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” Carta de un prisionerx politicx de la revuelta desde las cárceles de menores del Estado Chileno
14 mar 2020
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“No me arrepiento de haberlo intentado al menos y no quedarme de brazos cruzados” Carta de un prisionerx politicx de la revuelta desde las cárceles de menores del Estado Chileno

Desde la comodidad de mi hogar observo a través de los medios de comunicación la brutal represión policial que ejerce el Estado al ver como sus intereses económicos se ven amenazados por una población ignorada, cansada y harta de la silenciosa tortura que significaba vivir en un país tan desigual como lo es Chile, donde un pequeño porcentaje de sus habitantes gozan de las necesidades básicas para una vida digna, mientras que el resto muere en listas de espera. Algunos se las arreglan subiéndose a las micros a vender parche curitas porque las migajas de pensión que les da el Estado apenas alcanzan para comprar sus medicamentos; con el sueldo mínimo no llegan a fin de mes, las deudas les vacían los bolsillos y los empresarios no hacen más que subir los costos de servicios primordiales como el agua, la luz y el transporte.

La lista de carencias sigue y el pueblo chileno no permitió que esta se expandiera a causa del poder de unos pocos. Y como una olla a presión que rebalsó sin límite, miles y miles de habitantes salieron a las calles a protestar y manifestarse por sus derechos, inspirados por un grupo de estudiantes que se atrevieron a generar un cambio y evadieron el pasaje en distintas estaciones del metro de Santiago.La respuesta del Estado , liderada por la clase privilegiada fue la habitual, violencia organizada ejercida en allanamientos, secuestros, asesinatos , centros de tortura, violencia arbitraria, carros lanza aguas cargados con soda caustica, los cuales rociaban indiscriminadamente a la muchedumbre de manifestantes, sin importar si era un niño o una persona de tercera edad, gases lacrimógenos lanzados en medio de actividades enfocadas a la audiencia infantil, detenciones sin ningún fundamento, casos deplorables que ocurrían dentro de las comisarias, como violaciones sexuales hacia menores de edad y un aborto producido por una patada en los genitales que efectuó una funcionaria de carabineros a una joven embarazada.El perdigón y la bomba lacrimógena fueron usados para matar, mutilar cientos y cientos de ojos que en muchos casos dejaban con total perdida de visión a las víctimas, como ocurrió con una mujer que se dirigía a su trabajo y recibió el disparo de una bomba lacrimógena en su rostro.Un carro lanza aguas rocea a los paramédicos que intentan reanimar a Abel Acuña, un manifestante inconsciente y provocan su muerte, llenándole los pulmones de agua. Otro manifestante intenta escapar de una encerrona efectuada por las Fuerzas Especiales, cae en un desagüe sospechosamente abierto y muere ahogado nuevamente producto del chorro de un carro lanza aguas. Al día siguiente un montón de personas se reúnen para expresar sus pesares dejando flores y velas en el lugar de su muerte, carabineros reprime lanzado agua sobre el lugar, embistiendo y destruyendo lo antes colocado. El homenaje es destruido y levantado una y otra vez.Cientos de lugareños bajan por los cerros de Valparaíso para manifestarse en las calles principales, mis últimas memorias de esta cárcel recuerdan con angustia el incendio de estos cerros, originado en 3 focos estratégicamente ubicados, el fuego arrasó con cientos de viviendas, oportunidad perfecta para que el dictador disfrazado de presidente, Sebastián Piñera, con su dictadura disfrazada de democracia usara el recurso del bono a los damnificados para blanquear su sangriento historial de violaciones a los derechos humanos.Las medidas tomadas por este genocida fueron memorables: A días del estallido declaró la guerra, literalmente en un discurso que se transmitió en todos los canales nacionales, afirmando que se enfrentaban a un enemigo implacable que poseía “tecnología de alta gama”. Bajo esta excusa llamó al Estado de sitio y puso al Ejército de chile en las calles bajo el mando del General Iturriaga. La represión ya no sería a base de perdigones y bombas lacrimógenas, sino verdaderos calibres de guerra utilizados en contra de civiles armados con piedras y escudos caseros.Recuerdo las noticias de un civil aplastado por las ruedas de una tanqueta militar. Miles de millones sacados de los bolsillos de todos los chilenos fueron gastados en la compra de insumos para carabineros, la implementación de nuevas tecnologías como un vehículo policial que con la ayuda de un inmenso parlante emitía un pitido en frecuencias que ensordecían a sus víctimas, la desorientaban y podían llegar a provocar daños auditivos permanente, como también un nuevo tipo de bomba que emitía un gas vomitivo y desorientador.Entre estas “inversiones” estaba el millonario pago a la misma compañía publicitaria que Pinochet utilizó para blanquear su dictadura.Las cámaras, teléfonos celulares y el internet fueron elementos cruciales para capturar y difundir evidencia sobre las negligencias que realizaban carabineros y PDI; el encubrimiento de los nombres de sus funcionarios y las patentes de sus vehículos policiales, al cual en al menos una ocasión se le implementaron púas en un vehículo lanza gases en el para choque delantero y trasero, el capó, la parte superior del carro y alrededor de las llantas, y las incontables veces en las que realizaban montajes, quemando iglesias y supermercados con la intención de hacer hábil los seguros de empresas cuyas sucursales fueron saqueadas, aprovechando de calcinar los cuerpos baleados para falsificar su causa de muerte y borrar la evidencia.Me parece de suma impotencia la evidencia que existe sobre el consumo de drogas dentro de los funcionarios de carabineros, que no tan solo explica el comportamiento iracundo e irracional con el que actúan, sino que también reafirman el estado de adiestramiento en el que estos trabajan, permitiendo el consumo de cocaína casi como una herramienta de trabajo para mantener la euforia, que significa “imponer el orden”, un constante estado de violencia en el que tu labor es repartir lumazos, reducir, embestir, gasera y golpear personas que en el mejor de los casos son capases de defenderse con palos, fierros, piedras y patadas.El negacionismo de la prensa fue le habitual junto con la criminalización y la desinformación de los medios de comunicación convencionales que intentaban dividir a la población y sus puntos de vista sobre la protesta.Todo esto que he escrito daba vueltas en mi cabeza y me recriminaba el quedarme sentado de brazos cruzados sin hacer nada al respecto, así que agarré unas botellas de vidrio, las llené con parafina, le puse unos trapos de cocina en las aberturas, las selle con cinta adhesiva, las guarde en mi mochila y me encamine hacia la alameda.El resultado fue, sinceramente, lamentable, pero no me arrepiento de haberlo intentado al menos y no quedarme de brazos cruzados, total, sino fue por esto tarde o temprano caería considerando el nivel de persecución política que se efectúa en estos casos. Mi primera impresión a la realidad carcelaria fue como un balde de agua fría, dentro de una celda, una mujer tosía compulsivamente durante incontables minutos, intoxicada en gas pimienta, en otra celda, un señor de unos 50 años pedía a gritos un pedazo de pan a lo que un funcionario de la 1°comisaria de Santiago Centro se dio el tiempo de imprimir una imagen de un completo y pegarla en el exterior de las rejas de la celda, a la vista del señor: “Ahí teni un completo, perkin culiao”. Dudo poder olvidar tal gesto.Al siguiente día conocí los calabozos de tribunales de justicia en Rondizzoni, un lugar en donde los imputados son tratados como ganado, engrillados son trasladados en grupos de aquí a allá, gaseados bajo cualquier excusa, torturados a base de lumazos y patadas, dentro de las celdas se insultan a gritos y se golpean entre ellos, agitan y hacen sonar las rejas de las celdas gritando para recibir la atención de los gendarmes y poder ir al baño. La desesperación resalta de esquina a esquina.Mi destino.: El centro de internación provisoria, una de las cárceles para menores de edad aún sin condena. Hasta hoy he pasado alrededor de 60 días de mi vida en este lugar y aunque no llevo más de un año preso como otros compañeros, puedo decir que de vez en cuando olvido que estoy privado de libertad, no porque esto será remotamente parecido a estar en la calle, porque no lo es, ni porque sea distinto a estar en una cárcel de mayores, sino porque la rutina es tan mimetizante que empiezas a olvidar ciertas cosas sobre el exterior, y empiezas a construir una percepción personal sobre el interior, como si fuera ( y lo es) tu día a día. 4 a 5 cigarros al día funcionan como una aspirina para tu ansiedad. 4 horas de visita a la semana son los momentos más felices que tendrás en tu estadía. Pastillas psiquiátricas en la mañana tarde y noche para disminuir la intranquilidad de algunos. La violencia física verbal son la principal entretención para quienes se aprovechan de acoplarse o ser corporalmente mas capaces que otro, imitando y replicando el comportamiento con el que los gendarmes los tratan.La incertidumbre de no saber si saldrás o no en la próxima audiencia es algo cotidiano, a veces porque el magistrado, el fiscal o el juez no se presentó o porque te enviaron a un juzgado que no te correspondía o simplemente porque el papel que autorizaba el viaje desde a la cárcel a tribunales nunca llegó. Imagina estar a merced de las decisiones de un juez y un fiscal, sin tener la capacidad de realizar ningún cambio por tu propia cuenta.La espera constante de alguna noticia que le de algo de relevancia a tu día, mientras repites y haces las mismas cosas una y otra vez para matar el tiempo. Un televisor con canales nacionales es una de las pocas fuentes de información sobre lo que sucede en el exterior, teniendo casi que filtrar y rescatar lo que muestran.Entre tanta monotonía y escalas de grises hay ciertas cosas que rescato de este lugar, rostros amistosos y muestras de apoyo le agregan color al lugar, funcionarios y compañeros con sentido de la lucha social y a favor de ella, la sensación de humanidad que me otorga ello alivia la carga que significa vivir en un lugar tan cuadrado como este. Hay una frase que me dijo una funcionaria la cual no mencionare su nombre porque se de lo que son capaces de hacer la clase política, recuerdo en una conversación que tuvimos dijo: “todos los presos son presos políticos”, ello no pudo hacer más razón en mi cabeza. Aquí he conocido montones de compañeros que han caído presos a causa de no tener oportunidades en sus poblaciones, la única salida a la pobreza fue la vida del choro, arriesgar tu libertad por unas monedas es mejor que recibir un sueldo miserable que no te alcanza para vivir, en el caso de que existieran suficientes puestos de trabajo.A todos quienes son privados de libertad por atreverse a enfrentar al violento sistema neoliberal, les envió mis saludos, desde este Centro de Internación, y también a quienes siguen día a día la lucha en las calles, por los compañeros presos, torturados, mutilados y asesinados, por cada abuso hacia nuestro pueblo y por los derechos de las nuevas generaciones, que la lucha sigua y la resistencia persista.Aguante le pueblo y aguanten los que luchan

No estamos todos, nos faltan los presos

Centro de Internación Provisoria (Cárcel de Menores-SENAME)

https://publicacionrefractario.wordpress.com/2020/03/06/no-me-arrepiento/

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