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Notícies :: xarxa i llibertat
El asesinato de Antonio Martin, el 27 de abril de 1937 en una emboscada tendida en el puente de Bellver
26 abr 2021
Antonio Martín, el durruti de la Cerdaña fue asesinado el 27 de abril de 1937 en una emboscada tendida en el puente de Bellver por ERC y Estat Català. La matanza de 21 derechistas el 9 de setiembre de 1936, en las afueras de Puigcerdá, fue resultado de la ejecucion de aquellas personas cuyo nombre figuraba en la lista elaborada por Eliseu Font en el Casal de ERC.
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El asesinato de Antonio Martin, el 27 de abril de 1937 en una emboscada tendida en el puente de Bellver, según el libro: Nacionalistas contra anarquistas en la Cerdaña (1936-1937), publicado por Ediciones Descontrol, 2018


Antonio Martín Escudero, mal llamado “el Cojo de Málaga”, no fue un asesino en serie, ni un ladrón, como explica la Historia Sagrada de la burguesía; sino un destacado militante anarquista, que merecería ser conocido como “el durruti de la Cerdaña”.
Durante nueve meses se desarrolló en la Cerdaña una profunda experiencia libertaria, que se materializó en Puigcerdá con la aplicación de medidas novedosas en cuestiones tan diversas como cooperativismo, moneda, orden público, milicias, enseñanza, cultura, obras públicas, igualdad salarial, liberación de la mujer y economía.
Antonio Martín y la CNT-FAI de la Cerdaña ejercieron un disciplinado y eficaz control de la frontera, que impedía el contrabando de armas, dinero y ganado, la salida de curas y derechistas, así como la entrada de voluntarios de las Brigadas Internacionales. Ese completo dominio aduanero financiaba y facilitaba la compra de armas, destinada a las unidades confederales del frente de Aragón y a la retaguardia revolucionaria, perjudicando los intereses y las finanzas de ERC, EC y PSUC-UGT. Ese fue el motivo principal del asesinato de Martín.
Se documenta la creación en Cataluña, tras el fracaso de la insurrección armada de Octubre de 1934, de un nuevo partido político y guardia cívica españolista, denominado Agrupación Ciudadana, que ejerció una dura represión contra los insurrectos nacionalistas de 1934, además del desempeño de las tareas de la administración local en las diversas localidades donde alcaldes y concejales habían sido represaliados. Así es como se produjo, tras el triunfo del Frente Popular en febrero de 1936, el cambio de tornas: los catalanistas reprimidos desde octubre de 1934 y durante todo el año de 1935, pasaban a ser en 1936 los represores de los españolistas derechistas.
Importante logro del libro, que por sí sólo justifica su publicación, reside en desvelar la existencia de la llamada “lista negra” de Puigcerdá; lista que seleccionó a las 21 víctimas de la matanza del 9 de septiembre de 1936. Masacre fruto de la venganza de los reprimidos en octubre de 1934. Se documenta que la lista no fue redactada por los anarquistas, sino por los nacionalistas de ERC.                    
Otra cuestión documentada en este libro, ignorada hasta hoy por la historiografía, es la creación en Cataluña, tras los Hechos de Octubre de 1934, por orden directa del general Batet, capitán general de la cuarta región militar, de un nuevo partido político y guardia cívica españolista, denominada Agrupación Ciudadana, que sustituyó al antiguo Somatén catalanista. Esa Agrupación Ciudadana se encargó en toda Cataluña (y por lo tanto en la propia Puigcerdá) de la labor de detención, control y represión de los implicados en la sublevación de 1934, además del desempeño de las tareas de la administración local en las diversas localidades donde alcaldes y concejales habían sido represaliados. Este tema, esto es, la sustitución de las autoridades locales catalanistas por miembros de la Agrupación Ciudadana, adictos y leales al general Batet y al gobierno de Madrid, nunca ha sido tratada por la sagrada historiografía académica y universitaria. Quizás por desconocimiento, tal vez por desidia, o bien por omisión interesada y consciente.
Así es como se produjo, tras el triunfo del Frente Popular en febrero de 1936, el cambio de tornas, y aquella Guardia cívica o Agrupación Ciudadana (españolista) fue sustituida a su vez en el poder local por gente del somatén (catalanista) o por militantes de partidos republicanos.
Los catalanistas reprimidos desde octubre de 1934 y durante todo el año de 1935, pasaban a ser en 1936 los represores de los españolistas derechistas.
Al estallar la guerra, en julio de 1936, se abrieron las puertas a la persecución sin piedad de los antiguos componentes de la Guardia cívica creada por Batet, cuyos miembros en muchos casos ya habían militado anteriormente en Unión Patriótica, el partido único del dictador Primo de Rivera.
Esa persecución fue llevada a cabo con saña y afán de venganza por los protagonistas de la insurrección de octubre de 1934, duramente perseguidos hasta las elecciones de febrero de 1936. Toda la documentación existente así lo señala, todas las pruebas así lo apuntan. Por tanto, no eran los anarquistas quienes ansiaban venganza en 1936, ya que estos en Puigcerdá, en octubre de 1934, apenas habían padecido dos semanas de cárcel, y por lo mismo poco o muy poco tenían que vengar, a gran diferencia de los militantes de ERC y Estat Catalá.
Lo más novedoso del libro es la aparición de una serie de informes generados por la CNT, que abarcan desde la situación que se vivía en la Cerdaña a los propios incidentes de Bellver, o los asesinatos de la Serradora y la posterior represión que padecieron los anarquistas en la comarca, a manos de Estat Catalá, ERC y PSUC. Ello ha permitido reconstruir los hechos acaecidos en Puigcerdá de una forma totalmente diferente a la tradicional, y que por supuesto nada tiene que ver con la falsa versión hasta ahora mantenida gracias a documentos amañados que, sin crítica documental alguna, la historiografía académica y universitaria ha dado por buenos.
Esta versión anarquista de los acontecimientos vividos en la Cerdaña ha sido corroborada por la procedente del otro lado de la frontera: la de las autoridades policiales y administrativas francesas. De este modo, se cierra y desmiente de forma definitiva el mito heroico y sagrado de la resistencia de Bellver y se aclaran los brutales asesinatos de la Serradora. Asesinatos ejecutados al más puro estilo mafioso por elementos afines al PSUC, sin descartar la complicidad de sus antiguos aliados de ERC, con quienes habían compartido responsabilidades en el Consejo Administrativo de Puigcerdá, en un intento por borrar huellas y pistas.
Objetivo importante del libro, que por sí sólo justifica su publicación, reside en desvelar la existencia de la llamada “lista negra” de Puigcerdá; lista que seleccionó a las 21 víctimas de la matanza del 9 de septiembre de 1936. Demostramos que la masacre fue fruto de la venganza de los represaliados en octubre de 1934. Documentamos que la lista no fue redactada por los anarquistas, sino por los nacionalistas de ERC.

A.     Gascón y A. Guillamón
Barcelona, 27 de junio de 2021

DECLARAMOS PROBADO:
1. Que la represión de curas y derechistas en la Cerdaña desde el 20 de julio de 1936 hasta el 8 de septiembre de 1936 fue dirigida por el alcalde de Puigcerdá, Jaime Palau, militante de ERC.
2. Que la lista de los 21 ciudadanos derechistas de Puigcerdá “que debían ser eliminados” fue debatida y elaborada en el Casal de Esquerra Republicana de Cataluña, y su presidente Eliseo Font Morera “aprobó la lista de víctimas”.
3. Que en la constitución del Consejo Administrativo del Pueblo de Puigcerdá del 20 de octubre de 1936, los anarquistas obligaron a que participase ERC con los dos protagonistas principales de la represión contra los derechistas: Jaime Palau y Eliseo Font.
4. Que ANTONIO MARTÍN ESCUDERO, “el durruti de la Cerdaña”, fue asesinado en el puente de Bellver, el 27 de abril de 1937, en una emboscada preparada por ERC y Estat Catalá. El asesinato se debía al férreo control ejercido por los anarquistas en la frontera, que perjudicaba el contrabando ejercido por estalinistas y nacionalistas. Antonio Martín fue a Bellver para parlamentar y negociar con las autoridades de esa población el corte de la carretera entre Puigcerdá y la Seo. A su paso por el puente fue fusilado en la emboscada preparada por ERC y Estat Català.
5. Que a partir del 10 de junio de 1937, tras la derrota política de los anarquistas en los Hechos de Mayo, les llegó el turno a los anarquistas. Siete libertarios fueron asesinados en La Serradora. Se constituyó un Comité Ejecutivo, formado por estalinistas y nacionalistas, para coordinar y dirigir la represión antilibertaria en la Cerdaña. La represión y la difamación iban íntimamente unidas. La matanza del 9 de setiembre de 1936, todos los asesinatos cometidos en la comarca, todos los robos y crímenes encontraron un mismo chivo expiatorio y falso culpable: los anarquistas. De este modo se desviaba la autoría criminal de PSUC-ERC y se criminalizaba al enemigo de clase: los anarquistas.
6. La vigente historiografía sobre Puigcerdá y la Cerdaña ha logrado ocultar, durante más de 80 años, que los protagonistas del golpe de 1934 fueron duramente represaliados por la derecha españolista en 1935; que esa represión provocó la participación vengativa de los golpistas catalanistas de 1934 en los abusos y arbitrariedades que, después de julio de 1936, siguieron a la derrota de los militares en Barcelona y el resto de Cataluña. Y en particular que más de uno de ellos o era miembro de Estat Catalá, o mayoritariamente miembros reconocidos de ERC, citados en la Causa General como responsables de las matanzas locales.
7. Que el mito de los fusilamientos masivos en la collada de Tosas, ordenados por el Comité de Puigcerdá, se desmorona ante la precisión y contundencia de un documento de la Causa General que concluye, una vez desenterrados y analizados los 26 cadáveres existentes, que eran en su mayoría personas muy jóvenes, identificados algunos como derechistas y desertores, abatidos por los carabineros al intentar cruzar la frontera. Ni comité, ni fusilamientos; carabineros y desertores, y en todo caso muertes ajenas a la problemática interna de la Cerdaña que no deben contabilizarse como fruto de los conflictos sociales y políticos de esa comarca.
8. En el verano de 1937 la CNT dejó realmente de existir en la Cerdaña como organización. La brutal represión antilibertaria fue organizada por un Comité Ejecutivo en el que participaron Vicente Climent (PSUC), Juan Bayrán Clasli (PSUC), Joan Solé (alcalde de Bellver), un agente de Vigilancia llamado Samper y otro agente anónimo, pertenecientes ambos a Estat Catalá.
9. Que a nadie se le debería escapar que la destrucción de la leyenda negra del anarquismo catalán en la Cerdaña, y muy concretamente de la fabulosa criminalización de Antonio Martín, efectuada irrefutablemente en nuestro libro sobre la Cerdaña, implica importantes consecuencias:
Todos esos monstruos, asesinos en serie, vampiros y come curas que aparecieron como un virus inexplicable en toda Cataluña, y que la historiografía ha calificado como criminales, deben ser revisados.
10. AG y AG, con el objetivo de evitar indeseables y desagradables confusiones, renunciamos al apelativo de historiadores; razón suficiente para reclamar la honesta actividad de coleccionistas de testimonios y papeles viejos: traperos de la historia. Los traperos ponemos papel sobre papel, verificamos su credibilidad y luego interpretamos

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