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Notícies :: criminalització i repressió |
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La rave de `peligrosos terroristas
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per bombas biologicas |
03 gen 2021
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A finales de agosto, en plena "pandemia", nos reunimos cerca de 200 personas en una casa durante algo más de tres días. Gente de todo el país y todas las edades, desde bebés hasta gente de 75 años, sin cumplir ninguna de las chaladuras profilácticas, mascarillas, distancias, etc. La Policía hizo acto de presencia, pero no se atrevieron a allanar la finca, se fueron. Algunos fuimos siendo ya peligrosas "bombas biológicas" por haber estado en la concentración de Madrid, donde fuimos varios miles. |
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LA RAVE DE PELIGROSOS TERRORISTAS
Después de vivir tan peligrosamente regresamos a nuestras casas, repartidas por todo el territorio, a convivir con nuestras familias, vecinos, amistades, etc., sin que (y esto es lo que vengo a decir) nadie, absolutamente nadie, haya enfermado. Ni nosotros ni nuestros cercanos, ni jóvenes ni ancianos, nadie, ni tras aquella reunión ni tras estos meses tan "peligrosos" de pandemia, en los que, evidentemente, hemos hecho vida normal, como se puede sospechar, en lo que se refiere al contacto con los demás. Hemos violado sistematicamente la nueva ortodoxia biopolítica, nos ha faltado nada más chupar las barandillas del transporte público.
Ahora estos chicos, reunidos para cuestiones más lúdicas, son señalados como terroristas, con una cobertura mediática diez, quizás cincuenta veces más potente que la que se dedica a la desarticulación de mafias de extorsión, drogas o trata de personas. Son noticia por ser doscientos; son culpables por ser doscientos. La gente tiene la cabeza muy podrida para aceptar esta situación en la que un grupo de personas, por el hecho de ser un grupo de personas, es un peligro. Muy podrida, digo, por la basura informativa diaria que consume, que resetea el miedo paranoide cada mañana después de hacer también de sus sueños pesadillas.
La experiencia personal es soberana, lo que cada uno vive en sus carnes, no de manera inminente y absoluta; en este caso hablamos de comportamientos sostenidos en el tiempo por mucha gente de muy distinta condición. Que meses de "imprudencias" e "irresponsabilidades" por parte de gente de toda edad y lugar tenga el mismo resultado, cero huella de pandemia alguna, prueba que lo que cuentan del virus, especialmente lo relativo al contagio, es sencillamente mentira. Si existe alguna nueva afección, algo imposible de saber debido a la maraña de obstaculizaciones de oficio, secuestros de personas, censuras y comeduras de tarro omnipresentes, desde luego que no se contagia como dicen.
Así que no, no le hacemos el juego al terror, ni nos quedamos embobados escuchando a la caterva de expertos, esas prostitutas de la ciencia que vienen a decirme que no me acerque a mi abuela, de 90 años, a la que me prohibirían ver, a la que encerrarían y dejarían morir en soledad si echase la lotería de los tests. A mi abuela le monto yo las raves, adaptadas al signo de los tiempos, con unos buenos bailes, besos y abrazos
en estas fiestas. |
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