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MentiraVirus
01 abr 2020
31 marzo de 2020
Visiones y versiones sobre la pandemia capitalista
Acabo de enterarme que el gobierno del estado español, ha prorrogado dos semanas más el "estado de alarma", ampliando los grupos productivos de trabajadorxs que se verán afectadxs y quedarán confinadxs en sus domicilios.

Me explican que para este menester, se han aprobado un "paquete" de medidas que pretenden "ayudar" a lxs trabajadorxs a superar el rigor económico que impondrá este nuevo parón productivo.

¡No nos dejemos engañar! Tras 15 días de encierro, ya podemos hacernos una ligera idea del significado de estas nuevas medidas, solo tenemos que observar nuestro alrededor y no dejarnos seducir por la falsedad de sus palabras.

Hoy he tenido la oportunidad de ver un vídeo muy ilustrativo de este espejismo social distópico.

En Madrid se ha montado un hospital en unos pabellones del IFEMA, con el que pretenden aligerar la pesada carga del desastre que colapsa los hospitales públicos.

Este pabellón ha sido ampliamente recogido y acogido por los medios de comunicación como un ejemplo esperanzador de "colaboración" y avance en la lucha contra el virus.

En las imágenes del vídeo se aludía al exterior e interior del IFEMA. Fuera un grupo de militares legionarios perfectamente uniformados, desfilaban todos con marcialidad y mascarillas. Dentro del IFEMA, una mujer del personal sanitario, denunciaba la dificultad y escasez para poder equiparse con la básica protección homologada de los EPI's.

Otro ejemplo revelador se produce en Catalunya, donde el conflicto con el estado español, sigue todavía enquistado. En este territorio, las residencias de personas de avanzada edad, han reclamado a la Generalitat la intervención de la unidad militar de emergencia (UME), para la desinfección de centros residenciales contaminados. Sabemos que en centros de este tipo en Madrid, los cadáveres de ancianos se acumulaban como lxs residentes contagiadxs.

Gobiernos como el catalán sin medios, ejército español con todo tipo de recursos y el mensaje de una imagen simbólica para la memoria de Catalunya: el ejército español y su silenciosa "invasión humanitaria".

Alguien dijo que estábamos en guerra, y ejemplos como los del vídeo y la situación de las residencias en Catalunya o Madrid, reflejan una nueva situación de conflicto armado, de guerra contra la población.

La sanidad pública ha sido brutalmente mutilada y lo mismo podríamos decir de la enseñanza pública, los derechos laborales o las libertades más elementales.

El miedo impuesto por los medios y los gobiernos con el virus, ha nublado toda capacidad crítica de la sociedad civil y de la mayoría de colectivos, grupos, asociaciones de los movimientos sociales, bloqueando cualquier respuesta contra el autoritarismo impuesto en su versión de nuevos modelos de guerra contra la población.

Nos encontramos frente a estrategias de guerra que nadie hubiera reparado. Mientras que, con la excusa de una "crisis global financiera", se desmantelaron progresivamente los servicios universales y las más elementales libertades, el capital y sus estados salvaron a las entidades financieras y reforzaron la penalidad de sus leyes, sus policías y sus ejércitos. Solo desde ahí, se pude comprender que grupos policiales salgan a las calles a golpear legal e impunemente, a personas que transitan por ellas, y que gran parte de la población sea cómplice y aliente el estado policial y su violencia.

Solo desde ahí, se puede comprender que, mientras el personal sanitario es enviado a primera línea de esta guerra sin apenas protección, sin recursos y siendo objeto de numerosas bajas, los ejércitos, en la retaguardia, se hacen visibles por las calles con total ostentación de uniformes, equipos, medios y todo tipo de material que se les niega al personal sanitario y a la población. Lo mismo se podría decir de los diversos cuerpos policiales que despliegan estratégicamente sus vehículos y unidades por carreteras y calles; unos cantando y bailando para entretener a la población recluida en sus casas, mientras que otros, al más puro estilo pandillero, imponen la brutalidad de sus instintos represores a transeúntes que deambulan por las calles. Y así nos construyen el perverso relato de una represiva historia de falsxs héroes y villanxs.

¡No nos dejemos engañar! Esta guerra es contra el llamado "enemigo interno", que somos nosotrxs, que es la humanidad rebelde de lxs de abajo.

Recién, acabo de hablar con unas compañeras que están apoyando a las mujeres presas de la cárcel de Wad Ras. Me relatan todo un repertorio de limitaciones y prohibiciones que han generado nerviosismo y reacciones entre las mujeres presas en el interior de la cárcel. Les pregunto por una compañera que se encontraba presa, y me comentan que las prohibiciones le pillaron fuera y que ahí sigue. Me alegro mucho por ella y por todas las que no estamos dentro, pero la alegría se desvanece rápidamente cuando me imagino que tal vez, esa medida no sea para evitar contagios, pues dentro el contagio se produce principalmente por el contacto con las carceleras, sino para que determinada aristocracia "encarcelada" y presxs políticxs, mantengan sus privilegios carcelarios y no vuelvan a prisión.

Aún recuerdo cómo la derechona estúpida y la derechita cobarde, nos "asustaban" con los cuentos de fantasmas del indulto, vaticinando que dejarían en libertad a lxs "golpistas", y los muy idiotas fueron incapaces de anticipar que no sería el "indulto", sino un virus que alegremente se intercambiarían, entre abrazos y líquidos salivares, al grito de "arriba españa".

Por si no fuera suficiente "el miedo al virus", hay quienes pretenden intimidarnos con planes de control social a través de la geolocalización. Esta es una sociedad en la que lxs estúpidxs que gobiernan, crecen y se multiplican como el virus, exponencialmente. Por el momento nadie nace con un chip implantado en el cuerpo y, aunque no nos demos todavía cuenta, los móviles no forman parte de ninguna de nuestras extremidades.

Todos esos miedos idiotas, no son más que distracciones. El estado español pretende mantenernos en vilo, todos los días con sus bailes de cifras estadísticas de contagiadxs, muertxs y sanadxs. La única verdad de todo esto y de tanto abuso de manipulada estadística, es que nos arrebatan a familiares y seres queridos con esas muertes. Lo demás no son más que datos inventados, extraídos de verdades a medias, para mantener cautiva nuestra atención y miedo, y que golpeadxs por esa dolorosa y trágica realidad, se nos nuble el conocimiento y no seamos capaces de reconocer la totalidad del drama que se está desarrollando ante nuestros ojos.

¿Y a qué otro drama me refiero?

Esta es una pandemia que se está produciendo y reproduciendo por los gobiernos de esos países que se consideran desarrollados, industrializados o en vías de desarrollo. Todos ellos con grandes recursos en medios humanos y materiales.

No podemos dejar pasar por alto que han sido los mandatarios de estos países quienes, en principio, han minimizado las consecuencias, para después justificar la aplicación de un estado de alarma militar y policial.

La inmensa mayoría de muertes, han sido personas de edades avanzadas de las clases humildes y trabajadoras. Todos estos gobiernos menospreciaron la pandemia diciendo cosas como que solo se trataba de un "resfriadinho" , que era fácil protegerse con amuletos y estampitas milagrosas, o que en países con una sanidad pública tan eficiente y desarrollada como "la nuestra", no hay posibilidad de riesgo.

Todos esos estados tienen muy presente y consideran que las clases trabajadoras, especialmente las más envejecidas, se han convertido en un pesado lastre para las ambiciones de sus codiciosos intereses económicos.

De la misma manera que en la anterior etapa de crisis provocada, salvaron a las entidades financieras, las "medidas sociales" que el gobierno ha dispuesto ahora, se orientan a "salvar" a las grandes economías empresariales.

La oposición política no hace más que distraernos hablando de improvisación del gobierno, pero lo que se puede constatar, es que esas medidas se han ido aprobando paso a paso, desde el "no pasa nada", hasta el "todos encerradxs en casa". No se trata de improvisación, sino de aplicación gradual de las medidas que, si se aplicaran de golpe, podrían haber provocado una respuesta que de esta manera no se ha producido, y lo que es peor, son bienvenidas. Esas medidas "sociales", lejos de aliviar a las clases trabajadoras, provocan un posterior y mayor endeudamiento a base de microcréditos que, a bajo o nulo interés, tendrán que ser retornados.

El capitalismo avanzado se encuentra en un estadio de imparable reacción, en el que necesita reducir la población de clase trabajadora, y muy especialmente la no productiva, para ir introduciendo nuevas formas de producción en las que la robótica y la "inteligencia artificial", tengan un papel fundamental y determinante. Mientras, nos distraen con un gran despliegue de medios de comunicación que retransmiten el penoso espectáculo social mediatizado de cifras y "heroicos" relatos.

No se trata de ninguna conspiración. Todo se está produciendo delante nuestro.

Por otra parte, hay quienes dicen proponer otras vías para superar la pandemia, con tratamientos "alternativos". No existe mäs tratamiento alternativo a la pandemia capitalista, que una revolución.

La sorprendente paradoja que se produce en el estado español, es que estas medidas de "presupuestos sociales" que promueven el total recorte de libertades de movimiento, la militarización del país, la gratuita violencia policial, la promoción de ERES y ERTES que encubrirán despidos laborales, han sido promulgadas por un gobierno de coalición que se dice social y de izquierdas, y que prometieron todo lo contrario de lo que están aprobando.

Y si a alguien se le ocurre volver a mencionar las "ayudas sociales" que el gobierno ha propuesto en esta situación de crisis sanitaria, insistiré en que no se vuelva a dejar engañar, pues las crisis sanitarias no se resuelven con limitaciones de libertades, ni despliegues militares, sino con recursos preventivos sanitarios y de protección. ¿Conocéis a alguien que no sea policía o militar que los haya recibido? Y además le señalaré algunas evidencias para dejar sin efecto ese engaño.

Más allá de la penosa anécdota de la importación de los test "defectuosos", el gobierno español ha comprado una importante partida de estos test rápidos. Si alguien se encuentra mal, con dolor de cabeza, tos seca, dificultad para respirar..., y se le ocurre acudir a urgencias de cualquier centro de atención primaria, comprobará que solo hacen test a quien determine el médico que le atienda. Y esa decisión se basa en su percepción de gravedad y no en síntomas. Por tanto, no se puede determinar si entre esas personas a las que no se les ha hecho el test, había algunas afectadas por el virus y que serían potenciales propagadoras de contagio, al resto de personas de su entorno.

Os recordaré que la OMS ha recomendado hacer test al mayor número de personas, para conocer mejor el comportamiento del virus. Es decir, a las directrices no les interesa conocer su comportamiento, sino evitar que las estadísticas se engrosen, y esa no es la manera más efectiva de erradicarlo o contrarrestarlo, sino la de extenderlo.

Otro ejemplo significativo es el de la carencia y precariedad de medidas de protección en ámbitos como el sanitario y el desinterés del gobierno por conseguirlos. Ese abandono no es casual ni exclusivo del sector sanitario. Familiares de personas presas de la cárcel de Picassent, se han organizado para conseguir mascarillas para sus familiares encarceladxs. En las prisiones catalanas, la empresa de la Generalitat que se encarga de los talleres productivos, tiene a lxs presxs trabajando en la confección de material sanitario de protección, mientras lxs presxs no disponen de protección alguna, privados de buena parte de sus "derechos" y más presxs que nunca. Estxs no aparecerán en la extensa saga de "héroes".

Para todos aquellos que nos repiten cansinamente que los cambios sociales se consiguen con gobiernos que se dicen de izquierdas, les pediré que se quiten la venda estúpida de sus ojos, porque su cerebro ya es como tierra quemada en la que no puede germinar nada más que autoengaños de falsas esperanzas.

No hay gobiernos de izquierdas o cualquier otro gobierno que vaya a detener esto. El modelo capitalista de esta forma de vida contranatura, en grandes concentraciones de poblaciones, son el medio idóneo para la rápida propagación de estos virus. Solo la auto-organización desde abajo y la destrucción de las actuales relaciones de poder que persiguen la devastación de la naturaleza y de los seres vivos que la habitan, tienen capacidad para acabar con el exterminio programado por la pandemia capitalista

This work is in the public domain

Comentaris

Re: MentiraVirus
08 abr 2020
¿y los malthusianos?
Sindicato Sindicat