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Notícies :: antifeixisme
Lo que me hubiera gustado decir
03 des 2003
(*) Gotzon Azkarraga participó, en representación de sus familiares directos, en el acto que el pasado lunes se celebró en el Congreso de los Diputados en Madrid en homenaje a las víctimas del levantamiento fascista del 36. Por falta de tiempo, no pudo dar lectura al texto que reproducimos aquí.
Gotzon Azkarraga Rodero (*)
Lo que me hubiera gustado decir

Quisiera agradecer sinceramente a los promotores de este acto su organización pero indicar que aunque el refrán dice «nunca es tarde», considero que faltan muchas personas que, si se hubiera realizado antes, hoy podían haber estado presentes sin necesidad de tener que estar representadas, como es mi caso.

No nos debe sorprender la ausencia en este acto de los herederos del franquismo representados por el PP, dado que jamás se arrepintieron de alzarse contra la voluntad del pueblo expresada libremente en las urnas. Por eso participaron activamente en el no a la Constitución a los estatutos de Autonomía, porque ello sería acabar con el «una, grande y libre» al que nos tuvieron sometidos durante tantos años. Que un miembro del PP nos diga que este acto huele a naftalina no nos debe ofender, dado que no ofende quien quiere, sino quien puede, y por otro lado es preferible este olor a tener que soportar en este lugar el oler a fascista.

Hoy, no celebramos nada. Hoy no celebramos la Constitución. Hoy estamos presentes aquí con la intención de que la oposición diga, en voz alta y clara, que el daño aún no ha sido reparado.

Yo no celebro la Constitución Española y tampoco las personas a las que represento. No la celebramos porque no la votamos. No la votamos (entre otras cosas) porque no estábamos dispuestos a que se tratara de un punto y final sin exigencia de responsabilidades y precisamente no estábamos de acuerdo porque si no cumplen su castigo la historia corre el peligro de repetirse. Para nosotros no se trataba de la Constitución de la reconciliación, como se ha presentado en diferentes ocasiones. En cualquier país democrático sería impensable ver paseando por este hemiciclo a personas que fueron ministros con Franco, personas con ideología fascista, acusadas de terrorismoŠ

Las víctimas del Franquismo no son solamente aquellas que fueron fusiladas, hechas desaparecer y muchas más atrocidades en el periodo 1936-1939, dado que todavía incluso en fechas muy recientes personas de las comentadas anteriormente fueron responsa- bles de asesinatos que partidos políticos representados en esta Cámara se han negado reiteradamente a reconocer como tales. La memoria histórica tiende siempre a fallarles en los momentos que desean. Por eso conviene recordarles algunos casos aún no resueltos cuyos culpables campan a sus anchas por las instituciones democráticas. Hechos como los acontecidos en Montejurra, en Vitoria-Gasteiz el tres de Marzo (5 obreros asesinados por la Policía), Germán asesinado en las fiestas de San Fermín, innumerables muertos y heridos por «disparos al aire» en diferentes manifestaciones contra el fascismo son casos que la mayoría de los antifascistas recordamos aún como muy recientes.

Todavía las actitudes fascistas están a la orden del día. Si bien es cierto que he condenado con fuerza la violencia de ETA no es menos cierto que también condeno la del Estado (GAL, alejamiento de los presos de sus lugares de residencia, permanencia en la cárcel aún habiendo cumplido las tres cuartas partes de la condena, enfermos terminales aún presos, acoso y criminalización de nuestro idioma) por incumplir reiteradamente sus propias leyes de las que tanto hacen gala cuando les interesa.

La ingerencia del Gobierno en el sistema judicial hace que no sepamos actualmente qué es una cosa y qué es otra, exactamente como ocurría en vida del «difunto caudillo», pudiendo añadir en esta época también a esta Iglesia algunos de cuyos representantes añoran tiempos pasados, pero en la que afortunadamente un importante número de miembros lucha enconadamente contra estos tics antidemocráticos y contrarios al sentir general cristiano.

Promover modificaciones en el Código Penal para penalizar y condenar por ideas políticas, o por el hecho de promover referéndums que permitan conocer la opinión del pueblo en diferentes momentos y situaciones de nuestra vida, deja claro el talante democrático del PP.

Mi tío José María Azkarraga Lurgorri, en una carta escrita minutos antes de ser fusilado, le indicaba a su hermano (mi aita que se encontraba también encarcelado en la misma prisión) «no quiero ninguna venganza por mi muerte sino patriotismo, patriotismo, patriotismo, esa es la única venganza que pido».

Hoy estoy triste, el franquismo sigue vivo y reencarnado en personas que nunca entendieron la democracia y simulando ser de «centro» juegan intencionadamente con los botones de votaciones en el Parlamento Vasco (para justificar al siempre ausente Mayor Oreja), no teniendo ni siquiera la dignidad de reconocer que no saben perder y que jamás asumirán sus continuas derrotas ante una sociedad como la vasca que sabe mantenerse firme ante las presiones y amenazas (aplicación del artículo 155 y otras lindezas).

Nuestra sociedad necesita diálogo abierto sin condiciones previas por parte de nadie, la sociedad lo reclama, lo exige, lo necesita. No podemos pretender dejar la sociedad actual tan crispada como herencia a nuestros hijos, porque sería injusto. Debemos todos rebajar el clima de enfrentamiento continuo sin que ello signifique la renuncia de nuestros ideales y objetivos.

Cuando alguien me pregunta: En Araba hace mucho frío, ¿no? Mi contestación siempre suele ser la misma: «A las mañanas, cuando me levanto, pongo la radio y a los pocos minutos mi cuerpo empieza a tener una temperatura tropical debido a la mala leche que se me pone escuchando las noticias y las seudotertulias», que no hacen sino crispar el ambiente, realizadas por personas sin ninguna educación, que aprovechándose en unos casos de supuestas situaciones personales, arremeten contra un sector mayoritario de nuestro pueblo y no siendo de extrañar que incluso a personas de sus mismos partidos políticos les entren ganas de vomitar al oírles.

Este acto (por el cual reitero mi agradecimiento) que pretendió desde un principio ser unánime ha sido empañado por quienes no cambiarán nunca. Aprovechemos esta ocasión que nos brinda la unión de toda la oposición para acometer acciones que nos permitan alcanzar una sociedad más justa. -


(*) Gotzon Azkarraga participó, en representación de sus familiares directos, en el acto que el pasado lunes se celebró en el Congreso de los Diputados en Madrid en homenaje a las víctimas del levantamiento fascista del 36. Por falta de tiempo, no pudo dar lectura al texto que reproducimos aquí.
Sindicat Terrassa