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Aportaciones de La Haine al debate "Los límites de la contrainformación y la comunicación de masas"
03 des 2003
Aportaciones de La Haine al debate "Los límites de la contrainformación y la comunicación de masas".
Contribuyamos a construir un movimiento plural, combativo y de masas

x Roberto Delgado - La Haine

En primer lugar deseo aclarar que me resulta interesante y necesario debatir sobre los ejes planteados porque son preguntas, a mi juicio envenenadas, que forman parte de la cotidianidad de muchos medios alternativos de comunicación en el Estado español. Son preguntas envenenadas y retóricas porque responden a la ideología de la izquierda más moderada y autojustifican una práctica política que no busca el enfrentamiento con el sistema capitalista, sino una coexistencia pacífica con él. Considero que ya es hora de sanear este debate en pos de avanzar hacia la construcción del polo alternativo de la resistencia social y comunicativa.

El mal llamado "círculo de activistas"

¿Qué es el "círculo de activistas"? Es un sector político compuesto por ciudadanos activos y en mayor o menor medida comprometidos con el trabajo de transformar la sociedad, en la búsqueda de un mundo justo y digno.

El ”círculo de activistas” es, realmente, un oasis en el desierto de la barbarie, un espacio invisible donde conviven las ideas, las prácticas solidarias, los sueños y el mañana, en un mundo dominado por la explotación y la muerte. Es la materialización abstracta de ese otro mundo posible en movimiento. El “círculo de activistas” es lo que habitualmente entendemos por “movimientos sociales”.

Pero además, es éste un sector político aislado, marginado y criminalizado por el poder y por aquellos que aspiran a él. De ahí el interés de diversos colectivos políticos y de información alternativa por "superar" ese círculo y desembarcar en "la sociedad". Generalmente, estos sectores califican ese círculo de “gueto”. Su deseo es el de escapar a la criminalización y al aislamiento comunicativo desvinculándose, en la práctica, del campo que engloba a los movimientos sociales. Pareciera que los medios no fueran parte del "círculo de activistas", sin embargo son parte orgánica de éste y por tanto no pueden desmarcarse de él ni ir "más allá".

Quienes deben ir "más allá" de su situación actual son los movimientos sociales en su conjunto (y más concretamente los sectores anticapitalistas), desde los barrios, las facultades y los centros de trabajo. Y en esa tarea deben participar los medios de comunicación.

Romper el cerco comunicativo

Como medio de comunicación, sólo hay dos formas efectivas de escapar al aislamiento comunicativo que impone el poder:

1. Derechizando la línea ideológica. De esta forma el medio entraría dentro de los márgenes de lucha permitidos del sistema, no sólo evitando un zarpazo letal del aparato represivo, sino además dando lugar a que el ciudadano que está "más allá del círculo de activistas", teledirigido y esclavizado ideológicamente, se acerque al medio.

Este primer punto no ha sido rechazado por la totalidad de colectivos de información alternativa. Apoyándose en conceptos como el de la necesidad de “disolverse en lo social” (es decir, disolverse en la barbarie que domina “lo social”), moderan el discurso y la práctica política a cambio de ”sumar gente” a la causa.

El problema esencial de esto es que, citando al compañero y analista Oscar Gràcia, el miedo que el sistema tiene no es a un aumento de número a secas, sino a un aumento de número con nuestros principios actuales de ataque al capitalismo, sin negociaciones de ningún tipo con cualquiera de sus instituciones representativas. Sin ellos dejamos de ser “peligrosos”. ¿Acaso no votan al “Partido Socialista Obrero Español” millones de personas?. Es decir, no podemos sumar gente al margen del círculo de activistas y sobre todo no podemos hacerlo al margen de las ideas anticapitalistas que en él subyacen. Debemos sumar gente con él y los principios que a él nos llevaron. Hacer política al margen de él es, en definitiva, unirse al frente marginador de los movimientos sociales encabezado por el poder.

2. Fortaleciendo los lazos con los movimientos sociales y poniendo el eje en los sectores anticapitalistas; apoyando su fortalecimiento y crecimiento. Contribuyendo a que sean los propios movimientos sociales los que, con su oxigenación, se extiendan y abarquen mayores capas de la población. Esto mismo crearía mayores garantías de que el medio pudiera ser defendido frente al accionar del aparato represivo.

En este segundo punto, muchos dirían que el ciudadano "no activo" supuestamente quedaría fuera de la posibilidad de informarse y comunicarse con los espacios de disidencia, no sólo porque no sabe lo que es la "lucha de clases" ni la "guerra global permanente", sino porque esa información circularía únicamente en los circuitos militantes.

Pero lo fundamental aquí es que es tarea de todo el movimiento social rebelde romper el aislamiento. Todos las acciones políticas son, en sí mismas, "acciones de propaganda y comunicación". Son los movimientos sociales quienes deben ampliar su radio de comunicación y no el medio. Cuanto más amplios y fuertes sean los movimientos sociales, a más gente y con mayor capacidad de transformación llegará el medio.

Ir "más allá del círculo de activistas" con la intención de que "los ciudadanos de a pie" se unan a unas estructuras organizativas débiles e incapaces políticamente, es lo mismo que suicidarse como medio de comunicación alternativo.

En este sentido, el verdadero objetivo de los medios no debe ser el de "superar" el círculo de activistas, sino el de comunicarse con él, darle oxígeno, fortalecerlo y hacerlo partícipe del proceso comunicativo.

Se trata de construir el contexto apropiado necesario para la creación y supervivencia de un medio de masas. Así, deben ser los movimientos sociales los que crezcan, no específicamente el medio de comunicación, que no es más que una herramienta más de lucha política. Si pretendemos que sea el medio el que crezca, al margen del ritmo de los movimientos sociales, estamos convirtiendo al medio en un fin (y no en una herramienta).

El ejemplo de Euskal Herria

Sin pretender extrapolar la lucha de la izquierda vasca a todo el Estado español, tomemos de ella algunos elementos que nos sirvan para la reflexión.

Gara es el segundo periódico más leído de Bizkaia, Gipuzkoa, Araba y Nafarroa, sólo superado por las versiones "regionales" del grupo vocento en cada provincia. El número de lectores supera los 150.000; teniendo en cuenta que no el 100% de la izquierda abertzale compra y lee el Gara, se ve claramente que éste tiene una penetración en sectores diversos de la sociedad, todos ellos relacionados o cercanos a los movimientos sociales.

Podríamos decir que en Euskal Herria el llamado "circulo de activistas" ronda el 10% de la población, en la medida en que este sector participa de una u otra forma en la lucha por la defensa de sus derechos. Por tanto, también valdría en este caso asegurar que Gara es un medio "que no llega más allá del círculo de activistas", sí bien , de hecho, es un "medio de masas", en tanto que dicho círculo alcanza un radio de decenas de miles de ciudadanos.

Gara es un proyecto plural y el único diario de izquierdas en Euskal Herria, donde el movimiento social está enraizado de verdad. Esto lo demuestra el hecho de que cuando el estado español cerró el anterior periódico Egin, la clase trabajadora sacó 1000 millones de pesetas de sus bolsillos maltrechos para crear Gara, o cada vez que hay una agresión contra este medio hay fuertes movilizaciones y solidaridad desde amplios sectores sociales. Un ejemplo de esto fue la manifestación desarrollada el pasado 19 de julio en Donostia, en la cual decenas de miles de personas protestaron contra la amenaza de cierre que por parte del estado español pesaba sobre el diario.

Todo esto le hace entender al gobierno que cerrar un medio respaldado por un movimiento fuerte y amplio, tiene un costo político alto. Podrán marginarlo y criminalizarlo, pero no pueden “cercarlo comunicativamente”.

Una sabia lección que nos da el ejemplo de Euskal Herria es que un medio alternativo no sobrevivirá sin un movimiento social que lo respalde y defienda.

Horizontalidad, descentralización y participación

La mayoría de los medios de comunicación alternativos son colectivos de activistas cerrados a la participación directa de los sectores sociales en lucha. Es decir, son los administradores del medio los que "seleccionan" y "eligen" la información que se difunde. Las organizaciones crean muchas de las noticias con su trabajo cotidiano, sin embargo no tienen participación directa ni control efectivo sobre los medios, en principio a su servicio, que difunden esa información.

Los medios alternativos no sólo deben fomentar el debate y la comunicación en los círculos de acción política. Deben además fomentar que tomen parte de ese proceso, descentralizar el control del medio, proporcionándoles mecanismos efectivos de participación. Un buen inicio de esto fue la creación de la red Indymedia, donde por primera vez eran las organizaciones políticas las que publicaban la información que producían y no los administradores de cada medio. Nodo50 y La Haine son también ejemplos de medios virtuales que caminan en esa dirección.

Bien, esto no debería quedarse sólo en el ámbito de Internet. Se deberían crear fórmulas para que tanto en las radios y periódicos en papel también esto fuera una realidad.

Los medios alternativos, en tanto atacan el monopolio de la información y comunicación que ostenta el poder, representan un grave problema para éste. Así, el poder hará todo lo posible para anularlos, ya sea a través de la criminalización o directamente cerrándolos (como ha sido el caso de varios medios vascos, entre otros).

La participación social directa fortalece al medio, ya que un ataque contra un medio alternativo supondría un ataque contra una de las estructuras del movimiento. Y no es sin un movimiento que lo defienda, que el medio podrá sobrevivir.

Síntesis

Para terminar esta primera aportación, planteo las siguientes síntesis:

¿Por qué si en las últimas movilizaciones estatales (Huelga General, estudiantiles, contra la guerra...) han participado miles de personas, ahora desde los colectivos de información alternativa no logramos comunicarnos con ellas?

No son los colectivos de información alternativa, sino los movimientos sociales en su conjunto, los que en la mayoría de los casos no han logrado comunicarse con los miles de ciudadanos que están fortaleciendo su conciencia antisistema.

¿Cómo lograr el objetivo de trasladar nuestros mensajes más allá del círculo de activistas? ¿Rompemos realmente el cerco comunicativo con nuestros proyectos actuales?

No son los medios de comunicación sino los movimientos sociales en su conjunto los que pueden romper el cerco comunicativo.

¿En qué medida es importante poner en marcha un medio de masas desde los movimientos sociales?

Es fundamental, pero hoy por hoy es imposible. No podemos construir una herramienta aislada en el desierto de la barbarie, más bien debe estar insertada en un contexto de lucha adecuado. Para poner en marcha un medio de masas, los movimientos sociales también deben ser “de masas”. Preguntémonos eso mejor: ¿de qué forma podemos, desde los medios de comunicación, contribuir a la construcción de un movimiento plural, combativo y de masas?


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Comunicación alternativa: el complot de los auxiliares

x Sebastian Hacher ((i)) - La Haine

"Uniéndome al tropel,
recorrí toda la longitud de la máquina; y llegado a su extremo vi cómo la cinta se deslizaba entre los tambores de las matrices
y salía impresa, gritona de títulos a ocho columnas e hiriente de grabados, para ser doblada y cortada en los infinitos ejemplares de un periódico infernal; por último vi que cada uno de los ejemplares, al salir de la rotativa, recobraba su forma humana y corría de nuevo a los escalerines, al aplastamiento yla impresión". (Leopoldo Marechal en "Adan Buenosayres", durante una visita al infierno de los periodistas)

Es difícil parar un poco para meterse en un debate tan importante y que parece va a ser largo y complejo. Y es difícil, digo, porque en Argentina estamos en medio de una de las discusiones mediáticas mas pesadas de los últimos años. El gobierno y los diferentes sectores de las clases dominantes de la Argentina se pusieron a discutir una "solución" para el "problema" de los movimientos sociales, y cada uno de los diarios mas importantes del país se ha alineado y convertido en vocero de un sector diferente; desde los que piden sangre (Infobae, La Nación) hasta los más oficialistas como Página 12 (que vendría a jugar el papel de "policía bueno")los medios están haciendo más política que nunca.

Así que voy a intentar responder las preguntas, no desde un cuestionario sino desde una reflexión un tanto mas general. Se que quizás quede un poco larga esta nota; si es así, pido que se me compute como las dos aportaciones mínimas que me comprometí
a hacer.

Lo que se discute y se busca sin disimular en Argentina es disciplinar a los movimientos sociales, especialmente a los movimientos piqueteros. Al mismo tiempo -y casi sin decirlo en los medios- el gobierno está actuando y presionando silenciosamente sobre las fábricas recuperadas, intentando también desactivar ese sector.

Uno de los momentos más tensos de esta pelea mediática se dio la semana pasada, durante la represión a los desocupados en Neuquén. Los medios se apuraron a titular "violencia piquetera", "duros enfrentamientos", intentando cargar las culpas del lado de los desocupados, que tenían 16 heridos por balas de plomo, varios de ellos de gravedad. Pero de todos ellos, el mas sutil fue Página 12. De orientación tradicionalmente centroizquierdista, este diario siempre ha estado, por principio, en contra de la represión.

Actualmente, convertido en un vocero del gobierno -con quién tiene lazos más que orgánicos- desde el punto de vista económico y editorial- fue una sorpresa como actuó: mientras todos los diarios sacaban el tema en la tapa, Página 12 comenzó por minimizar la noticia y naturalizar que se reprima con balas de plomo. Resultaba extraño, porque varios de los periodistas del diario tienen, de una u otra forma, lazos con los movimientos sociales.

Recién un día después comenzó a recoger las denuncias de los desocupados y mostrar como había sido la realmente la represión, todo esto sin dejar de defender a su gobierno. El motivo de actuar así pasó desapercibido para la mayoría de los lectores; el día de la represión los periodistas del diario estaban de huelga contra el trabajo en negro, y el diario había sido escrito por los jefes de sección. Y, aunque nadie lo dijo, se rumoreaba también que uno de los motivos del paro era el descontento de los trabajadores con la línea editorial obsecuente que viene teniendo el diario; en los últimos meses de volvió, para mucho de su público tradicional, un tanto ilegible.

Es contra esa maquinita -que traga a los hombres y las cosas- contra la que peleamos.

-Nosotros, los auxiliares
Creo que esta situación nos obliga a redefinir y acentuar algunos conceptos, con la urgencia de que es necesario seguir actuando. En primer lugar creo que tenemos que partir de que los medios alternativos solo existen y se desarrollan cuando son necesarios socialmente. En Argentina por ejemplo, antes del 20 de Diciembre del 2001 Indymedia era tan sólo una idea de tantas, y fue tomada en sus manos por miles de personas cuando salieron a la calle y vieron que los medios no reflejaban su propia realidad. Antes de esa fecha -como se dice en marketing- "no se podía ir de aquí hasta allá"; a muy poca gente le interesaba el rollo de la alternatividad y los sectores que interactuaban en indymedia argentina eran minoritarios.

La suerte de los medios de comunicación alternativos, si estos no son una burocracia, está íntimamente ligada a la de la lucha de clases en general; nacer, morir y resucitar con nuestro pueblo, hacer latir nuestro corazón al ritmo de la realidad de los movimientos es la primer tarea.

Y hay que hacerlo sabiendo el lugar que ocupamos. Rodolfo Walsh, uno de los mejores escritores modernos de nuestro país, y fundador de toda una escuela de periodismo militante, decía que "Nuestro rango en las filas del pueblo es el de las mujeres embarazadas, o los viejos. Simples auxiliares, acompañantes. Eso estaría bien, de todos modos, si fuéramos modestos". En ese sentido, coincido parcialmente con eso de que "es tarea de los movimientos sociales y no de los medios romper el aislamiento", porque no se puede pensar nuestra actividad por fuera de los movimientos. En una polémica en Indymedia,
hemos adoptado una frase intenta resumir esta concepción: nosotros no somos nosotros. Queremos ser ese otro que no tiene voz en los grandes medios de comunicación; los movimientos sociales.

Ahora bien, esto no nos exime de ninguna responsabilidad; hasta el último de los auxiliares tiene tareas que cumplir , y las nuestras pasan, principalmente, por la definición ideológica que, como periodistas de medios alternativos (o como sea que llamemos a lo que hacemos) tenemos que definir.

-Nuestra tarea; el complot
El concepto de complot fue esgrimido por primera vez en indymedia argentina por el compañero Torniyo, como forma de dar cuenta de una tarea que incluye varias dimensiones y métodos. Según entiendo yo, esta idea tiene varios niveles, que podemos resumir esquemáticamente en tres fundamentales:

a) La emergencia permanente: La primer tarea y mas primitiva de los medios alternativos es la de "dar testimonio en los momentos difíciles". Cuando la información necesita venir desde lo mas hondo, cuando hay que hablar sin pelos en la lengua, cuando lo que corren son balas, furia o amor de masas, es cuando los medios de comunicación masivos se vuelven impotentes para hacerlo, y cuando los medios alternativos tenemos que demostrar todo nuestro potencial. ¿La estrategia para hacerlo?. No llegamos a la noticias, sino que estamos ahí desde antes; el periodismo alternativo para servir de algo tiene que ser de base, que intente echar raíces en los movimientos, escapando a la lógica comercial de la noticia entendida como una estrella fugaz. La noticia, para nosotros, es el proceso, y allí es donde "pescamos" los acontecimientos.

b) Facilitación de herramientas: La segunda tarea del complot es la socialización de la producción, un trabajo en cierto sentido "docente" para ayudar a que los movimientos se apropien de las herramientas de trabajo y busquen sus propias formas de comunicarse. El sistema Web de publicación abierta es un gran punto, y el trabajo con el ejemplo también, pero no son la panacea; hace falta gente que se dedique a enseñar, a dar talleres, a liberar energías creadoras en los demás. Si bien la primer tarea, ligada a la emergencia, es la que da vida a los medios alternativos, socializar la posibilidad de la comunicación es la más estratégica porque nos hace reemplazables; si queremos ser el otro debemos condenarnos a desaparecer.

c) Conspiración y vandalismo: Este es quizá el punto mas delicado, porque hace a la relación entre los movimientos y los medios corporativos de comunicación. Creo -y es una opinión muy personal- que en general la relación medios-movimientos a veces es hasta bastante perversa; todos los odiamos, pero la mayoría de nosotros los usamos, para informarnos y para que muestren lo que hacemos. Algunas experiencias indican que los medios alternativos también tienen que jugar un rol en este rollo. En primer lugar, desnudando, estudiando y mostrando los verdaderos mecanismos de los medios; nunca alcanza con decir "son todos una mierda", sino que hace falta saber que tipo de mierda son, que se les puede colar, como, con quién hablar, como hablar, que decir, que no decir nunca. Es toda una tarea que requiere gimnasia, paciencia y, la mayoría de las veces, algo para soportar el olor.

En segundo lugar, hacer trabajo político al interior de los medios, tejer alianzas con los trabajadores de prensa, apoyarlos en sus luchas y comprometerlos es algo que puede dar buen resultado y sorprender a muchos; hasta en el canal mas facho hay trabajadores descontentos con lo que están haciendo, y están dispuestos -en determinados momentos- a ayudar. En la Argentina hay medios alternativos que apuntan gran parte de su trabajo hacía esos objetivos, y no les va tan mal.

-Medios alternativos y medios de masas: trabajo de base (y vandalismo)
Decíamos antes que por diversos motivos hay veces en que la gente sencillamente no tiene interés en leer cosas alternativas, así que por mas esfuerzos que hagamos si no está dada esa condición fundamental, no hay con quién interactuar y es imposible hablar de comunicación alternativa o contrainformación masiva.

Pero actualmente, en nuestros países de Latinoamérica, las viejas "democracias" se han visto sacudidas por el descontento; rebeliones varias han erosionado notablemente el poder de los medios, que quedan desnudos frente a las grandes crisis. Y mucha gente se ha volcado a leer medios alternativos; los que han surgido al calor de las luchas y otros que cobraron
nuevos contenidos.

Claro que la realidad tiene flujos y reflujos, y los medios sociales vamos y venimos al ritmo de esa marea, pero tenemos la oportunidad de actuar cada vez desde una base mas amplia y esperar las próximas crisis mejor preparados. Hay que aprovechar
todo resquicio para ir generando una cultura de medios alternativos, e ir erosionando la base de los monopolios de prensa. Ninguna batalla se gana en dos días, y menos la batalla de la comunicación.

El problema de la masividad no hace falta tomarlo exclusivamente desde el proyecto de montar "un" medio; el trabajo en red da grandes posibilidades, y en el desorden de varios emisores y receptores que reproducen los mensajes puede hacer grandes cosas. Internet por ejemplo, no llega a todo el mundo pero si a todos los lugares; una o dos personas que utilicen la web en una zona alejada puede ser una usina de producción, recepción y distribución local de material. Un audio que se registra en el campo en Bolivia, se edita en un locutorio en el norte de Argentina y se escucha en una radio en España tiene un potencial enorme.

Otro de los principales problemas para la alcanzar la masividad, si la situación lo permite, es romper lo que nosotros llamamos el "corralito de los medios alternativos"; una triste tendencia a actuar como medio comerciales en chiquito, compitiendo, ignorando o cuidándonos de los otros que hacen algo parecido a nosotros.

Y, por último, hay muchos compañeros que tienen la ilusión de que el nuestro es un camino ascendente en el que vamos a marginar por crecimiento evolutivo a los medios masivos de comunicación. Del otro extremo, hay quienes sostienen que de lo que se trata es de expropiar a los medios de comunicación, e incluso los mas "ortodoxos" de ellos desconfían mucho de los proyectos de comunicación alternativa. El problema se resuelve siempre en una estrategia política mas general y la mayoría de las veces se hace de manera esquemática, sin tener en cuenta las particularidades de la comunicación.

Partiendo nuevamente del concepto de complot, creo que para alcanzar la masividad hay que pensar en una combinación explosiva que integra a ambas concepciones; el trabajo de base con nuestros medios, sin descartar las acciones sobre los medios del sistema, que pueden ir desde la denuncia, el boicot activo, la expropiación por parte de sus trabajadores (hay algunos casos
actuales), la toma, saqueo, etc.

Y si el problema de los medios se resuelve en la lucha de clases mas general, nuestra tarea es preparar el terreno para esa resolución; perder el norte nos vuelve folklóricos e inofensivos.

Para terminar, un concepto algo mas liviano: es verdad que muchas veces el lenguaje y estilo de los medios alternativos deja mucho que desear. Hay veces que intentamos copiar los usos y costumbres de los medios masivos, que son bastante cuadrados y en nuestras manos se vuelven peores, y otras minimizamos tanto el problema de las formas que nos volvemos ilegibles. Yo creo que para crear un mundo nuevo, para hacer nuevos contenidos, hay que pensar formas nuevas; el periodismo alternativo para aportar a la vida tiene que ser una aventura de creación.

sebastian ARROBA riseup.net


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Los medios no pueden sustituir a la organización política

x George Kape - La Haine

Una estrategia mediática de masas revolucionaria

En primer lugar, quisiera clarificar cuál es mi punto de partida en el plano ideológico. Yo soy marxista, antiracista y feminista. No creo que se pueda comprender la sociedad actual sin pasarla por el filtro crítico de esas tres dimensiones de la opresión. Considero que el capitalismo es un modo de producción inherentemente polarizante que lleva en su seno el sello del imperialismo, del racismo y del patriarcado.

No podemos hablar de una política de comunicación de masas sin referirnos al contenido de la lucha revolucionaria por lograr una sociedad sin clases, sin patriarcado y sin racismo. Forma y contenido se condicionan mutuamente, la una se expresa en el otro y viceversa.

El problema de la comunicación de masas siempre se ha planteado como una cuestión crucial para todo movimiento que pretenda una transformación revolucionaria de la sociedad. Tanto la decisión de construir importantes medios propios de comunicación, como la de ignorarlos totalmente y dejar “que los hechos revolucionarios hablen por sí mismos� se enmarcan en algún determinado análisis de cómo se llega a la conciencia de las masas (Los mismos “hechos revolucionarios� son también actos de comunicación). Porque en el fondo se trata de eso, de que la conciencia revolucionaria devenga conciencia de masas. Si no se llega a eso no tiene sentido el plantear la revolución social, y menos con un contenido socialista.

Dicho esto, creo que es necesario advertir de que el papel de los medios de comunicación no se puede exagerar ni unilateralizar. La experiencia de los últimos años en levantamientos populares contra el neoliberalismo en distintas partes del mundo demuestra la necesidad de contar con fuerzas políticas capaces de potenciar esos movimientos, ayudando a formular alternativas claras de poder al simple recambio de unas élites políticas por otras en la simple “administración de la crisis.�

Esto no es válido sólo para el Tercer Mundo. En el caso de Europa tenemos, por ejemplo, las elecciones en Francia en las que toda la izquierda se unió con la socialdemocracia neoliberal para impedir el ascenso de Le Pen al poder. Es hora de que la izquierda rompa con ese modelo administrador de crisis sociales en las que se termina apoyando al fascismo democrático en aras de “salvar a la sociedad� de los partidos del fascismo a pequeña escala. Es necesario poder plantear alternativas propias de poder.

El papel de los medios de comunicación como estructuras productoras y reproductoras del “consenso� neoliberal del gran capital y los estados imperialistas es enorme, pero no debe ser exagerado. No sólo los medios alternativos de comunicación como la Internet, amenazan la credibilidad de la visión del mundo que los dueños de los medios de comunicación de masas quieren imponer.

· En primer lugar, la ideología liberal, de la que el fascismo democrático no se puede desprender totalmente sin amenazar seriamente su legitimidad, ofrece numerosos espacios legales y de otro tipo, no siempre explorados con profundidad suficiente por los movimientos sociales y por los activistas de la información.

· En segundo lugar, la necesidad de producir mercancías vendibles, de aumentar y/o mantener porcentajes de audiencia, abre ciertos espacios para la producción de discursos que evidencien las contradicciones del consenso imperante.

· En tercer lugar, el reclutamiento de nuevos periodistas parece estar evidenciando nuevas tendencias a partir de todo el esfuerzo de años de un movimiento de crítica de los medios y de desarrollo de experiencias de comunicación alternativa a través de los movimientos sociales. La afluencia a las escuelas de periodismo de activistas con experiencia en estos movimientos, probablemente influya en la composición del cuerpo periodístico de los años venideros.

· En cuarto lugar, es necesario desarrollar el papel de los “supramedios� de la izquierda radical. Los supramedios son importantes fuentes de materia informativa para las redacciones. El trabajo de muchos periodistas consiste en la lectura de estudios, informes y encuestas académicas que puedan transformar en noticias. En los años setenta, una serie de institutos de investigación, think-tanks, etcétera, alimentaban a la prensa con análisis y estudios que reflejaban por ejemplo, la perspectiva de los movimientos de liberación nacional, la temática feminista, el racismo, etc. A partir de la ofensiva global lanzada por el capital, las patronales de los países imperiales se han adueñado del “privilegio de la formulación de problemas� a través de la formación de institutos de opinión que alimentan con “informaciones� y “análisis� a las redacciones de los periódicos y emisoras de radio y televisión. Para esto ha invertido ingentes cantidades de dinero.

Los mecanismos económicos, políticos e ideológicos de censura que controlan a los medios de comunicación masiva son enormes, pero la parte fundamental de su poder radica en la capacidad de autocensura y en la falta de coraje de la gran mayoría de los periodistas. Esos factores pueden ser influídos si más activistas radicales de la información ingresan a las escuelas de periodismo, y si se logran avances sindicales y políticos dentro del mismo cuerpo de periodistas. Esto sería posible en la medida en que la imagen de carrera de lujo del periodismo se vea cada vez más deteriorada a causa de los despidos y el empeoramiento de las condiciones laborales de la mayoría de los periodistas.

Todo medio que ayude a descriminalizar a los movimientos sociales es positivo. Es de cardinal importancia elevar el nivel del debate por encima de las acusaciones de cierta “izquierda� oportunista hacia estos movimientos en el sentido de que es a causa de su “violencia� que se reprime a la población y a las manifestaciones populares. Es de cardinal importancia el desenmascarar el discurso criminalizador investigando las condiciones reales en las que tiene lugar la represión policial.

Esto no está separado del esfuerzo por hacer visible el racismo imperante en nuestras sociedades, la explotación a la que son sometidos los trabajadores y la opresión de género de la que son objeto las mujeres, la explotación criminal de los países del tercer mundo. En fin, esto no puede estar separado de una crítica integral al sistema.

Para este fin no hay un sólo frente de lucha mediática, sino varios:

· La defensa y fortalecimiento del movimiento de comunicación alternativa actualmente existente, tanto en lo referente al activismo político como en lo que respecta a áreas como la defensa del software libre, la lucha contra los derechos de propiedad intelectual, de la producción cultural alternativa, etcétera. Este movimiento es en sí un productor fundamental de conocimiento, un socializador de experiencias y una herramienta organizativa indispensable. Es indispensable luchar por la libertad irrestricta de los movimientos sociales.

· La ampliación de la crítica de los medios de comunicación desde la perspectiva de los consumidores de la misma: Los mismos argumentos que valen para los productos transgénicos valen también para los consumidores de la información. El combate a todos los intentos de privatización de los servicios informativos públicos, la demanda de espacios a lo interno de estos servicios y la lucha por conseguir espacios a nivel de radios de cercanía y otros medios locales. La conquista de estos espacios debe ser vista como un derecho popular y democrático.

· El desarrollo de medios masivos de comunicación con una perspectiva crítica al sistema imperante en los que se promueva una línea informativa más seria y crítica. En este sentido, es importante tomar en cuenta la pluralidad de las expresiones pero enmarcando el debate dentro de una perspectiva del movimiento antiglobalización y antineoliberal y no como un acomodamiento oportunista al espacio concedido por los medios establecidos y “respetables� del sistema. También es importante partir de formas de propiedad que contrarresten las tendencias a la corporativización y el acaparamiento del poder en manos de algunos pocos magnates informativos progresistas.

· La utilización de los espacios disponibles en los medios de comunicación masiva tales como las columnas de opinión o los programas radiales y televisivos en los que los espectadores expresan sus opiniones. Los grupos neofascistas hacen un uso muy efectivo de este medio para a su vez legitimar políticas cada vez más racistas, criminalizantes y represivas entre los partidos del sistema. La izquierda podría hacer lo mismo para sus propios fines; de hecho lo hace, pero por lo general no de una manera sistemática y permanente, sino más bien en el marco de campañas contra la guerra, etcétera.

· La promoción de la incorporación de activistas extranjeros y mujeres al estudio del periodismo y los medios de comunicación. Promover el debate público en torno a la segregación de clase, género y étnica en las redacciones de los medios, demandar y exigir un mejoramiento de las condiciones que permitan al menos una representación un poco más justa a nivel de estos medios.

· Luchar por conseguir espacios académicos más críticos en las universidades y ampliar los ya existentes, en los que se visibilicen las relaciones de poder en la sociedad en el marco de un intento de desarrollar “supramedios� que incidan sobre la opinión pública. Esto a su vez logrará al menos contrarrestar un poco el poder de las patronales en la producción del discurso social.

En suma, el planteamiento de la construcción de un medio masivo de información debe ir inserto dentro de una estrategia mediática de masas mucho más amplia que va desde el envío de artículos de opinión a los periódicos hasta la incidencia en lo medios académicos e intelectuales. Los medios alternativos, aquellos propios de los movimientos sociales, continuarán jugando un rol central como productores de ideas, socializadores de experiencias y también como herramientas prácticas de organización.

Una estrategia mediática de masas revolucionaria deberá luchar por forzar todos los límites impuestos que definen el discurso social permitido. Deberá aprovechar todas las grietas del sistema hasta hacerlo estallar. Deberá ser obra de todos los activistas por todos los medios reclamando su derecho y el de los demás explotados al espacio mediático.

El frente de la comunicación de masas no puede sustituir a la organización política ni constituye en sí mismo una vía para lograr el derrocamiento del sistema capitalista, sino una estrategia inserta dentro de un marco más amplio. El derrocamiento del sistema capitalista será obra de sindicatos combativos, de movimientos sociales, de partidos y organizaciones revolucionarias, de la organización y el combate. La lucha en el frente de la comunicación de masas sólo tiene sentido desde la perspectiva de la formación de un instrumento político que permita la transformación revolucionaria de la sociedad.


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¿Cómo dar un salto adelante?

x Oscar Gràcia - La Haine

Antecedentes

El método más efectivo de dominación y sumisión de la población en un sistema 'democrático' es la manipulación y control social que desarrollan los medios de comunicación de masas.

A diferencia de dictaduras oficiales, la represión y el miedo juegan un papel secundario pues la mayoría tiene perfectamente asumidos e interiorizados los valores capitalistas de 'progreso social, individualismo, competitividad y falsa sensación de libertad', con lo que no se producen movimientos de resistencia con capacidad y fuerza como para inquietar a la clase dirigente; se anulan las luchas. La propaganda oficial se encarga de que todo esto sea posible. Por lo que llegamos a una situación en la que la mayoría acepta un sistema que beneficia a una minoría, aunque esto perjudique a esa misma mayoría.

La represión es entonces utilizada como un bisturí de cirujano que, aplicada concretamente a aquellos pequeños grupos disidentes, es suficiente para mantener el círculo del control social. La Propaganda difunde el mal ejemplo del 'terrorismo' y la 'violencia' de los cuales nos defiende el estado mediante el 'orden' y la 'justicia'.

Cuadros y organizaciones mediocres sindicales forman la barrera de contención de presuntos levantamientos organizados de los trabajadores; la posibilidad democrática de cambio se reduce a la capacidad de elección del periódico o canal que nos repetirá los mismos mensajes adecuados al perfil del cliente 'de derechas' o' de izquierdas'. Todos partes complementarias del capitalismo.

Sin duda, el ataque al corazón del sistema es el ataque al instrumento de conversión de individuos en autómatas. Es el ataque a los medios y formas de la Propaganda.

Gracias a la capacidad de extensión de Internet, y lo barato de poder hacerlo, surgen diferentes medios de contrainformación que se encargan de la difusión de noticias que no son noticia, opiniones y mensajes rupturistas o destape de las mentiras e hipocresías del sistema que, parece, sorprendió en su momento a los timoneles del barco que contaban únicamente hasta entonces con las premisas:

Para organizar un medio de masas se necesita mucho dinero----> el capital está en manos de la clase dirigente---> no habrá nunca un medio de masas verdadero de izquierdas.

Distintas manifestaciones masivas anticapitalistas (antiglobalización) , pusieron sobre la mesa que el desmonte de la Propaganda tenía su repercusión efectiva, aunque limitada, en la calle.

¿Por qué no son reprimidos los proyectos contrainformativos?

A pesar de casos aislados, y seguramente por otros motivos, (Centro de medios independientes de Génova, Evian...) la contrainformación no es reprimida sistemáticamente. ¿Cómo es eso posible si es realmente un peligro para el montaje capitalista?
Es posible que sea por no ser de momento ningún peligro para nadie.

La capacidad de penetración en la población es muy limitada, ya que después de un tiempo es fácil ver que el principal lector de estas informaciones es joven o muy joven, con acceso a internet y quizás retroalimentado.

Es decir, los pequeños círculos marginales resistentes y megaconvencidos quizás han aumentado un poco pero también se han estancado en su crecimiento a pesar de los ajustes neoliberales y las leyes fascistas del actual gobierno.
La mayoría disconforme apuesta por la solución capitalista de la alternancia en el 'poder'.

Por otra parte, la democracia no puede permitirse un monstruo represor que de bandazo en bandazo fulmine a cualquier movimiento antisistema, eso haría la obra teatral peligrosamente inconsistente y poco creíble, así pues se tolera la disidencia hasta 'cierto punto'.

¿Dónde está la línea a no cruzar?

Las premisas del control de medios de masas por parte de la clase con capital, se han roto unas cuantas ocasiones en una pequeña zona del estado: Euskal Herria.

Allí, sin moderar los mensajes de izquierdas y abertzales, diversos medios de comunicación son seguidos por amplios sectores de la población, entrando directamente en conflicto con las estrategias patronales y españolistas, últimamente escondidas bajo el eufemismo de constitucionalistas.
Se ha prohibido Egin, Egin Irratia, Egunkaria y próximamente Gara.

El motivo oficial es evidentemente relaciones inventadas bajo los efectos del LSD con ETA. Pero el motivo real es la no aceptación por parte de la clase dominante y, por tanto, de los propietarios de los medios de comunicación, de la transmisión de mensajes rupturistas (nacionales o de clase) a sectores amplios de la población. La posibilidad de que las noticias lleguen al pueblo desde otro punto de vista que no sea el que el poder quiere es muy peligroso, ya que la gente puede tener la tentación de pensar por sí misma y no lo que el capital desee. Ello crea bolsas de resistencia inmunes, hasta cierto punto, al aparato de engaño oficial y son el primer paso para crear condiciones favorables a acciones de cambio social.
Intolerable.

¿Cuál debe ser la línea de un proyecto contrainformativo de masas?

Parece que las acciones policiales a centros de contrainformación en internet se limitan hasta el momento en el control de sus actividades, registro de posibles delitos para armarse de razones en el futuro e investigación de los miembros de cada proyecto para descabezarlo cuando se reciba la orden.
Esa orden no llegará probablemente hasta que se cruce la línea del punto anterior.

Por otra parte, si no se cruza esa línea no tiene excesivo sentido trabajar en proyectos contrainformativos pues éstos deben tener el objetivo último de alcanzar un cambio social efectivo, no únicamente la denuncia de tal o cual hecho pues eso lo sumergiría en los confortables abismos del reformismo de un sistema que no se quiere eliminar.

En este sentido, y por la parte que nos toca, ese medio debería trabajar en el camino hacia la mayor penetración posible en las masas del mensaje anticapitalista, libertario y solidario.

No hace falta preocuparse en principio de nada más, el descorche de mentes liberadas hace inaguantable las condiciones y reglas de obediencia al poderoso que soportamos sin darnos cuenta, el cambio vendría protagonizado por algún tipo de movimiento de resistencia fortalecido y rupturista.

¿Cómo pasar a ser un medio de masas?

Si se lleva un tiempo siguiendo la contrainformación en el formato tradicional (boletines, panfletos,carteles,periódicos, libros) o internet (web, correos, indymedias) tarde o temprano se da cuenta uno del 'techo' con el que se trabaja. Se crean estructuras contrainformativas y de contenidos políticos que funcionan bastante bien informando y formando a personas comprometidas en la medida que sea y descontentas con los engaños y funcionamiento del sistema.

Esos grupos forman el 'techo' de difusión. El grueso de la población soporta el descerebramiento de los medios masivos del Poder, la Propaganda comercial o el desguace ideológico del sindicalismo mayoritario y los partidos demócrata-burgueses. Es aquí donde más daño se puede hacer y más dudas sembrar primero e interés después.

Ya han existido Proyectos que entraron en pensamientos parecidos como el Periódico Molotov:
De una discusión y debate interno salió la necesidad del 'salto adelante' y un plan de lanzamiento y financiación relativamente 'barato'.

2 años después, del total de 3000 suscriptores previstos, sólo se consiguieron 454. El voluntarismo hace que el trabajo sea discontinuo por diversos factores.El proyecto económicamente se hace inviable (aquí no sobra el capital) teniendo que recurrir a vías de financiación externas a la autogestión del proyecto como conciertos o donaciones. Este hecho deja claro que el proyecto no era sostenible por sí solo.

Aprendiendo de la experiencia y dificultades de este intento de Molotov (aún sin conocer detalles exactos de su próximo lanzamiento), se pueden sacar conclusiones e ideas para sortearlas.

Creación con el fin de la autodestrucción

Estas ideas intentan seguir un camino , para conseguir primero la creación y posteriormente la ilegalización de un medio de contrainformación anticapitalista de masas. Se debería buscar la ilegalización por unos cuantos motivos:

-Sería la garantía de éxito del proyecto. Después de un período de expansión, la difusión del mensaje sería tan molesta para el sistema capitalista que no sería tolerada por el engaño burgués de la libertad de expresión demócrata.

Medios con gran capacidad de difusión y contenidos rupturistas están condenados a acabar así: Egin, Ardi Beltza, Euskaldunon Egunkaria...Si no eres ilegalizado o eres muy pequeño o política e izquierdosamente 'correcto'.

-Efecto 'chispa'. A diferencia de Euskal Herria, el apoyo popular en el estado no es lo suficientemente grande o ,seguramente, organizado como para apoyar inmediatamente proyectos equivalentes que toman el relevo de los censurados.

La indignación por el cierre y un amplio grupo afectado crearía ese apoyo que hace posible decenas de miles de 'accionistas' o 'suscriptores' que apoyan las nuevas ideas cuando nacen. Se garantiza la difusión del mensaje y dificulta la representación manipuladora ocultadora del autoritarismo sin límite del sistema.

¿Cómo ponerlo en marcha? La difusión

Tomando como inicio la experiencia acumulada de otros proyectos (Molotov parece tener un equipo lo bastante consolidado para poder liderarlo) se debería garantizar una autofinanciación que no puede provener únicamente de las suscripciones sino también del salto a la venta desde kioskos de prensa 'normal' u otras iniciativas responsabilidad del grupo que tira del carro.

El conocimiento del proyecto así como el apoyo e implicación de la mayor parte de movimientos sociales y grupos políticos posible será imprescindible tanto como su difusión y propaganda a través de los circuitos donde el activismo 'se mueve' (bares, ateneos, CSOs, conciertos, sindicatos obreros...)
Se debería iniciar difusión permanente en todas la webs en zonas principales de ese medio, en boletines y otros medios de difusión del grupo 'militante' para lanzar un mensaje claro hacia ese medio:' 'Éste' es tu periódico alternativo'.

Intentando no molestar a nadie ni eliminar diferencias, pero parece la única forma de plantar cara a la desinformación a gran escala, concentrar los lectores en un único (o reducido grupo) medio de difusión 'normal' pero anticapitalista y rupturista.

El éxito

De tener éxito, se puede entrar en una dinámica de 'trabajo diario' , rutina o trabajo dentro de los márgenes permitidos para evitar que el estado acabe con tanta ilusión y resultados hechos con tanto trabajo.

Se ha de evitar estos pensamientos, el trabajo realizado no significa nada , se ha de ser molestos hasta más allá de lo que permita el sistema (sin caer en provocaciones inútiles) pero forzando siempre la situación , una vez alcanzada cierto seguimiento importante, hasta que la línea radical del medio haga necesario el democrático cierre de éste.

En el camino, un gran estropicio para la balsa de aceite de la clase trabajadora y la aparición de grandes bases de apoyo , concienciadas y desprendidas de ingenuidad política.

Ilegalización del medio

La mejor noticia. Demasiado grandes como para que se permita el mensaje. La desaparición de un gran medio de izquierdas con fuerte apoyo y seguimiento hasta ahora (Euskal Herria) ha provocado la aparición de un nuevo medio con facilidad al existir estructura, militancia masiva y apoyo inmediato.
La mancha seguiría extendiéndose.
Mira també:
http://www.lahaine.org/b2/articulo.php?p=1805&more=1&c=1
Sindicato Sindicat