversores y los empresarios descubrieron que gran parte del mundo no tenÃa ningún interés económico para ellos (...)
Procedente de los paÃses pobres, un enorme torrente de mano de obra emigró a los paÃses ricos, siempre que no lo frenasen las barreras polÃticas. (...) Por desgracia, en los negros años 70 y 80 los movimientos migratorios de trabajadores se convirtieron en cada vez más difÃciles de separar de los torrentes de hombres, mujeres y niños que huÃan del hambre, la persecución polÃtica o étnica y la guerra (...) Con la excepción de los EEUU y, en menor medida, de Canadá y Australia (...), los demás paÃses optaron por impedÃrsela [la entrada], presionados por la creciente xenofobia de la población local. (p 362-365)
El asombroso «gran salto adelante» de la economÃa del mundo (capitalista) y su reciente globalización no sólo provocaron la división y la disrupción del concepto de Tercer mundo, sino que situaron conscientemente a la práctica totalidad de sus habitantes en el mundo moderno. Y eso no tenÃa por qué gustarles. En realidad, muchos de los movimientos «fundamentalistas» y nominalmente tradicionalistas que a partir de entonces ganaron terreno en varios paÃses del Tercer mundo, sobre todo, pero no exclusivamente, en los musulmanes, eran rebeliones especÃficamente contra la modernidad (...)
En los paÃses musulmanes occidentales, el conflicto entre los antiguos dirigentes seculares y la nueva democracia islámica se convirtió en algo manifiesto y explosivo. (...) (p 365-369) |
Comentaris
Historia del siglo XX
|
per jnsdkjng |
22 jun 2004
|
muy mala esta pagina prefiero google |
|
|