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Huelva: Denuncian explotaciòn de las trabajadoras temporeras de la fresa
10 jun 2020
Huelva: Denuncian explotaciòn de las trabajadoras temporeras de la fresa
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«Se siguen dando casos de explotación masiva que rozan la esclavitud en la recogida de la fresa»

Carmela Borrego Castellano (1) y Aurora Báez Boza

Entrevista a Ana Pinto, del colectivo Jornaleras de Huelva en Lucha.

Ana Pinto, del colectivo Jornaleras de Huelva en Lucha, explica la situación de las jornaleras que trabajan en la recogida de la fresa.

¿De dónde nace la idea del colectivo?

Este colectivo surge a raíz de la denuncia en 2018 de nuestras compañeras temporeras de Marruecos, que fueron las primeras en denunciar la situación que se vivía en los de campos de Huelva. Consiguieron poner el foco en lo que ocurría aquí. Esto, y el cabreo que todas arrastrábamos, nos sirvió de impulso para iniciar esta lucha. Esto fue en 2018, pero oficialmente como colectivo nos hemos constituido prácticamente hace más de cuatro meses. Unas cuantas trabajadoras fuimos a unas jornadas que se organizaban en Sevilla sobre mujeres temporeras y nos resultó curioso que fueran a hablar de nosotras sin invitarnos siquiera. Estaba invitada la patronal, diferentes colectivos que supuestamente habían trabajado haciendo investigaciones en el sector, los sindicatos mayoritarios, quienes dicen representarnos, pero no lo hacen. Al ver la falta de representación de nosotras mismas decidimos montar el colectivo y la gente se volcó.

¿Cuál es el objetivo que persigue este colectivo?

Básicamente que se cumplan los derechos de las trabajadoras y de los trabajadores del campo. El campo ahora mismo es la ley de la selva porque nadie se ha preocupado de saber qué hay detrás del beneficio y de la riqueza que generan los frutos rojos en la provincia de Huelva: ningún sindicato, ni las administraciones, ni desde los diferentes gobiernos, ni desde los ayuntamientos, ni la inspección de trabajo. Prácticamente es el motor de la economía de Huelva. Por ejemplo, nuestro convenio, actualmente, dice que el salario base según es de 42 euros con algo, cuando ahora con la subida del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) nos corresponderían 45 euros y pico. Y como tampoco se nos aseguran las 39 horas semanales pues no cobramos nunca el salario mínimo. Con este aumento del SMI nos han subido los impuestos del sello de 96 euros a 127. El sello es una cuota que tenemos que pagar todos los meses (haya trabajo o no) durante un año para poder cobrar la renta agraria o el subsidio del REASS [Régimen Especial Agrario de la Seguridad Social] que son 430 durante seis meses. Ningún sindicato nos ha regulado el convenio, por lo que en el campo se está cobrando por debajo del SMI. Esta situación está llevando a la gente a la imposibilidad de pagar el sello agrario, pues ha subido un 30 por ciento sin subir el sueldo, por lo que no pueden cobrar ese subsidio. También queremos que se regulen los contratos fijos discontinuos porque hay gente que lleva trabajando hasta 15 años en la misma empresa y sigue firmando contratos por obra y servicio. Por lo tanto, estos contratos están en fraude de ley. Ocurre lo mismo con las temporeras marroquíes.

Recientemente se ha hecho un estudio en la revista Mar de Onuba con los datos aportados por el Ministerio de Trabajo y se ha comprobado que el 99 por ciento de los contratos de las temporeras de origen marroquí están en fraude legal. Estas mujeres vienen con un contrato firmado de 39 horas y deberían cobrar todos los días con sus días de descanso correspondientes. Sin embargo, cuando llegan, trabajan por obra y servicio por lo que si no trabajan un día no cobran. Hay veces que trabajan tres días en una semana o días que trabajan dos o tres horas y eso es lo que se les paga. Y puedes cobrar un mes 300 euros cuando estás firmando 39 horas semanales. También las empresas tienen un régimen sancionador que es abusivo. Y tienes que firmar que estás de acuerdo sino no trabajas. Estas normas pueden impedir usar ropa de tirantes, además de que no nos dan uniforme y eso es obligatorio. O te prohíben llevar una botella de agua debajo del carro donde pones la fruta. Y eso es muy grave teniendo en cuenta las altas temperaturas en verano debajo de un invernadero. En algunas empresas te prohíben estrictamente hablar con los las compañeras y los compañeros. También trabajas todo el día con la manijera gritándote, exigiéndote mucho. En algunos tajos te apuntan el nombre en las cajas de fruta que has recolectado y lo recogen en una lista donde aparece el nombre de todas las trabajadoras y los kilos que has cogido. Luego estos datos los cuelgan el comedor para que la gente compita. Puede ser incluso que si estás mucho tiempo debajo de la lista te castiguen tres días sin trabajar y a la tercera vez te puedes ir a la calle. Queremos que se elimine la lista de productividad, que además que están totalmente prohibida.

Esto es algo muy fuerte, ¿hay alguna reivindicación más que quieras recalcar?
Tampoco se paga el kilometraje desde el pueblo al tajo, según convenio corresponde 22 céntimos el kilómetro a partir de los dos kilómetros. Tampoco se pagan las horas extras como dice el convenio. También queremos reivindicar el derecho a la libre sindicalización y a la participación en las elecciones sindicales. Allí no se celebran elecciones y lo organizan todo. O escogen quiénes van a ser los representantes de los trabajadores. Yo llevo 16 años trabajando en el campo y en la vida he visto unas elecciones sindicales, ni he votado en unas elecciones sindicales.

Y esto que nos cuentas ¿ocurre también en los almacenes de fruta?

Es incluso peor todavía, porque eso tiene un apartado muy pequeño en el convenio que prácticamente no especifica los derechos de la gente que trabaja en el almacén, que la mayoría son mujeres. Están ahí como en un limbo laboral. También luchamos por los derechos de estas trabajadoras. Por ejemplo, en el almacén Cuna de Platero no respetan los descansos de las trabajadoras, les daban 15 minutos nada más. Una noche las echaron a comer a la calle en esta situación de pandemia. Hicimos una denuncia pública mostrando fotos y vídeos de la situación y al día siguiente les dijeron que tenían media hora para comer en el comedor y le dieron descanso.

Y ante esta situación, ¿qué acciones habéis llevado a cabo?

Hemos intentado mediar con las empresas. Por ejemplo, con una hablamos porque los trabajadores nos habían informado que no tenían días libres. Conseguimos que la empresa se comprometiera con respetar los descansos. También hemos denunciado otras empresas donde castigaban a la gente (Empresa Agrícola El Bosque, en Lucena del Puerto). Estamos esperando a que llegue el juicio de los trabajadores que fueron despedidos por reclamar su derecho. En total son once las empresas que hemos denunciado y también se han puesto varias demandas de trabajadores a los tribunales reclamando despidos improcedentes y cantidades. Por otro lado, con esto de coronavirus, también pusimos una denuncia en colaboración con la Cooperativa de Abogadas Andaluzas a la inspección de trabajo de la Consejería de Sanidad. Hicimos un escrito a los ayuntamientos denunciando a nueve empresas donde no se respetaban las medidas de seguridad.
Es una situación de una precariedad extrema.
Y ahora con el coronavirus ¿cómo está la situación?
Las fincas están cerradas y no sabemos qué pasa dentro esto nos imposibilita actuar ante las injusticias. Recientemente hemos ido a una finca porque nos dieron un aviso de que había mujeres que estaban mal. Las mujeres viven en unas casitas en el mismo campo donde trabajan. Iban sin mascarilla caminando por carreteras secundarias hacia el pueblo. Y yo creo que las empresas deberían hacerse responsable de coger y cargar una furgoneta y llevarles comida a estas mujeres.

¿Y cómo están viviendo las trabajadoras la situación ante la pandemia? ¿Las empresas están tomando las medidas necesarias?

Pues la verdad es que hay mucho miedo. Nos han llamado mujeres llorando, con ataques de pánico o de ansiedad porque tienen miedo de contagiarse ya que las empresas no se cumplen las medidas de seguridad. Es que se están debatiendo también entre poder comer o enfermarse. A parte de esto hay otras cosas que están pasando. Hay mujeres que han pedido reducción de jornada para poder conciliar. También hay trabajadoras y trabajadores que se han quedado sin medio de transporte para ir a trabajar, porque solo se pueden ir dos en un coche, y se han tenido que quedar sin trabajar con todo lo que eso conlleva. Porque cuando la empresa dice que has dejado de ir a trabajar sin razón, aunque sea provocado por la pandemia, informa al SEPE [Servicio Público de Empleo Estatal] que te has dado de baja voluntaria y te quedas sin cobrar el subsidio extraordinario de 430 euros. Y fíjate, los sindicatos no dan respuesta, solo les dicen que tiene que ir a trabajar y que es lo que hay. ¿Ahora qué va a pasar con ellas? La gente aquí depende de esta campaña, que es lo que les salva la vida a muchas familias
¿Y qué cosas exigís ahora durante la pandemia?
Que las empresas tomen las medidas de seguridad que por ley tienen que tener. Y si no pueden pues que cierren y se acojan a las medidas que ha creado el Gobierno ante esta situación. Así las temporeras y temporeros pueden cobrar una ayuda como el resto de trabajadoras de otros sectores. Porque sin medidas de seguridad se expone a toda la población. Así que la empresa tiene que tomar su responsabilidad. A raíz de todo esto se nos están uniendo muchísimas personas, sobre todo mujeres y cada vez nos estamos haciendo más fuerte.

Este sector está muy feminizado.
Antes había la misma cantidad de hombres que de mujeres, pero cada vez requieren más una mano de obra femenina, supuestamente, según alega siempre la patronal, porque las mujeres somos más delicadas para coger los frutos rojos y tenemos las manos más sensibles. Fíjate que qué gilipollez hablando mal y pronto, igual que habrá mujeres delicadas habrá otras que no lo son. Y habrá hombres que serán muy delicados. Eso es algo que se han inventado simplemente porque saben que a las mujeres las pueden explotar más por su condición de precariedad y la vulnerabilidad a la que se enfrentan a diario. ¿Qué otra opción tiene aquí una mujer en un pueblo que no sea trabajar en el campo? Muy poca. No hay apenas otro recurso. Se están aprovechando de esto y, sobre todo, se aprovechan de las mujeres de origen marroquí. Date cuenta que allí una mujer gana seis euros al día haciendo lo mismo que hace aquí. Por esta situación de pobreza se conforman con cualquier cosa. Aparte está la barrera del idioma y ni conocen sus derechos. Entonces prácticamente pueden hacer con ellas lo que les da la gana. Ahora llegan aquí y las meten en cualquier sitio. Hay empresas que las han metido en una nave junto con los productos de fumigar. Parece mentira que ocurra esto en un país que se autodenomina desarrollado en pleno siglo XXI. Sin embargo, se siguen dando casos de explotación masiva que rozan la esclavitud en nuestro sector.

Ante toda esta situación, ¿cuál es vuestro reto?
El reto es crear un movimiento fuerte para reivindicar y conseguir los derechos que nos corresponden. Y darnos visibilidad, que lo estamos consiguiendo de forma muy rápida. Nos han llamado para hablar de la situación del campo en un montón de mesas redondas. Y que seamos mujeres eso es muy importante. Durante la pandemia nos han hecho gran cantidad de entrevistas tanto de medios nacionales como internacionales. Hago tres o cuatro entrevistas a la semana. Y, sobre todo, también uno de los puntos clave de nuestro colectivo es hacer una lucha que sea antirracista. Esto tiene que quedar claro todo el mundo. Cada vez cuesta más llegar a fin de mes. Ahora cuando vas a buscar trabajo al campo, porque eso de que te llaman del INEM para trabajar es mentira, tienes que llevar los papeles al tajo para tener un empleo, les dicen que tienen mano de obra más barata, de los asentamientos de personas procedentes de diferentes lugares de África. Encima se dice en los diferentes medios de comunicación que la gente de aquí no quiere trabajar en el campo cuando eso es totalmente falso. El 52 por ciento de la gente que trabaja en el campo son personas autóctonas. Esta situación de explotación genera una situación muy dura porque se está generando un discurso de odio hacia la gente migrante muy fuerte que nos está costando erradicar. Nuestro objetivo, por tanto, es que la gente entienda que esta es una lucha de todas las personas, que da igual de donde vengamos, que al final los explotados somos todos los mismos, seamos del país que seamos. Y que realmente quien solo es responsable de lo que estamos viviendo y de esta situación que vivimos a diario es la patronal, los empresarios, con el consentimiento de los sindicatos y de los políticos.

(1) Carmela Borrego
Andaluza y flamenca como forma de estar en el mundo. Migrá de ida y vuelta. Cocreadora de la Editorial Avenate: libros fanzines y papita aliñá. Instagram: @carmelalacandela @editorialavenate

fuente: https://www.pikaramagazine.com/2020/06/se-siguen-dando-casos-de-explotac/

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