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El anticapitalismo y sus falsos amigos...(I...)
18 set 2003
ENDAVANT:
NI ANTICAPITALISTA, NI REVOLUCIONARIO, NI SOCIALISTA...
¡ESTALINISTA!
ENDAVANT:
NI ANTICAPITALISTA, NI REVOLUCIONARIO, NI SOCIALISTA...
¡ESTALINISTA!

En la vida corriente, sólo las personas muy ingenuas se fían únicamente, cuando conocen a alguien, de lo que éste dice de sí mismo. Por el contrario, el sentido común invita, para evitar fatales engaños, a contrastar lo que esa persona cuenta, e incluso piensa, sobre ella misma, con la realidad objetiva de sus acciones. Ésta es finalmente la auténtica realidad de una persona; no lo que dice y piensa; ni siquiera, lo que desea, sino lo que hace.
¿No se ahorrarían los explotados y oprimidos un gran número de los fraudes políticos de que son objeto si aplicaran ese mismo sentido común, sin el cual no se sobrevive en la vida real —juzgar a alguien por el contenido de sus actos y no por lo que dice—, al terreno de la política, no podrían discernir con mucha mayor claridad la realidad de tal o cual fuerza política si la juzgaran por el contenido objetivo, en la lucha social entre la clase explotadora y la explotada, que revisten sus actos y no las etiquetas que usa?
Estamos convencidos de ello, razón por la cual invitamos, por la presente, a todos los anticapitalistas a formarse, por sí mismos, y sobre la base exclusiva de los hechos, un juicio fundamentado, dejando aparte lo que hayan oído, hasta ahora, de unos y de otros, al respecto, acerca de la realidad —anticapitalista o burguesa; revolucionaria o reformista— de una de las organizaciones que, como todo el mundo sabe, actúa, bajo mano, en los medios antisistema y cuyos militantes se presentan como “anticapitalistas�, hasta el extremo de haber tomado la iniciativa en la campaña de insultos, calumnias, amenazas y represión (expulsión burocrática y violenta de las asambleas) con la que se intenta, en vano, hacer callar la voz del MAR, del anticapitalismo revolucionario. Nos referimos a la “Organització Socialista d’Alliberament Nacional� Endavant.
Pero no juzgue el auténtico anticapitalismo a Endavant por lo que pueda decir el MAR, sino por lo que el mismo Endavant ha declarado, para la ocasión, este pasado y reciente 11 de septiembre, con motivo de la celebración de la Diada Nacional de Catalunya.
En su comunicado «Tornen temps difícils, tornen temps de lluita» [Vuelven tiempos difíciles, vuelven tiempos de lucha], Endavant hace, en primer lugar, inequívoca declaración de obediencia a los intereses de las «clases populares de los Países Catalanes». Catalanas o no, las «clases populares» no son otras que las clases del pueblo y éste se halla constituido por el conjunto, por la totalidad, de los habitantes de una nación. Así pues, las «clases populares» comprenden tres clases bien diferentes. Empezando por la parte baja de la escala social, la clase explotada, el proletariado —es decir, todos aquellos que, para sobrevivir, dependen de encontrar comprador a su fuerza de trabajo—. En la parte absolutamente opuesta al proletariado, la burguesía, la clase capitalista, cuyo desempeño social consiste precisamente en todo lo contrario a lo anterior, en la extorcación del plusvalor a la fuerza de trabajo proletaria y cuyos intereses históricos, en consecuencia, son irreconciliablemente opuestos a los de la clase trabajadora, a los de la antigua clase obrera. Y entre la clase explotadora —dominante en la sociedad capitalista y a cuyo servicio se halla el Estado—, la burguesía, y la clase explotada —cuyos intereses sólo pueden ser defendidos consecuentemente mediante la revolución comunista—, el proletariado, aún resta una tercera clase en la sociedad, que oscila entre ambas, en función de la correlación de fuerzas existente, la pequeña burguesía, esto es el pequeño propietario, tanto rural, como urbano, que, si bien se siente esquilmado por el gran capital, no por ello es menos defensor de la propiedad privada, frente a la abolición de ésta a la que apunta la revolución proletaria. Burguesía, pequeña burguesía y proletariado, tres clases, históricamente antagónicas, que forman, sin embargo, las tres, parte del pueblo, que son, sin embargo, las tres, «clases populares». ¿De cuál de ellas —catalanas, por supuesto— se reivindica Endavant? De las tres, ya que, en su comunicado, no se hallará condena a ninguna de ellas, ni siquiera al gran capital catalán, y sí, por el contrario, la reivindicación explícita de una «auténtica democracia», basada en el «respeto de los derechos humanos», esto es, de los derechos de todas las personas, y, por tanto, también —niéguese, si no es verdad— de los derechos de la clase capitalista y, cómo no, de la pequeña burguesía, incluso si la situación inclina a esta última a dar su apoyo a la clase explotadora.
El «Manifest de la Coordinadora de l’Esquerra Independentista. Onze de Setembre del 2003» [Manifiesto de la Coordinadora de la Izquierda Independentista. Once de setiembre de 2003], cuyas firmas van encabezadas por la Candidaturas de Unidad Popular (CUP), de Endavant, y la propia organización Endavant, es aún, si cabe, más claro... ¿Cuál es el objetivo real de toda la acción —pretendidamente anticapitalista, pretendidamente nacionalista revolucionaria, pretendidamente socialista— de Endavant? El manifiesto lo dice, y repite, con toda claridad:

Los Países Catalanes —asegura— necesitamos democracia, es decir, un nuevo marco jurídico-político que nos permita afrontar con garantías los retos que el mundo actual nos impone.

¡Pero una democracia que sólo supone «un nuevo marco jurídico-político»; una democracia que no obedece abiertamente a la lucha para destruir el sistema social imperante —léase, el capitalismo—; una democracia que, en lugar de estar exclusivamente al servicio de la clase explotada, del proletariado, proclama, como hace la defendida por Endavant, su vocación de reunir «a la mayoría de nuestro pueblo», esto es, a la mayoría de las ya citadas tres «clases populares», no hará otra cosa que representar los intereses de la burguesía, no será otra cosa que una democracia capitalista, no tendrá nada que ver con la democracia proletaria de la que deberán armarse, mañana, los órganos de poder del conjunto de la clase explotada —los soviets—, para destruir el Estado burgués y, sobre la base de la victoria política y militar, a escala mundial, sobre el capitalismo, despejar definitivamente de obstáculos el camino que conduce a la nueva sociedad sin explotación ni clases!
¿Qué democracia convoca, pues, a construir Endavant...? ¿La democracia burguesa —esa dictadura del capital en la que, cada cierto número de años, se permite a los explotados votar cuál de las fracciones de los explotadores les gobernará— o la democracia proletaria, revolucionaria, la dictadura del proletariado, destinada a acabar con todas las formas, sin excepción, del capitalismo y, por supuesto, con ese régimen de la democracia burguesa, que es el más adecuado, el preferido —la historia y la realidad actual lo certifican—, de las grandes potencias capitalistas...?
Los hechos lo demuestran, pues, la política de Endavant, de defensa de los intereses de las «clases populares» es una política de colaboración de clases, enfrentada totalmente con la lucha de la clase explotada contra el capitalismo y, por tanto, contra la clase explotadora, de la que es expresión el anticapitalismo. La democracia que llama a «construir» Endavant —sobre la base del «respeto a los derechos humanos», de esos derechos que han sido firmados, sin problema alguno, por la ONU y todas las grandes potencias capitalistas, puesto que se basan en la consagración de la propiedad privada burguesa sobre los medios de producción— no es ni puede ser otra que la democracia capitalista; ésa misma a la que ha llamado a destruir («¡El capitalismo no se reforma, se destruye!»), con toda la razón histórica de su parte, el auténtico anticapitalismo.
Ahora bien, una vez que ha quedado puesto en evidencia que Endavant no es anticapitalista, sino todo lo contrario, ¿será, al menos, una organización nacionalista revolucionaria, digna del apoyo del anticapitalismo, como lo son —con independencia de sus reaccionarias ideologías—, en el País Vasco, el movimiento expresado políticamente por la proscrita Herri Batasuna, o, a escala internacional, el movimiento responsable de los atentados imperialistas revolucionarios del 11 de septiembre de 2001...? Ésta es la realidad: más allá de las estrechas miras nacionalistas del actual Movimiento de Liberación Nacional Vasco (MLNV) y del mistificador islamismo de Bin Laden, sus acciones erosionan crecientemente, en el plano objetivo de los hechos, al Estado español y, en general, al orden imperialista mundial. Esto es tan evidente que se trasluce en una inevitable simpatía, de fondo, de los anticapitalistas por tales movimientos. Pero ¿puede decirse lo mismo de Endavant; esto es, aunque su lucha no sea anticapitalista, ni, como veremos, tenga ni un pelo de “socialista�, al menos va en el sentido de impulsar el enfrentamiento contra el Estado español, o bien, se trata de todo lo contrario, de una acción política que, utilizando la bandera del «independentismo», se orienta, en realidad, a abortar toda posible lucha nacionalista catalana real que ponga en verdaderas dificultades al Estado español...?
¿Qué dice al respecto, el comunicado, ya citado, de Endavant, con motivo de este pasado 11 de septiembre...? Pues es bastante claro, la verdad. Asegura que su «proyecto de soberanía» «no es un proyecto de reforma», ¡porque «no tiene cabida en el actual marco jurídico-político»! Fijémonos con qué disciplina, verdaderamente de partido, “leninista�, Endavant utiliza la misma expresión —«marco jurídico-político»—, tanto en su comunicado como en el manifiesto de la Coordinadora de la Izquierda Independentista patrocinado por él, en lugar de «capitalismo», «sociedad burguesa», «régimen burgués», o, siquiera «Estado español», para definir su enemigo, para señalar lo que quiere cambiar —léase, el «marco jurídico-político»— y, de paso, implícitamente, lo que no quiere cambiar ni desafía, a saber: el capitalismo, en su conjunto; la democracia capitalista, en particular, y la existencia del Estado español en tanto que tal. El mensaje va expresamente dirigido a la burguesía y la pequeña burguesía catalana y viene a decir así: “no se preocupen, señores, por las etiquetas radicales que exhibimos, de “independentismo�, de “socialismo�, sencillamente son útiles para nuestra labor; Endavant no pretende echar abajo el sistema capitalista, ni siquiera el Estado español, sino únicamente cambiar el «marco jurídico-político» actual�. De que este mensaje está siendo comprendido por su destinatario, da prueba fehaciente el hecho de que el cortejo de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) —partido botifler de la pequeña burguesía catalana, de cuyo nacionalismo de opereta, conciliador con el Estado español, da prueba sobrada su vigente aspiración a entrar en el próximo Gobierno de la Generalitat, ya sea de la mano de gran burguesía catalana de Convergència i Unió (CiU) o de la de la sucursal del españolista PSOE, el “Partit dels Socialistes de Catalunya� (PSC)— desfilara, este pasado 11 de septiembre, justo detrás, y sin problema alguno, de la manifestación dirigida por nuestros defensores de las «clases populares», que no de la clase explotada, Endavant.
Pero, por si su papel activo de caballo de Troya del reformismo en las filas anticapitalistas y de vehículo, al servicio de la burguesía catalana y de la burguesía española, de confusión, división y abortamiento, en el seno del nacionalismo catalán, de la maduración, en éste, de una fuerza consecuentemente antiespañola, no fueran suficiente para dar prueba de su verdadera naturaleza reaccionaria, ahí tenemos, en el comunicado de Endavant, de puño y letra de esta misma organización, la propia confesión del partido histórico del que, en realidad, forma parte: el estalinismo. Esta identidad estalinista —simbolizada por las hoces y martillos “leninistas�, que no comunistas, con los que firma Endavant— reluce, en particular, en dos puntos: la definición de su proyecto como «proyecto de la Unidad Popular» y el sostén explícito aportado al régimen castrista y otros nacionalismos burgueses reaccionarios cuya única “virtud� es hallarse en conflicto con el imperialismo de EE UU.
En cuanto la política de Unidad Popular, que Endavant desarrolló ya abiertamente, con ocasión de las pasadas elecciones municipales mediante sus Candidaturas de Unidad Popular (nótese; candidaturas no anticapitalistas, no revolucionarias, no socialistas, ni siquiera, independentistas, ¡sino de «Unidad Popular»!), ¿qué es, sino la vieja política estalinista de Frente Popular que, de acuerdo con los intereses reaccionarios de coexistencia pacífica con el resto del imperialismo, de la URSS de Stalin, y bajo la bandera engañosa del antifascismo —del que Endavant, ayudándose de la pantomima de su acción directa, oficia de adalid en las filas del anticapitalismo actual—, abrió camino, en los pasados años 30, llevando al proletariado al campo del sostén a la democracia capitalista, a la gran masacre de la clase explotada, en provecho exclusivo del capitalismo, que constituyó la Segunda Guerra Mundial...? Así, en 1936, los antecesores de Endavant —el pseudonacionalismo catalán que, bajo la dirección de Comorera y otros, se integró en el estalinista “Partido Comunista de España� de José Díaz, formando el “Partit Socialista Unificat de Catalunya� (PSUC), que inmediatamente se distinguió por su carácter de fuerza de choque de la represión estalinista-republicana contra el proletariado, hasta el extremo de asaltar, en mayo de 1937, en Barcelona, la Telefónica, que estaba en manos obreras, y tomar la dirección de la criminal represión armada con la que el Gobierno de Frente Popular de Largo Caballero, formado por socialdemócratas, estalinistas y anarquistas, aplastó a los obreros de las principales ciudades de Catalunya, alzados contra la República burguesa—; los referentes históricos, decimos, del Endavant de hoy, tuvieron ya ocasión de hacer realidad la «Unidad Popular», que ahora, de nuevo, proclaman, al pasar a controlar, de hecho, el Gobierno de la Generalitat durante la mayor parte de la guerra civil española. ¿Y para qué sirvieron sus consellers y su poder —indiscutiblemente hegemónico en Catalunya, desde mayo de 1937 hasta el fin de la guerra—, sino para enviar, bajo el fraude del antifascismo, a los proletarios a matarse entre sí en los campos de batalla, mientras, aquí, en Barcelona, se dejaba intacta la Generalitat burguesa, mientras aquí, en Barcelona, como en ese mayo de 1937, se encarcelaba y fusilaba a los trabajadores que defendían sus intereses frente a la República capitalista. ¿Es que, siquiera, ese PSUC —tinto en sangre obrera— en cuyo espejo se mira ocultamente Endavant, incapaz de condenar sus crímenes reaccionarios (y, si no es así, que Endavant nos desmienta —no lo hará— condenando públicamente a ese partido al servicio directo de la policía estalinista), aprovechó la debilidad —manifiesta, por entonces— del Estado español, de la centralista República burguesa, para imponer el ejercicio del derecho de autodeterminación del pueblo de Catalunya, o para luchar por la independencia que ahora pide...? Nada de eso hizo... Y no es, desde luego, que la «Unidad Popular» de los antecesores de Endavant no tuviera el poder. Mandaba en Catalunya, manejando, a su antojo, los hilos de la Generalitat burguesa, después de que los Guardias de Asalto, enviados desde Valencia, por el Gobierno de la República, masacraran, en mayo de 1937, con la complicidad de los ministros anarquistas, a los trabajadores insurrectos, pero su poder, siempre patrocinado por Stalin, no fue precisamente, jamás, para armar a los obreros o defender los intereses nacionales de Catalunya o del resto de naciones oprimidas por España, sino todo lo contrario, para desarmar al proletariado y apoyar a la opresora República burguesa española, presidida, tras la caída en desgracia de Largo Caballero, por el títere del estalinismo, Negrín.
Esta verdadera naturaleza de Endavant (más allá de su flirteo con el anticapitalismo y de su demagogia nacional-populista), de componente necesaria del aparato estalinista en las coordenadas sociales de una nación oprimida como es Catalunya, de fuerza absolutamente ajena, en la historia y en el presente, a todo verdadero combate por el socialismo, queda, en fin, por si fuera poco todo lo anterior, puesta rotundamente de manifiesto con su política internacional de apoyo a los regímenes burgueses reaccionarios de Sadam Hussein, en Irak, mientras éste existió; de Chávez, en Venezuela; de Castro, en Cuba, o de Arafat, en Palestina, bajo la excusa del ataque imperialista que efectivamente EE UU desarrolla contra todos esos pueblos oprimidos. ¡Cómo si Sadam, mientras pudo, y ahora, todavía, Chávez, Castro o Arafat, no hubieran sido y fueran precisamente los principales peones, a día de la fecha, en sus propios países, del mantenimiento del orden imperialista mundial! ¿O es que, acaso, por ejemplo, la guerra imperialista que, en su día, conforme a los intereses de Washington, aplastó con millones de muertos, la revolución iraní que, tras destronar al Sha, amenazaba todo el orden imperialista en Oriente Medio, no fue llevada a cabo precisamente por Sadam Hussein? ¿O es que, acaso, ese Chávez, que tanta demagogia hace sobre la revolución antiimperialista de Bolívar, pretende otra cosa, acudiendo a las grandes cumbres imperialistas mundiales y apoyándose en el gran niño mimado actual del FMI —el antiglobalizador de Porto Alegre, Lula, aplaudido unánimemente por la burguesía mundial por los recortes sociales a los que está procediendo—, colaborando con los regímenes reaccionarios árabes productores de petróleo (OPEP), y estrechando la mano de Aznar, días después de que éste apoyara el golpe de Estado antichavista urdido por Washington, que encontrar acomodo en el concierto capitalista mundial? ¿O es que, quizás, ese Castro, a quien tan fraudulentamente Endavant pretende identificar con «la revolución cubana», no ha compadreado obscenamente, a la vista de todos, y sin necesidad de ir más lejos, con el Papa de Roma, Fraga, los Reyes de España...; o es que, quizás, no sostuvo, en su momento, a esa Unidad Popular de Salvador Allende que prefirió, en los años 70, desarmar y reprimir a los obreros chilenos, y nombrar como ministro al propio Pinochet, en lugar de reprimir a los militares que conspiraban a las órdenes de EE UU; a esa Unidad Popular, cuyo presidente, Allende —tan “socialista� como Endavant!—, tuvo la “heroicidad� de quitarse cobardemente él mismo la vida, antes de afrontar, como hicieron tantos y tantos trabajadores chilenos, la represión criminal de la dictadura pinochetista? ¿O es que, quizás, ese Arafat, defendido por Endavant, no es el mismo que, aceptó, en Camp David, la existencia del Estado sionista de Israel; el mismo que ha reprimido, siempre que le ha sido posible, a sangre y fuego (recuérdese el Septiembre Negro, de 1970, en Jordania), a los movimientos nacionalistas revolucionarios palestinos, cuya lucha, verdaderamente antiimperialista, amenaza de muerte tanto a Israel como al conjunto de los regímenes reaccionarios árabes...?
Ésta es la realidad: quien, como Endavant, apoyó a Sadam Hussein, quien apoya a Chávez, a Castro, o a Arafat, no sólo no tiene nada que ver con el anticapitalismo, sino que ni siquiera es un auténtico antimperialista, un verdadero defensor de los países oprimidos. Quien, como Endavant, sólo critica a un imperialismo (el de EE UU) no es más que un lacayo enmascarado del conjunto del imperialismo mundial. Quien, como Endavant, hace bandera de la defensa de los derechos nacionales de Catalunya, sin comprometerse públicamente en la lucha para destruir, de raíz, esa cárcel de pueblos que es el Estado español, no es ningún auténtico patriota catalán, sino un elemento de dispersión y sabotaje del nacionalismo revolucionario.
Que el MAR —anticapitalista revolucionario como es— se preocupe de destapar esta realidad reaccionaria de Endavant no debiera sorprender ni a ningún anticapitalista consciente, ni tampoco a ningún verdadero nacionalista; léase, a ningún nacionalista revolucionario (nos consta que los hay no sólo en Euskadi, sino también aquí, en Catalunya). En primer lugar, porque la necesidad de limpiar las filas anticapitalistas de la influencia de la clase explotadora y sus aparatos reformistas es precisamente lo que justifica nuestra existencia, nuestra lucha por un movimiento anticapitalista revolucionario, pero también, porque todo anticapitalismo consecuente, en tanto que tiene el deber de combatir para movilizar contra el capitalismo todas las fuerzas disponibles, aún y sin ser jamás independentista, sí que apoya y apoyará incondicionalmente —en defensa de la unidad revolucionaria de la clase explotada, por encima de las fronteras con las que pretende dividirla la burguesía— el derecho del pueblo catalán y del resto de las naciones oprimidas por el Estado burgués español, al ejercicio de su libre autodeterminación; derecho que sólo es real si incluye la posibilidad, para el caso, de Catalunya, Euskadi y Galizia, de separarse efectivamente de España y que será garantizado, sin duda alguna, en el cuadro de la lucha para destruir, para siempre, el Estado capitalista español, por la próxima revolución proletaria.
Ni sus insultos, ni sus calumnias, ni sus amenazas, ni su represión, cambiarán, por otra parte, —señores de Endavant— ninguna de las verdades, como puños, y todas ellas comprobables, que aquí se han escrito. Por el contrario, las ratificarán. Es sólo cuestión de tiempo que los verdaderos anticapitalistas, que todo auténtico nacionalista, que todo revolucionario, dé con ellas y las haga suyas.

Movimiento Anticapitalista Revolucionario (MAR)

(Para todo debate y contacto): maranticapital ARROBA hotmail.com
http: //groups.msn.com/Anticapitalistasrevolucionarios


15 de septiembre de 2003

Comentaris

Re: El anticapitalismo y sus falsos amigos...(I...)
18 set 2003
Bé, sembla que he caigut a la secció de les sectes "ultrarevolucionàries". Porten així 150 anys, estudiant amb lupa les comes i els punts i comes de les sectes rivals, a les que responsabilitzen de tots els mals de l'humanitat, haguts i per haver.

Per cert, amb totes les seves deficiències, insuficiències i fins i tot "traiccions", Allende, Castro i Chávez han fet més per la transformació social que totes les inflamades proclames ultraproletàries dels sectaris.

M'avorriu infinitament.

Salut.
Re: El anticapitalismo y sus falsos amigos...(I...)
18 set 2003
A cagar marcianos, ¿es que no hay otros foros?
Re: El anticapitalismo y sus falsos amigos...(I...)
18 set 2003
"En la vida corriente, sólo las personas muy ingenuas se fían únicamente, cuando conocen a alguien, de lo que éste dice de sí mismo. Por el contrario, el sentido común invita, para evitar fatales engaños, a contrastar lo que esa persona cuenta, e incluso piensa, sobre ella misma, con la realidad objetiva de sus acciones. Ésta es finalmente la auténtica realidad de una persona; no lo que dice y piensa; ni siquiera, lo que desea, sino lo que hace".

Y si os aplicamos a vosotros vuestras mismas palabras, ya no hay nada más que hablar y sabemos perfectamente lo que sois...

"Aligato Sensei" por tus sabias palabras.
Re: El anticapitalismo y sus falsos amigos...(I...)
18 set 2003
Creo que nos digisteis que ahora todos estos comentarios, sólo los publicaríais en vuestro foro.
Ya vuestro tesón es inagotable, quisiera comentaros, que vosotros siempre hablais por las palabras de los demás, criticando las mismas palabras que os dan voz, porque salvo contadas excepciones, no habeis tenido palabras propias, que no aludiesen a los demás a los que intentais despretigiar a toda costa como falsos anticapitalistas.
la verdadera pagina del MAR
18 set 2003
La nova pagina del MAR


http://www.geocities.com/anticapitalistasrevolucionarios/
Re: El anticapitalismo y sus falsos amigos...(I...)
18 set 2003
Acabo d'entrar a la pàgina web d'aquest estrany grup i té molt mala pinta, sembla una web trampa, un muntatge policial o similar.

Entreu-hi i ho comprobareu (''solamente tienes que creer en nosotros'', ''nosotros tenemos razón y los demás no'', ''queremos acabar con el partido anarquista''...).
Re: El anticapitalismo y sus falsos amigos...(I...)
19 set 2003
Llibertaris detinguts i torturats sota la llei antiterrorista, atacs coordinats a un poble sencer entre la Guàrdia Civil i feixistes, dura ofensiva orquestrada pel govern espanyol contra les classes populars (evidentment el concepte no inclou la burgesia) i les nacions oprimides de l'estat, il·legalització de partits, tancament de diaris, ofensiva imperialista de les potències hegemòniques,...
però no us equivoqueu el vertader enemic és Endavant i l'esquerra independentista catalana... Realment primer pensava que els del MAR eren il·luminats, però començo a pensar seriosament que estan a sou de les FSE.

Qui estigui interessat/da en els plantejaments polítics d'Endavant li recomano que consulti els seus documents polítics:

http://www.endavant.org/documents/documents1.htm

http://www.endavant.org/documents/documents2.htm
no es su web
19 set 2003
esa no es la web del mar la ha hecho alguien suficientemente ocioso y no es la verdadera
pero lo podría ser...
19 set 2003
je,je,je ji,ji,ji jo,jo,jo ju,ju,ju
Sindicato Sindicat