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Notícies :: corrupció i poder
El día de mi detención y los cinco sías pasados en comisaria
14 nov 2003
En una noche de madrugada hacia las 4 de la mañana, entraron en mí piso los GAR (Grupo Antiterrorista Rural) de la guardia civil. Estos personajes como es bien sabido, no tienen ninguna cortesía y no dudan en volarte la puerta con explosivos a la hora de entrar en el piso, como también es de sobras conocido que tampoco dudan en despertarte a puñetazos, patadas y golpes de culata.
escribió "En una noche de madrugada hacia las 4 de la mañana, entraron en mí piso los GAR (Grupo Antiterrorista Rural) de la guardia civil. Estos personajes como es bien sabido, no tienen ninguna cortesía y no dudan en volarte la puerta con explosivos a la hora de entrar en el piso, como también es de sobras conocido que tampoco dudan en despertarte a puñetazos, patadas y golpes de culata.



Yo no me acuerdo muy bien, en que estaba soñando en ese momento, pero de lo que sí me acuerdo es que pensaba que me estaban gastando una broma y que la gente vestida de negro, era gente que yo conocía. Entonces cuando empiezan a caer los primeros golpes, todo fue tan rápido que no sabia que estaba pasando, hasta que me di cuenta que las patadas y los golpees iban en serio. El susto, el horror y el miedo me paralizaron con el grito que intenté hacer. Después ese olor que no había sentido jamas, el olor del miedo auténtico. Mas tarde estaba enmanillado y tumbado boca abajo en la cama, con la respiración acelerada y sin parar de temblar. A decir verdad, más que temblor eran como espasmos. Después me taparon la cara con una sábana y me dejaron en la cama esposado. Nada mas escuchaba movimientos y voces que apenas se entendían de lo bajo que hablaban. De vez en cuando se escuchaba el ruido de las patas de un perro cuando resbalan al andar por el piso y el chismorreo constante de ordenes dadas por un superior.

Supongo que el registro del piso, más las pruebas dactilares y yo que sé que más, duró unas tres o cuatro horas. Después me hicieron coger dos mudas de ropa y me taparon otra vez los ojos, pero esta vez con un antifaz. Al poco rato me condujeron sin ver nada hasta la calle, donde me hicieron subir a un coche.

Eran tres, uno al volante, otro de copiloto y otro detrás conmigo. Nada mas arrancar el coche el juego empezó con un : “Ahora tienes dos opciones o pasarlo mal o muy mal�. Y así empezaron los interrogatorios acompañados de bofetones y collejas. Todo eran preguntas muy rápidas y apenas tenias tiempo de responder que ya te había caído una ostra. De vez en cuando me hacían apoyar la cabeza en el asiento del copiloto para tenerme mas a mano. Después empezaban con el mítico poli bueno, poli malo o el poli peor. Cuando respondías con un: no lo sé, lo desconozco o ni idea, las collejas volaban por todos lados y me decían que no tratara de utilizar métodos psicológicos para evadirme, porque decían que sabían que tenia libros de psicología.

Después empezaron con la presión psíquica y me dijeron que yo era un pringado y que los otros lo estaban cantando todo, y que si seguía en ese plan empezarían a ponerse mas duros. Solían decir que aquello solo era el principio y que en Madrid ya me darían caña. También decían que si hablaba en el coche, en Madrid estaría cinco días tranquilo. Y volvían a empezar con las mismas preguntas, al ver que seguía igual, el copiloto decía: “ para el coche que me meto yo atrás y ya vera este payaso�, pero el coche no paraba. Creo que en alguna ocasión me pasaron la pistola por la cara con intención de crearme mas miedo. Yo sabía que no me podían matar y no tuvo el efecto deseado.

Al llegar a Madrid, me metieron en una celda especial y una vez allí, pude apreciar por los ruidos que no estaba solo. Aparte, ellos ya me habían dicho que aquello era algo grande y que habían detenido a mucha gente.
A partir de entonces el tiempo y el espacio quedan distorsionados por las drogas y los interrogatorios, sé que en la comida me tiraron droga, por sus efectos alucinógenos que me producían, pues llegue a ver como la pared de la celda se doblaba como si hubiera un agujero.

Esto fue la primera noche de tortura psíquica y de desgaste físico, en la que me pase toda la noche y parte del día de pie y mirando la pared, sin poder girarme, ni moverme, ni mucho menos sentarme. Si te pillaban sentado te daban un ultimátum para una paliza. Había momentos que además de estar de pie, te hacían levantar los brazos durante eternas horas. Yo había momentos que pensaba que me iba a desmayar.

Las celdas eran bastante nuevas (según decían ellos, teníamos "suerte") y el espacio era de dos metros y medio por uno de ancho mas o menos. Como cama había una repisa y un colchón. La luz era una bombilla que se filtraba por unos agujeros con una rendija por donde la luz se difuminaba en forma de puntitos por toda la celda. La luz estaba noche y día encendida, cosa que distorsionaba el horario y los días. Cuando querías mear o cagar, llamabas a un botón que había en un agujero y al rato llegaba un encapuchado que por la mirilla de la celda te ordenaba que te metieras cara la pared y con las manos atrás a la espalda. Cuando estaba a tu altura te daba el antifaz y te conducía hasta el lavabo. La sensación de falta de control y de debilidad frente el que té esta llevando, es total.

Los interrogatorios como he dicho antes, empezaron en el coche y nada mas llegar a Madrid, por eso nada más llegar hubo comentarios de otros guardias civiles que te insultaban, te daban una colleja y se reían o se acercaban y te soplaban a la oreja o te acercaban su boca a la oreja y te decían con un susurro: “te vas a cagar, vas a llorar, o tu por pasarte de listo lo vas a pasar muy mal�.

Normalmente durante los interrogatorios nos llevaban a unas salas del piso de arriba y una vez allí te conducían hasta una silla, donde te hacían sentar con las manos a la pared, y entonces empezaban las preguntas, varias al mismo tiempo y si la repuesta no era de su agrado te ponían de pie y te hacían hacer flexiones con las piernas. Todo eso después de haber estado toda la noche de pié. Al poco rato las piernas no te respondían y te caías al suelo y si no te levantabas las hostias volaban. Y otra vez las mismas preguntas y otra vez lo mismo.

Después ellos iban cruzando toda la información y sino concordaba (que era lo que solía pasar) volaban hostias por todos los lados, eso sí las hostias eran normalmente con la mano abierta. También eran muy frecuentes los gritos que escuchaba que creía que eran de los otros compañeros. Más tarde deducía que no eran suyos, ya que conmigo hacían lo mismo: picaban a la pared, a la mesa y gritaban para asustar a los demás más que a mí.

En una ocasión creo que era el tercer día, hicieron bajarme los pantalones y los calzoncillos y agacharme y así me amenazaron con meterme la pistola por el culo, cosa que al final quedo en la amenaza. Jugaban mucho con el miedo, más que con el dolor físico, ya que hay torturas psíquicas peores que las físicas.

En otra ocasión el juego consistía en hacerme creer que me hacían la bolsa, cuando lo único que me metieron en la cabeza fue un plástico que no llegaba a asfixiarme porque no me apretaba, su objetivo era acojonarme.

La mayor parte de las preguntas te las respondían prácticamente ellos y te decían que querían escucharlo de tu boca, entonces te gravaban y luego no podías volver atrás.
También la mayor parte del tiempo nos tiraban un@s contra otr@s , a mí me decían que era o muy tonto o un engañado, ya que tod@s en especial uno , estaba hablando y me tiraban el marrón de todo, cosa que al principio no te crees, hasta que te hacen escuchar una grabación de uno que habla de ti o te llevan a la celda de otro compañero y te meten la mano en la boca para que no hables y puedas escuchar lo que ellos quieren que oigas de la boca de tu compañero. Esto y solamente esto, es peor que mil palizas juntas ya que terminas creyendo que es verdad y te destroza mentalmente.

Entonces empieza el trabajo del poli bueno, que te habla en tono paternalista, te habla de tu futuro e incluso de política, en fin son especialistas de la tortura psíquica.

Bueno después de esto la cárcel parece un lujo y no es coña.


De un preso anarquista .


SALUD

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Sindicato Sindicat