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Anàlisi :: amèrica llatina
"el rostro difuso del neonazismo colombiano"
13 set 2019
el neonazismo colombiano se basa en un tipo de mestizaje excluyente de nuevo tipo que ha sido política oficial o soterrada de los gobiernos oligárquicos que han existido.
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EL ROSTRO DIFUSO DEL NEONAZISMO COLOMBIANO



La heterosis es una práctica popular entre los campesinos en distintos lugares de la tierra desde hace milenios. Consiste en el mejoramiento selectivo de una especie mediante el cruce dirigido de sus subespecies, también denominadas razas, tratando de mantener o intensificar las características más ventajosas (fortalezas) de los ancestros. Existen pruebas genéticas de que esta práctica estaba extendida aun antes de la conquista en América, (Los perros callejeros, únicos con genes precolombinos, Catalina Pabón L vanguardia 2019); pero no cabe duda de que era especialmente cultivada por los ganaderos de este y el otro lado del océano, siendo algo más que una mera entelequia. Los camélidos por ejemplo, eran sometidos a una rigurosa clasificación y segregación racial en el antiguo imperio inca, según cuenta Garcilaso de la vega.

Una de las dificultades que antecede a la tarea de demostrar la existencia de una ideología racista detrás de los proyectos políticos de nuestra historia consiste en identificar a qué tipo de etnia o grupo de etnias concierne tal proyecto, dada la naturaleza mestiza de la nación entera. Una rápida ojeada a las culturas indígenas de la antigüedad prehispánica muestra un hecho que debería sorprendernos: la presencia de elementos racistas y fascistas, ya tempranamente, en estas culturas. Por tanto, dichos representantes de la cultura racista protohistórica no están necesariamente entre las grandes civilizaciones, (aquellas que dieron origen a los grandes imperios), donde su presencia es evidente. Y aquí conviene hacer notar que, al contrario de lo que se cree, no fue el instinto gregario el que primó a la hora en que una tribu nómada asumió la construcción del imperio más grande que haya existido en América: el imperio azteca.

No es difícil rastrear en la historia latinoamericana las huellas de un pasado imperialista en las mentes de los indios y mestizos que la protagonizaron a partir de la conquista. Los imperialismos “de ojos negros” son, pues, numerosos y es fácil vaticinar que se harán más numerosos en la medida en que se expanden y se intercomunican.

Siglos de sociedades de clases y de división del trabajo por ellas condicionada dejaron en el inconsciente colectivo evolucionado, la práctica atávica de juzgar desde su propia profesión. Los ganaderos de aquí y allá supieron hacer sencillas analogías que les permitieron generalizar sus prácticas combinatorias y selectivas a los seres humanos, dejando huellas en sus fenotipos, que aún son visibles hoy en día. Pero, por datos que aún están por confirmar, los imperios mesoamericanos usaron la eugenesia y la eutanasia con criterios raciales sin pasar por la ganadería. Por tanto la expresión “lógica de ganadero” resulta inapropiada para definir una práctica que fue y ha sido común a otras profesiones, como la del esclavista mesoamericano.

Quizá el argumento más fuerte en favor de la hipótesis endógena de la inspiración racista institucionalizada desde tiempos remotos en el país, sea el hecho de que la eugenesia era una política de estado en Colombia aún antes del surgimiento del nazismo alemán. (Guerra, 2015). Aquí mismo mucho antes en Colombia, se habla de que algunas tribus prehispánicas: arrebañaban, acorralaban y engordaban a otras con fines de consumo antropófago. Hoy sabemos que la ideología nazi caló especialmente en el ejército colombiano durante la segunda guerra mundial, mientras el país era formalmente aliado de E.U (revista semana. “Colombia nazi” 1986). Conceptos como “pedigrí”, utilizado desde tiempos remotos como “método de selección y garantía de pureza de raza en la crianza de ciertas especies domésticas” (Wikipedia), eran parte del habla común de los soldados y oficiales de nuestro ejército.

Se entiende por eugenesia, la práctica mediante la cual se busca mejorar la especie, “eliminando” aquellos individuos cuyos genes son defectuosos o simplemente no cumplen con las características deseadas. La práctica fue institucionalizada por las repúblicas que siguieron de manera inmediata a la colonia española y llegó a tener el estatus de política oficial con nombre propio como política “de perfeccionamiento de la raza”. La “colonia Tovar”, hoy parte de la República Bolivariana de Venezuela, fue un proyecto de la gran Colombia, que consistía en el sostenimiento de ciudadanos alemanes por cuenta, primero de la corona y luego de la república, con fines de proveer el material genético para este propósito. Fue necesario un giro hacia el liberalismo radical para que se cortaran las subvenciones estatales y se forzara a los alemanes mantenidos a vivir productivamente.

Luego, no es sorprendente la vocación monárquica de algunas tribus indígenas, que tuvieron su Garcilaso en Perú y su Agualongo en Colombia.

Pero aquí sobresale un hecho curioso: los dos máximos representantes de la cultura monárquica en ambas naciones, de la época de la independencia, son mestizos; lo que confirma el complejo de poder en tanto se diluye la pureza de la raza, y el fenómeno social de exaltación de la ambición del poder, por parte del sátrapa, sobre su pueblo, nativo, de origen.

En la revista semana de octubre y noviembre de 2006 C. H. Langebaek antropólogo de la universidad de los Andes en su artículo “en busca del colombiano perfecto” se limita a decir que el racismo en Colombia crea: “efectivos mecanismos de exclusión” y que las perspectivas conservadora y liberal del mestizaje eran igualmente excluyentes. Sin embargo evita incurrir en precisiones sobre la forma y los mecanismos dela exclusión. (p.18).

Finalizada la guerra civil, apoltronada en un poder absoluto la oligarquía liberal conservadora que traía como agenda secreta instalar un régimen neonazi, tenía como uno de sus corolarios la exclusión de minorías étnicas y mayorías disidentes, cuyo principal representante fue el líder popular y candidato de origen indígena J. E Gaitán.

Cuando hablamos de narcotráfico es necesario precisar que no solo hablamos de la actividad más emblemática de la cultura moderna y postmoderna colombiana, sino la consecuencia más directa de la fusión de una cultura violenta y excluyente con las ventajas de la postmodernidad de la era imperialista. Es decir que a la cultura de los clanes ancestrales y el racismo se han unido las mafias y la hegemonía de los capitales financieros.

LITERATURA

1-Edición especial “semana” No 6: “destino Colombia” ,2018.



2-“Eugenesia como estrategia bio-política en el mejoramiento de la raza en Colombia”

Yolanda Guerra García; Henry Acuña Barrantes, Universidad Militar Nueva Granada Vol. 36 Núm. 2 (2015). Madrid.

Recuperada de: https://revistascientificas.cuc.edu.co/economicascuc/article/view/690

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