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Análisis del periodo 2010-2019 en América Latina. 10 años de anarquismo social organizado.
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per Aliss |
13 mar 2020
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En el presente artículo se realiza una reflexión sobre el desarrollo del periodo 2010-2019 en América Latina desde la perspectiva del Grupo Libertario Vía Libre. En primer lugar se reseñan algunas tendencias generales en materia de la economía y la política regional en el decenio, en un segundo apartado se realiza un análisis de esta mismo época en 24 países de la región atendiendo claves políticas y económicas y en un tercer momento se analizan el desarrollo de los movimientos populares, con énfasis en los sectores obreros, campesinos, estudiantiles, de mujeres, ambientales, así como de otros sectores. |
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Tendencias generales
En el terreno económico la región experimento un crecimiento lento del 2.1% promedio del PIB entre 2010 y 2018[1]. Tras el impacto de la crisis económica mundial de 2008-2009, que llego este último año a un decrecimiento conjunto del -1.88%, se experimentó una fuerte recuperación en 2010 con el 5.84% debido al boom de las materias primas que coronaron un ciclo largo de precios altos, seguida de una importante desaceleración desde 2012 que ese año promedio 2.78%, que llega a su pico más bajo en la nueva recesión de 2015 con el decrecimiento del -0.35%. Después se produjo un fenómeno de crecimiento lento que llego a su mayor expansión en 2016 con 1.46%, seguido de una disminución con fuerte estancamiento en 2017-2018, que este último año llego a 0.49%, con tendencias de mejora lenta y relativa.
La dinámica de semi estancamiento de la economía regional ha llevado a plantear la existencia de una segunda década pérdida en materia económica para el continente, similar a la de 1980. Esta nueva década de extravió productivo estaría marcada por la crisis de la deuda externa y el inicio de los planes de ajuste económico, primero bajo el signo de los propios gobierno progresista y luego de forma más decidida por las administraciones conservadoras. De hecho los registros entre 1980-1988 muestran un promedio de crecimiento del PIB del 2.2%, un acumulado que de forma anual y total presenta un crecimiento ligeramente más alto que el de la década de 2010, aunque también vale anotar que hace 30 años, hubo más año de decrecimiento franco y menos de estancamiento general. Desde 2010 la economía de mayor crecimiento fue Panamá, seguida de República Dominicana, y con más distancia Nicaragua, Paraguay y Bolivia, mientras que las que de hecho acumularon un fuerte decrecimiento fueron Venezuela y Puerto Rico, con las mayores crisis de su historia reciente, así como el desarrollo de situaciones de virtual estancamiento de Argentina, Brasil, Surinam y Jamaica.
En materia empresarial en la región se registró la fusión en 2010 de las compañías Lan de Chile y Tam de Brasil, junto con sus filiales, en el grupo Latam, que se convirtió en la principal empresa de aviación de pasajeros y cargas de la región, con participación en sus acciones de Qatar y Delta Airlines; similar dinámica siguió en 2012 la alianza Avianca-Taca finalmente unificada bajo el nombre Avianca, en alianza con United Airlines. También se presentó una expansión regional de telecomunicaciones lideradas por empresas como Claro y otros marcas del grupo Carso, que supo aprovechar las privatización de la infraestructura comunicacional de 1990 en todos los países de la región, empresa propiedad de Carlos Slim, que entre 2010 y 2013 fue reconocido como el hombre más rico del mundo, y hacia el final del periodo descendió hasta la quinta posición en este ranking de injusticia realizado por la prensa corporativa. La misma dinámica de expansión puede señalarse sobre el rubro del comercio al detal, como lo muestra la dinámica de empresas chilenas como Falabella bajo la dirección de la familia Solari o Censcosud de la familia Paulmann, la mexicana Oxxo en expansión desde 2015 propiedad del grupo FEMSA el embotellador más grande de Coca Cola en el mundo, o el colombiano Grupo Éxito en expansión desde 2011 asociado con la multinacional francesa Casino. En diciembre de 2016 se revelo el escándalo Odebrecht, principal empresa de construcción en Brasil y América Latina, con casos de corrupción que salpican la elite económica y política de todo el continente. Similar fue la situación del grupo EBX de inversiones energéticas, propiedad del multimillonario brasilero Eike Batista, en prisión por corrupción desde 2018.
En materia política la región experimento el aumento relativo de los gobiernos progresistas iniciados en 1999 y que llegan a su auge en 2006-2009, que llego en 2013-2014 hasta 14 gobiernos de este signo político contra 10 conservadores, es decir una leve superioridad numérica de las opciones anti neoliberales. Luego se experimentó de la mano del impacto de las crisis económica y el desgaste de estas administraciones, un nuevo giro conservador sobre todo a partir de 2014, que se profundiza en 2016 con el retorno de la derecha en Brasil, que dejo para el periodo 2018-2019 un registro de 8 administraciones de centro izquierda e izquierda y 16 de derecha y la centro derecha, una mayoría más abultada que la anterior primacía progresista. El actual giro derechista aunque más extenso parece más frágil que su antecesor como lo demuestran las grandes protestas populares contra la desigualdad de 2019. El giro se acompaña tanto de un giro hacia el centro político, la apertura al mercado en materia económica y la continuidad tradicional en materia cultural, de las anteriores administraciones y movimientos progresistas, como de una importante crisis y cierre autoritario de los gobiernos más claramente rupturistas.
Son claras las largas tendencias derechistas de 5 países como Colombia, Panamá, Honduras, Guatemala y Puerto Rico, dos de ellos en importante crisis política en la actualidad. También se registra la contra tendencia de largas gestiones anti neoliberales de 4 estados: Cuba con su excepcionalidad, República Dominicana, Nicaragua y Venezuela, dos de los cuales atraviesan a su vez importantes problemas políticos y económicos. El restante grupo de 15 estados de la región han experimentado fluctuaciones, ya sean estas históricas como en Paraguay, Perú o México donde no existían antecedentes cercanos de gobiernos desarrollistas, o cíclicas como Costa Rica, Argentina o Chile, donde hay cambios de gobiernos de diferente signo político de manera más tradicional. En 2019 se presentaron importante cambios en direcciones opuestas, por un lado la contra tendencia importante pero minoritaria que lleva a la asunción del moderado gobierno nacionalista de López Obrador en México y la victoria de Fernández en Argentina, y la tendencia aún hegemónica pero con significativas debilidades hacia la derecha, con el ascenso de Lacalle Pou en Uruguay o la protesta popular liderada por la derecha y posterior golpe de Estado contra Morales en Bolivia, que constituía la experiencia más avanzada del ciclo progresista en materia política y cultural, y parecer concluir de forma dramática.
En la década se vivió la formalización de organismos como la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) formada en 2008 y liderada por Brasil, que aunque vivió un desarrollo lento de múltiples instituciones interregionales y proyectos económicos y sociales, vivió su práctica desintegración en 2018 con la salida de 6 países del organismo bajo el pretexto de la crisis venezolana. Similar destino corrió la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América-Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA-TCP) formado en 2004 como alternativa al proyecto del ALCA liderada por Cuba y Venezuela, pero que tras su reorientación en 2010 hacia una mayor integración económica y cultural en la que surgieron iniciativas como Petrocaribe, experimento un claro estancamiento, para luego empezar a desintegrarse en el periodo 2018-2019, debilitada por la crisis y el cambio de orientación de diferentes gobiernos. En este periodo además fue creada la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) formada en 2010 e impulsada también por Brasil, que desde 2018 entro en una dinámica estancamiento, marcada además por el reciente anuncio de salida realizada por el gobierno Bolsonaro.
En este marco de estancamiento y crisis de los organismos de integración regional con mayor autonomía especialmente a partir de la segunda mitad de la década, se vivió una recomposición y posterior fortalecimiento de la Organización de Estados Americanos (OEA) y el proyecto panamericanista bajo la supremacía de los Estados Unidos, que ha tenido una participación política importante en el giro hacia la derecha regional y el impulso de organismos como el Grupo de Lima que buscan intervenir en la crisis venezolana. En paralelo se formó en 2012 la Alianza del Pacifico bajo el liderazgo diplomático de Perú pero la dominancia de México y Chile, con la asociación de 4 países neoliberales y pro estadounidenses, con miras a organizar un contrapeso contra las propuestas progresistas y facilitar una mayor integración con las económicas del sureste asiático opuestas a China dentro de la estrategia global del Tratado Transpacífico. Del mecanismo de la Alianza surgió el Mercado Integrado Latinoamericano (MILA) que estrechaba la cooperación de las bolsas de valores de los miembros suramericanos del organismo. La Alianza continúo y aunque el tratado comercial vivió un severo revés por la decisión de Estados Unidos, esta mantuvo una importante actividad a nivel regional.
Desenvolvimiento por países
En México se experimentó el final del mandato del líder político heredero de Fox, Felipe Calderón del neoconservador Partido de Acción Nacional (PAN) signado por el grave incremento de la violencia asociada con la llamada guerra contra las drogas. Más adelante en 2013 se presentó el ascenso de Enrique Peña Nieto y el retorno del neoliberal Partido Revolucionario Institucional (PRI) al poder, en un mandato marcado por la gran impopularidad del gobierno, diversas medidas de ajuste económico y la continuación de la violencia. Finalmente en 2019 se presentó un giro a la izquierda con la irrupción de Andrés Manuel López Obrador del socialdemócrata Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA), que sin embargo ha mantenido un programa de gran continuismo en materia de economía, seguridad, e inmigración. La economía mexicana experimento un periodo de moderado crecimiento del 3% en promedio del PIB en 2010-2018, y tras el gran impacto de la recesión de 2009 que llego al descenso del -5.28%, el punto más bajo desde la crisis de 1995, presento una fuerte recuperación en 2010 con 5.11% del PIB similar al auge de 1998, seguida de una relativa desaceleración que llega en 2013 con 1.35%, sucedido luego por un ciclo de recuperación en 2014-2015 que llega a 5.28%, y posteriormente de un crecimiento lento pero continuado desde 2015, con promedio por encima del 2%, con una economía jalonada por la nueva producciones industriales de maquila y explotaciones minero energéticas. El país experimento la crudeza de la guerra contra el narcotráfico, con hasta 100.00 muertos como consecuencia de la violencia de los carteles y las Fuerzas de Seguridad, actores que mantienen entre si contradictorias y cambiantes relaciones de cooperación y choque.
En Guatemala se dio el final del gobierno del empresario Álvaro Colom de la social liberal Unidad Nacional de la Esperanza (UNE) que implemento algunos programas sociales focalizados y enfrento el aumento de la violencia criminal en el país. Ya en 2012 inicia la presidencia del general Otto Pérez Molina del conservador Partido Patriota que adelanto diversos programas de control policial y de empleo, se vio forzado a renunciar en 2015 en medio de escándalos de corrupción por el caso La Línea. Le sucedió la administración interina del abogado Alejandro Maldonado que aprobó el discriminatorio salario mínimo diferenciado por regiones, y desde 2016 el gobierno del pastor evangélico y actor Jimmy Morales por el ultraderechista Frente de Convergencia Nacional, luego comprometido junto con su familia en un nuevo escándalo de financiamiento ilegal. El país se vio fuertemente influido por el mandato de la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (CICIG) que investigo diversos jefes de Estado y sufrió finalmente un ataque por parte del gobierno Morales. La economía del país creció de forma moderada en un promedio de 3.4% del PIB entre 2010 y 2018, en la que tras la caída a 0.52% de 2009 la tasa más baja desde 1986, se experimentó una moderada recuperación en 2010-2011 que llego este último año a 4.16%, una pequeña contracción en 2012 con 2.97%, seguida de un nueva ola de crecimiento entre 2013-2015 que fue en 2014 del 4.17%, el número más alto desde 2007 y desde entonces se experimenta una relativa desaceleración con un pico bajo de 2.76% en 2017.
En Belice se desarrolló el largo gobierno del abogado Dean Barrow del conservador Partido Democrático Unido (UDP) que asumió el poder en 2008 y vivió una primera relección en 2012 y una segunda en 2015, manteniendo control sobre la mayoría de los gobiernos locales y una importante presencia parlamentaria. El segundo gran periodo de gobierno conservador de la antigua Honduras británica, ha estado marcado por una política fuertemente neoliberal y de seguridad interior. La economía del país ha experimentado un moderado aunque inestable crecimiento de 2.3% del PIB en el periodo 2010-2018, pasando de un pequeño auge entre 2010 con 3.38%, desaceleración y contracción en 2013 con 0.83%, una nueva expansión en 2014 con 3.69% el porcentaje más alto desde 2006, la fuerte caída de -0.58 de 2016, la más significativa crisis desde 1983 y un moderada recuperación desde entonces, todo esto impactado por los vaivenes del precio del azúcar, su mayor producto de exportación y los variables flujos de inversión del país por su condición de paraíso fiscal.
En Honduras la década inicio con la administración ilegitima del empresario Roberto Michetti, tras el golpe de Estado de 2009 contra el gobierno centrista de Manuel Zelaya ambos del Partido Liberal (PL), golpe que genero múltiples protestas populares y una importante crisis económica. Esta administración fue sucedida en 2010 en viciadas elecciones presidenciales por el empresario y líder de la patronal agraria Porfirio Lobo del Partido Nacional (PN) que desarrollo un programa de combate a la inseguridad, el desempleo y la pobreza extrema con bajos resultados. Desde el 2014 se desarrolló el gobierno de Juan Orlando Hernández de la misma agrupación, salpicado por escándalos de narco política y la corrupción, que fue luego nuevamente reelegido en las fraudulentas elecciones de 2018. El país experimento un crecimiento moderado de. 3.8% del PIB en promedio de 2010-2018, y tras la depresión de 2009 de -2.43% la más grave desde 1991, vino una importante recuperación que llego hasta su máximo en 4.12% en 2012, un caída al 2.79% en 2013 y una nueva dinámica de crecimiento que llega a su máximo en 2017 en 4.78%, el porcentaje más alto de 2007.
En El Salvador se experimentó la mayor parte del gobierno del periodista Mauricio Funes del izquierdista Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) que adelanto su plan anti crisis con obras pública y subsidios a la población para también un plan de seguridad que impuso la entrada del Ejercito en el control del país, y posteriormente se vio envuelto en actos de corrupción. En 2014 en una relativa profundización del camino a la izquierda, asumió el dirigente magisterial e histórico comandante guerrillero Salvador Sánchez Cerén que se desempeñaba como vicepresidente de Funes, también del FMLN ahora en minoría en el parlamento, adelanto políticas de crecimiento del salario mínimo y protección medioambiental, sin lograr frenar la inseguridad o la crisis de salid, decidiendo además el rompimiento de las relaciones con Taiwan para acercarse a China. Más adelante y tras el gran desgaste de la administración de Sánchez, se presenta un giro hacia el mercado y la asunción presidencial en 2018 del empresario Nayib Bukele de la derechista Gran Alianza por la Unidad Nacional (GANA), con un programa de combate a la inseguridad. El país experimento un crecimiento moderado de 2.5% del PIB en promedio entre 2010-2018. Tras la fuerte caída de 2009 que significo un decrecimiento del -2.08% del PIB, el porcentaje más bajo desde 1982, se experimentó una recuperación que llega a su máximo en 2011 con 3.81% en 2011, porcentaje similar al 2005, seguido de una contracción que llega a la parte más baja en 2014 con 1.71%, seguida desde 2015 por un ciclo de crecimiento estable que en llego a un máximo 2.53% en 2018.
En Nicaragua se experimentó la década larga de gobierno del ex comandante guerrillero Daniel Ortega del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) que volvió al poder en 2007 con un programa centrista de inspiración cristiana. El envejecido Ortega desarrollo programas de gratuidad de la salud y la educación, y paralelo respeto al tratado de libre comercio con Estados Unidos, para luego perseguir una primera relección en 2011 y una segunda y fraudulenta en 2016, generando un régimen político autoritario que enfrento con gran violencia las protestas populares de 2018. Ortega impuso una agenda cultural conservadora, con paradójico gobierno paritario con la mayor equidad de género del continente y a la vez la derogación de la ley de derecho a la interrupción voluntaria del embarazo que la Revolución sandinista había conseguido. La economía nica vivió un crecimiento importante que llega a un 5% promedio del PIB en 2010-2018, tras la fuerte caída de 2009 con el decrecimiento del -3.29%, a la que siguió una importante recuperación entre 2010-2012 que llega este último año al 6.49% del PIB, el porcentaje más alto desde 1999, de lo que se sigue una desaceleración relativa que se mantiene sobre el 4.5% entre 2013-2017 y una nueva crisis en 2018 con un crecimiento negativo -3.81%, un porcentaje similar al de finales de 1980 cuando el país afrontaba la guerra de Estados Unidos y la contra. La economía creció de la mano de las exportaciones agrícolas y los proyectos de infraestructura, incluido el proyecto del canal interoceánico de capital chino finalmente frustrado, aunque hacia final de la década experimento una nueva crisis.
En Costa Rica la década inicio con la elección de la politóloga Laura Chinchilla, heredera de Oscar Arias, del conservador Partido de Liberación Nacional (PLN) que impulso su política de seguridad integral y busco limitar en el país los peores efectos de la crisis económica mundial. Luego se da un relevo gubernamental y surge en 2014 el gobierno del académico Luis Guillermo Solís del social liberal Partido de Acción Ciudadana (PAC) con ciertas leyes progresistas en materia cultural y civil. En 2018 con un discurso más centrista resulta electo el comunicador Carlos Alvarado Quesada también del PAC, que sin embargo aplico una regresiva reforma fiscal que suscito una fuerte respuesta del movimiento sindical con una huelga general que el gobierno busco ilegalizar. El país vivió un quiebre del sistema bipartidista, así como el escándalo de corrupción por financiación electoral del PAC en 2016 y el llamado escándalo de cementazo que implico a miembros de diferentes partidos y poderes públicos. En la derecha se dio el enorme ascenso en 2018 de los fundamentalistas cristianos de Restauración Nacional, que se convirtieron en la fuerza política más votada en primera vuelta, mientras que en la izquierda el Frente Amplio pasó de un gran crecimiento a principio del periodo y registrarse como tercera fuerza nacional en 2014, a una fuerte en crisis en 2018. En materia económica el país vivió una década de crecimiento moderado a un 3.7% en promedio del PIB entre 2010-2018, que implico una importante recuperación tras la fuerte caída del -.0.97 de 2009, la más grave desde 1982, con el periodo 2010-2012 con promedios de crecimiento por arriba del 4.5%, con un pico en el 2010 con 4.95%, el más alto desde 2008, una contracción en 2013 con 2.26% y luego un nuevo recuperación que llego al 4.24% en 2016 y a partir de ahí una moderada desaceleración que llego hasta el 2.63% de 2018.
En Panamá el periodo inicio con el segundo año de la administración del empresario Ricardo Martinelli del partido derechista Cambio Democrático y la frágil alianza conservadora, en el que se desarrolló un plan de modernización de infraestructura y se aprobaron tratados de libre comercio con Estados Unidos y la Unión Europea, así como un extenso plan de espionaje a la oposición política. En 2014 asumió la jefatura del Estado el ultra rico empresario Juan Carlos Varela del conservador Partido Panameñista, antiguo aliado y vicepresidente de Martinelli del que luego se distanciaría y buscaría procesar judicialmente. En 2019 resulto ganador de las elecciones el ganadero evangélico Laurentino Cortizo de una fracción social cristiana del centroizquierdista Partido Revolucionario Democrático (PRD). En la izquierda el Frente Amplio por la Democracia, conformado y disuelto en los periodos de elecciones generales por las restrictivas leyes electorales, tuvo un desempeño muy limitado. En materia económica el país experimento un crecimiento alto del 6.5% en promedio del PIB durante 2010-2018, con un primer momento de expansión entre 2010-2012 que llego en 2011 al 11.31%, la cifra más alta desde 2007 y uno de los porcentajes más alto en 30 años, para más adelante sufrir una curva de descenso que llega a 2014 al 1.24%, la cifra más baja desde la crisis de 2009, y una más moderadamente alta recuperación desde 2015, a la que siguió una desaceleración relativa en 2018 con 3.67%, con una economía jalonada por la actividad del canal ampliado, los servicios financieros y gran paraíso fiscal puesta de presente en el escándalo de los papeles de Panamá.
En Cuba tras el final del larguísimo mandato del líder revolucionario Fidel Castro Ruiz, el periodo estuvo marcado por el la administración del también histórico Raúl Castro, hermano menor de Fidel y comandante general de las privilegiadas Fuerzas Armadas del país, que profundizo los programas de liberalización económica, modernización estatal y relativa relajación de la actividad represiva. En 2016 se produjo un importante cambio generacional con la llegada del ingeniero de origen obrero Miguel Díaz Cannel a la presidencia, todo en el marco de la férrea dictadura del Partido Comunista, quien impulso en un proceso extenso pero limitado el cambio constitucional de 2019 y continuaba las políticas de giro relativo hacia el mercado. La isla experimento un crecimiento moderado del 2.3% promedio del PIB entre 2010-2018, ligeramente más significativo por la situación de estancamiento poblacional de la isla, con una curva de crecimiento de 2010 hasta 2012 que ese año llego al 3.01%, una desaceleración entre 2013 y 2014 que llego ese año a 1.04%, un gran auge en 2015 del 4.43%, con el promedio más alto desde 2008, y una nueva contracción en 2016 del 0.51% semejante a la segunda parte del periodo especial en 1998, con un ligera recuperación hasta 2018, que sin embargo se ha interrumpido con el regreso de las sanciones norteamericanas y el agravamiento de la crisis venezolana y el giro derechista, con la que asoma una nueva crisis de abastecimiento con algunos puntos de encuentro con la crisis de 1990.
En República Dominicana se dio el final del tercer gobierno del abogado Leonel Fernández del socialdemócrata Partido de la Liberación Dominicana (PLD) que impuso fuerte medidas para paliar el déficit fiscal, volvió a privatizar el sector eléctrico y promovió un programa de inversión en infraestructuras como la segunda línea del metro de Santo Domingo. Desde 2012 asumió la administración el economista Danilo Medina también del PLD, luego reelecto en polémicas elecciones en 2016. Medina impulso una severa reforma fiscal y acepto la racista resolución 168 que negó la nacionalidad a cerca de medio millón de haitianos residentes en esta parte de la isla. En el periodo continuo la hegemonía existente desde 2004 del PLD sobre el poder ejecutivo, legislativo y local. La economía del país registro un alto crecimiento del 5.7% promedio del PIB entre 2010-2018, con la gran recuperación de 2010 con el 8.34%, el porcentaje más alto desde 2006, seguido de una contracción en 2011-2012 que llego este último año a 2.71%, para pasar a una nuevo auge desde 2013 que en 2014 llego a una expansión del 7.05%, con una relativa baja en 2017 hasta 4.66% y una nueva subida en 2018.
En Haití se experimentó el último año del gobierno del agrónomo René Prevál del centro izquierdista Partido Esperanza favorable al derrocado y popular presidente Aristide, que impulso un severo plan de privatizaciones. En la primera transición pacífica del gobierno en su historia independiente se presentó un giro a la derecha, con la administración en 2011 del músico y cómplice de la dictadura Michael Martelly del conservador Respuesta Campesina ganador de las controvertidas elecciones de 2010. Más adelante se dio la administración interina del senador Jocerlerme Privert y después las irregulares elecciones presidenciales de 2015-2016 y el gobierno del líder del gremio empresarial Jovenal Moise del liberal Partido Haitiano Tet Kale, partidario de Martelly. En materia económica el país experimento un crecimiento lento del 2.7% promedio del PIB entre 2010-2018, agravado por el incremento poblacional, con la depresión de -3.12% de 2010 generada por el grave terremoto con enormes costos materiales y humanos, una importante recuperación en 2011 con 5.52%, el porcentaje más alto desde 1995, fluctuaciones con moderado crecimiento hasta 2014 y a partir de ahí una senda de estancamiento de 4 años seguidos, que en 2017 llevo al país a crecer al 1.17%, en medio de una economía afectada por los escándalos de corrupción de Petrocaribe que implicaron a los últimos dos presidentes.
En Puerto Rico el periodo inicio con los tres años de gobierno del abogado corporativo Luis Fortuño del conservador y anexionista Partido Nuevo Progresista (PNP), que impulso un severo programa de despidos y reducción salarial y un paralelo plan de obras de infraestructura privatizadas. En 2012 se presenta un giro hacia el centro con la asunción del abogado Alejandro García Padilla del centrista y pro autonomista Partido Popular Democrático (PPD) con un programa de aumento de combate al desempleo que sin embargo consiguio solo magros resultados. Desde 2017 se presentó el gobierno del académico Ricardo Antonio Roselló del sector afín al Partido Demócrata del PNP, derrocado en 2019 tras una intensa movilización popular contra su mandato, y la posterior administración interina primero del ex secretario de Estado Pedro Pierluisi y luego la abogada Wanda Vázquez Garced, todos de la misma formación partidaria. Para la isla esta fue una década de depresión con un decrecimiento del -1.3% en promedio y 8 años sumados de depresión entre 2010-2018, con una muy ligera mejora entre 2010-2012 que llego este último año al 0.02% de expansión, luego una nueva ola de decrecimiento entre 2013-2016 este último año registrando -1.26%, y luego un aumento de la dinámica de hundimiento en 2017-2018 que este último año llego al -4.90%, un porcentaje aún más bajo que lo registrado en las crisis económicas de 1975, 1983 o 1990 en la isla. La crisis se explica por factores como el fuerte agravamiento de la crisis fiscal con la enorme deuda externa, la contracción del empleo público a niveles históricamente bajos y los golpes recibidos por catástrofes naturales como el huracán María en 2017, que causo grandes pérdidas humanas ocultadas por el gobierno local y destruyo la totalidad de la red eléctrica del país, con muy baja ayuda del gobierno norteamericano.
En Jamaica la década inicio con el final del gobierno de Bruce Golding del conservador Partido Laborista de Jamaica (JLP) y más adelante en 2011 el primer mandato de Andrew Holness por la misma formación derechista. En 2012 en un cambio de orientación política asumió su segundo mandato la ex ministra de Trabajo Portia Simpson Miller del social liberal Partido Nacional del Pueblo (PNP) quien desarrollo un programa de reforma social con impacto limitados. Luego hay un nuevo giro conservador y desde 2016 se desarrolló el segundo mandato del propio Holness, bajo la promesa de atracción de inversiones y recuperación económica. En el periodo la economía ha experimentado un periodo de estancamiento del 0.7% promedio del PIB entre 2010-2018, tras la fuerte recesión de 2008-2010 que el último año registro un decrecimiento -1.46%, una leve oscilación en 2011 hasta un nuevo decrecimiento en 2012 del 0.61%, seguida de dinámicas de mínima expansión 2013-2015, que mejoraron en 2016-2018 con el último año en 1.93%, crecimiento similar a 2006, con una isla dependiente del creciente turismo y las remesas de la comunidad jamaiquina en el exterior, así como la exportación de bienes agrícolas principalmente el azúcar y en menor medida la minería de bauxita para la producción de aluminio.
En Colombia el periodo inicia con la aparente continuidad política que suponía el ascenso al gobierno del economista Juan Manuel Santos de extracción oligárquica y Ministro de Defensa de Uribe Vélez, por el neoconservador Partido Social de la Unidad Nacional (Partido de la U) y la coalición uribista Primero Colombia, que fue luego relegido por estrecho margen en 2014 con el apoyo de la coalición de la Unidad Nacional. El gobierno Santos emprendió un largo proceso de negociaciones de paz con la insurgencia de las FARC que llevo al Acuerdo del Teatro Colón de 2017 y la consecución del presidente del Premio Nobel de Paz, en medio de la continuidad de las políticas económicas neoliberales. Capitalizando la impopularidad del gobierno Santos, en 2018 se presenta el regreso del uribismo al poder con la administración del senador Iván Duque por el ultraderechista Centro Democrático y una nueva coalición uribista y conservadora, que ha buscado aprobar una agenda de ajuste económico en materia pensional, laboral y tributaria, en medio de la intensificación de la violencia contra los líderes y lideresas sociales especialmente de las zonas rurales. En la izquierda se experimentó la división y la relativa crisis del socialdemócrata Polo Democrático Alternativo (PDA), el ascenso del centro izquierdista Movimiento Progresista luego Colombia Humana que en las elecciones presidenciales de 2018 con Gustavo Petro el ex alcalde de Bogotá y antiguo líder guerrillero del M-19, obtuvo el mejor resultado de la izquierda en elecciones en la historia reciente.
La década puede describirse para la economía nacional como de moderado crecimiento con 3.8% de aumento promedio del PIB entre 2010 y 2018. El periodo estuvo marcado por la salida de la crisis de 2009 que dejo un promedio de crecimiento ese año del 1.2% del PIB, la más baja cifra desde la recesión de 1999 y luego de fuerte recuperación con el 7.36% de 2011, el número más alto desde 1970, con una subsecuente y paulatina caída, marcada por una enfermedad holandesa de auge de la materias primas y crisis de los otros rubros económicos, sobre todo desde 2014 que llega al crecimiento del 1.35% de 2017, momento a partir del cual se registra una dinámica de moderada reactivación en 2018.
En Venezuela se dio el final del gobierno del antiguo militar Hugo Chávez Frías con su debilitamiento y muerte en junio de 2013 y el ascenso del antiguo líder sindical obrero Nicolás Maduro, canciller y vicepresidente de Chávez, ambos del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) formado desde el poder y la coalición del Gran Polo Patriótico. Le llegada de Maduro supuso un cierre autoritario en el país que aunado a la profunda crisis económica facilito el crecimiento y radicalización de la oposición derechista que por primera vez en 17 años gano las elecciones parlamentarias de 2015. El deterioro de la situación económica y las fraudulentas elecciones de la Asamblea Nacional Constituyente en 2017 y las violentas protesta cívicas de la oposición brutalmente reprimidas por el gobierno, condujeron una honda crisis orgánica, que tomo la forma desde 2019 de una situación de doble poder, con un gobierno paralelo en cabeza del presidente de la Asamblea Nacional y antiguo líder estudiantil derechista Juan Gaudio del social liberal Voluntad Popular, administración contrapuesta que ha logrado el reconocimiento de la mayoría de países de la región, ha buscado sin éxito la intervención militar y el golpe de Estado contra Maduro, sin lograr control efectivo del territorio.
La economía venezolana vivió una década de gran crisis con un decrecimiento promedio del -5.9% del PIB entre 2010-2018 y seis años de crecimiento negativo, incluida una depresión que inicio en 2014. El país vivió una lenta recuperación de la crisis de 2009-2010, que lo llevo a un crecimiento alto en 2011-2012 que alcanzo este último año el 5.62%, el más alto desde 2008, para pasar desde entonces a un fuerte contracción, primero con desaceleración en 2013 con 1.34%, luego de fuerte crisis en 2014-2015 con el último año promediando caídas del -6.22% y tras esto de honda depresión en 2016-2018, llegando este último año al descenso del -19.62%, que representa la cifra individual y la suma total de decrecimiento más severa de la historia contemporánea del país, rebasando por mucho las crisis de 1980, 1989, 1999 y 2002, sumadas. La República Bolivariana paso de un auge importante y una posición de crecimiento líder en América Latina además de un proyecto fallido de diversificación productiva y estímulo a la producción agrícola e industrial, con el barril de petróleo que llego a máximos de 115 dólares al barril en 2012, a la recesión de 2014 que llevo el precio de crudo en 2016 a 26 dólares, una contracción severa que supuso arrasar con las importantes conquistas sociales del chavismo y no hizo sino agravarse aún después de la moderada recomposición del crudo sobre 56 dólares de 2018, en parte por las grandes sanciones económicas y en parte por la masiva fuga de capitales. La severa crisis ha llevado a que en la actualidad se presente un fenómeno inédito en la historia del país, intensificado sobre todo desde 2018, como lo es la migración masiva de más de 4 millones de personas, en su mayoría jóvenes de clase media y trabajadora que han decidido viajar al resto del continente.
En Guyana se dio el final de la administración del economista Bharrat Jagdeo del izquierdista Partido Progresista del Pueblo (PPP) y luego el segundo gobierno del también economista y líder campesino Donald Ramotar del propio PPP. Desde 2015 se da en un giro más moderado, con la administración del militar retirado David Granger del centro izquierdista partido Asociación para la Unidad Nacional (ANPU) que impulsa un relativo giro hacia el mercado. La economía del país ha vivido un importante crecimiento del 4% promedio del PIB en 2010-2018, con un ciclo de expansión que llega al pico de 2012 con 5.27%, similar al de 2007, un parcial desaceleración que llega a 2.1% en 2017, que en cifras es algo inferior al bajón de 2008 y una importante recuperación en 2018 con 4.1%. El hallazgo nuevas reservas de petróleo en 2019 parece asomar al país a un boom económico inédito, que sin embargo se prevé difícil de controlar.
En Surinam se desarrolló la larga administración del militar retirado Dési Bouterse del nacionalista de izquierda Partido Nacional Democrático (PND) electo en 2010, donde se aprobaron proyectos de integración regional y una polémica ley de amnistía que lo beneficiaba a él y a sus socios del golpe de Estado de 1980. Bouterse logro relegirse en 2015 consiguiendo mayoría en el poder legislativo y local, con un segundo mandato centrado en los intentos parciales de reactivación económica. El país experimento un muy lento crecimiento del 1.3% del PIB promedio entre 2010 y 2018, que inicio con un fuerte crecimiento en 2010-2011, registrado este último año una expansión del 5.84%, la más alta desde 2006, seguido de una moderada desaceleración en 2012-2013 que llego el último año 2.93%, a la que sucedió un fuerte periodo de crisis que llego al decrecimiento de 2015-2016, registrándose este último año una contracción del -5.56%, la más severa desde 1993. Tras la crisis se siguió una ligera recuperación que llego al 1.9% en 2018 y parece continuar desde entonces. La dinámica económica estuvo ligada a los vaivenes de las exportaciones primarias, especialmente arroz y un gran crecimiento de la inversión china.
En Ecuador se vivió la mayor parte del segundo mandato del economista y tecnócrata Rafael Correa, así como su proyecto de segunda reelección en 2013, que supuso la presidencia continuada más larga de la historia republicana del país y se vio envuelta de un proyecto desarrollista y de fuerte control sobre la oposición. Tras las elecciones de 2017, se vio el ascenso con fuerte discontinuidad política del empresario y expresidente de Correa, Lenin Moreno, ambos del partido Revolución Ciudadana (RC), quien marcando fuerte distancia con Correa a quien busco judicializar, y para afrontar la crisis económica decide impulsar un severo plan de ajuste económico parcialmente derrotado por el movimiento popular en 2019. El país experimento un crecimiento moderado del 3.2% entre 2010 y 2018, con un importante que entre 2010 y 2011 que llego este último año al 7.86%, el más importante desde 2004, para pasar una dinámica de desaceleración relativa que se profundizo en 2015, y llego a su punto más bajo en 2016 con un decrecimiento -1.22%, el más significativo desde la crisis de 1999, y desde ahí una lente recuperación que llego en 2018 a 1.37% y se desarrolla de manera lente hasta hoy. Esta dinámica se explica por el desarrollo de proyectos de infraestructura y la intensificación de las explotaciones primarias.
En Perú el periodo inicio con el último año de la administración del segundo gobierno del político Alan García del derechista APRA, que luego fue seguido con un giro hacia el centro en 2011 con la administración del ex militar Ollanta Humala del Partido Nacionalista quien desarrollo políticos sociales focalizadas, mientras afianzaba la matriz productiva basada en minería. Luego de 2016 se presentó un retorno derechista de la mano del empresario y antiguo ministro Pedro Pablo Kuczynski que arrinconando por escándalos de corrupción debió dejar el gobierno en marzo de 2018 en manos de su vicepresidente Martín Vizcarra ambos del movimiento político PPK. El país se vio fuertemente sacudido con el escándalo Odebrecht, que involucra en hechos de corrupción a los presidentes de los últimos 20 años y el ascenso del derechista Fuerza Popular de Keiko Fujimori como principal partido del país. En materia económica esta fue una década de crecimiento económico alto con un promedio de 4.7% del PIB entre 2010-2018, que inicio con la gran recuperación de 2010 con 8.33%, similar a lo obtenido en 2008, seguido de un menos veloz crecimiento sobre el 5.8% entre 2011-2013, luego una importante desaceleración en 2014 que llega al 2.38%, el promedio más bajo desde la crisis de 2009, y luego un más lento periodo de crecimiento, con la relativa disminución en 2017 al 2.51% y una nueva recuperación que en 2018 llego al 3.97%. Esta dinámica de crecimiento estuvo jalonada por las exportaciones mineras y el desarrollo de la infraestructura interna, en medio de la continuación de los problemas estructurales
En Bolivia se dio el largo periodo presidencial del líder sindical indígena Evo Morales del indigenista de izquierda Movimiento al Socialismo (MAS) con el desarrollo de la mayor parte de su segundo mandato obtenido en 2009 y su segundo reelección desde 2014. El histórico líder cocalero lidero un importante proceso de modernización económica e institucional en el país, pero se fue debilitando hacia el final de la década en medio de diversos escándalos por su gestión, como lo expreso la pérdida del referendo constitucional de 2016, que sin embargo logro sobrepasar. Más adelante las irregularidades presentadas en las reñidas elecciones presidenciales de 2019 a las que Morales volvía a aspirar, condujeron a las protestas cívicas lideradas por la derecha en la llamada revolución de las pititas y en medio de esta situación el golpe de Estado encabezado por las Fuerzas de Seguridad, que lleva la asunción de la senadora Jeanine Añez del conservador Movimiento Demócrata Social, quien en su corto mandato ha implementado una severa política represiva contra las protestas que rechazan el golpe. Durante la administración de Morales, la economía vivió un gran crecimiento del 4.9% entre 2010-2018, con una gran curva de expansión entre 2010 con 4.12% y 2013 del 6.79%, el porcentaje más alto desde 1975, y una desaceleración relativa que no impidió el mantenimiento de niveles altos entre 2014-2018. Esta dinámica estuvo impulsada por el aumento de los precios de las materias primas, el programa de desarrollo de la infraestructura interna y estímulos al consumo, así como la reducción de la pobreza extrema y el desempleo.
En Paraguay se presentó la segunda mitad del gobierno del sacerdote progresista ligado a los movimientos campesinos, Fernando Lugo del centro izquierdista Frente Iguasú que al tiempo que desarrollaba ciertos programas sociales impulso una política económica liberal que acerco al país a organismos multilaterales como el FMI. Tras los sucesos de Curuguaty en 2012 que llevaron a la muerte de 17 personas durante un desalojo policial de una hacienda ocupada por campesinos, el gobierno Lugo se vio afectado ese mismo año por un proceso de destitución fuertemente irregular, por lo que fue sucedido por el cuestionado gobierno interino del su vicepresidente, el oligárquico Federico Franco del Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA), que potencio la siembra de cultivos transgénicos, las inversiones de capital internacional y se vio involucrado en múltiples escándalos de corrupción. Desde 2013 se dio el retorno de gobiernos conservadores con el empresario Horacio Cartes del Partido Colorado con su intento reeleccionista y desde 2019 la administración del millonario Mario Abdo Benítez también colorado. La economía nacional vivió un gran crecimiento del 4.9% en promedio del PIB para 2010-2018, con una gran recuperación de 2010 que llego al 11.14% el porcentaje más alto desde 1980, vivió luego un acelerado bajón que llego en 2012 a un crecimiento marginal del 0.523, similar a la depresión de 2001, con una posterior recuperación en 2013 con 8.41% y desde ahí un cierta estabilidad con crecimiento superior al 3%, con un pequeño pico en 2017 con 4.95%. Está dinámica de expansión estuvo jalonada por el aumento de los precios de la soja y las inversiones inmobiliarias y de comercio.
En Brasil se experimentó desde 2010 el primer mandato de la antigua líder guerrillera y economista Dilma Roussef, jefa de gabinete de Lula y del Partido de los Trabajadores (PT), quien mantuvo las políticas de desarrollo industrial y agrícola con programa sociales grandes pero limitados. Tras las reñidas elecciones de 2015 en las que Dilma fue relegida con un programa contrario al ajuste que luego termino por impulsar, el gobierno progresista fue perdiendo apoyo electoral, afectado además por las renuncias por corrupción de parte de su gabinete. En agosto 2016 culmino el proceso de destitución irregular de la presidente que llevo al ascenso del abogado y vicepresidente Michel Temer del centro derechista Movimiento Democrático Brasilero (MDB), tenido como el mayor aliado de Odebrecht en el país, quien profundizo el ajuste en curso. Luego en las elecciones presidenciales de 2018 de las que Lula como candidato más popular fue prescrito, se registró el ascenso del ultraderechista y antiguo militar golpista y líder parlamentario Jair Bolsonaro del Partido Social Liberal (PSL), del que luego se retiraría para formar una ultra reaccionaria Alianza por Brasil, con un fuerte programa de conservadurismo cultural, avance de la agroindustria sobre el territorio y brutales ajustes económicos. La principal economía del subcontinente vivió una década de estancamiento con un crecimiento de 1.3% del PIB entre 2010-2018, iniciando con el gran crecimiento de 7.52% en 2010, el más alto desde 1986, y luego una fuerte desaceleración hasta 2012 que llega 1.92% en 2012, una leve recuperación en 2013 seguida de una fuerte depresión en 2015-2016 que llego en el primer año -3.54%, el porcentaje más bajo desde 1981, y tras este decrecimiento, una leve recuperación desde 2017 que parece continuar.
En Chile se experimentó desde inicios de 2010 el primer mandato del empresario y economista Sebastián Piñera del pinochetista Renovación Nacional (RN) administración marcada por importantes resistencias populares a las políticas neoliberales. En 2014 se experimentó el retorno al poder de la ex presidenta y médica Michel Bachelet del Partido Socialista ahora en la coalición con la Nueva Mayoría, que ampliaba la anterior coalición de la Concertación, que impulso reformas en materia de salud y educación, exploro sin éxito el proceso de una nueva constitución y vivió el estallido de los escándalos de corrupción Caval y Penta. En 2018 se presentó un nuevo regreso de Piñera a la presidencia con la coalición Chile Vamos, en una elección que supuso el debilitamiento del sistema de partidos chileno y un gobierno que pronto afronto un estallido social que afectó severamente su gobernabilidad y lo llevo a plantear la salida institucional de la Asamblea Constitucional. En el periodo, la economía del país experimento un modesto crecimiento promedio del 3.6% del PIB entre 2010-2018, con un periodo de expansión tras la recesión de 2009 que llego a 6.11% en 2011, con una importante contracción en 2013-2014 que llega a 1.76% este último año, una leve recuperación en 2015 con 2.3% y a partir de ahí una senda de crecimiento marginal que se supera solo en 2018, dinámica jalonada por el alza y las bajas del cobre y otros productos mineros en el mercado internacional.
En Argentina se desarrolló el final del primer gobierno de la abogada y senadora Cristina Fernández de Kirchner por el nacionalista Partido Justicialista (PJ), que conseguiría su relección en 2011, en un mandato marcado por políticas sociales moderadas y una creciente inestabilidad económica. Luego en 2015 se presenta un giro a la derecha con el ascenso del empresario y antiguo alcalde de Buenos Aires, Mauricio Macri de Propuesta Republicana (PRO) y la derechista coalición Cambiemos, con una administración marcadamente favorable a los mercados y una política de ajuste económico. En medio del desgaste político y económico de la gestión Macri se presenta un nuevo cambio de signo político y el ascenso en 2019 del abogado y docente Alberto Fernández, escogido por la propia Cristina, por el centrista Frente de Todos de liderazgo peronista. La economía vivió un periodo de crecimiento lento del 1.8% en 2010-2018, con fuerte sobresaltos que iniciaron en 2010 con la recuperación 10.12% del PIB desacelerada luego a 6.0% en 2011, y desde ahí tres mico ciclos de decrecimiento y posterior crecimiento lento que empeoraron durante los últimos años de gestión de Macri, incluido el crecimiento negativo de 2014 con -2.51, el más bajo desde 2009. La economía del país vivió el auge de las exportaciones rurales y ciertas industrias intermedias en la primera mitad de la década, pero desde 2017 una recesión que supuso su mayor descenso desde 2001.
En Uruguay se experimentó desde 2010 el gobierno del antiguo líder tupamaro y ex ministro de Agricultura, José Mujica proveniente del Movimiento de Participación Popular del centro izquierdista Frente Amplio (FA), con un programa que combinaba mayor gasto social con leyes pro-empresariales y una retórica política que lo llevaría a la fama mundial. En 2015 se presentó el regreso a la presidencia del médico Tabaré Vásquez cercano al Partido Socialista del FA, y asesor del Fondo Monetario Internacional. Tras el desgaste de Vásquez en medio de cierta desaceleración económica, se dio en 2019 la ajustada victoria del abogado Luis Lacalle Pou, hijo de un presidente blanco, por el derechista Partido Nacional. La economía vivió una década de crecimiento moderado del 3.4%, con un importante auge en 2010 con la expansión del 7.8%, la más alta desde 1997, seguida de una relativa desaceleración entre 2011-2012, un repunte hasta el 4.63% en 2013, y una nueva dinámica de reducción en 2014 que tuvo su punto más bajo en 2015 con 0.37%, la cifra más reducida desde 2003, y desde ese entonces un leve crecimiento que en 2017 llegaría a 2.59%. La dinámica de crecimiento estuvo jalonado por los vaivenes de las exportaciones rurales.
Movimientos populares
A nivel general esta fue una década de importante actividad de los movimientos sociales con los importantes periodos de auge de 2011 y 2013, así como de subsecuente contracción manteniendo niveles altos de actividad. De forma más reciente y más profunda se registró la gran explosión de lucha social contra la desigualdad de 2019 con eje en Puerto Rico, Colombia, Ecuador y Chile, y la dividida movilización en Bolivia. La estrategia de subordinación de las organizaciones populares a los gobiernos progresistas expresada en organismos como el Alba de los movimientos sociales y el proceso de burocratización y control autoritario que esto implico, trajo resultados modestos en términos reivindicativos y de aplazamiento indefinido de las grandes reformas sociales. Por otro lado la estrategia dejo en general en malas condiciones para resistir a mismos, cuando se presentó el giro derechista que tiene como uno de sus ejes el combate y la desmovilización de estas organizaciones, lo que no impidió que la nueva ola neoliberal encontrara una importante oposición popular.
La actividad sindical urbana pareció mantener su relativa preminencia y liderazgo sobre otras luchas y organizaciones sociales, pero fue muy importante el desenvolvimiento de otros movimientos clasistas, como lo expresa el crecimiento de la movilización de los sectores barriales populares y reactivación de la lucha campesina en diversos países de la región. Hubo también una importante actividad estudiantil universitaria y secundaria, con importante capacidad para generar grandes coyunturas críticas, así como luchas por trabajo o servicios sociales como la vivienda, el transporte o las pensiones que resultaron aglutinando diversos sectores. Las más importantes novedades las constituyeron por un lado la irrupción muchas veces masiva del movimiento de mujeres de liderazgo feminista contra la violencia machista, por el aborto legal y la educación igualitaria, quizás el que ha conseguido los mayores logros de esta época, si bien más en materia cultural que en el terreno reivindicativo, y por otro la extensión del movimiento ambientalista, especialmente de base rural y local, con valiosas resistencias al extractivismo y sitúan al subcontinente como la región del mundo con mayor cantidad de movilizaciones sociales ambientales.
Especificando por actores, notamos que el movimiento obrero de la región tuvo una actividad diversa aunque continuada. Se experimentó el desarrollo orgánico de la burocrática Confederación Sindical de las Américas (CSA) formada en 2008 y más adelante la escisión de un minoritario sector derechista que formo la Alternativa Democrática Sindical de las Américas (ADS) que busca adaptarse mejor a posibles pactos con los nuevos gobiernos conservadores. En el periodo, hubo un importante crecimiento de la sindicalización en Argentina y Uruguay jalonado por luchas independientes y ciertas políticas de los gobiernos desarrollista, con lo que se consiguió volver a superar el 30% de la población asalariada, al tiempo que se mantenía un estancamiento relativo en Costa Rica, Brasil, Bolivia y México, y un crecimiento modesto en Colombia y Perú. Continúo siendo central la actividad del movimiento de maestras estatales de educación primaria y secundaria, así como el sindicalismo en el sector educativo de empleadas docentes y administrativos de universidades e institutos técnicos y más en general de las trabajadoras estatales, particularmente de servicios públicos y los ministerios. Mantuvieron su peso las trabajadoras del estratégico sector minero energético, especialmente del petróleo, así como las obreras de la industria de la construcción en algunos países, y las proletarias de la industria metalmecánica de los países más desarrollados. Sin embargo hubo también importante desarrollos sindicales en la industria maquiladora ya automovilística en México, ya textil en el norte de centro-américa, así como nuevas formas organizativas de asalariados rurales, y crecimiento importante pero insuficiente entre las trabajadoras del comercio, la logística y los servicios.
En materia cronológica en 2009-2010 se desarrollan huelgas obreras en las maquilas textiles de honduras y en este último año un paro general del sector eléctrico en México en marzo ante la liquidación de la empresa estatal de energía. En 2011 se presentó la huelga general de 48 horas en el mes de agosto en Chile para exigir una reforma tributaria. En 2012 en enero se desarrolló el cese laboral de trabajadores municipales en Guatemala y más adelante en agosto la huelga de trabajadores del subterráneo de Buenos Aires y el paro general de noviembre en Argentina por mejoras salariales. En 2013 se presentó la huelga nacional de docentes en México contra la reforma educativa y el desarrollo del día nacional de lucha en Brasil con ceses laborales en junio por políticas sociales y reducción de la jornada laboral. En 2014 se desarrolló un paro general en Paraguay por reajuste salarial en marzo y en Brasil importante huelga de recolectores de basura, sumada a conflictos de docentes y universitarios. En 2015 estallo en Uruguay la huelga general en agosto contra los recortes al presupuesto social. En 2016 se desarrolló un cese laboral de los trabajadores de la salud en El Salvador en octubre y en Argentina la marcha federal por diferentes regiones del país entre agosto y septiembre contra la política económica del gobierno. En 2017 se presentaron las grandes huelgas de maestros en Colombia, la más general, Perú, la más larga de dos meses y Argentina, más dispersa, dándose en este último país grandes movilizaciones obreras en marzo con elementos de rebelión contra la burocracia sindical, así como en Colombia la huelga de pilotos de Avianca, el más largo cese laboral en la historia de la navegación comercial a nivel mundial. En 2018 se desarrolló en Costa Rica uno de los movimientos más importantes de la década, con el paro general de 90 días contra los proyectos de reforma fiscal, a la que luego se sumaron la paralización de actividades de maestros en Guatemala durante un mes con toma de edificios públicos en abril y ese mismo mes el cese laboral de la construcción en Panamá, así como en Argentina las grandes protestas obreras y populares en diciembre contra la reforma jubilatoria. En 2019 se registró la huelga de las maquilas automotrices que luego se expandió a múltiples empresas de la región de Tamaulipas en enero de 2019 en México, el paro general en Brasil contra la reforma pensional y los recortes sociales en junio, en Perú en septiembre el cese de actividades de los trabajadores mineros por negociación colectiva que luego confluyo en noviembre con una huelga del sector público ilegalizada por el gobierno y en Paraguay el paro de los trabajadores del Estado contra el recorte del presupuesto público en noviembre del mismo año.
En el movimiento campesino se vivió una actividad moderada pero importante, con momentos de auge en las grandes jornadas de movilización de 2013 y 2019, pese a la gran burocratización de varias organizaciones integrantes de la Confederación Latinoamericana de Organizaciones del Campo (CLOC) Vía Campesina, que sacrificaron su políticas de reforma rural por su alianza con gobiernos progresistas que mantuvieron las políticas de fomento del agro negocio. En el movimiento campesino continuo perdiendo relativa centralidad la lucha directa por la tierra, y en cambio aumentan demandas diversas como los derechos humanos, la protección del medio ambiente y los servicios públicos. En términos de las organizaciones se mantuvo una situación de fragmentación en la base y coordinación por arriba, y un desarrollo sobre todo concentrada en zonas de colonización reciente afectadas por la agroindustria, aunque también se registra actividad en económicas rurales consolidadas golpeadas por las políticas de librecambio.
En términos cronológicos en 2011 en Colombia se realizan protestas campesinas en el centro del país en el mes de octubre contra los bajos precios de los productos. En 2013 también en Colombia se desarrolla el gran paro nacional agrario entre agosto y septiembre con presencia tanto en las zonas de colonización como en sectores de agricultura tradicional, en un movimiento que consiguió importantes acuerdos con el gobierno y lleva a la formación organismos como Dignidad Agropecuaria y la Cumbre Agraria. En 2014 una vez más en Colombia se presentó un segundo y más reducido paro nacional agrario, contra el incumplimiento de acuerdos anteriores. En 2015 en Honduras se desarrolla en octubre un paro campesino y cívico contra la criminalización de líderes rurales. En 2016 en Colombia se desarrolla en junio el tercer paro nacional agrario más localizado que los anteriores, en Guatemala en mayo se dan una movilización nacional por tierra y subsidios inician ese mismo año en Argentina los verdurazos y frutazos de diversas organizaciones campesinas en las ciudades, en protesta por los bajos precios agrícolas. En 2018 en Perú se vivió un paro agrario entre enero y febrero fuerte entre cultivadores de papa, por mayor intervención estatal y en marzo sucede lo mismo en Paraguay, en demanda de reforma agraria. En 2019 importante participación campesina en las grandes protestas populares de Ecuador y en menor medida en el paro cívico del 25 de abril en Colombia, una participación dividida en Bolivia en la coyuntura de las elecciones presidenciales y el golpe de Estado, al tiempo que en Perú se desarrollaba una huelga nacional del sector en mayo y en México una protesta por mayores ayudas públicas en agosto.
Por otro lado, el movimiento estudiantil vivió un periodo de actividad importante, con los relativos auges de 2011 y 2018-2019, intercalados con periodos de parcial repliegue, que en ocasiones son más notorios que los de otros movimientos sociales. En este periodo se mantuvo la gran actividad de organismos como la Confederación de Estudiantes de Chile (Confech), principal actor regional, que vivió una importante extensión con la formación de Federación Estudiantiles en nuevas universidades privadas. Aunque es claro el estancamiento de organismos como la Organización Continental Latinoamericana y Caribeña de Estudiantes (OCLAE) y de grandes organizaciones burocratizadas como la Federación Universitaria Argentina (FUA) en donde la izquierda híper partidista perdió la dirección de la mayoría de federaciones locales donde tenía presencia o la Unión Nacional de Estudiantes (UNE) de Brasil, desinflada por el petismo. Al tiempo se desarrolló desde 2016 un importante activismo estudiantil con demandas feministas en torno a la educación no sexista en Chile, contra el acoso sexual en México y por el aborto legal en Argentina, que se extendió en gran medida al resto del continente.
En una línea de tiempo, en 2010 se desarrollaron en Argentina grandes movilizaciones de los estudiantes secundarios y universitarios por inversión en infraestructura. En 2011 se desarrollaron las grandes jornadas de paro estudiantil en Puerto Rico, el estudiantazo en Chile liderado por la Confech y en Colombia las movilizaciones de octubre-noviembre de la MANE. En 2012 se presentó una nueva movilización en Chile, esta vez con gran actividad de estudiantes secundarios contra las sanciones que quisieron imponer autoridades sobre el movimiento anterior, mientras en México se desenvolvía el movimiento Yo Soy 132 en mayo y junio contra el autoritarismo político. En 2013 en Colombia se desarrolla un localizado paro nacional universitario en el mes de octubre y en Venezuela un paro nacional de profesores universitario por mejoras salariales que fue acompañado por estudiantes opositores. En 2014 en México entre septiembre y diciembre se desenvolvió una huelga estudiantil del Instituto Politécnico contra una reforma inconsulta del reglamento interno. En 2015 se desarrolló un parcial paro nacional universitario en Colombia por la deuda histórica del Estado con las universidades públicas. En 2016 en Chile se volvió a experimentar una gran movilización estudiantil entre abril y julio en la coyuntura de la reforma educativa y en Argentina una importante lucha regional en mayo por el presupuesto universitario. En 2017 se registró la huelga general de la Universidad de Puerto Rico entre abril y junio amparada por la Confederación Estudiantil Nacional contra el recorte presupuestal y en Colombia en el segundo semestre paros en diferentes universidades públicas contra los programas de créditos-becas. En 2018 en Colombia se desarrolló el paro nacional universitario de octubre-diciembre en Colombia liderado por la UNEES que logro conquistas importantes frente al gobierno y en Argentina en materia negativa se registró la pérdida de la hegemonía de izquierda en la FUBA. En 2019 se grandes protestas estudiantiles en Brasil contra la reforma educativa autoritaria. Además se registró una gran participación estudiantil en las protestas populares de Guatemala en 2015, Venezuela en 2015 y 2017, Nicaragua en 2018 con el Movimiento Universitario 19 de abril, y de formas más reciente Puerto Rico, Honduras, Chile, Ecuador y Colombia en 2019.
Por su parte, el movimiento de mujeres registro un explosivo aunque fragmentario crecimiento, fundamentalmente concentrado en los países del Cono Sur y en especial Argentina, gracias en parte a instancias como el Encuentro Nacional de Mujeres y el desarrollo de coordinadoras regionales y sectoriales. Se consolido así en esta década, especialmente en su segunda mitad, la de la más extensa y profunda movilización de mujeres de la historia reciente de la región. En orden cronológico, en 2010 en marzo se presentaron movilizaciones en varios países de centro y Suramérica coordinadas por la Marcha Mundial de Mujeres. En 2011 se presentó en Colombia la huelga sexual de las habitantes de Barbacoa por infraestructura, con resultados parciales. En 2012 en abril en al menos 10 países se organizaron múltiples marchas de las putas replicando la experiencia de Canada, contra la violencia hacia las mujeres. En 2015 en Argentina se organizó la movilización ni una menos en Argentina contra los feminicidios que llamo a un paro nacional de mujeres y consiguió réplicas de la marcha en al menos 12 países de la región. Desde 2017 también en Argentina y Uruguay se convocó el 8 de marzo un paro internacional de mujeres, que logro grandes niveles de movilización, aunque no así de anormalidad laboral. Ese mismo periodo se extendió el efecto de la campaña virtual Me Too con diferentes variaciones regionales. En 2018 se dio en Argentina la marea verde que en junio y septiembre impulso movilizaciones por la legalización del aborto, que sin embargo fue vetada en el parlamento, mientras en Chile en abril y mayo se desarrollaban grandes jornadas por una educación no sexista con tomas de colegios y universidades. En 2019 en México se desarrollaron en agosto múltiples protestas con la consigna no me cuidan me violan, contra la violencia sexual de la policía y hacia final de año hubo un importante impacto del performance un violador en tu camino que se extendió desde Chile al resto de países de la región. .
Este también fue un periodo de gran expansión del movimiento ambientalista en la región, en parte surgido como respuesta al aumento de los proyectos extractivos. Se presentaron grandes años de actividad en 2011-2012 y eje regionales en Colombia, Perú y el norte de Centroamérica. En orden temporal, en 2011 en Colombia se presentó una movilización urbana y rural que logra frenar proyecto de minería de oro en el páramo de Santurban, en Guatemala la lucha del pueblo queqchi contra el desalojo de sus tierras por los proyectos extensivos de palma aceitera y azúcar, en Perú en noviembre movilización contra el proyecto Conga de explotación de oro en Cajamarca y se presentan grandes protesta contra el proyecto minero Tía María en Arequipa. Ese mismo año extraordinario en Chile se desata una gran movilización contra el proyecto hidroeléctrico HidroAysén, finalmente bloqueado y en Bolivia la movilizaciones contra la carretera que atravesaba el territorio indígena y parque natural Tipnis. En 2012 en Colombia se desarrollan protestas e |
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Comentaris
Re: Análisis del periodo 2010-2019 en América Latina. 10 años de anarquismo social organizado.
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13 mar 2020
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