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Anàlisi :: amèrica llatina
América Latina al futuro
29 nov 2019
Incapaces de salir de la pobreza mental
América latina al futuro.

Igual que la desigualdad, lo más recurrente en esas últimas cuatro décadas es, si los regímenes políticos – económicos deben ser de derecha o de izquierda o lo que es lo mismo si se privilegia la eficiencia en vez de la equidad.

Pasa que, ni la izquierda de Venezuela, Bolivia o la derecha de Chile, Brasil, Colombia, en sus experiencias actuales muestran resultados que pudieron servir de ejemplo para nada ni para nadie. América, requiere con urgencia una revolución moral.

Lo que sí es una constante y va en aumento en América latina es la corrupción: en el aniversario 50 la CAF (Comunidad andina de fomento) publicó un libro “Integridad en las políticas públicas, claves para prevenir la corrupción” dice: “la corrupción es difícil de prevenir y cuantificar por sus prácticas clandestinas”. Por su parte transparencia internacional informa que la percepción de la incidencia de corrupción en el Caribe y en América latina, es ligeramente mayor que en el resto del mundo y mucho más respecto a regiones desarrolladas, las excepciones son Chile, Costa Rica y Uruguay con percepción de corrupción menor.

El estudio enseña que los sobornos a los ciudadanos en ciudades como la Paz ronda el 40 %; ciudad de México 38%; Lima 30%; Caracas 28%; Quito 20 %; Bogotá 20%; Montevideo 15%; y San Pablo 12%.

Sobornos a empresas: Venezuela 45%; República Dominicana 22%; México 20%; Perú 19%; Ecuador 15%; Colombia 12%.

La economía de América del sur atraviesa momentos difíciles y estas crisis serán una constante los próximos años, se proyecta que Argentina para el 2020 crecerá - 1.3% del PIB; Bolivia 3.5% es la economía de más alto crecimiento los últimos años; Brasil 1.7%: Chile 2.3%; Colombia 3.5%; Ecuador 0.4%; Paraguay 3.0%; Perú 3.2%; Uruguay 1.5%, es el país políticamente más estable en la región. Estos PIB reflejan la realidad económica del mundo.

El latinoamericana la educación no supera “el deber ser” ni se proyecta a la cuarta revolución industrial; es innegable que la tecnología está modificando los entornos competitivos de las sociedades en todos sus ámbitos y con todos sus actores; lamentablemente, Latinoamérica tiene un déficit investigativo dramático, impide que haya una cultura innovadora o de emprendimientos sustentables con base en la investigación capaz de eliminar los sufrimientos burocráticos o que ayuden a crear fuentes de trabajo de calidad. En los trabajos las mujeres seguirán sufriendo más que los hombres por la robótica instalada en las fábricas. Será otra de las constantes en la región.

Las empresas hace rato se dieron cuenta que los jóvenes profesionales no pueden mantener las empresas competitivas a mediano y largo plazo; a los jóvenes se les pide experiencia y a la experiencia juventud.

Las universidades se quedaron comprimidas en botines políticos y botines económicos, las autoridades académicas, rectores, vicerrectores piensan que todo lo que hacen lo están haciendo bien pero dentro de su pobreza mental y pereza intelectual.

Cada 5 años las universidades dicen que asumen nuevos retos; los profesores se jubilan, los estudiantes se gradúan, se crean nuevos edificios, los retos se acumulan y nunca se los supera, la inercia continuará con esa mediocridad en la educación superior de América latina, de no pregúntenle a los chilenos.

Las universidades no saben responder a las complejidades por su falta de liderazgos más bien suman incertidumbre social y tecnológica; es muy difícil esperar cambios rápidos en las universidades sumidas como están en su mediocridad y en su arrogancia académica. Esta pésima educación será una constante en el futuro mediato en la región.

El fuego, las barricadas, el vandalismo, el palo y la piedra, las reacciones de la policía, la represión y las denuncias de la fuerza por el Estado serán constantes en el futuro de América latina.

Las protestas y violencia callejera en la mayoría de países de Sudamérica enseñan que la gente está harta de la clase política, hay una convicción social de que los políticos, la política, el Estado no representan los intereses de la ciudadanía. Esta incertidumbre se refleja en el hartazgo político por la mediocridad generalizada, por la corrupción de la clase política, por su analfabetismo profesional, por su limitadísima cultura y educación, su falta de ética los aleja de un compromiso sincero y moral sobre las responsabilidades del poder en la gestión pública con la complicidad de la ignorancia de las gentes que nos sostiene en un inagotable carrusel de pesimismo que no es otra cosa que el cansancio con la política.

Las protestas violentas son un trauma y un suceso en América latina, países que caminan hacia una fantasía autodestructiva porque no están en condiciones de resistir el hartazgo de su propio hartazgo; se avecina el discurso del orden y la seguridad que no es otro que el mismo de nosotros versus los otros.

Hace rato que las sociedades empezaron a mirar una tercera vía política que termino transformándose en esos populismos autoritarios disfrazados de izquierda o el fascismo en la derecha que llegaron a Brasil, Argentina, Chile, Colombia por el fracaso de los socialismos populistas.

Y según se ve, este sentimiento es global ante la complejidad de las crisis económicas, la política y la sociedad proyectan incertidumbre futura, las personas no saben lo que va a pasar con su vida, la exclusión y es paradójico porque en su conjunto las sociedades, en apariencia, nunca han estado mejor. Apariencia porque todavía hay pobreza, hambre, mucha desigualdad, falta de agua potable y una brecha entre ricos y pobres que cada día se agranda más.

Las poblaciones están hartas de los políticos y ya mismo sufrirán de su propio hartazgo porque no participan en política con una reflexión de calidad al momento de elegir representantes; cada vez la gente cree menos en la democracia como un sistema que les permita tomar decisiones, estas democracias que nacieron en la época de la colonia, es una herencia que nos ha conducido a este descalabro institucional.

La colonización cuya mano derecha es la religión católica, un poder que desde el principio se entrometió en la agricultura, en la salud, en la educación, comercio, valores y principios haciendo pedazos a la tierra prometida en su versión América. Ahora mismo, la fe es la versión invisible de todas las cosas esperanzadas incluidas la muerte, seguirá siendo el futuro de América Latina.

América Latina desde la colonia transporta una carga muy pesada reflejadas en mediocres democracias cuyo origen es la colonia; constituciones escritas con cinismo y aprobadas con frío oscuro pero elegantes y llenas de manipulación y demagogia traducidas en una pésima educación y una corrupción que florece porque las formas democráticas de representación ya no expresan nada.

La ciudadanía ya no se siente representada por los poderes, en este contexto los populismos han construido un nosotros que generalmente funciona desde la exclusión, ahora, los ciudadanos sienten que forman parte de algo pero desde el enfrentamiento hacia los otros, ejemplo: indígenas contra mestizos, locales contra extranjeros; los populismos explotan la ignorancia, las necesidades de las personas. Los miedos y la historia se las construyen desde la exclusión.

Las sociedades hace tiempo toleran con mucha facilidad la corrupción y la mediocridad, por excepcionalidades que se logran por factores personales e influencias como la amistad, compadrazgos, etc. Ecuador es un país del conmigo y con los míos no te metas, no importa si lo haces con los otros.

Una revolución cultural es imperativa.


Raúl Crespo.

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