¿Qué significa para ti la autonomía?
Grietas: Revista de Pensamiento y Horizontes
Primavera/Verano 2022
(página 17 a pag 30)
Fuente: https://sextagrietasdelnorte.org/wp-content/uploads/2023/04/Grietas-1-FI
Traducción realizada con la versión gratuita del traductor www.DeepL.com/Translator
Miembros de Sexta Grietas del Norte
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del Frente de Liberación Águila y Cóndor
La autonomía es la práctica de la libertad colectiva que desea un compromiso con una praxis de lucha por otro mundo en movimiento.
La autonomía permite la creación de espacios (no necesariamente físicos) dentro de mundos ya existentes. Estos espacios permiten crecer colectivamente, aprender, desaprender y existir unos con otros, no unos contra otros.
Para nosotros, la autonomía es una práctica contra la opresión y, en el caso de nuestro contexto, es anticapitalista y anticolonial. La autonomía es saber que tenemos el poder de controlar nuestro propio cuerpo, nuestra comunidad, nuestra economía y nuestra tierra de la forma que consideremos más adecuada para satisfacer nuestras necesidades.
No necesitamos restringirnos a las definiciones o regulaciones impuestas por el Estado, yendo más allá y creando nuestros propios mundos incluso cuando el colonialismo/colonialidad/instituciones capitalistas de los colonos blancos siguen existiendo. La autonomía es una praxis.
-Los Angeles, California
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de Charlotte
La autonomía, inspirada en el zapatismo, es un proceso continuo y cotidiano de construcción colectiva de una vida digna para todos. Se construye creando y reintegrando sistemas de y para la vida: por ejemplo, en agroecología, autogobierno, economía, educación, justicia, salud, artes y ciencias… todos respondiendo a las necesidades cambiantes de nuestras comunidades, humanas y más allá de lo humano.
La autonomía se basa en la sabiduría ancestral indígena de nuestros diversos pueblos para recrear mejores formas de estar en relación unos con otros. Esta construcción debe incluir la participación de todos, para que la acción colectiva pueda reflejar la voz colectiva, respetando al mismo tiempo la autodeterminación de cada uno. Lo colectivo no suplanta la brillantez de cada persona; al contrario, cada contribución alimenta el bien común.
Así es como podemos construir en nuestros lugares una comunidad autónoma que respete toda la vida.
-Territorio de Huichin y Jovel (también conocidos como Oakland y SCLC)
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de Semillas
Cuando pensamos en lo que entendemos por autonomía, surge mucho el tema del tiempo: la autonomía conecta con el privilegio de tener acceso al tiempo y poder elegir lo que haces con tu tiempo. La autodeterminación también surge para nosotros como poder elegir cómo queremos vivir y tener nuestros propios materiales/recursos como medio de producción sin necesidad de depender de ninguna institución, gobierno o corporación.
Estamos de acuerdo en que la tierra es vital para tener autonomía. Una tierra que pertenezca a la comunidad y que sea un espacio seguro para existir, convivir, comunitarizarse, organizarse, cultivar alimentos, crear y sanar. ¿Qué la hace segura? Algunos lo expresamos como un espacio necesario “sólo para la comunidad”. Otros entre nosotros ¿Qué significa para ti la autonomía?
Argumentan que debería ser un espacio designado sólo para la Gente de Color (POC). Esto nos ha llevado a una discusión más amplia sobre “quién/qué es comunidad” y cómo creamos “un mundo donde quepan muchos mundos”.
Esto también nos ha llevado a una conversación más amplia en torno a la descolonización, el aburguesamiento, la neocolonización y la idea de las líneas que se han trazado para dividirnos globalmente, y si la “verdadera autonomía” sólo puede lograrse si regresamos a nuestras tierras nativas o a los barrios en los que nacimos y crecimos.
Todos estamos de acuerdo en que un espacio seguro es un lugar en el que el estado no puede entrar ni tener ningún poder sobre la tierra o la comunidad de ese espacio.
Para muchos de nosotros, la autonomía también significa poder disfrutar de los derechos humanos más básicos, como la educación y la sanidad, sin depender del dinero y sin tener que someternos a ningún tipo de “evaluación” por parte del Estado y sus instituciones para determinar si cumplimos los criterios para merecer derechos como la sanidad, la vivienda y la educación. En cuanto a cómo practicamos la autonomía, como colectivo hacemos todo lo posible por crear espacios para sanar y construir con nuestras comunidades.
Estamos orgullosos de las muchas películas sobre justicia social y proyectos artísticos que hemos realizado y producido con la comunidad sin depender de ninguna institución.
La ciudad de Nueva York es extremadamente cara, y gracias a la colaboración y a compartir recursos, muchas veces hemos podido lograr lo imposible. Aun así, nos damos cuenta de que muchos de los espacios que hemos creado han sido en terrenos/espacios que nunca han pertenecido a la comunidad; es casi como si flotáramos a diferentes sitios, y por eso la idea de si es posible o no que un espacio sea “autónomo” y “seguro” temporalmente nos hace preguntarnos: ¿puede flotar, puede transformarse para adaptarse a las realidades y retos que presentan las ciudades/espacios urbanos caros? ¿Es un “estado mental” o un verbo, no sólo una metáfora?
Debemos seguir reimaginando la autonomía y no tener miedo de transformar los espacios, como nos enseña el EZLN.
Al compartir lo que pensamos sobre la autonomía, nos quedamos con más preguntas que respuestas, pero esperamos que este resumen pueda contribuir a las conversaciones sobre cómo entendemos y podemos practicar esto y hacer crecer la autonomía en el vientre de la bestia capitalista.
-Nueva York, Nueva York
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de Raíces sin Fronteras
Hablar de autonomía trae a colación importantes recuerdos y conceptos como “consejos”, “comunas”, “dualidad de poderes”, “gérmenes de poder popular”, etc.
Estos conceptos condensan importantes experiencias pasadas y presentes que se centraron, por un lado, en la destrucción de la dominación capitalista y, por otro, en la creación o recreación de la vida comunitaria con principios y valores opuestos al capitalismo. Muchas perspectivas han inspirado estas luchas históricas, por ejemplo, las de los socialistas, los comunistas y los anarquistas.
Nuestro pensar-sentir es que la experiencia zapatista ofrece una perspectiva que valora, pondera y rompe pero a la vez continúa esas perspectivas; es pues un esfuerzo no por negarlas, sino por incorporarlas dialécticamente, y lo hace a partir de recuperar formas organizativas de los pueblos originarios, como las asambleas comunitarias.
Para nosotros, todo esto va de la mano con la autonomía. La perspectiva zapatista para la autonomía es anticapitalista y conlleva un sí y un no simultáneos. El neozapatismo reconoce los grandes debates y batallas socialistas y comunistas del siglo XIX y principios del XX.
Sin embargo, el neozapatismo es ante todo, una semilla que germina en tiempos del capitalismo neoliberal y en tierras y pueblos “de abajo” de uno de los territorios más excluidos del Sur Global: Chiapas.
El movimiento neozapatista no es accesorio, es una de las expresiones más notables y exitosas de las luchas, rebeliones y resistencias que el capitalismo neoliberal, o la Cuarta Guerra Mundial, como lo llaman los zapatistas, inevitablemente engendra.
Este movimiento indígena nos llama a luchar por la autonomía con “rebeldía” y “resistencia”. Para los zapatistas, “rebeldía” significa ¡NO! al sistema. Es la lucha por destruir la hidra capitalista, por desgarrar y profundizar grietas en sus muros. Al mismo tiempo, “resistencia” significa ¡SÍ! a otra cosa posible. Es el esfuerzo por empezar a construir otro mundo desde ahora, al mismo tiempo que se destruye el mundo actual (“La grieta en el muro. Primera nota sobre el método zapatista”, Enlace Zapatista, mayo de 2015).
Los zapatistas las juntan porque su táctica considera simultáneamente ¿Qué significa para ti la autonomía?
Rebelión y resistencia, un ¡NO! y un ¡SI!, a diferencia de algunas propuestas marxistas-leninistas que se centran en el ¡NO! y relegan o posponen cualquier consideración práctica del ¡SI! a un futuro posterior al derrocamiento del estado capitalista.
No como aquellos que buscan un ¡SÍ! dentro del sistema, por ejemplo tomando gobiernos o creando cooperativas que sólo se adaptan al mercado neoliberal, u organizando colectivos que crean burbujas tratando de escapar por separado del capitalismo, pero sin proponerse la lucha común para destruirlo para todos.
La experiencia zapatista nos inspira, por lo tanto, a luchar por la vida y contra la muerte en nuestras propias geografías, calendarios y formas.
Nos inspira a abrir y profundizar “grietas” contra la hidra capitalista, que a su paso despoja e intenta aniquilar todo y a todos los que no le son útiles; grietas como las abiertas por los pueblos que protestan contra los gasoductos, los migrantes que marchan contra las fronteras, los movimientos contra la brutalidad policial y el racismo, las luchas por la abolición o los trabajadores en huelga contra la explotación laboral. Las redes solidarias, por ejemplo, con las luchas del Congreso Nacional Indígena, son también grietas en los muros del capitalismo.
Para la vida, construir “resistencias” en nuestros territorios significa cultivar semillas de civilizaciones alternativas y anticapitalistas y generar otra educación, otra forma de producción con relaciones laborales igualitarias, otra salud, otra cultura y otra forma de relación comunitaria que celebre las diferencias, abrace las coincidencias y se niegue a reproducir el sistema jerárquico y patriarcal existente.
Para la vida, significa tejer resistencias basadas en otro sentir-pensar donde se cuestione el consumismo y prevalezca el respeto a la Madre Tierra; resistencias que no son espejos ni idénticas, pero que se abrazan en rebeldía para segar la mala hierba de la hidra capitalista.
Como dijo SupGaleano en un comunicado de junio de 2021 titulado “El viaje por la vida: ¿Hasta dónde?”: Cada quien, según su calendario, su geografía y sus costumbres, tendrá que hacer su camino, y como nosotros los pueblos zapatistas, tropezará y se levantará, y lo que construya tendrá el nombre que quiera darle.
La perspectiva zapatista nos invita, entonces, a luchar por un mundo en el que quepan muchos mundos, donde todo sea para todos, nada sólo para nosotros, y donde quien mande, mande obedeciendo.
En suma, por la vida y contra la muerte. Así entendemos la perspectiva zapatista de la lucha por la autonomía.
-Ciudad de México y San Diego
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de Gustavo
La autonomía es un proceso colectivo y colaborativo donde las personas trabajan juntas para luchar contra la opresión, la violencia, la deshumanización y las jerarquías, al mismo tiempo que implementan otra forma de relacionarse y de existir. La autonomía es una responsabilidad compartida en la que todo el mundo participa y devuelve a la gente, a la tierra y a la comunidad lo que ésta le ha dado, de cualquier manera o forma.
La autonomía como proceso de vida colectiva y práctica de responsabilidades compartidas que garantizan la supervivencia y el bienestar de un pueblo y una comunidad.
La autonomía es la práctica de crear y mantener prácticas comunitarias que se apoyen e inviertan unas en otras, en lugar de destruir o derribar.
La autonomía es la práctica de la movilidad. El acto de moverse y viajar sin ser criminalizado, encarcelado o asesinado. El acto de desarrollar relaciones con las personas, la tierra, los entornos y los centros. La práctica de existir en lugares que no son los nuestros.
La autonomía como práctica de autosuficiencia sin tener que depender de la nación/estado para la alimentación, la vivienda, la medicina y la supervivencia.
La autonomía como práctica de educar, enseñar y aprender conocimientos y habilidades que mejoren las condiciones de nuestras comunidades.
Autonomía como práctica de vida colectiva en la que la gente decide qué es lo mejor para las comunidades.
Autonomía como disponer de los materiales que necesitamos para asegurar la supervivencia de nuestras comunidades.
Autonomía como redes de familias, pueblos, organizaciones, comunidades trabajando juntos. Autonomía como relación con la tierra, los elementos y los misterios desconocidos.
-Albuquerque, Nuevo México
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del Comité de Apoyo a Chiapas
Nuestra discusión sobre la autonomía destaca varias facetas de la autonomía, que enumeramos a continuación, sin ningún orden en particular.
Valores: La autonomía tiene que ver con un grupo de personas que deciden que quieren vivir según valores diferentes a los de la cultura dominante.
Necesitan tener sus propios valores culturales alternativos y un acuerdo común sobre cómo vivir en un lugar. La autonomía incluye las relaciones con los animales y el medio ambiente. Los valores fundamentales se transmiten a las generaciones futuras.
Modelos económicos no capitalistas: La autonomía implica una forma de crear y distribuir las necesidades de la vida de una manera que no esté impulsada por el beneficio, y debe implicar una forma de gobierno más colectiva.
Crear sistemas propios: Los zapatistas crearon sistemas de educación, salud y justicia, basados en sus necesidades y valores específicos. Individual/colectivo: Tenemos que cambiarnos internamente.
Un aspecto clave de la autonomía para los zapatistas es que todos anteponen la comunidad al individuo. Como personas oprimidas nos sentimos derrotadas, como si no tuviéramos voz ni poder para no estar a merced del dinero o del poder.
Necesitamos tener agencia para vivir y tomar nuestras propias decisiones y elecciones colectivamente. 24 Una práctica, no una cosa: la autonomía no es una cosa fija a la que aspirar, sino una actitud, un proceso y una práctica que implica tanto a individuos como a colectivos.
¿Qué podemos hacer en nuestras vidas que nos lleve hacia la autonomía?
Por ejemplo, una parte del proceso sería obstruir el consumo capitalista, encontrar formas de dejar de dar prioridad al trabajo, en otras palabras, reducir la cantidad de trabajo alienado que tenemos que realizar.
La abolición de la policía en nuestras comunidades es también un ejemplo de un movimiento hacia la autonomía.
Cuatro tipos de autonomía: organizativa, institucional, de movimiento y de pueblo.
La autonomía para los zapatistas fue una evolución política debido al fracaso de las negociaciones con el Estado.
La autonomía es un concepto político, pero sólo puede darse cuando la gente está involucrada. Ejemplos de autonomía: Zapatistas, Rojava, Mujer Obrera (tienen tierra, sistemas para generar ingresos), Highlander Institute en Tennessee.
Otros están construyendo autonomía a través de la justicia alimentaria basada en la tierra. Durante COVID, los grupos se organizaron con agricultores locales para distribuir verduras orgánicas a los necesitados.
Espiritualidad: La autonomía es la reconstrucción que se produce tras la destrucción de las estructuras capitalistas y el desencarnamiento que crea. Esta reincorporación debe incluir un viaje espiritual.
Diversidad: La autonomía será diversa, dependiendo de las circunstancias, necesidades y deseos de las comunidades implicadas, y descentralizada.
No todas las autonomías tendrán el mismo aspecto, la autonomía adoptará formas diferentes en las distintas culturas. Es un proceso largo y duro, por lo que debemos abordarlo con delicadeza.
Visualizar la autonomía: Necesitamos crear un espacio para visualizar cómo puede ser nuestra economía fuera de un sistema capitalista. ¿Cómo se pueden trasladar las formas zapatistas de autonomía a un contexto urbano? Nuestro grupo está disperso en una gran área urbana. No compartimos tierra ni espacio.
Como colectivo, una de las cosas en las que podemos trabajar es en la búsqueda de una base material para nosotros: ¿queremos comprar tierras, queremos abrir una cooperativa? No tenemos tierra ni espacio, pero podemos apoyar y trabajar en red con quienes sí los tienen, y crear colectivos. Esto es fundamental para construir la autonomía.
-Oakland, California
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de Autonomía Xochitequio
En nuestras conversaciones y actividades colectivas, hemos podido reconocer algunos puntos fundamentales sobre la cuestión de la autonomía. En principio, hemos llegado al consenso de que la autonomía es, en su descripción más general, una práctica que genera herramientas para abrir caminos a modos de existencia y relación con el mundo no impuestos.
Como una práctica, la autonomía se pondría en acto tanto desde el pensamiento como desde el hacer. Ambas cuestiones se nos presentan como ejercicios y, aunque sean materiales o inmateriales, permiten uno al otro su aparición.
De tal forma, hemos podido comprobar que el pensar y el hacer han estado constantemente separadas en Occidente, pero que es necesario pensarlas en conjunto, en un diálogo e interrelación, como la clave de su potencial disruptivo y creativo.
Siendo así, creemos que el pensamiento, como una práctica, es fundamental en tanto que se necesita de una visión y reflexión crítica del mundo para poder entender, por un lado, cuál es nuestro lugar en la ordenación de la sociedad y, al mismo tiempo, cómo proyectar modos de resistencia, problematización y alternativa a la misma. En este sentido, entendemos que algunos lugares del saber intelectual, ya sean producidos por algunxs académicos, militantes y/o colectivos, nos ayudan a comprender que la forma hegemónica del mundo tiene al capitalismo como su centro de gravedad y que, a través de su constante depredación y aniquilación de la tierra y su población, produce una precarización generalizada de la vida para el beneficio de las empresas y la banca internacional.
El comprender el modo de funcionamiento y despliegue del sistema capitalista, en sus distintos modos de funcionamiento y productivización de la vida (sexual, racial, laboral, estatal, económico, legislativo, etc.), nos permite proyectar, planear, imaginar y observar en conjunto alternativas críticas a su funcionamiento, desde nuestra experiencia territorial y social específica.
Desde el hacer, por otro lado, ya que no bastaría solo con una constatación teórica de la crisis extendida a la que nos lleva inevitablemente el Capital, sino que sería necesario practicar y materializar alternativas a su orden que, desde distintos modos y grados, erosiones el campo de relaciones dado y entregue a las colectividades la capacidad de decisión sobre sus propias experiencias y modos de relación.
En variadas ocasiones, estas prácticas nos enseñan en su despliegue y tejido cotidiano, sobre modos de encuentro y diálogo no impositivos que permiten el desarrollo de relaciones no previstas y la afirmación de otros modos de saber existente que no responde al orden Occidental.
En concordancia con todo lo anterior, creemos también que la autonomía es una práctica que se lleva a cabo tanto colectiva como individualmente.
De tal manera, es fundamental constatar que la colectividad posibilita, en la autocomprensión de sus formas, un espacio donde se pueden poner en suspenso los modos tradicionales de relación productiva de lo social, o, en otros caso, utilizar estos mismos modos tradicionales para la elaboración de alternativas de encuentro y socialización posible.
Es, desde esta perspectiva colectiva, que nos abrimos a una relación alternativa con la tierra, la producción, las jerarquías sociales, la historia, la cultura y muchas otras instancias, las cuales germinan en nuestra colaboración y diálogo.
Todo esto nos permite, a mismo tiempo, problematizar nuestras prácticas individuales que reproducen el mismo orden de representaciones y creencias sociales, haciendo posible reevaluar y re-comprender los estándares de nuestra vida y nuestras creencias, para abrirnos a la posibilidad de practicar nuevas ideas, sin necesidad de ser impuestas ni a otros, ni a nosotrxs mismxs.
Nuestra propia práctica de la autonomía surge desde el contexto geográfico específico de la frontera entre EEUU y México, en el despliegue urbano que abarca San Diego Y Tijuana, ocupando territorio Kumeyaay nunca cedido. Entre dicha extensión geográfica transitamos entre centros de poder militar y tecnológicos que hacen de San Diego su hogar, al igual que los inframundos que sustentan estos centros.
En las interstices ocupan zonas de despojo, donde se acumulan materiales que sobran, desechos que sobran y gente que sobra. Nuestro caminar reconoce la catástrofe ambiental y afectiva que generan estas zonas sacrificiales, y desde estos sitios busca generar una infraestructura que sustente la vida. Como práctica de la autonomía, lo “rascuache”, retoma y revaloriza lo despojado y vuelve a poner en circulación esos mismos desechos.
Esta vez, no al servicio de una acumulación de Capital incesante, sino de un sustento colectivo material y espiritual. “Rascuacheando” ponemos manos a la obra, de una forma que requiere obviar las demandas de eficiencia que impone el Capital.
Al tomar materiales rotos y descartados necesitamos deshacer su trayectoria inscrita en su forma. Descuartizamos vallas de madera, transmutamos comida que se dejó pudrir, y aplastamos latas que iban en camino a ser enterradas.
El proceso de reconstruir surge como un esfuerzo colectivo y creativo que nos transforma a nosotrxs al igual que al material.
En definitiva, la práctica de la autonomía, desde sus distintos lugares de intervención, nos invita a llevar a cabo otra relación con el mundo, teniendo a la vista las experiencias críticas que en él ya existen y se despliegan. Aprendiendo de sus formas y poniendo en práctica transformaciones en nuestro cotidiano, tanto colectiva como individualmente.
—San Diego, CA (territorio Kumeyaay)
también editado en https://redlatinasinfronteras.wordpress.com/2023/08/21/que-significa-par/ |