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De la desobediencia civil a la insurrección popular: una reflexión en torno a la revuelta y el terrorismo de estado en la región chilena
07 nov 2019
El neoliberalismo agoniza en la región chilena y quiere llevarnos con él. La rabia acumulada por décadas encontró su chispa en el alza del metro de Santiago extendiéndose por los diferentes territorios controlados por el estado chileno. No es raro, por tanto, que los actos de sabotaje, saqueos e incendios apuntasen a la infraestructura de las instituciones que representan a los sectores de la elite chilena que explotan día a día a millones (1).
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Militares desplegados en el centro de Santiago
Si el estado policial avanzaba implacable con nuevas legislaciones represivas –la última década vio recrudecer la ley antiterrorista (2011) y la ley de control de armas (2015), junto a la instalación del control preventivo de identidad (2016) y la ley Aula Segura (2018), entre otras-, las protestas, principalmente de lxs estudiantes, frente a la intensidad de la criminalización en contra de quienes denunciaban la violencia sistemática del estado y del mercado, nunca cesaron; las evasiones masivas que comenzaron con el aumento del pasaje del metro (2) -la cuarta en dos años- terminaron por desenmascarar el fascismo y la soberbia de la clase política conservadora, que en un primer momento se burló de la rabia social y amenazó con aplicar la ley de seguridad interior del estado, para luego desencadenar una ola represiva extrema -como no se había visto desde tiempos dictatoriales (3)-, invocando el estado de emergencia en prácticamente la totalidad del territorio que pretenden controlar. El paraíso del consumo neoliberal, vio nuevamente a los militares empuñar las armas en contra de las personas que dicen defender, castigando la desobediencia con varias muertes, centenares de heridxs y miles detenidxs; socavando la dignidad de los luchadores sociales a través de las más aberrantes torturas, utilizando el secuestro y la violencia política sexual en numerosos casos conocidos (4) -aplicando en el nuevo contexto algunos de los métodos de contrainsurgencia- para instaurar el miedo y buscar frenar el movimiento social insurrecto, todo ello para resguardar la propiedad privada, privilegiando la defensa de las multinacionales (supermercados, farmacias, mall, etc.) e instituciones estatales frente a las vidas de las personas (5), recordándonos su función como defensores de los privilegios de lxs poderosxs.

Estación Metro Baquedano ha sido señalada como un centro de tortura en Santiago
A pesar de esta creciente ola de violencia perpetrada por militares y policías, los barrios y comunidades han respondido con valor y dignidad enfrentándose incansablemente contra las fuerzas represivas, tomándose las calles una y otra vez con barricadas y ataques a las instituciones y símbolos de poder, de quienes llevan décadas robando a todxs quienes habitamos la región chilena, la sociedad no creyó el discurso oficial que con ahínco el gobierno de turno intentó posicionar por medio de una guerra psicológica criminalizadora de las legítimas demandas de un pueblo exhausto, que finalmente comienza a ver de manera clara cómo funcionan los engranajes de un sistema social y económico desigual al borde del colapso. Es necesario no olvidar que la actual revuelta viene a aglutinar una variedad de demandas de parte de las comunidades y barrios más desfavorecidos en la región; en donde el puntapié inicial puede identificarse en el mochilazo (2001), que continuó con varias protestas en las últimas dos décadas: revolución pingüina (2006), huelga de hambre de los presos políticos mapuche (2010), movilizaciones estudiantiles contra el lucro (2011), revuelta social de Aysén (2012), protestas de pescadores artesanales contra la ley de pescas (2012), revuelta social de Chiloé (2016), protestas contra las AFP (2016), la revolución feminista (2018) y la revuelta por la crisis medioambiental de Puchuncaví-Quintero (2018), por nombrar algunas de las más relevantes.

Creemos necesario enfrentar la instalación, sin caretas, del estado policial y tomar la posta de lxs caídxs sin bajar los brazos, enfrentando los ataques del estado desde todas las trincheras posibles. Es la hora de reencontrarnos en nuestros territorios y comunidades, reconstruir confianzas al fuego de las barricadas y cacerolas por la eliminación de un sistema ecocida y autodestructivo, a forjar auto-determinación y recuperar nuestra libertad. Que la crisis terminal del neoliberalismo –en su versión chilena- no nos lleve con él. Evitemos que se instale el fascismo en nuestros espacios, hoy más que nunca es hora de golpear al capital. La revuelta se levanta en diferentes territorios: Ecuador, Honduras, Hong Kong, Francia son ejemplos visibles de organización y resistencia al dolor universal que el exterminio capitalista de millones de formas de vida ha ocasionado durante siglos. Las opciones son simples: revolución o extinción.

Grupo Solenopsis

gruposolenopsis ARROBA riseup.net

Octubre 2019

Santiago, Región chilena

PD: Recomendamos la crónica del colectivo CrimethInc sobre la represión en los primeros día de la revuelta: https://lapeste.org/2019/10/resistiendo-bajo-la-ley-marcial-un-reporte-u/

Notas

(1) Mientras la tonica ha sido aumentar las penas en contra de lxs luchadores sociales, criminalizar el comercio ambulante y reprimir los delitos en contra de la propiedad, por otra parte para lxs grandes empresarios ha existido grandes perdonazos y penas menores: colusión de los pollos (https://ciperchile.cl/2016/01/06/nueva-colusion-por-el-precio-del-pollo-/); colusión farmacias (https://ciperchile.cl/2009/04/09/el-dossier-del-caso-farmacias-asi-se-su/); colusión del papel (https://ciperchile.cl/2018/10/11/colusion-del-papel-el-secreto-que-cubre/); financiamiento irregular de lxs políticos (https://ciperchile.cl/especiales/financiamiento-irregular-politica/), entre otras.

El nivel de cinismo de lxs poderosxs ha sido tan grande que en el caso Penta los empresarios Délano y Lavín pese a un millonario fraude al fisco solo recibieron multas y la obligación de realizar clases de ética sin perder su libertad.

(2) El pasaje del metro aumentó $50 en lo que va del 2019, siendo la cuarta alza en dos años, posicionándose como el tercer año en que más sube su tarifa. Cabe destacar que el punto sin retorno en las alzas desmedidas del metro ocurre en 2010, poco después de la creación del panel de expertos -que dictaminan el valor del transporte público- quienes estipularon cinco alzas, lo que se traduce en $120. https://www.eldinamo.cl/nacional/2019/10/19/el-ano-en-que-mas-subio-la-t/

(3) La última vez que se invocó el estado de emergencia para aplacar manifestaciones sociales fue en 1987 en la dictadura de Pinochet.

(4) https://www.24horas.cl/nacional/indh-suma-120-denuncias-por-violaciones-

(5) El ex-presidente de Evópoli (partido oficialista), Francisco Undurraga, señaló a los medios de comunicación que los atentados a los derechos humanos realizados por agentes del Estado eran de igual gravedad que los ataques sufridos por el Metro de Santiago. https://www.cooperativa.cl/noticias/pais/manifestaciones/ex-presidente-d
Mira també:
https://lapeste.org/2019/11/de-la-desobediencia-civil-a-la-insurreccion-popular-una-reflexion-en-torno-a-la-revuelta-y-el-terro

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