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Células Autónomas Feministas
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per Una célula autónoma feminista |
27 feb 2020
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La FAZ (Feministische Autonome Zellen) quiere defender una perspectiva que camine hacia acciones eco-feministas militantes directas con una inserción teórico-estratégica en el contexto social y en las luchas políticas actuales. Entendemos nuestro activismo como anarquista, feminista, antifascista, autónomo, militante, contra el ataque tecnológico y consecuentemente crítico con la dominación dentro de nuestras propias estructuras. (...) Nuestro formato es un movimiento militante anónimo de células autónomas descentralizadas que se construyen sobre la base de la sostenibilidad. |
Porque la noche nos pertenece (fuente: http://barrikade.info)
porque la noche pertenece a lxs amantes
porque la noche nos pertenece
Patti Smith
En las regiones de habla alemana observamos con preocupación las direcciones que las luchas emancipadoras han tomado en los últimos años. Nosotrxs, que en los últimos años hemos vivido la política dentro de estas estructuras, hemos experimentado un sentimiento cada vez más fuerte de responsabilidad por las perspectivas y aquello que depara a nuestros grupos y movimientos. Al mismo tiempo hemos experimentado que nuestras preocupaciones personales y temores de cómo deberíamos continuar, por ejemplo respecto a la presión financiera y a la represión, no han sido sostenidas y cuidadas por estas mismas estructuras. Nuestra confianza hacia el compromiso de las subculturas de la izquierda radical se estaba desmoronando. Crisis biográficas coincidían con lo que llamamos deficiencias estructurales y dudas respecto nuestras redes y "el movimiento".
A menudo nos hemos sentido abrumadas por la cantidad y el volumen de los enemigos políticos y los ataques estatales, y nos hemos dejado encarcelar por estas circunstancias externas que nos han llevado a trabajar demasiado y a estar agotadas. Las jerarquías internas han contribuido a reproducir desequilibrios en la distribución del trabajo y, debido a esto, no hemos podido contar con la acción solidaria y el cuidado dentro de nuestros propios círculos. Las dudas sobre el sentido y los efectos de nuestro trabajo -tanto hacia el exterior como hacia el interior- junto con sentimientos de estancamiento han estado siempre presentes. A menudo, parecía que nuestras acciones y hechos eran auto-referenciales y espectaculares. Nos preguntábamos: ¿hemos hecho estas acciones para alcanzar algún objetivo o porque contribuyen a darnos un estatus? Observamos que formas específicas de (re)acción y códigos de conducta de nuestros entornos políticos se habían convertido en rituales. Entre otras modas de la sociedad se desarrolló una forma de cultura de consumo de experiencias en el campo de la resistencia política. Esto alejó a lxs activistas del objetivo, de la acción en sí misma y de las posibles consecuencias. Con ello se convertían las experiencias de acción en fines de semana de consumo festivo. Teníamos el siguiente sentimiento: no necesitamos expertos de "la escena" y "gurús políticos" que no sigan las ideas libertarias. Lo que necesitamos es una anarquía vivida.
Muchas acciones sólo tenían objetivos demasiado obvios y sólo arañaban la superficie de un tema. Otras fueron cooptadas por el complejo industrial de las ONG y las formas burguesas de protesta, siempre ligadas a la de-solidarización y al distanciamiento de otras formas de protesta. Lo que siguió fue la incorporación al sistema como forma de estabilizar la participación. Por otro lado, los temores justificados de la violencia y la represión crecieron y nos paralizaron hasta la autocensura.
En este momento, nuestras perspectivas sobre el mundo así como sobre "el movimiento" están enormemente fragmentadas en diferentes corrientes y temas políticos. Hay algunos intentos y éxitos en crear vínculos solidarios entre ramas políticas "vecinas", pero los grandes "movimientos de masas" radicales y no reformistas realmente existentes, como por ejemplo los que han surgido en partes de América Latina bajo una bandera feminista unificada, parecen ser impensables en el norte y centro de Europa, y especialmente en la BRD (República Federal de Alemania, región oeste de Alemania). Todo esto nos lleva a la pregunta central: ¿podemos nosotrxs como individuos y como grupos, como comunidades y como movimiento, seguir así?
Estas reflexiones tienen lugar en un marco de contexto social dominado por la destrucción cada vez mayor de los espacios libres, por unas fuerzas de derecha cada vez mejor organizadas y conectadas en red, por unas formas cada vez más autoritarias del Estado, por nuevas leyes policiales y mayores posibilidades de vigilancia tecnológica, por regímenes racistas de fronteras y de expulsión en el Norte global, y por el crecimiento constante de la fuerza del patriarcado capitalista. Tras el resurgimiento de las luchas anti-nacionalistas y anti-racistas en toda Europa a partir de 2015, hemos observado que la resignación comenzó a ser un sentimiento común después de sólo unos meses o años. Mientras tanto, el movimiento a la derecha y la muerte en el Mediterráneo continúan. ¿Cómo vivir en estas circunstancias?
Es comprensible que en estas circunstancias sólo puedan aparecer respuestas y propuestas limitadas, así como sentimientos de desempoderamiento. Nos faltan reflexiones estratégicas y respuestas sobre qué caminos se pueden encontrar en un contexto cada vez más difícil. Como punto de referencia del pensamiento crítico y de la acción, situamos a Auschwitz en la lucha por un mundo libre de autoridades en el que se supriman la explotación y la dominación. Para nosotras, Auschwitz representa la mera necesidad de que mientras nada cambie hay que luchar. Para muchxs de nosotrxs, subversivxs, punks y maricas, las comunidades subversivas siguen siendo el único lugar habitable de la sociedad. Pero "seguir así” no es una opción.
Nosotras, lxs autores de este texto, obviamente no tenemos una solución para todas las deficiencias y contradicciones de nuestros movimientos. Pero estamos preocupadas desde hace tiempo por lo que nuestras luchas necesitan y cómo podemos contribuir a los cambios necesarios. Nuestro punto de partida es el vínculo entre las experiencias anarquistas y feministas y el análisis como base de nuestras luchas. Desde este espacio el feminismo y la militancia no son una contradicción, sino un medio con el potencial de subvertir la dominación patriarcal. Por lo tanto, hemos decidido (en los últimos años) luchar unidxs como Células Autónomas Feministas (Feministische Autonome Zellen - FAZ). La FAZ quiere defender una perspectiva que camine hacia acciones eco-feministas militantes directas con una inserción teórico-estratégica en el contexto social y en las luchas políticas actuales. Entendemos nuestro activismo como anarquista, feminista, antifascista, autónomo, militante, contra el ataque tecnológico y consecuentemente crítico con la dominación dentro de nuestras propias estructuras. Criticamos tanto la personalización y el culto a la persona y la idolatría dentro de nuestros entornos, como las acciones impresionantes de prestigio, que aparecen sólo una vez (anecdóticas), o las acciones de masas anunciadas (pacificadas). Nuestro formato es un movimiento militante anónimo de células autónomas descentralizadas que se construyen sobre la base de la sostenibilidad.
A través de la organización y bajo un nombre compartido esperamos crear posibilidades de ser criticadxs y con ello abrir espacios para dialogar sobre las direcciones, los objetivos y los medios. La idea de las células autónomas y sus acciones son además fáciles de reproducir y con ello se abre la posibilidad de crear vínculos y construir sobre las acciones de otrxs. Una reproducibilidad relativamente fácil y la transparencia de nuestros pasos en cuanto a las medidas de seguridad quiere, junto con una forma de hacer "Do It Yourself", hacer posible la des-centralización de la organización y la acción y, por lo tanto, hacer más difícil que el Estado y las autoridades nos señalen a cualquiera de nosotras. No queremos valorar nuestras formas de actuación por encima de las demás, sino hacer una aportación constructiva y solidaria. Hasta hoy no sabemos exactamente hacia dónde vamos, pero sabemos por dónde queremos empezar y si algo nos queda claro es que no hacer nada no es una opción.
Si miramos hacia atrás vemos una rica historia de organización militante (en el BRD, Alemania Oeste). Por esto, queremos crear una referencia a los tiempos olvidados de la historia de la izquierda radical como la lucha de los Partisan*innenkämpfen, las Roten Zora y las Revolutionären Zellen (Células Revolucionarias) así como los Militanten Gruppe (Grupos Militantes) y muchos otros grupos menos conocidos. Con nuestras acciones queremos construir sobre sus formas de hacer, aprender de sus experiencias y adaptar nuestras acciones al contexto actual. Concretamente, comenzamos con pequeñas acciones directas que entendemos como agujas contra los nodos de la maquinaria capitalista-patriarcal.
Para empezar, en la mañana del 6 de agosto de 2019, destruimos el Amazon Locker en la calle Eschholzstrasse de Friburgo, en Breisgau. Amazon no sólo entrega paquetes, sino que también sirve a la policía, los servicios secretos y los aparatos militares. Queremos visibilizar el papel de esta empresa en el ataque tecnológico y hacer explícita su responsabilidad. No buscamos acciones espectaculares sino que queremos atacar con medios simples. No hay necesidad de conocimientos técnicos, materiales difíciles de encontrar o un alto nivel de riesgo. Nunca podrán vigilar todos sus Amazon Lockers. Los gigantes de la tecnología son atacables.
Este acto fundacional marca el comienzo de una serie de textos y acciones que intentaremos hacer lo más transparente posible. Esperamos que con nuestras reflexiones podamos contribuir a los pensamientos y procesos, así como a tomar nota de las discusiones y acciones que se refieren a este camino que estamos tomando.
¡A formar pandillas feministas autónomas!
¡Saludos y besos!
Una célula autónoma feminista |
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