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Notícies :: corrupció i poder |
Testimonio torturas Ramon Lopez Cid, detenido por la policia nacional española (8/10/03) en Altsasu
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per Torturaren Kontrako Taldea de Santurtzi Correu-e: santurtzi-tkt ARROBA euskalerria.org (no verificat!) |
25 nov 2003
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Testimonio de las torturas sufridas por este vecino de Altsasu (Nafarroa), detenido dentro de una de las denominadas operaciones preventivas ordenada por el juez Garzon. |
RAMON LOPEZ CID
8 de octubre, 3 de la mañana, pom pom pom ¡Abran la puerta, policÃa! ¡Abran la puerta, encierra al perro, abra la puerta o la echamos abajo! Pom pom pom, ring ring, pom pom pom, ¡Abran ya!
Abre la puerta mi mujer y como una manada la empujan hasta el WC pistola en mano. Acto seguido me ven y siempre apuntando con las pistolas ¡¡al suelo, túmbate en el suelo!! (sólo me habÃa dado tiempo a ponerme el pantalón) ¡¡las manos en la nuca!!, en un plis plas estoy esposado a la espalda (todos encapuchados menos el secretario judicial y otra tÃa que me lee los derechos). Me dicen que estoy detenido por orden del juez Garzón por pertenencia a banda armada. Yo flipo y alucino, empiezan a registrar la casa, todo patas arriba, oigo a mi mujer llorando, pero no puedo verla, el perro ladrando sin parar desde la terraza (creo), acaban el registro y subimos al camarote, patas arriba, todo por los suelos. Bajamos a la bajera (me dejan ½ minuto para despedirme de mi mujer que está muy afectada). Encuentran el coche, lo registran y según salimos me encapuchan y me meten en un coche, la cabeza entre las piernas. Tardamos poco tiempo en llegar a la comisarÃa, por lo que deduzco que estoy en Iruña. Me bajan del coche y entramos, me colocan en una esquina de cara a la pared, tengo puesta una capucha de lana por lo que aunque mal, algo puedo ver. Bajamos 2 pisos y llegamos a los calabozos. Reloj y cordones fuera, fotos, huellas y a la celda. Te hacen permanecer de pie, a partir de aquà no sabes el tiempo que pasa, pero calculas más o menos a ojo. A los 15 minutos llega un policÃa a los calabozos. Le oigo “cincoâ€?, ... pasos ... â€?cincoâ€? ... pasos ... “cincoâ€? ... pasos y oigo cómo se abre una pequeña puerta a la altura de la cara, “cincoâ€?, ¿Qué...? ¡¡Que me hagas cinco flexiones, cuando te diga 5, me haces 5 flexiones!! ¡¡5!!
Estoy cansado, son las 5 o las 6 de la mañana y apenas he dormido. Hago las flexiones y se va a otras celdas “5�... “5�...
Permanezco de pie, aunque hay una colchoneta en la que poder tumbarte, el miedo a las represalias si lo haces y te pillan es más fuerte que el cansancio. 15 minutos más tarde lo mismo “5�... etc. cada vez que oyes pasos, tiemblas. Sabes que tarde o temprano te tocará y también te imaginas que te tocará y que no puedes hacer nada para evitarlo, ¿autolesión? No les puedes dar ese gusto, asà que aguantas y a ver qué pasa, oigo pasos, se abre una puerta, ¡¡vamos!!, es el de la celda de enfrente. 10 minutos y se abre otra puerta ¡¡vamos!! Cada vez que se abre una puerta y no es la tuya, sabes que la próxima puede que seas tú. 2 horas más o menos y se abre mi puerta, ¡¡mira al suelo!! ¡¡las manos a la espalda!!, me esposan y me encapuchan, voy a ciegas. Andamos por pasillos y empezamos a subir escaleras, 8 ó 10 pisos, más pasillos y llegamos a una habitación. “Tiemblo como un flan pero procuro que no se note�. Me ponen contra la pared.
Empiezan las preguntas, nombre y dirección y demás chorradas (para romper el hielo), empiezan las preguntas serias pero antes me empiezan a machacar psicológicamente. Que si mi mujer está liada con uno de Barcelona, con mi tÃo y con otro en Irurzun. Me ponen una grabación de mi teléfono, de mi mujer hablando con mi tÃo, no tiene nada de raro pero le dan la vuelta, te mezclan con cosas que saben (chorradas) y con cosas que se inventan. Les sigues el juego porque asà puede que te den menos ostias. ¡¡Puto maricón!! “Gudariâ€? “Cornudoâ€? “tontÃnâ€?, etc. Te machacan una y otra vez.
Me quitan la capucha, me la ponen en la frente, me apoyan la cabeza en la pared y las piernas separadas de la pared al máximo. En ese momento le digo que no quiero declarar y que sólo declararé ante el juez, cosa que se pasan por el forro de los huevos. Preguntas y más preguntas a las que yo no contesto. Tortazos en el cuello, ¡¡No me has oÃdo!! ¡¡Contesta!!, tirones de pelo, gritos y más gritos, tortazos (siempre en el cuello), preguntas, gritos... El tiempo pasa y empiezo a notar una rigidez en el cuello que cada vez duele más y más. “Tengo que aguantarâ€?. Me empiezan a doler las piernas por debajo de las rodillas, un dolor que se convierte en insoportable, pero hay que aguantar. Pasan horas (o eso creo), me duele la frente, el cuello, las piernas. Las piernas empiezan a temblar de cansancio y dolor, pero aguanto. Me dicen (quizás por aburrimiento) que me ponga de cuclillas, cosa que hago para descansar un poco. No puedes apoyarte en nada, y es muy difÃcil mantener el equilibrio. Pasa el tiempo y las piernas me duelen mucho a la altura de los tobillos. Me sientan en una silla un rato y si respondo a sus preguntas me puedo ir a la celda y tumbarme en la colchoneta, por lo que a los 5 minutos ya estoy otra vez como al principio. Esa sesión duró unas 6 ó 7 horas. HabÃa una ventana que aunque estaba tapada con cortinas se veÃa que era de dÃa. Y habÃa un teléfono fax que marcaba la hora y que con un poco de disimulo podÃa ver. Me llevaron a la celda y me decÃan que era mejor que hablase, etc.
No podÃa sentarme, continuaba de pie hasta que no se oÃa nada, entonces miraba de reojo la puerta y si no estaba vigilada me sentaba unos segundos. Al más mÃnimo ruido te levantabas como un cohete. SeguÃan subiendo y bajando gente. A algun@s les decÃan que si eran buenos mejor para ellos. A otros otras cosas. A alguno lo tenÃan más vigilado que a mà y era el que más puteado tenÃan. Le subÃan cada hora más o menos y les costaba bajarle. Cada 2 ó 3 horas me volvÃan a subir y vuelta a lo mismo.
Estuve el 1er dÃa sin decir nada de nada, con lo que eso conlleva. Al 2º dÃa más o menos (iban cambiando de turno los interrogadores/as) me subieron y me sentaron en una silla. Lo negaba todo. SabÃa que no podÃan tener nada serio contra mÃ, pero estaba muy cansado y confuso. “¿Cuándo conociste a Ibon?â€? ¿? ¿Qué Ibon? Plas, ostia en el cogote, ¡¡No te hagas el tonto!! Ibon Fernández Iragi. Me sonaba de algo pero no sabÃa de qué. Alias Susper que se escapó de la comisarÃa francesa, ¡¿?! Joder, sabÃa que era militante de ETA por la tele, pero no sabÃa por qué me preguntaban sobre él, si no le conocÃa de nada. Según decÃan, mi nombre estaba en una lista que le incautaron, por lo que yo para ellos, era un militante de ETA. SeguÃan los ejercicios fÃsicos extremos y la tortura psicológica entre preguntas y golpes. No sé, no sé y no sé es lo único que podÃa responder. Cada vez que decÃa “no séâ€? me daban una ostia y dije “no séâ€? muchas, muchas veces. El caso es que no tenÃa ni puta idea de las preguntas que me hacÃan y no habÃa otra manera de responder.
Me preguntaban sobre tal, cual, mi sobrino, otro, este otro. Yo no conocÃa a nadie, pero sabÃan que visitaba a tal y a mi sobrino. Y que me escribÃa con cual (1 sola carta), de qué conocÃa a otro. Me habÃan visto pegando carteles con él, eso era de lo único que le conocÃa, este otro que me habÃa dado carteles en su casa. Sólo le conocÃa de vista. ¡¿Con quién andas?! Ando solo, plas. Adónde vas, con quién hablas, ¿conoces a tal o cual? No, de nada, no sé, etc.
No consiguieron sacarme nada sustancioso, aunque lo intentaban insistentemente. A ver quién me ha introducido en ETA, a ver quién ha podido dar mi nombre a la organización. A ver quién se mueve por el pueblo, en los pueblos de alrededor. Cuántas veces he ido a Francia, de qué conozco a Muriel, porque iba a ir a su ongi etorri. Con quién habÃa quedado allÃ, etc. Por qué voy tanto a Urbasa, tienes algún zulo, dónde lo tienes, con quién vas a escalar, etc.
Horas y horas. Perdà la noción del tiempo. Me cambiaron de habitación me encapucharon y se aseguraron que no verÃa nada. En una ocasión subà más pisos de lo normal. Estaba en la azotea. Me acercaron al borde y me preguntaron si sabÃa dónde estaba. En ese momento hubiera preferido que me empujaran, pero podÃa ver a través de la capucha que estaba todo vallado asà que no consiguieron intimidarme. Otra vez me colocaron unas pinzas de baterÃa en la espalda simulando que me iban a dar descargas. También me enseñaron un aparato de esos eléctricos para dar descargas y lo encendÃan cerca de mà para que pudiera verlo bien.
Otra forma de machacarme fÃsicamente era hacerme subir y bajar escaleras. 10 pisos para abajo y 10 pisos para arriba. Pero de eso se cansaron antes que yo.
En 2 sesiones de interrogatorios me caà al suelo con fuertes temblores por todo el cuerpo y una rigidez en los brazos y manos que dolÃa mogollón. Alguna vez que te fallaban las piernas y caÃas al suelo, venÃa alguno y te agarraba del pelo, poniéndote otra vez en el sitio.
El 3er dÃa fue más tranquilo, yo creo que se dieron cuenta de que no tenÃa ni puta idea del tal “Susperâ€? ni de ETA. Me sentaban en la silla, me daban agua y tabaco, pero las preguntas seguÃan y la presión psicológica también: mi mujer me habÃa metido en ETA y la iban a detener. Mi madre renegaba de mà y estaba contenta porque iba a subir puestos en el PSOE, etc. Fue lo único de lo que no tuve descanso, pero aun estando machacado fÃsicamente, psicológicamente no consiguieron su objetivo. Me llegaron a ofrecer dinero. Cuanto yo quisiera, para comprar casa, viajar por el mundo, etc.
Me llevaban todos los dÃas al médico forense, al cual yo le contaba lo que me hacÃan. Me miraba a ver las marcas, pero esos hijos de puta sabÃan bien lo que hacÃan. Me decÃan que mis amigos estaban detenidos y que los tenÃan allà mismo. HacÃan amago de que iban a enseñarme alguno, pero luego se arrepintieron.
En mi casa, en el registro, cogieron un gorro de lana que uso para currar cuando hace frÃo, y con él me acusaban de haber perpetrado una ekintza en Zaragoza. Me llegaron a enseñar una foto de alguien con un gorro como el mÃo, o parecido. Aunque no se distinguÃa quién era el tipo/a decÃan estar seguros de que era yo. Que me iban a caer de 20 a 30 años por eso, de qué es el dinero que encontraron en casa, unos 5000 euros, porque tenÃa números de cuenta de presos, que yo era el tesorero de ETA.
El 4º dÃa, de madrugada, nos montaron en coches, esposados y encapuchados y nos llevaron a la Audiencia Nacional. De allÃ, después de no declarar ante la policÃa ni ante el juez me llevaron a Soto, hasta hoy (que estoy en Alcalá).
Os cuento todo lo que me acuerdo ahora, aunque hay más cosas y más putadas. Está todo revuelto porque lo escribo según me voy acordando. Si me acuerdo de más cosas ya os las diré.
Un saludo y un beso
Mak
Sigo. Me hablaban de la crÃa “Dawaâ€?, que no la habÃa podido traer todavÃa porque ellos no querÃan, pero que si me portaba bien, todo iba a cambiar y podrÃa adoptarla sin problemas. Cosa de la que estoy más que seguro que también era mentira, pero habÃa que seguirles el rollo sin implicarme en nada.
Las 2 veces que me caà al suelo con temblores me bajaron a la celda. La 1ª vez por la escalera, no recuerdo muy bien cómo bajé, y la 2ª me bajaron en ascensor. Me dejaron tumbado en la colchoneta y la 2ª vez incluso me trajeron una manta. Allà me quedaba hasta que me dormÃa. No era mucho tiempo porque venÃan a despertarme los mismos que me habÃan bajado (el mismo turno). Me insistÃan en que tenÃa que comer algo y me traÃan cosas con azúcar que yo no comÃa, bocadillos de jamón York (asquerosos) y al principio sólo bebÃa agua cuando iba al water, no me fiaba ni de mi sombra.
Me preguntaban quién me habÃa captado para la organización, dónde, cómo, a quién más. Me decÃan que a ver si esto era tortura, a lo que yo decÃa que sÃ. Pero me dejaban bien claro que las torturas no habÃan comenzado. MovÃan una bolsa de plástico para que pudiera oirla. Pensaba que me la iban a poner. Una vez entró uno diciendo que una chica de 18 años habÃa admitido que era de ETA, ¡¡Tú no seas maricón!! Admite que eres etarra, con dos cojones, ¡¡Gudari maricón!!
Otra vez entró uno diciendo que se habÃan pasado con un detenido, que sangraba demasiado y que igual se les va, que lo iban a mandar al hospital.
Me preguntaron por una cuenta que tenÃa en el Vasconia y en la que una estaba autorizada para sacar dinero. Les tuve que contar que fuimos novios y desde entonces le dejo coger dinero si lo necesita pero que no ha necesitado nunca. Calculando, si estuviste con ella hace 5 años y con tu mujer llevas 11, eso es que a tu mujer también le has puesto los cuernos...
Me preguntaron por otra, porque quedaba con ella, que si me la beneficiaba, que estaba muy buena, etc. Otra vez que le has puesto los cuernos a tu mujer, vaya puto gudari... |
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