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Comentari :: globalització neoliberal : pobles i cultures vs poder i estats
Soberanía, nacionalismo y globalización
18 nov 2003
¿Por que el proceso global revitaliza a los pueblos-nación?
¿Por que el proceso global provocará del deceso de los estados-nación?
Los estados-nación y los pueblos-nación ante el proceso globa(Soberanía, nacionalismo y globalización)


El miedo a que la identidad local será suprimida por el proceso global no es razonable. La globalización es compatible con la pervivencia y hasta revitalización del espacio local, no solo no constituye una amenaza sino que puede llegar a ser el mejor aliado de la diversidad y pluralidad. Solo lo local trivial y las construcciones políticas y sociales de intermediación no justificables se sienten amenazadas por el proceso global.
¿Por qué la globalización revitaliza al pueblo-nación?.
Porque el proceso global ofrece oportunidades a lo pequeño y transcendentaliza lo local.
Porque la práctica de la diversidad dentro del contexto global, puede conllevar en el tiempo que muchos pueblos-naciones, homogéneos desde el punto de vista cultural, lingüístico o étnico pueden intentar negociar, democráticamente, el vivir independientes del Estado-Nación en el que están integrados. En un mundo más democrático y más abierto, las minorías podrán elegir más libremente su futuro siendo más autónomas o incluso independientes y máxime si estos procesos pueden ser tutelados por entidades políticas supranacionales, caso de una Unión Europea consolidada o cualquier otra entidad de nueva creación. Ninguna persona razonable, en un mundo evolucionado, puede oponerse a que todo pueblo-nación tenga derecho a decidir con plena libertad e independencia qué forma de organización estatal quiere, y que vínculos de gobierno desea mantener con otros pueblos-nación o con cualquier organización supranacional.
Asimismo el proceso global activa el mecanismo natural de la autodefensa de la identidad personal y colectiva. El ciudadano del mundo se aferra a sus raíces mas profundas. El nuevo homínido de la sociedad del conocimiento querrá beneficiarse del proceso global y convertirse en ciudadano del mundo pero al mismo tiempo no querrá renunciar a su alma tribal.
Desde un punto de vista antropológico, ningún proyecto se puede mantener en el tiempo si el mismo no admite que los seres humanos formamos parte de distintas realidades culturales, que se fueron objetivizando simbólicamente por el lenguaje, y gracias a la evolución del pensamiento, fueron permitiendo la aceptación de unos códigos de conducta y unos propósitos compartidos. Todo ello supuso la formación de un saber cultural colectivo propio. Nada, ni nadie puede romper ese círculo mágico. No podemos dar las espaldas a nuestras raíces, por una razón ya no política, social económica o cultural, sino existencial. No se puede aceptar que nadie proponga la renuncia a la diversidad, uno de los pilares del valor positivo de la especie humana.
Proceso global y nacionalismo significativo, son perfectamente compatibles. Son los nacionalismos centralistas con su sentimiento de posesión sobre otras culturas significativas los que pueden llevar a cultivar los sentimientos xenófobos o ultranacionalistas, no los pueblos-nación que ven sus culturas como algo propio, sólido e intercambiable, y que no tienen porque oponerse a las migraciones que se van a producir el el XXI que pueden ser enriquecedoras para todos.
El nacionalismo no trivial, cuyo proceso existencial se vio fortalecido en el tiempo por motivos bélicos, por una necesidad real de autoafirmación del grupo para protegerse de las agresiones externas, vuelve a necesitar en la era del conocimiento de una nueva reafirmación, una afirmación tribal y existencial, que impida que la identidad cultural, étnica y lingüística se vea fagocitada por intermediarios innecesarios, que con ataques injustos y agresivos, apoyándose por sujetos de diferente condición intelectual, con puntualidad plomiza, en los medios de comunicación intentan interesadamente, en nombre de la globalización, pisar la diversidad cultural, con actitudes y procedimientos autoritarios, recordando aquellos aparatos de propaganda nefastos de los nacionalismos centralistas, alimentados por la dialéctica de la confrontación..
En un próximo futuro los Pueblos-nación podrán ofrecer a los mercados internacionales de capitales una mayor credibilidad que los Estados-nación. Estos mercados internacionales de capitales lo que buscan es credibilidad y seguridad internacional. La retirada de confianza por parte de los mercados de capitales para cualquier organización estatal poco sólida, incoherente, desequilibrada y sin futuro, puede sumirla en una crisis de la que con seguridad no saldrá bien parada. La Unión Europea, en tránsito hacia su problemática consolidación, y su nueva moneda están ya sufriendo las consecuencias de una falta de definición política cada vez más preocupante.
¿Por qué los Estados-Nación lógicamente no tienen futuro?.
Frases como “piensa globalmente, actúa localmente� o “los Estados- Nación son demasiados pequeños para dar respuesta a la economía y el mercado global y, sin embargo son demasiado grandes para preocuparse de lo individual y local�, siguen reflejando una realidad: el tamaño del Estado-Nación ya no ofrece ventaja (Peter Druker).
En las sociedades más importantes de la Europa moderna, la imposición de los estados sobre los pueblos-nación tiene una historia de poco más de cinco siglos en el caso de España, Francia e Inglaterra o de algo más de un siglo en el caso de Alemania e Italia.
El Estado-nación presupuso históricamente la supresión, en mayor o menor medida, de identidades étnicas, lingüísticas, culturales y existenciales de los pueblos-nación que aglutinó.
Decía Otto Bauer “ cuando desde un estado-nación se afirma o proclama la autodeterminación nacional se está hablando de la identidad, pero realmente se está pensando en la posesión nacional�.
En los últimos años los viejos Estados-Nación están viendo con estupefacción como los pilares fundamentales sobre los que se asentaron se van deshaciendo paulatinamente, lo que conlleva que estos antiguos proyectos vayan perdiendo definición y peso económico, político, cultural y social. Tradicionales argumentos a favor del Estado-Nación, como la cohesión del estado, el autoabastecimiento o la seguridad nacional (Guillermo de la Dehesa) se vieron superados por la mejora de las comunicaciones, los transportes y la apertura de los mercados.. La falta de independencia nacional para hacer frente a los problemas económicos, políticos o de seguridad es patente.
Frente a la amenaza del terrorismo internacional nuclear, químico, biológico, cibernético, genómico o de cualquier tipo �, la protección que ofrece el Estado-Nación no vale para nada. Lo hemos vivido recientemente con el ataque que se realizó contra la nación más poderosa del mundo. El terrorismo es ya global y su solución solo puede ser global.
El dinero ya no puede ser controlado por los Estados-Nación, ni siquiera cuando actúan conjuntamente. Los movimientos de dinero no solo obedecen al tipo de interés, sino que factores políticos o de expectativas(pronósticos) son tan importantes. La soberanía del Estado-nación ya no pueden controlar los flujos internacionales de capital.
Al hacerse transnacional el dinero supera al Estado-Nación, anulando la política económica nacional, que por otra parte se encuentra limitada y no es independiente, al estar en parte entregada a instituciones supranacionales , como el Banco Central Europeo en el caso de la Unión Europea.
Otro de los pilares del Estado-Nación era el control de la información y de la propaganda, pero la realidad es que actualmente la tecnología moderna pone a disposición de los individuos los medios para burlar los controles totalitarios en este ámbito.
El tema del medio ambiente exige básicamente una acción local y global, escapa al soberanismo intermedio, dado que afecta a toda la humanidad, como el terrorismo, el tráfico de armas o de narcóticos.



















¿Por qué adquieren importancia las autarquías locales?.
En primer lugar porque es en la autarquía local en donde se dan las condiciones idóneas para satisfacer con calidad y pertinencia las demandas sociales. La autarquía local es el marco adecuado para mejorar la democracia, dado que es el único que puede concretar el ideal de democracia directa, de participación libre de los ciudadanos. En el ámbito local nos conocemos todos.
La autarquía local podría asumir en un próximo futuro lo que el estado-nación benefactor, cada vez, le cuesta más ofrecer, porque su capacidad recaudatoria disminuye en la medida que el proceso global se desarrolla, y asimismo su eficiencia y capacidad de control también. La crisis fiscal del Estado, debido a la globalización, es cierto que supone un torpedo a su línea de flotación. Con la globalización e Internet es más difícil gravar fiscalmente al capital que gravar el trabajo, ya que el primero es intangible, muchísimo más móvil y ubicuo que el primero. La globalización permite al potencial inversionista en capital tener una mayor movilidad, más posibilidades para poder invertir allí donde encuentre mayor rentabilidad y tener un menor riesgo al poder diversificarlo mejor.
En cualquier caso y de momento los estados, caminan al déficit público cero, a pesar de los neoliberales reduccionistas que nos amenazaban con la quiebra inminente de la Seguridad Social, que jamás en España por ejemplo llegó a a tener quince millones de cotizantes, incluidos naturalmente los inmigrantes
Las Autarquías locales se encargarán de enjugar las pérdidas de los derechos de los ciudadanos, que no garanticen los endebles Estados-Nación. El Contrato Social, que hay que revisar, por cierto, urgentemente, deberá estar garantizado en la nueva era.
Por otra parte, problemas comunes fundamentales como son los derechos Humanos, el medio ambiente o el terrorismo global, ya no se pueden abordar desde marcos intermedios como pueden ser los Estados-Nación y sí desde la esfera global y desde el espacio local.











La globalización es compatible con lo particular no trivial. Un nuevo orden mundial no supondrá una nueva magma política global sino una suma de particularismos significativos. El sentido de ciudadanía global no está ni por encima ni por debajo de los distintos y legítimos localismos, son sencillamente compatibles.
Sindicato Sindicat