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Anàlisi :: amèrica llatina
Masa y Poder XXV: ¿Adónde va Argentina? nueva subjetividad, éxodo y lucha de clases
15 nov 2003
Balance estratégico de los últimos sucesos del movimiento autónomo en Argentina. Un saludo a los compañeros autónomos catalanes desde el Sur.
Masa y Poder XXXV


“Mire m’hijo, para qué quiere que vote, si son todos ladrones.
Le digo más, los otros días dijeron en la tele que el que no vota no podrá sacar el pasaporte.
Y a mí qué me importa eso si con lo que gano
como jubilada ni a Tafí del Valle puedo viajar�
(maestra jubilada, reportaje en la provincia de Tucumán, octubre, 2003)

“La protesta piquetera pasó el límite de lo razonable y si nosotros queremos terminar con una Argentina signada por la impunidad, tampoco podemos dejar impunes excesos de esta naturaleza. Hay una delgada línea que el límite lo pasa o no el que protesta�
(Aníbal Fernández, Jefe de Gabinete de Kirchner, octubre, 2003)

“En América latina están crujiendo las instituciones de la democracia representativa…Cuando no hay mediadores reconocidos en el sistema formal, la gente sale a la calle y es allí -y no en el parlamento- donde se fraguan los liderazgos alternativos…�
(Politólogo N. Botana, diario La Nación, octubre, 2003)

“’¡Después de mi el Diluvio!’ es la divisa de todo capitalista y de toda nación de capitalistas�
(K. Marx, Das Capital, Tomo I, p. 325)


Segmentar, clientizar y dominar: la delgada línea política de K: hace unos meses avisamos que con el fin de los rituales electorales del “Capital-Parlamentarismo� avecinaba la futura ofensiva que permitiera un equilibrio social suficiente para completar un ciclo de la nueva acumulación primitiva que conlleva el período post-devaluación. La utilización política por el “Capital-Parlamentarismo� como mecanismo de financiamiento político del militantismo en los partidos del “Capital-Parlamentarismo� y, a la vez, como construcción de clientela alcanzó su madurez paralelamente al inicio del postfordismo. Decimos más: es una pieza clave del armado hegemónico del estado a partir de 1994. A medida que se alcanzaban picos de productividad, de PBI por habitante y de desempleo en oleadas sucesivas, el gasto social se cuatruplicaba. Y la herramienta no era exclusiva del PJ o la UCR, se utilizaba discrecionalmente por los partidos “progres� del sistema: en la Ciudad de Buenos Aires del presupuesto anual de Promoción Social para 2002 sólo un 48% fue transferido a los sectores empobrecidos. Los primeros planes de empleo se crearon en 1996, con los levantamientos de Cutral-Có y Plaza Huincul, en Neuquén, tras la privatización de YPF. Fue la respuesta del menemismo a los crecientes niveles de conflicto social que empezaba a acarrear la implantación del posfordismo. Mientras reprimía a los desocupados y los acusaba de “asociarse para delinquir� (en una de esas puebladas una bala policial mató a Teresa Rodríguez), el Gobierno creó el Programa Trabajar I, un subsidio que tenía una duración de entre 3 y 6 meses. Al año siguiente el entonces gobernador Eduardo Duhalde lanzó en la provincia el Plan Barrios Bonaerenses. El resto de los gobernadores siguieron pasos similares. Eran programas que se distribuían a través de los intendentes y punteros del PJ. Funcionaban con la lógica de la escasez, la de los pocos recursos para hacer frente a muchas necesidades. En 1996, cuando en el país ya había más de dos millones de desocupados, se otorgaron 118 mil planes. Accedía a ellos el que conocía a un puntero o tenía cercanía con la estructura del Estado, o pertenecía al sistema político del “Capital-Parlamentarismo�..
Con el gobierno de Fernando de la Rúa hubo un doble cimbronazo en la historia de los planes de empleo. El primero fue que la cantidad de subsidios bajó drásticamente. Su mayor volumen se había alcanzado en octubre del ‘97 con los 206 mil Trabajar, pero ese número no volvería a repetirse sino hasta mayo del 2002. El recorte profundizó la protesta social, ya que dejó sin recursos no sólo a los piqueteros, sino también a la estructura de punteros del PJ. Paradójicamente De la Rúa erosionaba el mismo sistema clientelístico que era el basamento del “Capital-Parlamentarismo�¡ Bajo la gestión de la Alianza, el ciclo de protestas que se había abierto en el ‘97 tuvo un in crescendo en el que no pocas veces confluirían piqueteros con intendentes y punteros peronistas. Eso se vio, por ejemplo, en las fuertes movilizaciones de La Matanza del año 1999.
Una segunda novedad se agregó poco después. En competencia con el peronismo, la Alianza resolvió no distribuir los subsidios exclusivamente a través de los intendentes, sino también de manera directa a los vecinos que se organizaran e inscribieran una ONG.
El gran salto llegaría luego del estallido del 19 y 20 de diciembre del 2001. De la mano de las grandes movilizaciones de los meses previos, y apoyado en el clima favorable que había generado en la opinión pública la propuesta del Frente Nacional contra la Pobreza –que plebiscitó la creación de un seguro de empleo y formación para todos los desocupados– los programas de empleo se universalizaron ante la evidente situación pre-revolucionaria o como le quieran llamar. Fue un completo cambio de lógica. El plan Jefas y Jefes de Hogar, esbozado en enero del 2002 durante la fugaz presidencia de Rodríguez Saá y creado finalmente por Duhalde, se extendió a dos millones de beneficiarios con un criterio de asignación universal. Para conseguirlo, ya no fue necesario pertenecer a determinado partido u organización –al menos no en teoría– sino reunir tres condiciones: no tener trabajo, ser jefe de hogar y tener chicos en edad escolar. En lo que va del año, una última novedad se agregó a esta secuencia. Tras la asunción de Kirchner, el Gobierno tomó un reclamo planteado desde las organizaciones para impulsar emprendimientos productivos. Con ese fin, se están otorgando subsidios e iniciando algunos proyectos de autoconstrucción de viviendas. Domesticado momentáneamente el promisorio movimiento de fábricas y unidades de producción y servicios autogestionadas, desinflado el precoz doble poder asambleario, lo que queda en pié y en la calle es, por un lado el creciente frente de combate salarial, y por el otro el movimiento piquetero autónomo.
Con Kirchner nada cambió: sobre un universo de tres millones de desocupados en mayo del 2002, luego de distribuir 1,6 millones de planes de Jefas y Jefes de Hogar, en mayo del 2003 los desocupados sólo habían disminuido a 2,2 millones. La nueva forma estado del capital, el estado posmoderno de excedencia, se preparaba en fases la cooptación, segmentación y aniquilamiento del movimiento piquetero, su separación de los ritmos de conflictividad de la vieja clase obrera fordista. La ofensiva llevaría componentes administrativos, políticos, judiciales y policiales nuevos. La coraza de esta operación estaría asegurada por lo grados mínimos de legitimidad construida en los cinco meses pasados. Contra la ideología emitida desde la industria mediática, el movimiento sigue vivo pero lentamente encarrilado hacia el control institucional. El movimiento de desocupados se sigue fraccionando en múltiples sectores. Al mismo tiempo nacen nuevas agrupaciones. En total, hay ahora más de cuarenta. Al mismo tiempo aumentaron los cortes de rutas después de la elección de Kirchner, pasando de 78 en abril a 137 en mayo, implicando un incremento del 76% de un mes a otro. Se entiende como que el acceso al poder de Kirchner fue entendido como un triunfo parcial del movimiento, y no una derrota.

¿Es el estado capitalista posfordista un estado de excedencia?: “Zero tolerancia� y capital: se habla en los medios de comunicación, en simposisos y congresos de trabajar por la inclusión, de los peligros sociales de la exclusión, etc., y ello es un síntoma: es el reflejo en los intelectuales y técnicos orgánicos de la situación concreta y del nuevo papel de la forma-estado. La forma-estado se deriva, según al vieja tradición materialista, de la forma-valor. La transición del fordismo al posfordismo se configura durante la década del ’90 como el pasaje a un régimen productivo caracterizado por la carencia (y del despliegue de un complejo de estrategias orientadas al disciplinamiento de la carencia) a un régimen productivo definido desde la excedencia (y de la emergencia de estrategias orientadas al control de esa excedencia). La pena sigue al mercado del trabajo casi a pié juntillas. El postfordismo es un régimen de excedencia. Desde el punto de vista cuantitativo es un régimen de excedencia negativa, porque la dinámica productiva contemporánea “excede� continuamente los dispositivos biopolíticos institucionales de atribución de roles, reconocimiento y garantías de ciudadanía social. Las nuevas modalidades de producción han transformado al trabajo hasta tal grado de inmaterialidad exigiendo una cantidad cada vez menor de fuerza de trabajo directamente empleada en el proceso inmediato de la producción, que ha tornado oboletas, vacías, sin sentido las categorías de la subjetividad fondista. Desde el punto de vista cualitativo, el postfordismo se presenta como un régimen de excedencia positiva: el trabajo tiende a desvanecerse, desmaterializarse, desestructurando los tiempos y los lugares que en la sociedad fordista separaban no sólo la esfera de la producción de la de la reproducción, sino el mismo interior de la reproducción. La fuerza de trabajo posfordista expresa su propia productividad en la indistinción material entre producción y reproducción, entre empleo y desempleo, entre trabajo y lenguaje. El “Capital-Parlamentarismo� no puede disciplinar a la multitud, no puede reprimir su nueva subjetividad, creatividad cooperante social, qué él mismo necesita producir. Su dominio se convierte en “externo�, consistiendo en que la política organiza aparatos de captura en condiciones de controlar los flujos de productividad que atraviesan el magma de la multitud. El control social asume un carácter “actuarial�: ya no está dirigido como en el fordismo a la producción de cuerpos dóciles y útiles para la fábrica sino que apunta a la incapacitación de clases y subclases enteras de sujetos sobrantes, portadores de riego social. El “capital-Parlamentarismo� como gobiernote la excedencia negativa se ejerce gracias a la predisposición de zonas de espera, lugares de aniquilación y concentramiento, en los cuales los sujetos ya no deben ser “foucaultianamiente� producidos (¿para qué?) sino sencillamente destruidos. La cárcel ya no re-educa para el trabajo a nadie (“el trabajo ya no te hará libre� como sostenían los nazis) sino incapacita e inverna a generaciones enteras; la metrópolis es una ecología del miedo, segmenta en ghettos, “palestinizada�; y el control de acceso a la red se transforma en esencial. En el escenario posfordista del “Capital-Parlamentarismo� la desocupación estructural, la famosa exclusión, indica no tanto la carencia de un trabajo, sino de un empleo: el trabajo tiende a investir la existencia social en su totalidad y la desocupación deviene el margen de excedencia de la productividad social. Mientras en el fordismo el capital excede a la fuerza de trabajo, en el postfordismo la relación se invierte, dando lugar al fenómeno de la carencia capitalista en la confrontación con la multitud cooperante. Esta relación se concretiza, para la mayor parte de nosotros, en la violenta exclusión de derechos básicos de ciudadanía burguesa (derechos y obligaciones aún heredadas del fordismo) dada la inadecuación al nuevo paradigma de la relación de producción burguesa. Argentina es un ejemplo clásico de excedencia capitalista negativa, en cuanto comporta una actitud violenta del “Capital-Parlamentarismo�, pero en especial porque en este mismo proceso el dominio del capital resulta potencialmente negado por el instinto de clase de la multitud. La función positiva del capital está terminada: la política es administrar la excedencia. Los controles punitivos del capital se vuelven hacia modelos olvidados, panópticos, del siglo XIX. Una esquizofrenia, un “double bind� marca este pasaje al postfordismo: por un lado un “poder-saber� que exprime productivamente a la fuerza de trabajo como nunca antes se había visto (subsunción real del trabajo al capital); por el otro un “poder-despótico de no-saber� que intenta disciplinar al interior del circuito producción-reproducción, constreñido a realizar un control “externo� y puramente “negativo� de las masas sin futuro. Tres territorios en los cuales se despliega la nueva estrategia, y que podemos ver en la prensa diaria, son: la cárcel preventiva-actuarial, la metrópoli punitiva y la red. Pero el control biopolítico de la multitud da vida a sus mismos sepultureros, generando formas inéditas de resistencia y acción directa.

Breve racconto: cortes de rutas, abstención electoral y lucha de clases: Desde que comenzaron a implementarse con mayor frecuencia los cortes de rutas como forma de protesta (el piquete es en realidad un arma popular con una historia de 100 años), en 1997, han tenido lugar un total de 5.267 cortes, registrándose durante el año 2002 el récord anual histórico en cantidad de hechos. Durante 1997 tuvieron lugar 140 cortes de rutas, en 1998 bajan a sólo 51, en 1999 se incrementan nuevamente llegando a 252, en el 2000 se duplican alcanzando la cifra de 514, en 2001 aumentan a 1.383, y en 2002 ascienden a 2.336, marcando el récord anual desde 1997, y ubicándose al mismo tiempo casi tres veces por encima del promedio de cortes anual del período, que fue de 779, mientras que entre el 1 de enero y el 31 de mayo de 2003 se registraron 591. En 1997 se registraron en promedio 11 cortes por mes y en 1998 fueron sólo 4, en 1999 llegan a 21 cortes por mes, en el 2000 alcanzan los 43, en el 2001 prácticamente se triplicaron llegando a 115, incrementándose aún más en 2002 con una relación de 194 cortes, y en lo que ha transcurrido de 2003 se promediaron 118, lo que marca un importante descenso con respecto al nivel del año anterior. El estudio de los cortes por provincia, revela que el 28% (1.466) fueron en Buenos Aires, el 14% en Jujuy (736) y Capital Federal (718), el 7% en Salta (360), el 5% en Tucumán (275), Santa Fe (270) y Córdoba (250), y el 4% en la provincia de Neuquén (201). Siguen, con el 3% Chaco (173) y Mendoza (136); con el 2% Río Negro (123) y Catamarca (113), y con el 1% se encuentran: Misiones (78), Entre Ríos (71), San Juan (67), Corrientes (47), Chubut (35), Santa Cruz (32), La Rioja (30) y Formosa (27). Las provincias de Santiago del Estero (21), Tierra del Fuego (22), San Luis (11) y La Pampa (5), no llegan al 1% sobre el total de cortes de rutas a nivel nacional. Cabe destacar que Jujuy con el 2% de la población tiene el 14% del total de cortes, Neuquén también con el 2% concentra el 4% de estas protestas, lo mismo sucede con Tucumán, que con el 3% de la población tiene también el 5% de los cortes y Salta con una población similar concentra el 7% de los cortes. Estas cuatro provincias, son las que están mostrando una mayor conflictividad de este tipo de protestas en función de su población. Sumemos a este análisis los resultados asombrosos de las últimas elecciones a lo lago del año 2003: más de ocho millones de personas no fueron a votar, y el voto en blanco rozó el 5%. Veamos por provincia:

Formosa: es una de las provincias más pobres de nuestro país, con una población con necesidades básicas insatisfechas (NBI) cercana al 35%, el padrón de electores era de 301.924, de los cuales votaron sólo 189.412. los formoseños que no fueron a votar llegaron a 113.000, y los que participaron con su voto negativo llegan al 4,7%. Para ver el creciente rechazo y el significado revolucionario de la abstención diremos que la media histórica desde que Formosa es provincia es de 75%: por ejemplo, en 1983, plena borrachera de transición a la democracia, la participación fue del 72,5%; en el 2001, pre-anunciando los sucesos de diciembre, el porcentaje fue del 69,6%. Ahora, en plena recomposición y transversalidad del régimen de Duhalde-Kirchner, la participación fue del 62,7%.

Córdoba: la “Docta� ha tenido desde 1983 una participación electoral promedio del 82,1%. Según el INDEC tienen un 12,8% de su población debajo del nivel de pobreza (NBI: necesidades básicas insatisfechas), por lo que el argumento de abstención=precapitalismo=pobreza hindú no se sostiene. La provincia pasó de un 86% en 1983, a un 83% en 1995, 72,8% en el 2001, hasta llegar en las últimas elecciones a un increíble (e insostenible a mediano plazo para la gobernabilidad del sistema de partidos) 57,25%. De un total de 2.244.149 electores, han ido a votar nada más que 1.284.765, la abstención electoral casi llega al millón de cordobeses. Si se le suma la “voz� (el voto en blanco), e incluso las opciones de izquierda (un 3,5%) que fue de un 10,15% (alrededor de 131.000 votos), la resistencia al “Capital-Parlamentarismo� es la mayoría en la provincia. Si se recuerda que en el 2001, en pleno voto “bronca�, el voto negativo fue del 18,7%, se puede ver hasta donde ha llegado la erosión a la legitimidad del sistema representativo burgués. Hay lugares, como Cruz del Eje (la cuarta en población y asentamiento de industrias y talleres ferroviarios) donde la participación cayó al 46,5% del padrón¡. Recordemos que Cruz del Eje fue epicentro de movilizaciones, ollas populares y acciones directas desde 1996. Las nuevas formas de lucha serán luego comunes al movimiento: tomas de posición (ciudad) con cortes de rutas y calles, con enfrentamientos violentas con las fuerzas represivas, en las que se retoma la figura del piquetero, el instrumento de lucha y la forma de organización autónoma. La evolución silenciosa de la multitud sigue bloqueando el intento de estabilización capitalista de Duhalde-Kirchner, aunque nos quieran hacer creer lo contrario.

Tucumán: es una de las provincias “rojas� (junto con Jujuy, Neuquén y Salta): con el 3% de la población del país la provincia tiene el 5% del total de cortes de ruta, movilizaciones y acciones directas. Es la cuarta provincia en importancia en cuanto al surgimiento del nuevo movimiento social. Según cifras oficiales, sobre una población de 1.336.664 personas, la provincia de Tucumán registró en abril último 900.000 pobres (el 64%), de los cuales 459.295 son indigentes. Así, la ayuda social que se provee desde la Nación y la provincia resulta insuficiente. Las changas que se consiguen son cada vez menos. La razón es sencilla: la desocupación registrada en la provincia alcanzó el 23% y la subocupación, el 19,5%. La mitad de los niños menores de seis años sufre desnutrición: Es la tierra en la que la mortalidad infantil es de 25 chicos por cada mil. Dos niños más que el año anterior y nueve más que la media nacional, según cifras del Ministerio de Salud de la Nación. Las principales causas de muerte son las sociopatías: enfermedades derivadas de la condición de pobreza. El porcentaje de NBI (necesidades básicas insatisfechas) es del 25% de la población. Las últimas elecciones fueron una derrota total para el PJ. Fuerza Republicana no hizo más que mantener la misma cantidad de votos de las elecciones de gobernador del 29 de junio último, cuando Ricardo Bussi salió tercero con 122.363, detrás del PJ y del frente del ex fiscal Jerez. En cambio el peronismo, que entonces ganó la Gobernación con 271.578 votos, ahora habría caído por debajo de los 100.000. Es decir que en cuatro meses perdió aproximadamente 200.000 votos. Eso no es todo: la abstención rozó el increíble porcentaje del 50%. De casi 880.000 tucumanos, no fueron a votar 435.000¡¡... Los votos en blanco y los de la izquierda partidaria rozaron el 6%. Incluso en departamentos como Tafí Viejo, donde el presidente Kirchner un mes antes prometió demagógicamente reabrir los talleres ferroviarios, 146 millones de pesos en la construcción de 2.226 casas, 21 escuelas y tres puentes, junto con la remodelación de la ruta nacional 38, su efecto en las masas fue mediocre: sólo fue a votar el 52% del padrón. En departamentos donde los piqueteros surgieron con fuerza, como Famaillá, Monteros y Aguilares, la abstención rondó el 52%. La tendencia histórica nos puede dar una idea de los problemas de legitimidad que enfrenta el “Capital-Parlamentarismo�: su promedio de participación en los últimos 25 años es de 76,3%; en 1983 fue de 79,3%; en el 2001 de 63,5% (el voto negativo es bajo: apenas un 11,8%). Si se observa esto con otras iniciativas de las masas, como el movimiento para no pagar los impuestos, etc., se puede apreciar la falacia de la exitoso efecto K.

Racconto ahora del establecimiento del “Capital-Parlamentarismo�: ¿deslegitimidad de masas?: Mientras que en las elecciones del 30 de octubre de 1983 no votó el 14,6% del padrón, en los comicios presidenciales de este año (que consagraron a Menem y a Kirchner para el a la postre fallido ballottage), ese porcentaje se elevó al 22,4%, o sea, 5.703.781 ciudadanos. Pero el récord -que hasta ahora era ostentado por las elecciones legislativas de 2001 cuando, al calor del "que se vayan todos" y la semi-insurrección de diciembre del 2001, el ausentismo llegó al 26,3%- lo tienen ahora los comicios provinciales de 2003: 32,32%. En concreto, 7.255.646 electores que no cumplieron con su obligación cívica. Basado en datos del Ministerio del Interior, se destaca que los comicios con mayor ausentismo fueron aquellos en los que se eligieron legisladores nacionales en Tucumán (49,7%), Catamarca (44%) y Córdoba (41,2%). En sus conclusiones, Equis sostiene que "la estampida del ausentismo electoral (al que puede sumarse el creciente voto en blanco y las diversas formas de voto nulo o impugnado como manifestaciones indudables de rechazo comunitario a la oferta electoral existente) resulta quizás el indicador objetivo más contundente e incontrastable de la profundidad que asume la crisis de representación política nacional". La posibilidad revolucionaria de un gigantesco y organizado boicot de masas al “Capital-Parlamentarismo�, más cercano al movimiento de los países del Este e los ’80 que a las imágenes de Eisenstein en �Octubre�, alarma a politólogos y especialistas de la “Nueva Clase�.
Los datos del estudio se basan en los resultados de las 16 elecciones a diputados nacionales -la única categoría que se vota este año en todos los distritos- realizadas desde la asunción del presidente Kirchner, el 25 de mayo último. Hasta el 23 de octubre, otros seis distritos concurrirán a las urnas (Chubut, Salta, Entre Ríos, Tierra del Fuego, Corrientes y San Luis), pero los autores del estudio estiman que no alterarán la tendencia general ya que, en conjunto, concentran poco más del 10% del electorado nacional. Según el director de Equis, López, "la cuestión de la representación política no ha sido saldada todavía en la Argentina". Lo que significa que el proceso de estabilización del “Capital-Parlamentarismo� no ha ni siquiera comenzado, como decíamos en “Masa y Poder XXXIV�. Puede haber, admitió, razones particulares en algunas provincias (donde hay ley de lemas,por ejemplo) y también una cierta desaparición del entusiasmo original que despertó el retorno a la democracia, "pero, en última instancia, todo remite a la crisis de representación".

Aunque con algunos picos, el descenso en la participación ha sido constante a lo largo de las últimas dos décadas. Durante los 80, el nivel de presentismo promedio fue del 84,7%. En los 90, bajó al 78,5%. López señaló que ese descenso puede ser considerado normal por la rutinización del acto eleccionario. Pero, agregó, la caída que luego se produjo con la llegada del nuevo siglo (73,2%, promedio de los 2000) debe ser atribuida a factores que tienen que ver con la relación entre los votantes y la clase política. La investigación de Equis ofrece, además, una comparación con las realidades de otros países de América latina. Con el 67,7% obtenido en los últimos comicios provinciales, la Argentina, cuya participación electoral estaba entre las más altas del continente a mediados de los años 80, cayó ahora por debajo del promedio regional, que es del 69,2%. Sin embargo, el dato resulta todavía más preocupante cuando se lo compara con el grado de participación de los países vecinos: Uruguay, 91,8%; Chile, 90,6%; Paraguay, 80,5%; Brasil, 78,5%; Bolivia, 71,3%. En cambio, la concurrencia electoral de nuestro país se acerca a las de Ecuador (70,1%), Costa Rica (69,5%) y México (63,3%). En peor situación se encuentran, entre otros, Colombia (45%), Guatemala (40,3%) y El Salvador (38,5%).
Sindicat Terrassa