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Notícies :: laboral |
Mendicidad y explotación
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per Falstaff |
28 nov 2003
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De qué manera más vergonzosa se cuenta cada día la aventura humana...
No hace falta prestar atención al relato, enfoque e intenciones de asuntos trágicos como la invasión de Afganistán, estratégica, y la de Irak para robar petróleo. |
En nuestra crónica municipal de las páginas autonómicas se nos presenta el caso de "Una joven de 19 años mendigaba con su hijo recién nacido" como el de una mendiga explotando a un bebé... ¡Qué barbaridad!. Pero ¡qué barbaridad presentar como efecto de barbaridad social, lo que está en la causa, en la raÃz!...
Esa joven -tantas otras jovenes desprotegidas, solas y/o engañadas-, quizá primero tiene un dilema, luego tropieza con leyes punitivas constrictoras del aborto y sanitarios muy "escrupulosos" que se niegan dignamente a infringirlas para ayudarla... Por fin, bien por convicción natural, bien por no poder evitarlo, alumbra a un hijo, y nuestra sociedad, esta sociedad tan remilgada contra la mendicidad, contra los millones que "no quieren trabajar", contra lo marginal y lo feo, implacable con el débil, con el anciano y con el pobre a los que pide, sin pedir, con instintos bajos, que se ignoren u oculten, sentencia a través de un periódico de prestigio que esa joven mendigaba explotando a su hijo recién nacido. ¿Quién explota a quién? ¿No es la sociedad, los incontables intereses de una porción de la sociedad lo que explota a una porción de sus componentes?
Ya sé que el titular no lo expresa exactamente asÃ. Es peor: no se arriesga a la impostura pero la insinúa directamente en el subtÃtulo, al añadir que "La policÃa municipal detiene a seis adultos por explotar a menores". Y digo que no se arriesga, porque el redactor sabe que el lector medio se queda con la pulpa y no pasa a la letra pequeña. De ahà que luego pase lo que pasa...
Y es que la conciencia colectiva, y no sólo la del lector medio, poco a poco sólo acaba preocupada por la estética en la calle. Y que ciudadanos tan ilustres y sapientÃsimos como el televisivo abogado Nart, por ejemplo, no pierdan ocasión de clamar al cielo en las tertulias a las que acude bien retribuÃdo, para anatematizar de paso la explotación de menores en la mendicidad. Y que haga protesta teatral de un aspecto más del asunto, en lugar de aprovechar la ocasión para proclamar que se asquea de una sociedad y de unos gobernantes a quienes está comprobado les importa un bledo cada drama humano o familiar más allá del morbo y la espectacularidad asociada al caso. Lo malo, lo terrible es que ese virus de la atrofia de la sensibilidad, del mirar a otra parte en todo cuanto nos molesta aunque la injusticia social sea flagrante e impropia de un milenio que prometÃa tanto el anterior, va contaminando rápidamente a todo el que se ha hecho ya simplemente con el “dichosoâ€? coche.
Por cierto ¿alguien de El PaÃs podrÃa decirnos por qué las sentencias en contra de los intereses de un trabajador se insertan en la Sección EconomÃa a la que sólo los potentados y los accionistas que leen el periódico llegan, en lugar de insertarla en la sección Sociedad? ¿Hay algo más social (o antisocial), más propio de la Seccióno “Sociedadâ€? que una sentencia relacionada con el mundo del trabajador por cuenta ajena y el del trabajo, máxime cuando la sentencia le niega el pan y la sal al trabajador? |